Wednesday, April 28, 2010

EL HOMBRE QUE ESCRIBIA HISTORIAS PARA EL CINE (SEGUNDO)

Ha sido como el soplo fortísimo de un huracán, pero he podido superarlo. El brillo de un relámpago cruza el cielo londinense. Me encuentro en Great Queen Street y frente a mí la Freemasons' Tavern. Dentro debe de estar celebrándose algún evento porque oigo el murmullo de los brindis. Me dirijo hacia el local. Nadie me impide la entrada. Como esperaba allí se encuentra mi anfitrión rodeado de varios invitados, Lord Lytton entre ellos. Este, visiblemente emocionado levanta una copa al tiempo que pronuncia unas sentidas palabras: "Dichoso el hombre que muestra con claridad sus títulos a las prerrogativas del genio cuando aun está vivo para gozar de las reverencias y la gratitud de aquellos a quienes sometió su imperio".

Dickens, que siempre ha sido sensible al halago acepta el brindis agradecido y orgulloso. En ese momento su mirada se cruza con la mía. Es la señal y tan pronto el resto de los invitados se enzarzan en conversación el maestro se levanta con parsimonia y se dirige al rincón donde me encuentro envuelto en semipenumbra.

-Así que de nuevo ha vuelto. Tenía la seguridad de que volveriamos a vernos. Sientese, por favor, podemos hablar con tranquilidad, ellos no notarán ahora mi ausencia.

- Me preocupa su aspecto, maestro, le noto muy distinto a la última vez que nos vimos, o tal vez sea esta atmósfera, tan distinta a la de Gadshill Place.

- Son las sesiones de lecturas, amigo mío, y esa terrible gira por EE.UU. que me ha dejado agotado. Tengo cierta debilidad en mi brazo izquierdo. En ocasiones no lo siento....pero no nos preocupemos de estas nimiedades.

Quiero retomar la conversación y un sinfín de preguntas se agolpan en mi boca con atropello. Se que no tengo mucho tiempo y deseo emplearlo lo mejor posible.

- ¿Por qué decidió emprender una segunda gira por América a pesar de las razones disuasorias de su amigo Forster? ¿No es cierto que se dejó seducir por motivos meramente económicos, aunque usted le pusiera la etiqueta de artísticos?

- ¡Vaya, no esperaba que usted pensara eso! Pero le voy a ser sincero. No puedo negar que el dinero, a pesar de mi posición más que desahogada, fue un canto de sirena a mis oídos, pero le voy a decir también algo que en su día no confesé con la suficiente claridad. Usted mismo me ha dicho al principio lo diferente que me ha visto físicamente. Nunca he querido confesar mi repugnancia a creer que pueda estar enfermo y acabado. Esa fue la principal razón para viajar a América, un reto a mí mismo de que podía y puedo convocar multitudes para que conozcan mi obra.

- Su paso por Nueva York fue todo un delirio. Un periodico llegó a decir que era más conocido allí que en Inglaterra.
- Me hizo tremendamente feliz aquella declaración. Se hacían colas interminables para escucharme y conozco a millares de americanos que hicieron un gran sacrificio con tal de verme. Era maravilloso como aquellos hombres y mujeres gritaban hasta el llanto mi nombre y alzaban alguno de mis libros en señal de respeto y amor hacia mí. Fue una emoción indescriptible.

- Los escritores americanos se le rindieron incondicionalmente. En su primer viaje Tanto Irving, como Felton y Longfellow fueron sus adalides e incluso fueron grandes propagandistas de su obra al tiempo que amigos.

- Desgraciadamente en mi segundo viaje muchos de ellos habían desaparecido y un trágico suceso había golpeado a Longfellow....su mujer, por un desgraciado accidente pereció pasto de las llamas y se abrasó, a pesar de los desesperados esfuerzos de mi amigo por ayudarla envolviéndola en una alfombra. Fue un suceso triste y lamentable que transformó a Longfellow en la sombra de sí mismo.

