Este post, escrito hace casi dos años, tenía por objeto comentar la película de Ken Russell, titulada precisamente "Gothic", cuyo tema versaba sobre la famosa reunión de poetas y literatos que tuvo lugar en Suiza, en la famosa villa Diodati. De aquella reunión surgieron dos obras literarias: "Frankstein" escrita por Mary Shelley, cuya fama superó infinitamente las espectativas del momento; y "El Vampiro", mucho menos conocida, escrita por el doctor Polidori.
Estuvo en mi pensamiento unirme a esta reunión (valiéndome de mi máquina personal del tiempo, y elaborar un relato fantástico, pero era un reto un tanto peliagudo y lo dejé dormir. Finalmente me decanté por la auténtica historia de una reunión, que aconteció hace muchos años en el Gothic Temple, un edificio que se encuentra en Stowe-Buckinghamshire, a cierta distancia de Londres.
Ese edificio, construído en 1741, forma parte de un conjunto arquitéctonico de palacetes, fuentes y pabellones de caza, rodeados de unos extensos jardines neoclásicos. En los años setenta y de acuerdo con los organismos oficiales de mantenimiento de edificios antiguos, el "Gothic Temple" era cedido durante algunos fines de semana a arquitectos noveles para que aportaran ideas sobre el mantenimiento y restauración del complejo.
Dado que mis amigos Nigel y John cumplían los requisitos necesarios para gozar de una estancia en aquel lugar se programó la reunión que a continuación paso a relatar. Todos los hechos son rigurosamente ciertos.
Pido perdón a los amigos Josep y Manuel Márquez, porque en su día ellos sí lo leyeron y comentaron.
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El viento acuchillaba nuestros oídos con sus aullidos. Una lluvia fina repicaba en el capó de nuestro viejo coche y para colmo, Yolanda, embarazada de cuatro meses , se quejaba porque estaba sintiendo náuseas. No era para menos porque los altibajos y recovecos de la estrecha carretera por la que circulábamos rumbo al Gothic Temple, en la región de Stowe en Hawkwell Field, era una verdadera tortura a la que se añadían las contrariedades meteorológicas.
La bruma húmeda nos envolvía y apenas podíamos ver el camino pese a llevar las luces largas. Solo sombras a ambos lados de la estrecha carretera.
En el pequeño Audi viajábamos cuatro personas: John y su compañera Yolanda, Carla, amiga de ésta, y algo más que amiga mía y Tony, narrador de esta historia.
Ya, muy entrada la tarde (era el mes de noviembre) y con los alrededores envueltos en tinieblas avistamos unos faroles encendidos. A los pocos minutos la visión fantasmal del Gothic Temple se presentó delante de nosotros de forma aun más siniestra que la foto de portada.
Yolanda estaba agotada y Carla andaba un poco molesta conmigo por no sé que broma que le había gastado. John que conducía el Audi también renqueaba, pero yo que me había colocado con un canuto, estaba francamente bien y tal que salí del coche aspiré la lluvia y el viento con los brazos abiertos.
Esperábamos que hubieran llegado a la mansión nuestros amigos Nigel, Beth su compañera y John "El Largo" (le llamábamos así por su enorme estatura, que rozaba los dos metros de un cuerpo, coronado por una cabeza enorme llena de pelos negros y rizados y una cara absolutamente barbada)
Entre John y yo sacamos los bolsos y corriendo nos refugiamos delante del portalón. Llamamos con fuertes golpes y el eco resonó en el interior como una campana de bronce. John, que tenía un gran sentido del humor , me recordó la escena similar de la película "The Young Frankstein", que no hacía muchas semanas habíamos visto. Comencé a reirme como un cosaco y viendo el lamentable estado de nuestras respectivas parejas me sacudió aun más la risa tonta. En eso estábamos cuando de pronto la puerta se abrió y el "Largo" apareció en el umbral con una antorcha encendida, al tiempo que decía con voz cavernosa:
- Mr. Harker, supongo.- se dirigía a mí- Yo soy Drácula, mi bienvenida a usted y a sus invitados. Pasen. El aire de la noche es muy frío y todos necesitarán comer y descansar- dicho ésto sacó una lengua enorme y comenzó a relamerse, mirando a las chicas con "supuesta lujuria".
