Tuesday, March 31, 2009

EL OBSCURO PAJARO DE LA NOCHE












Hace un par de noches decidí volver a ver una película que me había impactado en su día. Había comprado un buen DVD de ella y me apresté para disfrutar de ella. Esta película era "Bird", dirigida por el maestro Eastwood, que orquesta en pantalla las andanzas y la música de Charlie Parker, Bird, Yardbird o Zoizeau (como le llamaban en Francia).

La industria cinematográfica americana consideraba que Eastwood ya había demostrado que era un director capaz de convocar la taquilla; y la crítica europea comenzaba a pensar que el futuro maestro no solo era Harry Callahan. "El jinete pálido" era un ejemplo de su buen hacer.
En estas circunstancias el futuro maestro, sin importarle lo que pueda ocurrir, acomete uno de sus trabajos más sólidos y personales.

La vida de Charlie Parker existía como guión, durmiendo en algún archivo de los estudios Columbia. Eastwood decide rescatarlo, a pesar de las reticencias de los productores, sobre todo porque la elección del protagonista no acaba de gustarle a los ejecutivos de la Warner. Forest Whitaker, la elección de Eastwood, era un actor poco conocido, que había trabajado, como secundario en filmes como "Platoon", "El color del dinero" o "Good morning Vietnam". La productora pensaba que dar un papel de las características del mítico saxo era poco menos que un disparate. Obviamente no fué así y Whitaker borda el personaje a la perfección.

La historia de Bird se desarrolla en la edad madura del personaje y una serie de Flashback, muy bien colocados nos dan las claves de su ascenso, caída en los infiernos de la droga, y sus triunfos en Europa y en el mítico Birdland de la calle 52.
"Bird" no es ni mucho menos la típica hagiografía de un músico hoy imprescindible en la historia del jazz. La estructura narrativa empleada por Eastwood es similar a luna genial pieza de jazz. Improvisa, modula y cambia, con un ritmo lento lleno de claroscuros poéticos.

Dar una sipnosis de "Bird" es un absurdo. Habría que transcribir todo el guión y eso rebajaría la belleza de unas imágenes repletas de sabiduría cinematográfica.

Uno de los aspectos a resaltar en "Bird" es la utilización de la luz. Muchos espectadores poco avisados se sienten abrumados por la "oscuridad". Eastwood utilizó una luz dura para enfatizar el carácter nocturno de los protagonistas. Son músicos que viven la noche o el ocaso. Su actividad comienza cuando el sol declina y duermen sus "noches de alcohol y droga" cuando el sol asoma por el horizonte puntiagudo de los rascacielos de Manhattan. Jack N. Green sabe captar esa atmósfera de forma absolutamente perfecta.

Uno de los puntos que más criticaron los detractores de este film es el ensañamiento que Eastwood emplea en mostrarnos el lado más negro de Charlie Parker. Su tremenda adicción a la droga y su alocada autodestrucción (notable la escena en la que intenta suicidarse con yodo). Pero la razón por la que el maestro carga las tintas es sencillamente para resaltar el carácter onírico o fantasmagórico del estado en que se sume el personaje. Las escenas oscuras, casi negras, tienen una función dramática, producen inquietud e incluso miedo, como la escena del camello paralítico que surge de las tinieblas azuladas.
Pero también hay escenas en las que hay cabida para la luz, en especial cuando Chan (maravillosa Diane Venora) eterna amante del músico aparece en pantalla. En mitad de la noche se oye la música trascender a la habitación de Chan. Ella se asoma y ve a los músicos que le tocan una serenata. Charlie llega a por ella en un precioso caballo blanco. Charlie-Principe Azul lleva a su amada Chan a bailar a un club de élite ante los ojos asombrados de los clientes, que no dan crédito como un negro se atreve a bailar con una blanca.

¡Qué decir de un elemento tan importante en un film como "Bird" de la Banda Sonora!....Al contrario de muchos puristas que han reclamado las versiones originales yo considero que lo que hizo Eastwood ha sido lo correcto. Aisló el saxo de Parker y lo acompañó con bandas actuales. Esta operación nos da un sonido perfecto, sin que sea un músico ajeno, en principio se pensó en Charles McPherson, el que domine el instrumento.
Spike Lee, un director que me merece todos los respetos, fué muy poco respetuoso con Eastwood y le reprochó que se metiera en asuntos donde solo los negros podían metersa. El maestro fué sarcástico en su contestación al comentario: "Si el Sr. Lee quiere rodar un film sobre Beethoven, adelante, es probable que le salga bien."

Hay que destacar la estupenda elección de Michael Zelniker en el papel de Robert Roland Chudnick, conocido en el mundo del Jazz como Red Rodney. Este músico, que se mantuvo activo hasta casi sus últimos años, en los que grabó cinco discos con el multiinstrumenalista Ira Sullivan, fue un rendido admirador de Gillespie y Parker. Ellos fueron los responsables de que Red se volcara en el behop y colaborara con la banda del saxofonista.

A lo largo del film vemos sobrevolar en varias ocasiones, en un espacio azulado, el platillo de la batería. También al final vemos esa especie de Ovni, solo que en esta ocasión aterriza en el suelo con un golpe. Es como si el sueño terminara. La pesadilla se ha disuelto y solo quedan las notas moduladas de un saxo que se entrecruzan con los albores de una mañana.


2 comments:

Josep said...

¡Wow!

Me encantó esa película de Eastwood; yo ya estaba "enganchado" al jazz clásico y disfruté como un enano.

Ahora que leo -y releo- tu reseña, Antonio, me doy cuenta que esta me falta en mi colección eastwoodiana, pero pronto le daré remedio.

Coincido en todo contigo: la actuación de Whitaker me pareció en su momento magnífica y los dimes y diretes con Lee son ya una historia de celos profesionales que el negrito apasaionado de los Nicks de N.Y. no acaba de digerir, porque descubre historia que a él le hubiera encantado rodar.

Pero Eastwood sabe de jazz más que tú y yo juntos y con esta se salió de la línea...

Gracias por recordarme esa joyita olvidada injustamente.

Un abrazo.

ANRO said...

Pues qué me alegro Josep. Escribir esta clase de post y que gusten es la mayor satisfacción que uno puede tener.
Este hombre efectivamente sabe de jazz un rato largo. Esa sabiduría jazzística se la transmitió a su hijo, que parece la está empleando bien, pero habrá que darle tiempo.
Kyle estuvo en el último festival de Las Palmas y la verdad, me gustó.
Sí, vuelve a ver la peli y verás que te gusta mucho más. Es una verdadera gozada.
Un abrazote