Sunday, June 13, 2010

NADIE TEME A VIRGINIA WOOLF

(Esta entrada está dedicada a nuestra amiga de "24 Segundos", Bruja Truca, quien me solicitó esta entrevista con Virginia Woolf. )


"Era casi una niña. Habíamos dejado atrás el Londres brumoso y frío y vivíamos días de gloria y color en Cornwall. Talland House era un palacio donde reinaba mi madre a la que veía tan bella como la había pintado Edward Burne-Jones."

Yo estaba ensimismado contemplando el cuadro de "Doncella junto al arbol" de Burne Jones, cuando oí a mis espaldas el comentario. Me volví sorprendido. Junto a mí había una mujer con un asombroso parecido al de la doncella del cuadro. Ella me sonrió con dulzura.

- Perdon -dije un poco aturdido- ¿se estaba dirigiendo a mí?
- En realidad usted me estaba preguntando ¿no es cierto?- me contestó sin abandonar su sonrisa.
- No la comprendo. Yo solo estaba concentrado en este maravilloso cuadro.
- Precisamente esa es la razón por la que estoy a su lado. Ella es mi madre, Julia Stephen, cuando en 1866 fue modelo de Burne Jones. Siempre fue bellísima, pero entonces lo era aún más.

Me froté los ojos. No podía creer que Virginia Woolf, la celebrada autora de "Mrs. Dalloway", "Orlando" y otros muchos notabílisimos trabajos se encontrara junto a mí en la "Tate Gallery" de Londres. En la solitaria sala de los Prerafaelitas.

- Venga, sentémonos. No se sorprenda. El arte puede unir pasado y presente en una misma dimensión. Usted, contemplando a mi madre se estaba preguntando y desde ese plano mental me ha llamado sin ser consciente de ello.

- Creo lo que me dice, Miss Woolf, porque no es la primera vez que me ocurre algo así.
- Es la mística del color, el aliento de la belleza que mece y acoge a todos los que sentimos la vida. Pero no malgastemos el tiempo que tenemos. Usted estaba deseando preguntarme y yo le contestaré.

- Dice que comparte conmigo el sentimiento y el goce por la vida, sin embargo usted acabó con su propia vida.

- Había bebido toda la vida posible con mi esposo y el goce de la misma. Yo misma se lo dije en una última nota antes de llenar mis bolsillos de piedras y sumergirme en las oscuras aguas del río Ouse. "Estoy segura de que dos personas no han podido ser más felices de lo que nosotros hemos sido".....Yo era consciente de que los delirios de la locura me apresaban cada vez con mayor fuerza. Tenga en cuenta que por aquellas fechas el mundo se derrumbaba. Mi querido Londres había sido destruído en el "Blitz". Al mismo tiempo también se derrumbaban mis ilusiones . La frialdad con la que fue recibida la biografía de mi querido amigo Roger Fry fue el detonante de mi depresión.