Todos soltamos la carcajada por la ocurrencia del "El Largo", que permanecía serio señalándonos el oscuro salón. Inmediatamente todo se iluminó y Nigel y Beth salieron con risas a recibirnos.
Nos quedamos maravillados del amplio salón circular, que sostenía una galería con siete columnas rematadas por figuras coronadas de piedra. El salón estaba decentemente amueblado y una gran mesa, que ya habían dispuesto nuestros compañeros, estaba lista para el banquete con el que inaugurábamos nuestro primer día de estancia en tan exótico lugar.
Pronto estuvimos todos instalados en los diversos aposentos del edificio y poco después relajados y contentos nos reunimos en el salón circular.
El primero que tuvo la idea fue Nigel(ya he hablado de él en algunos de mis primeros post) naturalmente. A pesar de que recien había conseguido formar parte de un gabinete de arquitectos (al igual que John) estaba muy ligado al mundo del cine (nunca le estaré lo suficientemente agradecido por lo mucho que me enriqueció en ese terreno) y también era un entusiasta erudito de la literatura inglesa.
- Estamos en el lugar adecuado y en el ambiente más propicio para realizar una experiencia que seguro os suena a todos.
- Aquí podemos hacer toda clase de experiencias - tercié yo de la forma más tonta.
- Creo que te refieres a la reunión de Villa Diodati - remoloneó Beth que había aceptado una calada que yo le había ofrecido.
- ¡Shit, gran idea, tíos!- saltó "El Largo"- Eso es una pasada de idea, salvando las diferencias, ¡claro está!
- "Siete miradas de piedra se han despertado con el relámpago./Un espíritu ancestral ha bajado al centro del círculo y señala siete caminos vírgenes/¡Oid, oh mortales su petreo mensaje y que la luz de vuestras ideas/ lo convierta en relatos brillantes!"- sentencié ceremonioso con los ojos cerrados, mis brazos abiertos y mi cara vuelta hacia la cúpula.
- Fuck you!¿te ha salido así o lo traias preparado?- preguntó John.
- Pues no se. Estaba mirando a las testas coronadas de las columnas y me vino sin más.- dije yo con la mayor naturalidad.
El ambiente se calentó y todos estábamos relajadísimos. Los vinos que consumimos a lo largo de la cena y las caladas al material que yo había agenciado propiciaron que el reloj del salón marcara casi las tres de la madrugada, sin que nadie se hubiera movido de allí.
Todos habíamos aportado una historia y todos nos comprometimos a desarrollarla en el futuro de una forma u otra. También acordamos que las recopilaríamos y haríamos una copia para cada uno, para recordar siempre aquel momento único.
Estas fueron las historias (resumidas of course) de cada uno.
Beth versó su relato sobre una niña que podía hablar con las sombras de las personas y éstas le narraban secretos impensables de las personas a las que pertenecían. Una de aquellas fantasmagorías le cuenta la terrible historia de un viejo crimen.
Yolanda, que era gallega, narró una leyenda de su tierra sobre una meiga que hechiza a un joven para sacrificarlo al demonio y poder acceder a la eterna juventud. Pero la meiga es vencida gracias a la decisión y valentía de la novia del joven. Esta con un cuchillo bendecido y untado con su sangre virgen logra matar a su contrincante. El joven es salvado y naturalmente se casa con su novia.
Carla, italiana temperamental, nos contó su experiencia personal en una iglesia de la Toscana. Le ocurrió cuando era muy joven, en su primera adolescencia. Iba a recibir la confirmación y junto con sus compañeras fué a confesarse la víspera con un joven sacerdote que acababa de llegar a la iglesia, como adjunto al párroco. Antes que ella se acercó al confesonario su amiga íntima Sofía. Al rato volvió ésta con los ojos saltándole las órbitas y gesto espantado. En un susurro le dijo a Carla que no fuera a confesarse porque dentro del confesonario había un chivo con cuernos. Carla sintió una insana curiosidad, y sin hacer caso de su amiga se acercó al cubículo. De pronto tuvo que retroceder porque dos ojos rojos la miraban tras la celosía del confesonario. (Probablemente se trataba de un cura muy peculiar)
Estas fueron las tres historias de las chicas, que fueron las primeras en deleitarnos con sus terroríficas narraciones, que aquí, obviamente,he resumido
El tiempo seguía favoreciendo la atmósfera inquietante que nos envolvía y todos nos sentíamos cada vez más; shelleys, byrons, o polidoris.
