La primera impresión que tuve de Los Angeles nada más llegar fue que aquello no era una ciudad, me refiero al concepto europeo del término. Los Angeles parecía ser un inmenso caos donde convergían los más variopintos estilos urbanísticos. A pesar de no ser noche cerrada las calles estaban desiertas y el Down Town, donde se encontraba nuestro hotel, era un gigantesco coto cerrado de edificios altos, silenciosos y sombríos, donde brillaban miles de ventanas vacías. Me recordaban los escenarios de la película "Collateral", de hecho el taxista nos informó que se había rodado por aquellos contornos.
Hollywood también me impresionó negativamente. Allí no se veía glamour por ninguna parte. Sunset Boulevart, las colinas de Mulholland, el Camino de la Fama.....eran como decorados descoloridos y faltos de esencia.
Probablemente para Bibi no fue así. En aquellas fechas se vivían los llamados "Días del Dolar". En un fragmento de sus cuadernos el antiguo niño prodigio escribía lo siguiente:
" A pesar de mis pocos años podía calibrar la fuerza del "sueño americano" volcado en aquella ciudad que trataba de ocultar con sus oropeles la miseria que habían arrastrado los años de la depresión. La Gallery había abierto sus puertas en Pantages. Nunca sabías que cara hermosa o qué tipo elegante ibas a encontrar entre todos aquellos famosos que siempre mostraban una generosa sonrisa entre las burbujas de champagne".
"Mi madre se hizo muy amiga de Lupe Vélez a pesar de las diferencias ideológicas que las separaban. Contra lo que se escribió posteriormente sobre esta extraordinaria mujer su frivolidad era una máscara superficial. Era generosa, apasionada y sensible a los problemas sociales. No en vano estuvo fichada como simpatizante comunista. Mi madre no entendía las veleidades de Lupe para con la República Española. Nuestra familia siempre había sido monárquica.
Lupe trataba de razonar con argumentos en los que no faltaba su cariñoso comienzo "mi niñita", pero mis padres no querían ni oir de Besteiro ni de Azaña. Llegados a ese punto Lupe claudicaba y dirigièndose a mí saltaba a otro tema.
- ¿Has pensado qué hacer con este rebonito que gorgitea tan lindo?
- No Lupe- terciaba mi madre- bueno es que cante en alguna reunión, pero dedicarse al cine me parece muy delicado.
- Pues ayer estuve hablando con Marquitos (se refería a Marc Shatzkin, productor ejecutivo de la Warner) sobre el tema y se entusiasmó no más.
- No insistas querida. Sabes que nuestra estancia aquí no se prolongará demasiado. Hemos recibido una oferta de Lisboa para una Traviatta y desde luego no la voy a rechazar.
Yo escuchaba aquella conversación. Siempre había estado dependiendo de mi madre y sus continuos traslados. Por primera vez me sentía muy a gusto en aquel mundo y sobre todo me gustaban los nuevos amigos que había conocido y con los que me divertía cuando no estaban rodando alguna película. León Janney se había convertido en mi guía y mentor en aquel mundillo de bambalinas laberínticas.
Un día, Janney nos reunió en un rincón del plató cuando el equipo de rodaje se había marchado a comer. El grupo lo formábamos "Styme" un chico de color, "Wheezer", el más pequeño, y la única chica del grupo , Mitzi Green, un año mayor que yo , que había simpatizado mucho conmigo. Todos ellos eran actores infantiles muy cotizados.
- Escuchad chicos tengo que deciros algo extraordinario- dijo León en tono misterioso y conspirador.
- Lanza ya- "Styme" Beard era un negrito nervioso y gritón que había actuado en docenas de peliculas, siempre haciendo el mismo papel.
- Seguro que estás paveando- terció Mitzi que no disimulaba su arrobo por Janney.
- Sea lo que sea me vais a dejar atrás- lamentó "Wheezer" Hutchins que era el más pequeño de nosotros.
- Hoy he conocido al vampiro- susurró Janney- y se donde vive.
- ¿Qué es un vampiro?- dijo "Styme" con gesto despistado.
- Pero qué ignorante eres "Styme"- dijo con gesto suficiente Mitzi- un vampiro es un monstruo que solo vive por las noches y que se alimenta de sangre, aunque dudo mucho que le guste la sangre de un negrito como tú.