- Usted conoció a Robert Fry a través de su hermana Vanessa y su marido Clive Bell, quienes introdujeron al pintor en el grupo de Bloomsbury.
- Siempre admiré a Robert porque fue la primera figura que alumbró al público inglés con su nuevo concepto del arte moderno. Usted mismo ha podido comprobarlo en las obras que se exponen en esta galería.
- Me fascina el empleo del color y las formas sugerentes en sus pinturas. .....Quisiera preguntarle Miss Woolf por otro de sus colegas y amigos, Lytton Strachey.
- Siempre quise a Lytton- me contesta con gesto melancólico- Creo que nadie me importó tanto como él. Siempre estuvo presente en mi pasado, desde mi juventud. En una de las crisis , anteriores a su muerte, Leonard y yo estábamos en Monk's House. Teníamos el convencimiento de que había muerto. Comenzamos a hablar de los buenos amigos, de la sensación de vejez que nos embargaba e incluso expeculamos con nuestra propia muerte. De repente los ojos se nos anegaron de lágrimas. En la madrugada supimos que todo había sido una falsa alarma. Strachey mejoro. Después me desahogué en mi diario. "Leeré nuevamente sus libros sobre Shakespeare- escribí- estaré con él algún día en Ham Spray, le contaré cómo sollozamos Leonard y yo en Navidad...Hemos atravesado a lo largo de la vida todos los grados del sentimiento. Qué fuertes sentimientos, qué hondos...Más de lo que nadie podría haber supuesto, aun cuando la caverna del horror sea de sobra conocida para mí".
- Usted persuadió, tras la muerte de Strachey, a la compañera del escritor, Carrington, de que ésta no cometiera suicidio.
- Sí, es cierto, le aconsejé que todos hemos de vivir y ser lo que somos. Entonces creía que era obligatorio para ella vivir, porque él la quiso con todas las rarezas de ella. Yo pensaba que mientras ella siguiera con nosotros era como si algo de Lytton, lo que mejor nos dió, seguiría presente en esta vida.
- Sin embargo Carrington no le hizo caso y se abrió el costado con una escopeta.
- En la investigación judicial se dijo textualmente: "un disparo de escopeta que le alcanzó por el costado izquierdo, causado por una caida accidental cuando sostenía en la mano un arma cargada". Tampoco se le hizo la autopsia. Después de mi propio suicidio, justifico plenamente el de ella, que consideró que sin Lytton la vida no tenía sentido.

- Hábleme de su niñez. Tengo entendido que en el 22 de Hyde Park Gate, en Kensington convivían chicos y chicas procedentes de tres matrimonios.
- Ciertamente. Mi madre era viuda de un primer matrimonio con Herbert Duckworth. Gerald, Stella y Gerald fueron sus tres primeros hijos. Mi padre Sir Leslie Stephen era también viudo de Minny Thackeray, hija del autor de "La feria de las vanidades", con la que tuvo una hija, Jane. Posteriormente se sumaron a la lista familiar mis tres hermanos: Vanessa, Thoby Stepehn, Adrian Stephen y yo misma.

- El hecho que su padre fuese yerno del escritor Thackery influyó en el ambiente literario de su familia ¿no es cierto?
- Mi padre era crítico y editor, tenía una amplia cultura literaria y artística. Naturalmente la influencia de Thackeray estaba presente en nuestra casa. Pero también toda la generación de literatos victorianos como Henry James, G.Henry Lewes o James Russell, que fue mi padrino honorario. De igual forma la sombra y el pasado artístico de mi madre era una constante. Admirábamos a Dante Gabriel Rosetti, Millais o Holman Hunt. Pero mi hermana Vanessa y yo estábamos fascinadas por las hermosísimas modelos que daban su rostro a cuadros tan hermosísimos como "Venus Verticorda", "Boca Baciata" u "Ophelia". Recuerdo que leíamos unos versos de Rosseti que decían: "Oh, Señor!, Oh, Amor! permite que mis pinceles puedan acariciar el color para dar luz al rostro de esta dama. Deja que su plena belleza se traslade al lienzo, para que todos sepan que existes."

- Pero todas aquellas luminosos vivencias se oscurecieron con la prematura muerte de su madre.
- Sí. En 1895, cuando yo solo contaba 13 años mi madre desapareció de mi vida, pero la tragedia se prolongó más tarde con la muerte de mi hermanastra Stella. Mi sensibilidad notó estas primeras sacudidas de la vida y mi sistema nervioso comenzó a fallar. Pero me encontraba en los albores de mi juventud. Mi padre quería que yo tuviera una educación exquisita e ingresé en el departamento femenino del King College de Londres entre 1897 y 1901. La muerte de mi padre en 1904 provocó un desastre en mi sistema nervioso. A todo lo largo de mi vida fue una sombra siniestra que cuando más desprevenida estaba atacaba con furia.

- Su biógrafo Quentin Bell sugiere que sus depresiones y alteraciones nerviosas vinieron provocadas por los abusos sexuales a las que fueron sometidas usted y su hermana Vanessa, por sus hermanastros George y Gerald Duckworth.