- Volviendo a su época más temprana. Desarrolla una actividad incansable. Escribe larguísimas novelas, funda y publica novelas, durante un tiempo editó un diario.....lo cual no le eximía de lucirse como una persona de mundo.

- Sin embargo estos detalles, digamos mundanos, será lo que menos tendrán en cuenta las gentes de su tiempo. Sí, es cierto que tuve aspiraciones de actor, e incluso tomé clases de dicción porque no podía evitar mi acento cockney. Pero estaba en mi ser natural mi jovialidad, mi exuberancia vital y mi risa contagiosa....eso, modestia aparte solían ser mis armas de seducción con las damas.

- Sin embargo, a pesar de frecuentar círculos aristocráticos, se le ha reprochado que jamás haya logrado retratar con propiedad este tipo de sociedad.

- Tenga en cuenta lo que ya le dije en su momento. Mi infancia transcurrió en los barrios bajos de Londres. Creo que un novelista puede trabajar con más propiedad los caracteres con los que ha convivido en la niñez. Me viene a la memoria un comentario de Fielding a este respecto: "Una de las razones por las que muchos escritores ingleses han fracasado con estrépito al describir las costumbres de la alta sociedad podría ser que en realidad no saben nada de ella. Sucede que a este orden superior de mortales no puede vérseles, como al resto de la especie humana, en las calles, las tiendas y los cafés".

- Hubo un cierto cotilleo entre la clase alta, concretamente , cuando Lord Jeffrey escribió a su amigo Lord Cockburn escandalizado por la suntuosa cena que usted le había ofrecido en su nuevo domicilio de Tavitock House.

- Mis ingresos me lo permitían. Quería que mi esposa e hijos gozaran del privilegio que se me había negado en mis años de niñez. Naturalmente contraté un buen servicio de doncellas, cocinera y criados y me compré un carruaje. Cuando invité a Lord Jeffrey no me movía turbarle con aspavientos de nuevo rico sino agasajarle con mi natural generosidad y alegría.

- El raudal de dinero que entraba en sus cuentas tenía ciertos desagües ¿No es cierto?

- La familia de mi padre, la de mi madre y la de mi esposa eran una dolorosa sangría...lo admito con pesar.

- Al principio hablamos de su segundo viaje a EEUU. ¿No es cierto que en su primer viaje a esta nación tuvo algunos tropiezos y algunos errores de bulto?

- No, no fue exactamente así. Fui agasajado como ningun otro escritor lo fuera antes, pero la prensa de ese pais es implacable a la hora de invadir la intimidad de cualquier personaje público noticiable, y si no colaboras con ellos y no te exhibes como un mono en un zoológico cargan las tintas sobre tí. Yo pequé de inocente y cometí un tremendo fallo, que ellos aprovecharon. Durante un discurso mencioné el desamparo de los escritores frente a los editores, quienes podían utilizar cualquiera de nuestras obras sin tener que pagar un penique por los derechos de autor. La reacción fue absolutamente virulenta y me tacharon de mercenario. Por contrapartida, en Filadelfia estuve estrechando manos durante dos horas

- Voy a preguntarle sobre un tema muy delicado Sr. Dickens. En 1836 se casó usted con Kate, la hija mayor de George Hogarth. Pero nada más instalarse con su mujer en su primer domicilio de Furnival's Inn invitó a su linda cuñada de 16 años, Mary, a vivir con ustedes. ¿Es cierto, como suponen muchos de sus biográfos que realmente estaba usted enamorado de Mary y no de Kate, que nunca fue una mujer muy notable?

Al maestro se le endurece el rostro y su mirada se torna oscura.

- Esa pregunta me trae una marea de recuerdos. Mire usted esta sortija. Perteneció a la adorable Mary. El día que murió le quité este anillo de su dedo y nunca me lo he vuelto a quitar. Mari era una criatura encantadora, alegre y de afable compañía. Comprendía todos mis pensamientos y sentimientos más que nadie que haya conocido o conoceré nunca. ¡Ojalá un día pueda reunirme con ella!