"Styme", que era peleón como el que más, aguantó el flagrante insulto de Mitzi. Sabía de sobra que tendría las de perder si tocaba un solo pelo de aquella niña mimada de los estudios.
- ¿Podremos conocer ese vampiro....sin que nos haga daño....quiero decir sin que nos chupe la sangre?- dije yo con un soplo de temor.
" Janney había acompañado a Dave Baugh, su agente, al plató donde rodaba el actor Bella Lugosi. En ese momento no estaban rodando por lo que la puerta estaba abierta. El plató estaba iluminado y el actor, vestido de negro, estaba fumando un puro sentado junto a una tumba. Estaban filmando "La plaga de los zombies" y Lugosi hacía uno de sus característicos papeles de terror. Tal que vió a Dave se levantó y se dirigió hacia él. Janney se impresionó con la caracterización del actor. Este se dió cuenta de la impresión que causaba en el chico. Transformó su rostro, como solo él sabía hacerlo y con una sonrisa diabólica le saludó con las palabras: "I'm Drácula". Janney se quedó de hielo y Dave, con diplomacia le dijo al chico que le esperara fuera porque tenía que hablar con aquel "vampiro".
Cuando Dave volvió el chico se deshizo en preguntas sobre aquel hombre misterioso. Su agente le chismorreó todas las habladurías que corrían por los estudios y Janney dispuesto a descubrirlas por sí mismo nos propuso ir aquella noche a la casa del actor.
- Es muy fácil- nos comentó- su casa es vecina a la de la Señora Gaynor y conozco un pasillo en el jardín desde el que es muy facil saltar a un patio interior de la casa del vampiro. Desde allí podemos utilizar la carbonera y comprobar si de verdad duerme en un ataud.
- Conmigo no conteis- dijo Styme- si nos pillan ya me puedo despedir del cine. Además mi madre me dice que no me meta en lios.
- Eres un miedica- saltó Mitzi- y te pesan los pantalones.
- Me da igual lo que digas, señorita relamida, yo no tengo miedo .....¡tengo pánico! - y soltó una gran risotada.
Al final todos, con más o menos reparos, decidimos aventurarnos. Dimos las correspondientes excusas a nuestras madres y a las once en punto de la noche caminábamos a rastras por el pasillo del jardín de la señora Gaynor.
El salto hacia el patio del actor fue un tanto peligroso. Al final Styme ayudó a Mitzi a saltar porque ésta no se atrevía.
Abrimos la puerta de la carbonera y con más o menos temblores nos encontramos en el sótano de la casa del Sr. Lugosi.
Todo estaba a oscuras. Janney llevaba una caja de fósforos y encendió uno. Unas cuantas bombillas pendían del techo. Al fondo , altos escalones llegaban hasta una puerta negra. Nos movimos con sigilo. Ya no podíamos volvernos atrás y enfilamos el ascenso. León que era el que nos precedía empujó la puerta con suavidad. Estaba abierta. Un rendija de luz nos iluminó. Todos aguantamos la respiración. Con sigilo Leon volvió a empujar la puerta para que pudiéramos mirar todos. Era un salón-biblioteca. La luz, aunque intensa, venía velada por una gran pantalla negra que descansaba sobre una mesa de mármol. Un gran sillón de orejeras nos daba la espalda.
No se oía el menor ruído.
De pronto unos extraños sonidos venieron desde el exterior. Eran como una chap, chap repetitivo. Súbitamente una enorme sombra emergió tras el sillón. Volvió su cara blanca hacia nosotros y emitió un espeluznante graznido. Al mismo tiempo nosotros gritamos todos a una y el chap chap se convirtió en un ladrido lastimero.
El susto del señor Lugosi fue mayúsculo y tan pronto como nos dimos cuenta de la situación corrimos a disculparnos. El misterioso chap chap era el de un precioso y viejo San Bernardo, Lazlo, que se había desperezado en su caseta y había acudido a que su dueño le diera de cenar.
Una vez pasado el incidente el Sr. Lugosi se mostró muy amable y simpático con nosotros , nos invitó a unos refrescos, y nos contó viejas historias de Transilvania. Por supuesto, antes llamó a nuestros familiares para que no se intranquilizaran"
Leon Janney continuó trabajando en la industria del cine hasta avanzada edad, uno de sus últimos film fue "Charly", la aplaudida película de Ralf Nelson, en la que Cliff Robertson consiguió un oscar por su maravillosa interpretación de un personaje mentalmente inestable.