Virginia ensombrece su rostro pero alza sus expresivos ojos.
- Aquellos sucesos fueron lamentables y provocaron que mis hermanos y yo vendieramos la casa del 22 de Hyde Park Gate y nos trasladásemos al 46 de Gordon Square en Bloomsbury.
- Y allí nació el famoso "grupo de Bloomsbury".
- Sí. Allí conocimos a Strachey, Clive Bell (que se convirtió en mi cuñado), Rupert Brooke, Saxon Sydney-Turner, Duncan Grant, Leonard Woolf (mi futuro marido) y Roger Fry. En Bloomsbury germinó una semilla intelectual que ha sido referente en la cultura británica.

- Sí, estoy de acuerdo con usted, pero el gran público tuvo conocimiento del Grupo de Bloomsbury por una pesada broma a la Royal Navy, que figura en las cronicas periodísticas de la época como "Dreadnought Hoax"

Mi entrevistada sonríe abiertamente. El recuerdo borra de su rostro cualquier atisbo de melancolía.

- Aquello fue un "big joke" ideado por Horace de Vere Cole y los que participamos en el mismo gozamos enormemente. En la escenificación intervinimos Adrian, mi hermano, Guy Ridley, Anthony Buxton y Duncan Grant, quien diseñó los trajes y nos ennegreció la piel. Este extremo era importantísimo y requirió un gran sacrificio por nuestra parte. No podíamos ni comer para no arruinar el maquillaje. Eramos la embajada abisinia en visita al "Dreadnought" y mi hermano figuraba como el "intérprete" de la misma.

- ¿Cómo se gestó la farsa"

- El 7 de Febrero de 1910 Cole mandó un telegrama al HMS Dreadnought, que estaba amarrado en Weymouth-Dorset. Nuestro amigo decía en el mensaje que un grupo de príncipes de Abisinia querían visitar el barco de S.M. de manera que toda la tripulación debía de estar preparada y todas las instalaciones a punto. La firma era supuestamente del Vice Secretario del Foreing Office, Sir Charles Hardinge.
- ¿Nadie se preocupó de comprobar si aquella orden era cierta?
- Absolutamente nadie. Los británicos solemos pecar de ingenuos. En fin, fuera como fuese. Cole y su séquito, es decir, nosotros, nos presentamos en la estación de Paddington donde Cole, con su habitual sangre fría dijo ser Herbert Cholmondeley del UK Foreing Office y exigía a los responsables de la estación un tren especial para Weymouth. Era condición indispensable que uno de los vagones fuera equipado para alojar a personajes VIP.
- Hubo un momento absolutamente cómico relacionado con el himno y la bandera.
- Cierto. Los oficiales habían formado a la guardia de honor y a los músicos, pero desafortunadamente nadie había sido capaz de encontrar una bandera del pais visitante y por supuesto la banda desconocía por completo el himno abisinio. La cuestiòn se resolvió utilizando la bandera y el himno de Zanzíbar. Por supuesto los "visitantes" no protestaron. A nuestro regreso a Londres Cole mando la foto del grupo al Daily Mirror. El escándalo fue absolutamente tremendo.

-Sí, la foto que se conserva es magnífica. Hay que resaltar que usted, la primera de la izquierda, está francamente bien maquillada. Pero pasemos, si le parece a otros temas más serios. Su matrimonio con el escritor Leonard Woolf en 1912 fue un acierto, no solo en lo sentimental, sino en lo profesional. Juntos, usted y su marido fundaron Hogarth Press, donde usted y muchos de su grupo publicaron sus trabajos. Hablo de T.S. Eliot, Laurens van der Post, Dora Carrington y Vanessa Bell.
- En efecto, Leonard y yo vivimos muy intensamente nuestro matrimonio.
- Sin embargo su romance con Vita Sackville-West.....
- Fue sencillamente una experiencia sexual entre ambas, lo que dió lugar a una larga amistad, que se prolongó hasta mi muerte en 1941. Esta relación también propició una de mis obras "Orlando".
- Tengo que apuntar que Nigel Nicolson, el hijo de Vita, calificó esta obra como "la más larga y encantadora carta de amor de toda la Literatura Británica".
- Probablemente llevaba razón.