- Perdóneme, pero hubo otra persona de su familia que le consoló de la pérdida de Mary y ésta fue su también cuñada Georgina.

- Georgina llegó a casa algunos años después, cuando contaba la misma edad que Mary. Las veladas en las Georgy, Kate y yo estábamos sentados juntos me parecía creer que la muerte de Mary había sido un triste sueño del que acababa de despertar. Tal era el parecido de Georgy con su hermana Mary.- Hace una pausa y sonríe.- Georgy era muy bonita, y tenìa un talento especial para la imitación, lo que me divertía hasta la carcajada. Descubrí en ella una confidente útil y fiable.

- Su mujer Kate no fue feliz en su matrimonio. En realidad solo fue para usted la hembra de cría de su numerosa prole. Ella habia callado todas sus veleidades e incluso permaneció callada aun sospechando su "real" o "platónica" relación con Mary y Georgy, pero estalló cuando usted se enamoró de una hermosa actriz de 18 años llamada Ellen Ternan.

- Debo confesar que a partir de entonces mi relación con Kate se volvió muy tensa. Para agravarla más aun el problema Kate recibió por equivocación el obsequio de una pulsera que yo había comprado para Ellen. Hizo una escena terrible.

- Entonces se decidió la separación total.

- Yo no quería que las cosas llegaran a ese punto pero Kate decidió instalarse en una casita a las afueras de Canden Town y una renta anual de seiscientas libras. Mi hijo mayor Charles se fue a vivir con ella durante un tiempo. Desgraciadamente Kate cayó en la debilidad de la bebida y Georgy tuvo que hacerse cargo de los niños.

- No quiero abundar en este tema Sr. Dickens y tampoco quiero forzarle a contestar algo que jamás se permitió aclarar: su auténtica relación con Georgina. Muchos han pensado que tanto usted como Georgy no pensaron en casarse por la reticencia de la Iglesia y el EStado hacia el matrimonio con la hermana de la primera esposa. Ambos estamentos consideraban cierto tipo de incesto en esas relaciones.

El maestro no hace ningun comentario al respecto, como era de esperar.

- Algunos estudiosos de su obra, reconociendo los méritos de sus novelas señalan que es usted artificioso en sus argumentos. Señalan que a sus novelas les falta un alto grado de seriedad y que rebosan ingenuidad, sobre todo si se las compara con la obra de los maestros rusos o franceses.

Dickens esboza una sonrisa y sus ojos se elevan por encima de mi hombro. Hace un gesto con la cabeza como señalándo algo a mis espaldas. Sigo su gesto y asombrado veo desfilar una serie de personajes a los que logro identificar: Fajín, Micawber, Peggotty, Oliver Twist, Copperfield, Mr. Scrooge, Uriah Heep, Mr. Pickwick.......Todos ellos y muchos más me hacen el saludo propio de los actores cuando salen a escena.
Emocionado me vuelvo hacia el maestro. Ya no está frente a mí. Entonces me doy cuenta de lo que ha querido decirme. Los críticos pueden decir lo que quieran pero los personajes que salieron de la pluma de este inigualable maestro son tan reales como nosotros. Están vivos.

Salgo a la calle. La noche se ha tornado tranquila y quieta. Se ha producido un cambio. Hay mucha gente deambulando por los alrededores. Los coches pasan a toda velocidad por el asfalto. Un enorme bus rojo se acerca hacia la parada, En uno de sus laterales veo el anuncio de un musical: "Oliver", un espectáculo del Dominion Theater.

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NOTA ACLARATORIA.- Para realizar este trabajito he utilizado una muy buena biografía de Dickens titulada "Dickens: Public Life and Private Passion" de Peter Ackroyd. También me he basado en un magnífico volumen de William Somerset Maugham.
Naturalmente he utilizado solo una diezmillonésima parte de lo mucho que hubiera dado de sí una "verdadera" entrevista con el Maestro.




