Nturalmente esa mirada es de Antoine Doinel-Jean Pierre Lèaud pero bien podría extrapolarse a otro adolescente, también llamado Antonio, que comienza una etapa vital, crucial para su futuro, donde también recibirá golpes, él tratará de esquivarlos, pero alguno de ellos le hará cardenales en el alma. No obstante también él, al igual que Antoine Doinel , podrá llegar un día a ver el mar.
Aquel año de 1959 comenzó con una traca espectacular. Antes de las seis de la tarde del día primero de Enero, Fidel Castro anuncia por la radio que el último bastión militar de Santiago se acaba de rendir. Los "tres mosqueteros revolucionarios" llegan a una Habana , feliz y cambiada, rodeados de una corte jubilosa de barbudos.
Fidel Castro, el hábil maquiavelo de una revolución que conmueve a todo el mundo, se apresta a ejercer un mando, que intuye será por mucho tiempo. Para la veneración mundial dispone de un mito que hábilmente, se encarga de elevar a los altares laicos, ese mito será conocido en todo el mundo como Che Guevara.
Pero Castro, felino y previsor, esconde en su chequera izquierda otro as, el arquetipo de la jubilosa Cuba, Camilo Cienfuegos Gorriarán, a quien, según malas lenguas, se le defenestró cuando ya no fue útil al jefe supremo de la revolución.
La Habana era, sólo unos días antes, un barrio de EEUU. Una avioneta te trasladaba a Key West en menos de media hora y Miami solo distaba, en aquellos años, a una hora de vuelo de la isla. Los ferry boats eran simples guaguas que comunicaban la península de Florida con la capital cubana en un plis plas. El amigo americano hacía sus trapicheos en una ciudad poblada de lujosas y enormes limusinas, de anuncios estridentes anunciando los cigarrillos Lucky Strike, el jabón Palmolive, los almacenes Sears&Roebuck, y fabulosas mansiones "kitsch" habitadas por los adinerados macarras de los barrios de Nueva York y Chicago.
El corrupto presidente Batista cobraba sus preciosas comisiones y habilitaba las mejores suits en el Hilton,Riviera o Capri para los omnipotentes capos mafiosos que tenían su paraíso particular en esta isla llena de sol, mujeres hermosas y templos del placer. Pero tal que llegaron los barbudos Fulgencio Batista y sus adláteres más allegados pusieron pies en polvorosa rumbo a Ciudad Trujillo en la República Dominicana. Obviamente el hombre llevaba un buen equipaje. Nada más y nada menos que 300 millones de dólares. ¡Una honorable pensión para un supervillano!
El comandante "Che" Guevara mira a la " ciudad alegre y confiada" sin querer ser protagonista de nada. A su lado pasan las alegres mulatas con rulos y culo cimbreante, mira las buganvillas, las casas del barrio viejo donde se huele a canela y a plátano frito. Sin querer serlo, el comandante se convierte en símbolo de una revolución y queda inmortalizado, como un nuevo Cristo Salvador, por la cámara de Alberto Korda. Ni el propio comandante en jefe, Fidel Castro, lo hubiera planeado mejor.
"The Day the Music Die" cantaba años más tarde, el extraordinario Don McLean en su famosa canción "American Pie". El cantante de New Rochelle, se refería a la trágica muerte de los músicos: Buddy Holly, Ritchie Valens, y The Big Bopper. Ellos había actuado en el Surf Ballroom de Clear Lake-Iowa. A Buddy se le ocurrió la idea de alquilar una avioneta para llegar a tiempo a la próxima actuación que iba a tener lugar en Moorhead-Minnesota. Nunca llegaron allá, la avioneta se estrelló en un lugar cercano a Mason City a causa de la niebla, y los tres ocupantes y el piloto murieron. Otro músico, Waylon Jenning, iba a ser el quinto ocupante de la avioneta pero tuvo que auparse de ella porque era demasiada carga para el aparato. él se marchó en autobús. Buddy le dijo en broma: "Espero que la "vieja diligencia" se hiele por el camino" a lo que Jenning respondió: "Y yo espero que vuestra avioneta se estrelle". Jenning no pudo olvidar durante el resto de su vida este siniestro "deseo".
Aparte del homenaje, de Don McLean, Eddie Cochran les dedicó una hermosísima canción titulada "Three Stars"
Para quitarse el sombrero, tanto en una, como en otra canción.
Todos y cada uno de los momentos de nuestra vida son importantes. Aunque el momento en realidad no existe, es nuestro recuerdo el que materializa los instantes que hemos vivido.