Y a la espera de otras historias de Bibi, aquí os dejo esta foto "histórica" en la que aparece el chico, dando unos pases toreros, con su padre, Irving Thalberg y Eddie Conrrad, días antes de la tragedia.
Hollywood también me impresionó negativamente. Allí no se veía glamour por ninguna parte. Sunset Boulevart, las colinas de Mulholland, el Camino de la Fama.....eran como decorados descoloridos y faltos de esencia.
Probablemente para Bibi no fue así. En aquellas fechas se vivían los llamados "Días del Dolar". En un fragmento de sus cuadernos el antiguo niño prodigio escribía lo siguiente:
" A pesar de mis pocos años podía calibrar la fuerza del "sueño americano" volcado en aquella ciudad que trataba de ocultar con sus oropeles la miseria que habían arrastrado los años de la depresión. La Gallery había abierto sus puertas en Pantages. Nunca sabías que cara hermosa o qué tipo elegante ibas a encontrar entre todos aquellos famosos que siempre mostraban una generosa sonrisa entre las burbujas de champagne".
"Mi madre se hizo muy amiga de Lupe Vélez a pesar de las diferencias ideológicas que las separaban. Contra lo que se escribió posteriormente sobre esta extraordinaria mujer su frivolidad era una máscara superficial. Era generosa, apasionada y sensible a los problemas sociales. No en vano estuvo fichada como simpatizante comunista. Mi madre no entendía las veleidades de Lupe para con la República Española. Nuestra familia siempre había sido monárquica.
Lupe trataba de razonar con argumentos en los que no faltaba su cariñoso comienzo "mi niñita", pero mis padres no querían ni oir de Besteiro ni de Azaña. Llegados a ese punto Lupe claudicaba y dirigièndose a mí saltaba a otro tema.
- ¿Has pensado qué hacer con este rebonito que gorgitea tan lindo?
- No Lupe- terciaba mi madre- bueno es que cante en alguna reunión, pero dedicarse al cine me parece muy delicado.
- Pues ayer estuve hablando con Marquitos (se refería a Marc Shatzkin, productor ejecutivo de la Warner) sobre el tema y se entusiasmó no más.
- No insistas querida. Sabes que nuestra estancia aquí no se prolongará demasiado. Hemos recibido una oferta de Lisboa para una Traviatta y desde luego no la voy a rechazar.
Yo escuchaba aquella conversación. Siempre había estado dependiendo de mi madre y sus continuos traslados. Por primera vez me sentía muy a gusto en aquel mundo y sobre todo me gustaban los nuevos amigos que había conocido y con los que me divertía cuando no estaban rodando alguna película. León Janney se había convertido en mi guía y mentor en aquel mundillo de bambalinas laberínticas.
Un día, Janney nos reunió en un rincón del plató cuando el equipo de rodaje se había marchado a comer. El grupo lo formábamos "Styme" un chico de color, "Wheezer", el más pequeño, y la única chica del grupo , Mitzi Green, un año mayor que yo , que había simpatizado mucho conmigo. Todos ellos eran actores infantiles muy cotizados.
- Escuchad chicos tengo que deciros algo extraordinario- dijo León en tono misterioso y conspirador.
- Lanza ya- "Styme" Beard era un negrito nervioso y gritón que había actuado en docenas de peliculas, siempre haciendo el mismo papel.
- Seguro que estás paveando- terció Mitzi que no disimulaba su arrobo por Janney.
- Sea lo que sea me vais a dejar atrás- lamentó "Wheezer" Hutchins que era el más pequeño de nosotros.
- Hoy he conocido al vampiro- susurró Janney- y se donde vive.
- ¿Qué es un vampiro?- dijo "Styme" con gesto despistado.
- Pero qué ignorante eres "Styme"- dijo con gesto suficiente Mitzi- un vampiro es un monstruo que solo vive por las noches y que se alimenta de sangre, aunque dudo mucho que le guste la sangre de un negrito como tú.
"Styme", que era peleón como el que más, aguantó el flagrante insulto de Mitzi. Sabía de sobra que tendría las de perder si tocaba un solo pelo de aquella niña mimada de los estudios.
- ¿Podremos conocer ese vampiro....sin que nos haga daño....quiero decir sin que nos chupe la sangre?- dije yo con un soplo de temor.