19 comments:

abril en paris said...

Personajes vivos y reales como tu conversación con Dikens porque forman parte de nuestra fantasia y ésta la vemos con los ojos del entendimiento y la emoción. O algo te llega o no te ' toca' digan lo que digan otros más "sesudos".

Un abrazo Antonio :-))

Marcos Callau said...

Excelente repaso biográfico en el que nos has brindado la oportunidad de conocer más al genio Dickens. Excelente emtrevista aunque creo que el escritor se hubiera molestado bastante ante las preguntas sobre las mujeres;¡qué mujeriego este hombre!, desconocía esa faceta suya.

Josep Lloret Bosch said...

Pues me ha gustado más esta segunda parte de tu encuentro con el maestro y me sorprende, porque la primera ya me encantó.

Muy buena idea, Antonio, y excelente díptico.

Un abrazo.

ANRO said...

Tuve que trabajarme mucho al hombre, Abril, pero al final la cosa terminó como debía, la fantasía entrando en la realidad.
Un abrazote.

ANRO said...

Ja, ja, Marcos, seguro que sí. Tenía una moral victoriana en ese aspecto. En realidad tenía que haberle pinchado más en ese aspecto, pero el hombre colaboró más de la cuenta.
Un abrazote.

ANRO said...

Pues no sabes lo que me alegro, Josep,yo tenía un pelín de miedo a aquello del "segundas partes....". Tú sabes muy bien, amigo, que esto de la blogueria es algo que suele quemar y para que eso no ocurra tienes que andar renovándote cada cierto tiempo y sobre todo intentar no aburrir al personal. Vamos a seguir con este divertimento que nos une y a desarrollar nuevas ideas.
Un abrazote.

David said...

Vaya, Anro! Me ha gustado más que el primero. Segundas partes sí son buenas.
Lo de la mujer de Longfellow me ha parecido muy fuerte.
El asunto del dinero en Dickens. Si tenemos en cuenta que suya es la frase esa de que un penique de más o de menos en el balance anual decantan la vida hacia la felicidad o la pobreza y la miseria.
Lo de las cuñadas me sonaba, pero aquí me los has aclarado mucho más. El asunto de la pulsera equivocada es tremendo. En fin... me ha encantado el post.

PD: Conozco el de Fagin de Eisner (aunque no lo he leído). Ya son demasiadas (aunque sean buenas) las obras del maestro en las que se dedica a hacer "defensa" del judaísmo (cosa que no me parece mal, pero acaba cansando). Aunque no es cuestión de leer a Eisner, que ya lo tengo leído, sino de ponerme con la fuente original.
Un abrazo.

David said...

Ah! Y acabo de ver el comentario de Josepo, que opina igual. Es que yo creo que es verdad. Te ha quedado mucho mejor esta segunda parte.

Manuel Márquez said...

Pues yo creo, compa Antonio, que tanto la una como la otra te han quedado la mar de bien, aunque esta segunda quizá resulta más "enganchante", porque entras en temas más jugosos (esa "vena rosa", me parecía estar viéndote con una sonrisilla picarona en el plató de alguna privada...). En cualquier caso, excelente: como se decía antaño, formando, informando y entreteniendo; todo a la vez, y por el mismo precio...

Un fuerte abrazo y buen fin de semana.

ANRO said...

Qué satisfacción me dais con esos piropos¡...Como digo siempre, la diversión y el buen rollo con los amigos es la mayor satisfacción que te pueden dar despues de hacer uno de estos trabajitos, que tienen bastante curro y a los que dedicas un cierto tiempo.

Como dije, se me quedaron muchísimas cosas en el tintero, sobretodo todo el asunto de la amistad de Dickens con
Collins, cuyo hermano era yerno del maestro. Había un material más que interesante con laudano y misterio por medio, pero eso lo dejaré para cuando hable del otro escritor.