Toni abrió una puerta demasiado pesada para él aquel verano de 1959. Aquel joven estaba en esos años en los que la inexperiencia te cierra los ojos en un imprudente ¡ya veremos despues!. Nunca había sabido del todo quien o por qué se le estaban pagando unos estudios tan selectos. En realidad no le preocupaba lo más mínimo hasta que le hablaron de su buena preparación y disposición para saltar a otros niveles que le obligarían a unas ocupaciones que no estaban en su agenda vital. Terminado aquel año tendría que trasladarse a un noviciado de Santander donde comenzaría a prepararse para la carrera sacerdotal.
Si alguna vez habeis sentido una angustia muy fuerte y un dolor en el alma os podeis imaginar lo que aquel joven experimentó. Había caído en una trampa y no tenía la menor idea de cómo zafarme de ella.
Aquel verano había sido muy especial para él, su amigo Pepe le había invitado a Granada, ciudad donde también vivía otro de sus mejores colegas, Balbino. La familia de Pepe era adinerada y poseía un caserón en las afueras de la capital, donde se trasladaban en verano. La madre de Toni le había dejado marchar, pero tenía cierta preocupación, porque no sabía cómo podría ella corresponder a aquella fineza.
Toni no reparaba en esas sutilezas y más contento que unas pascuas aceptó la invitación.
Los tres amigos pasaron unos días en la capital granadina divirtiéndose en los cines, saboreando riquísimos helados e incluso guiñándoles el ojo a las adolescentes morenas, que tapándose las bocas para reir pasaban junto a ellos en tropel.
Despues en el albercón gozaron de buenos chapuzones y perdiéndose en las huertas donde se encaramaban a los árboles para hartarse de frutas.
Allí en el casería Pepe le dijo a su amigo Toni que no volvería al colegio de Andújar. Se quedaría a estudiar en Granada. Su padre lo creía más conveniente.
Cuando Toni volvió a Jaén rumiaba su inquietud y su zozobra ¿Qué podía hacer?...¿Cómo hacerlo?...pero tenía una cosa muy clara. ¡No quería ser cura!
Cuando llegó el mes de Septiembre fueron concentrados en Andújar los los quince "elegidos para la gloria". Toní tenía tomada una decisión. No iría a Santander. Pero seguía sin encontrar la forma y la solución al problema. Todos los que habían confiado en él sufrirían una decepción , y las que pagaban sus estudios le pedirían ajustadas cuentas. También estaba su madre, cuya situación económica no era precisamente maravillosa. Pero sobretodo sobrevolaba la terrible pregunta ¿Y después qué?
El penúltimo día se armó de valor y acudió al cuarto privado del Superior. El hombre estaba indispuesto, no se sentía bien y estaba en la cama.
- Tú dirás para qué quieres verme con tanta urgencia- le dijo con gesto de dolor.
Ni lo pensó dos veces.
- No quiero ir a Santander. No tengo vocación para ser sacerdote.
Aquella confesión arrancó un gesto de dolor al clérigo. Toni vió una mueca como el que sufre un grave pinchazo.
- ¿Te lo has pensado bien?
- Sí, padre.
- Pues deja de molestarme. Haz tus maletas y márchate. Que Dios vaya contigo.
Y volvió su cara hacia la pared. Toni se levantó, abrió la puerta, miró hacia la cama donde yacía el hombre y salió con el corazón descargado.
(Fachada del colegio "Divina Pastora" en aquellos años)Al siguiente día muy temprano salió para siempre de aquel colegio. Solo se cruzó con uno de los curas que nunca pudo tragar del todo. El le miró de arriba abajo y murmuró con crueldad. "Yo sabía que tú no valdrías para ésto, ¡cobarde!". Toni no se sintió herido con este insulto. En realidad sentía todo lo contrario. Había dado el paso, luego era un valiente.
De vuelta a Jaén tuvo que enfrentarme a las "bienhechoras" que habían pagado sus estudios. Una de aquellas beatas le dijo "Qué bien te la has arreglado para tirar nuestro dinero a la basura, pero qué se puede esperar de un chico que se deja crecer esas patillas. Te has portado como Jose María el Tempranillo,¡ vamos, como un bandido!
Me tuve que tragar aquel nuevo insulto, pero ya me estaba acostumbrando.
Pero el gran golpe estaba por venir. Un grave escándalo se cernía sobre la madre de Toni . El lo intuía, pero no lo veía o no quería verlo. Demasiado preocupado andaba pensando en su porvenir. Un amigo lo recomendó para dar clases particulares a un chico de una familia., que no podía asistir a ningún colegio porque vivía en un caserón cerca del Castillo. Como Toni lucía mayor dió el pego y lo contrataron por doscientas pesetas al mes. Todos los días tenía que hacer una gran caminata, pero el hombre tenía buenas piernas. Gracias a su camaleonismo para entrar en situación , más que a sus cualidades docentes pudo ampliar su campo operativo y ganar unas perrillas que gastaba sin que nadie le pidiera cuentas. Toni agradeció toda su vida cómo se portaron con él aquellos humildes labradores. A lo largo de su vida siempre se conmovía cuando recordaba el respeto con el que aquel matrimonio le saludaba con un "Buenos días don Antonio".