Le tocó el turno a El Largo. El que sería su futuro relato versaba sobre un joven pintor que expone su obra todos los días en una reja de Hyde Park. Un día se acerca un señor, casi un anciano, quien se detiene largo rato en cada uno de los cuadros. El joven le pregunta si le interesa alguno. El anciano señala un cuadro en el que hay pintada una joven , pide el precio y lo paga sin rechistar. El viejo se aleja, desapareciendo por la boca del metro cercano. Meses más tarde, una noche el joven sale de un pub un tanto bebido. Tropieza con una chica. El incidente da lugar a futuros encuentros entre ambos, y más tarde a una relación. Semanas más tarde deciden viajar a Norfolk, donde viven los padres de la chica. Una vez en el tren, el joven reconoce entre los viajeros al anciano que le compró el cuadro. Para su mayor asombro el hombre porta un bulto en el que cree reconocer el cuadro que aquel le compró. Lleno de curiosidad y alentado por el viejo que le sonrie, el joven se acerca. El anciano le muestra el bulto. En la pintura hay dos jóvenes abrazados. Son él y la joven que le acompaña.
John contó la historia de un músico frustrado al que su padre obliga a cursar arquitectura para que herede su prestigioso estudio. El muchacho será en el futuro el diseñador de un campo de concentración y cada vez que selecciona un grupo de víctimas las "deleita"con un solo de violín interpretado por él mismo.
Esta historia que John nos contó era tan extremecedora y la contó con tal pasión que nos dejó helados.
Nigel se levantó ofreció un guisqui, se sirvió él mismo uno y habló de cierto suceso que ocurrió, según él, durante el rodaje de una película. El tenía acceso libre al plató por amistad con el productor ejecutivo. Se trataba de una película de terror titulada "Asylum"(creo recordar protagonizada por Peter Cushing)
Uno de los segundos operadores apareció muerto una mañana. Su cadáver sin herida aparente yacía en la cama donde lo encontraron. Lo extraño del caso es que el desgraciado no tenía ni una sola gota de sangre en el cuerpo. A lo largo de casi una hora, Nigel nos tuvo en suspenso sobre si aquello se trataba de un caso de vampirismo o un asesinato al que se le podría conseguir solución lógica. Esta solución, en realidad nunca se produjo, el caso se balanceó entre el misterio y la lógica. El hombre había mantenido relaciones con una mujer muy extraña que el estudio había contratado para una escena de baile, estilo gipsy centroeuropeo. Por lo visto era una experta en el folklore de la región. Ambos estuvieron, durante las semanas que la mujer estuvo contratada, viviendo en un flat de Totenham, pero ninguno de los vecinos que fueron interrogados notó nada extraño en el piso de la pareja. La autopsia del cadáver reveló que había un pequeño orificio en el corazón. De la mujer nunca se supo y la policía nunca pudo saber si ésta pudo salir del pais o no. Nigel nos dió como cierto este relato, pero no puedo ratificar si sólo era producto de su imaginación, aunque siempre he pensado que era una historia real, pero adornada por mi amigo.
He dejado para el final mi relato . Este "cuento" puedo ratificar que se trata de un hecho que había sucedido, al menos en su parte de tragedia familiar (tengo delante de mí documentos que pueden situar el hecho en 1925). Mi madre me contó en cierta ocasión que había en nuestra inmensa y laberíntica casa un cuarto encantado en el que había muerto una hermanastra, a la que yo nunca había conocido, a la que cariñosamente llamaban Purita.
Ocurrió, según mi madre, que Purita y otras dos hermanas, todas en edades de cuatro a seis años, jugaban en la inmensa buhardilla de nuestra casa. La señora que cuidaba de ellas estaba sentada tranquilamente en un rincón bordando o haciendo labores similares. A una de las sirvientas, que trabajaba en la cocina, se le ocurrió subir donde jugaban las niñas , cubierta con una sábana, con la parte de la cara cara pintada de negro y dos ajos en la boca simulando colmillos. Esta mujer, muy fantasiosa ella, contaba historias truculentas a las niñas. Nadie fue capaz de detener aquella broma. Cuando el "fantasma" asomó por el hueco de las escaleras las niñas gritaron espantadas, pero Purita, que era la mayor corrió despavorida hacia la ventana de la buardilla y se precipitó por ella.