En el silencio de las salas comienza a percibirse un murmullo lejano. Observo que el rostro de Virginia, en un principio joven y luminoso como el de las modelos de Rossetti comienza a ensombrecerse. Sus rasgos se alargan y sus ojos comienzan a perder brillo. A medida que las rumores y el leve tumulto crecen la silueta de la escritora va desapareciendo. Intento seguir hablando con ella, pero no oigo sus respuestas.
De pronto la sala, antes solitaria, se llena de gente contemplando las pinturas expuestas, elevo mi vista al lienzo "Water Willow" de Rossetti y me vienen a la memoria los versos del poeta.
"Tus manos entrelazan la fresca hierba como blancos capullos de rosas blancas,
Tus ojos sonríen en paz llenos de la gracia del cielo"
Una chica vestida de rojo, que está junto al cuadro, se vuelve y me sonríe.




12 comments:

Josep Lloret Bosch said...

Me encantan estos viajes al pasado tuyos, Antonio, presentando personajes famosos con una cercanía familiar muy bien medida: sabes cómo captar el interés del lector de principio a fin.

Un abrazo.

abril en paris said...

¡ Esa pildora que os dan..! Me explico : Presentas de una dulce manera un monton de datos que de otra forma resultarian aridos y como dice Josep captas el interes desde el principio porque nos ayudas a imaginar que es todo real..¡ Que vidas tan intensas y a la vez torturadas .. ! Sin embargo tan creativas.
Muy bueno Antonio. Un abrazo :-)

Crowley said...

Brillante, como el de Melville. Grandioso este viaje temporal, Anro. Y puestos a solicitar viajes, ¿para cuando uno con Orwell?
Un saludo

Bruja Truca said...

Ante todo gracias por darme el honor de la dedicatoria =)
Me ha encantado la entrevista con Virginia. Por una vez no la he visto como una mujer extraña sino como una mujer dulce y agradable y el titulo de la entrada es estupendo.
Además me ha encantado la foto en la que sale con esa especie de poncho en tono sepia. Muy guapa.
Una mujer muy interesante y misteriosa.
Genial como siempre. Un abrazote =)

pepa mas gisbert said...

Estos retratos tuyos son de una exquisitez asombrosa. Mi enhorabuena.

ANRO said...

Pues me alegro un montón que a tí te parezca bueno, Josep, te puedo asegurar que para mí es un placer recuperar a estos personajes.
Un abrazote.

ANRO said...

Abril, es muy cierto que en ocasiones la forma y el envoltorio son esenciales para que un producto te guste. Esa es mi intención, lograr captar la atención para abrir la curiosidad...si consigo eso con vosotros me doy por satisfecho.
Un abrazote.

ANRO said...

Recojo el guante Crowley. Orwell es un personaje que creo conocer bastante bien. Aceptada pues, tu propuesta.
Un abrazote.

ANRO said...

Ha sido un verdadero placer trabajar en tu propuesta, Bruja Truca. Me ha gustado mucho la idea de los posts interactivos. Provocan ilusión y refrescan las ideas.
Las gracias tengo que dártelas a tí.
Un abrazote.

ANRO said...

Viniendo los elogios de tí, querida Alma, los acepto en lo que valen.
Un abrazote.

MucipA said...

Mientras leía la entrevista me he imaginado que estaba delante de un cuadro enorme y era capaz de abstraerme de todo lo que había a mi alrededor. Fantástica la frase "todos hemos de vivir y ser lo que somos" y los versos del final.
Un saludo

ANRO said...

Querida amiga Mucipa, el tema se prestaba y tanto el personaje central como el ambiente en que se desenvolvió daba para mucho. Lástima que el medio en que escribimos no nos permita alargarnos lo que queremos. Me alegra sobremanera acertar y que vosotros acepteis mi trabajillo.
Un abrazote.