Toni comenzó a fumar y a beber con los amiguetes y sólo paraba en su casa cuando iba a almorzar a mediodía y cuando la noche era muy cerrada.
Un día se encontró en la calle con su tía Martirio, la hermana de su madre. Estaba muy agitada, aunque ello no era de extrañar ya que siempre estaba en estado histérico.
- A tí quería yo verte pedazo de inconsciente, que parece que no te das cuenta de nada.
- Y de qué me tengo que dar cuenta, tía! - le contestó desafiante.
- Pero pedazo de idiota ¿no sabes de lo que te hablo?
- Pues si usted no me lo dice, me parece que no sé de qué coño está hablando.- Toni seguía en el mismo plan.
- Mira Antonio, Ahora, aunque seas muy joven eres el hombre de la casa, el responsable de tu madre y de tu hermana pequeña, y necesitas tener los huevos bien puestos. Fumando y bebiendo no se es más hombre ¿me entiendes?
- Le repito tía Martirio que no sé a donde quiere ir a parar.
- Tú no has oído lo que se dice de tu madre?
- Pues no, no he oído nada
Me miró con los ojos muy abiertos. Hizo un gesto de resignación y vomitó todo el turbio asunto.
- Pues tendrás que ajustarte muy bien el pantalón y enfrentarte con el fulano que está rondando a tu madre. Es un tipo casado y el asunto ya se está desbordando.
Si le hubieran dado un puñetazo en el estómago no lo hubiese sentido tan fuerte. Cuando se recuperó tenía la boca llena de rabia.
- ¿Eso que me está diciendo es verdad, tía?...porque si no lo fuera.....
La tía Martirio sabía con pelos y señales toda la historia. La madre de Toni había sido y seguía siendo entonces una mujer muy hermosa, pero un tanto ingenua. Tenía una gran simpatía y hacía amistades fácilmente. Había conocido a un fulano, que regentaba un puesto de carne y embutidos en el mercado. Del piropo y el requiebro pasó a rondarla y ya se murmuraba que la pareja se veía en determinados sitios peligrosos. La cuestión era que la mujer de aquel hombre era una respetable señora y estaba formando la tremolina en todo Jaén.
Toni se puso los "huevos en su sitio" como había dicho la tía Martirio y tras enfrentarse duramente con su madre se vistió de chaqueta y pantalón largo y se dirigió a la tarde noche a casa del fulano en cuestión.
Pero no quiero alargarme demasiado y la solución al peliagudo problema de Toni ya corresponde al próximo año, donde se dará cuenta de éste y otros sucesos.
Vayamos a la parte cinematógrafíca de esta historia.
Como es obvio la película de este año para mí es "Los cuatrocientos golpes". Naturalmente, como siempre, muchos van a poner el grito en el cielo. No hay más que dar otros títulos para que nadie se olvide. El peplum del año fue "Ben Hur", pero la cosecha fue más allá: "Anatomía de un asesinato", "Con la muerte en los talones", "Imitación a la vida", "Con faldas ya lo loco", "El árbol de ahorcado".....¡uff, para todos los gustos!!
Antoine vive su adolescencia en un lugar cerrado y pequeño donde comparte espacio con su madre y su padrastro. La madre se preocupa de su apariencia física y el padrastro aunque trata con cierta simpatía a Antoine tampoco lo siente muy cercano. Ambos cónyuges están la mayor parte del tiempo dedicados a su trabajo y no tratan de entender los problemas del joven adolescente.
En la escuela tampoco tiene muy buena fama Antoine. Su profesor lo tacha de alborotador y para más inri le descubren un calendario erótico. El joven hace frente a todas las contrariedades con desafío y mentiras. En una ocasión que ha faltado a clase se inventa la excusa de que su madre ha muerto. Naturalmente se forma un gran revuelo cuando se sabe la verdad.
Antoine se entusiasma leyendo a Balzac. Las crónicas del novelista le ayudan a tener su propia visión de la vida. Es tanto su entusiasmo con el novelista que cuando le señalan como deber hacer un trabajo sobre algún acontecimiento de su vida escribe sobre "la muerte de mi abuelo" parafraseando a Balzac. El profesor en vez de ver en el trabajo de Antoine un homenaje al novelista considera que ha escrito un mal plagio.
El último plano de la película, uno de los mejores de la historia del cine en mi opinion, no smuestra la imagen congelada de Antoine mirando directamente a la cámara, acaba de huir de un centro de internamiento. A un lado de la reja está el pasado y delante de él futuro. El joven ve, por primera vez el ancho mar frente a él.