La caida desde aquella altura(no mucha, pero sí suficiente) dejó a la pobre niña tullida y su débil organismo no pudo soportar aquello. A las pocas semanas, presa de terribles dolores, murió.
Naturalmente la desgraciada sirvienta fué detenida y meses más tarde arrepentida de su insensata acción se colgó de sus propias enaguas en la celda de la prisión.
El cuarto donde murió Purita se cerró a cal y a canto. Muchos años más tarde, siendo yo niño, el cuarto permanecía abandonado. Yo sentía una gran curiosidad y a la vez temor. Un día no pude resistir la tentación. Subí las escaleras y cuando me disponía a abrir la puerta oí un leve lamento al tiempo que a través de la cerradura veía una luz azulada. Corrí despavorido escalera abajo saltando los escalones de dos en dos.
La explicación lógica es que alguna rata y una ilusión óptica alteraron mis sentidos. La foto que muestro es la de la desgraciada niña acompañada de su hermana menor.
Esto fué todo lo que dió de sí aquella tarde, noche y madrugada. Antes de irnos a nuestros respectivos aposentos subimos al torreón. El temporal había amainado y una luna pálida asomaba entre los jirones de nubes.
Nadie desarrolló las ideas que allí se pergueñaron. De hecho las vidas de todos nosotros cambiaron meses después, pero sí hubo una última reunión , en la que coincidieron todas aquellas personas. Habían pasado ocho meses. Yo había conocido a Lola, quien sería mi futura compañera, y junto con todos ellos celebramos el día de nuestra boda en Wandsworth.
Al día de hoy he perdido todo contacto con aquellos amigos. Creo que tanto John como Nigel abrieron un estudio de arquitectos en Londres. Ambos se divorciaron de sus respectivas compañeras. De John el Largo perdí por completo la pista. Durante un tiempo nos carteamos con Yolanda, pero poco a poco distanciamos la correspondencia hasta perderla por completo. Hay una foto de aquella reunión, pero creo que la única que la posee es precisamente Yolanda, o tal vez esté hoy en poder de alguno de sus tres hijos. Punto final.
Estuvo en mi pensamiento unirme a esta reunión (valiéndome de mi máquina personal del tiempo, y elaborar un relato fantástico, pero era un reto un tanto peliagudo y lo dejé dormir. Finalmente me decanté por la auténtica historia de una reunión, que aconteció hace muchos años en el Gothic Temple, un edificio que se encuentra en Stowe-Buckinghamshire, a cierta distancia de Londres.
Ese edificio, construído en 1741, forma parte de un conjunto arquitéctonico de palacetes, fuentes y pabellones de caza, rodeados de unos extensos jardines neoclásicos. En los años setenta y de acuerdo con los organismos oficiales de mantenimiento de edificios antiguos, el "Gothic Temple" era cedido durante algunos fines de semana a arquitectos noveles para que aportaran ideas sobre el mantenimiento y restauración del complejo.
Dado que mis amigos Nigel y John cumplían los requisitos necesarios para gozar de una estancia en aquel lugar se programó la reunión que a continuación paso a relatar. Todos los hechos son rigurosamente ciertos.
Pido perdón a los amigos Josep y Manuel Márquez, porque en su día ellos sí lo leyeron y comentaron.
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El viento acuchillaba nuestros oídos con sus aullidos. Una lluvia fina repicaba en el capó de nuestro viejo coche y para colmo, Yolanda, embarazada de cuatro meses , se quejaba porque estaba sintiendo náuseas. No era para menos porque los altibajos y recovecos de la estrecha carretera por la que circulábamos rumbo al Gothic Temple, en la región de Stowe en Hawkwell Field, era una verdadera tortura a la que se añadían las contrariedades meteorológicas.
La bruma húmeda nos envolvía y apenas podíamos ver el camino pese a llevar las luces largas. Solo sombras a ambos lados de la estrecha carretera.