Tamién en el asunto de las cuñadas se quedó muchísimo por decir.
Hombre, lo que ocurre con Ëisner es que tiene cosas muy buenas y se le perdona la repetición

Venga, pasate un buen fin de semana que te lo mereces. Yo asé ayer noche un disgusto con el Barca

Un abrazote.

MucipA said...

Magnífico trabajo, ANRO! Y muy bien documentado. Muy buena idea ésta de elaborar una entrevista para hacernos llegar de forma tan amena datos de la vida de Dickens.
Lo he disfrutado mucho.
Un saludo

ANRO said...

Manolo, fenómeno que te hayan gustado las dos partes, ese era el objetivo.
Ja, ja, es que el morbo vende muy bien y aquí en esta segunda parte había asuntitos con jugo.
Que pases un buen puente de Primero de Mayo.
Un abrazote.

ANRO said...

Bienvenida amiga Municipa, es un placer tenerte con nosotros en esta timba de amigos que comparten la locura del cine y de la literatura.
Me complace enormemente que te haya gustado este díptico dickensiano. Espero que sigamos leyéndonos muy a menudo.
Un abrazote

Crowley said...

Desde El Padrino II no había vuelto a ver una segunda parte tan buena y que mejorara la primera. Me descubro el sombrero ante usted caballero y le doy las gracias por amenizar mi tiempo con un texto tan jugoso y ameno.
Queremos más viajes en el tiempo, así que sáquese el bono mensual del Sr. H.G. Welles y háganos disfrutar en breve de otra conversación.
Un abrazote y buen fin de semana.

Bruja Truca said...

Nada, a pesar de tu nota aclaratoria yo seguiré pensando que viajas en el tiempo. Incluso me he imaginado ese garito de la entrevista. El final con los personajes como saliendo a escena a sido genial.
Un abrazo y enhorabuena.

ANRO said...

Ja, ja, Crowley, no seas exagerado. Pero me alegro de que los amigos esbocen la sonrisa con alguno de mis entradas.
Sí, es posible que el Sr. Wells me deje usar su cacharro más de una vez. Trataré de usarlo correctamente.
Un abrazote.

ANRO said...

Amiga Bruja no hay nada mejor que nuestra imaginación. No tengo ni idea qué tipo de soplo fue el que nos lanzaron los dioses, pero ese estuvo muy acertado.
Un abrazote.

Vivian said...

Sabía que mis expectativas sobre la segunda parte no iban a quedar defraudadas, genial esta segunda parte…
Consigues con tus descripciones situar al lector en el espacio-tiempo, leyéndote me parecía estar viéndoos, nos trasladas a la época, y la “entrevista” logra que el lector vaya descubriendo los datos biográficos del escritor sin esa aridez que suele caracterizar a muchas biografías, que acaban siendo un compendio de datos y hechos, en el que prevalece el fondo sobre la forma.

En fin, que me ha encantado esta nueva “sección” que has añadido a tu blog, y que me tiene fascinada.

Y ahora, como tu representante literaria que soy, jeje, debo insistir en que la idea me parece genial como una manera diferente de publicar biografías, en las que no sólo se cuenta la vida de... de una forma amena para el lector poco dado a este género literario, sino que se hace con un lenguaje cuidado.

Un abrazo muy fuerte

ANRO said...

Pues muy bien, mi querida agente literaria Vivian, si tú y los amigos habeis quedado satisfechos, yo también me doy por satisfecho y bien está lo que bien acaba.
Como alguno de los amigos me ha pedido algo al respecto trataré de buscar un huequito en mi agenda y mandar el cable para ver si alguno de estos personajes se deja entrevistar. Espero que ninguno tenga inconveniente y podamos intercalarlo entre post y post.
Te agradezco muchísimo el entusiasmo y como he repetido en más de una ocasión procuraré estar siempre a la altura de lo que esperais de mi.
Un abrazote.