" Janney había acompañado a Dave Baugh, su agente, al plató donde rodaba el actor Bella Lugosi. En ese momento no estaban rodando por lo que la puerta estaba abierta. El plató estaba iluminado y el actor, vestido de negro, estaba fumando un puro sentado junto a una tumba. Estaban filmando "La plaga de los zombies" y Lugosi hacía uno de sus característicos papeles de terror. Tal que vió a Dave se levantó y se dirigió hacia él. Janney se impresionó con la caracterización del actor. Este se dió cuenta de la impresión que causaba en el chico. Transformó su rostro, como solo él sabía hacerlo y con una sonrisa diabólica le saludó con las palabras: "I'm Drácula". Janney se quedó de hielo y Dave, con diplomacia le dijo al chico que le esperara fuera porque tenía que hablar con aquel "vampiro".
Cuando Dave volvió el chico se deshizo en preguntas sobre aquel hombre misterioso. Su agente le chismorreó todas las habladurías que corrían por los estudios y Janney dispuesto a descubrirlas por sí mismo nos propuso ir aquella noche a la casa del actor.
- Es muy fácil- nos comentó- su casa es vecina a la de la Señora Gaynor y conozco un pasillo en el jardín desde el que es muy facil saltar a un patio interior de la casa del vampiro. Desde allí podemos utilizar la carbonera y comprobar si de verdad duerme en un ataud.
- Conmigo no conteis- dijo Styme- si nos pillan ya me puedo despedir del cine. Además mi madre me dice que no me meta en lios.
- Eres un miedica- saltó Mitzi- y te pesan los pantalones.
- Me da igual lo que digas, señorita relamida, yo no tengo miedo .....¡tengo pánico! - y soltó una gran risotada.
Al final todos, con más o menos reparos, decidimos aventurarnos. Dimos las correspondientes excusas a nuestras madres y a las once en punto de la noche caminábamos a rastras por el pasillo del jardín de la señora Gaynor.
El salto hacia el patio del actor fue un tanto peligroso. Al final Styme ayudó a Mitzi a saltar porque ésta no se atrevía.
Abrimos la puerta de la carbonera y con más o menos temblores nos encontramos en el sótano de la casa del Sr. Lugosi.
Todo estaba a oscuras. Janney llevaba una caja de fósforos y encendió uno. Unas cuantas bombillas pendían del techo. Al fondo , altos escalones llegaban hasta una puerta negra. Nos movimos con sigilo. Ya no podíamos volvernos atrás y enfilamos el ascenso. León que era el que nos precedía empujó la puerta con suavidad. Estaba abierta. Un rendija de luz nos iluminó. Todos aguantamos la respiración. Con sigilo Leon volvió a empujar la puerta para que pudiéramos mirar todos. Era un salón-biblioteca. La luz, aunque intensa, venía velada por una gran pantalla negra que descansaba sobre una mesa de mármol. Un gran sillón de orejeras nos daba la espalda.
No se oía el menor ruído.
De pronto unos extraños sonidos venieron desde el exterior. Eran como una chap, chap repetitivo. Súbitamente una enorme sombra emergió tras el sillón. Volvió su cara blanca hacia nosotros y emitió un espeluznante graznido. Al mismo tiempo nosotros gritamos todos a una y el chap chap se convirtió en un ladrido lastimero.
El susto del señor Lugosi fue mayúsculo y tan pronto como nos dimos cuenta de la situación corrimos a disculparnos. El misterioso chap chap era el de un precioso y viejo San Bernardo, Lazlo, que se había desperezado en su caseta y había acudido a que su dueño le diera de cenar.
Una vez pasado el incidente el Sr. Lugosi se mostró muy amable y simpático con nosotros , nos invitó a unos refrescos, y nos contó viejas historias de Transilvania. Por supuesto, antes llamó a nuestros familiares para que no se intranquilizaran"
Leon Janney continuó trabajando en la industria del cine hasta avanzada edad, uno de sus últimos film fue "Charly", la aplaudida película de Ralf Nelson, en la que Cliff Robertson consiguió un oscar por su maravillosa interpretación de un personaje mentalmente inestable.
Y a la espera de otras historias de Bibi, aquí os dejo esta foto "histórica" en la que aparece el chico, dando unos pases toreros, con su padre, Irving Thalberg y Eddie Conrrad, días antes de la tragedia.