En el pequeño Audi viajábamos cuatro personas: John y su compañera Yolanda, Carla, amiga de ésta, y algo más que amiga mía y Tony, narrador de esta historia.
Ya, muy entrada la tarde (era el mes de noviembre) y con los alrededores envueltos en tinieblas avistamos unos faroles encendidos. A los pocos minutos la visión fantasmal del Gothic Temple se presentó delante de nosotros de forma aun más siniestra que la foto de portada.
Yolanda estaba agotada y Carla andaba un poco molesta conmigo por no sé que broma que le había gastado. John que conducía el Audi también renqueaba, pero yo que me había colocado con un canuto, estaba francamente bien y tal que salí del coche aspiré la lluvia y el viento con los brazos abiertos.
Esperábamos que hubieran llegado a la mansión nuestros amigos Nigel, Beth su compañera y John "El Largo" (le llamábamos así por su enorme estatura, que rozaba los dos metros de un cuerpo, coronado por una cabeza enorme llena de pelos negros y rizados y una cara absolutamente barbada)
Entre John y yo sacamos los bolsos y corriendo nos refugiamos delante del portalón. Llamamos con fuertes golpes y el eco resonó en el interior como una campana de bronce. John, que tenía un gran sentido del humor , me recordó la escena similar de la película "The Young Frankstein", que no hacía muchas semanas habíamos visto. Comencé a reirme como un cosaco y viendo el lamentable estado de nuestras respectivas parejas me sacudió aun más la risa tonta. En eso estábamos cuando de pronto la puerta se abrió y el "Largo" apareció en el umbral con una antorcha encendida, al tiempo que decía con voz cavernosa:
- Mr. Harker, supongo.- se dirigía a mí- Yo soy Drácula, mi bienvenida a usted y a sus invitados. Pasen. El aire de la noche es muy frío y todos necesitarán comer y descansar- dicho ésto sacó una lengua enorme y comenzó a relamerse, mirando a las chicas con "supuesta lujuria".
Todos soltamos la carcajada por la ocurrencia del "El Largo", que permanecía serio señalándonos el oscuro salón. Inmediatamente todo se iluminó y Nigel y Beth salieron con risas a recibirnos.
Nos quedamos maravillados del amplio salón circular, que sostenía una galería con siete columnas rematadas por figuras coronadas de piedra. El salón estaba decentemente amueblado y una gran mesa, que ya habían dispuesto nuestros compañeros, estaba lista para el banquete con el que inaugurábamos nuestro primer día de estancia en tan exótico lugar.
Pronto estuvimos todos instalados en los diversos aposentos del edificio y poco después relajados y contentos nos reunimos en el salón circular.
El primero que tuvo la idea fue Nigel(ya he hablado de él en algunos de mis primeros post) naturalmente. A pesar de que recien había conseguido formar parte de un gabinete de arquitectos (al igual que John) estaba muy ligado al mundo del cine (nunca le estaré lo suficientemente agradecido por lo mucho que me enriqueció en ese terreno) y también era un entusiasta erudito de la literatura inglesa.
- Estamos en el lugar adecuado y en el ambiente más propicio para realizar una experiencia que seguro os suena a todos.
- Aquí podemos hacer toda clase de experiencias - tercié yo de la forma más tonta.
- Creo que te refieres a la reunión de Villa Diodati - remoloneó Beth que había aceptado una calada que yo le había ofrecido.
- ¡Shit, gran idea, tíos!- saltó "El Largo"- Eso es una pasada de idea, salvando las diferencias, ¡claro está!
- "Siete miradas de piedra se han despertado con el relámpago./Un espíritu ancestral ha bajado al centro del círculo y señala siete caminos vírgenes/¡Oid, oh mortales su petreo mensaje y que la luz de vuestras ideas/ lo convierta en relatos brillantes!"- sentencié ceremonioso con los ojos cerrados, mis brazos abiertos y mi cara vuelta hacia la cúpula.
- Fuck you!¿te ha salido así o lo traias preparado?- preguntó John.
- Pues no se. Estaba mirando a las testas coronadas de las columnas y me vino sin más.- dije yo con la mayor naturalidad.
El ambiente se calentó y todos estábamos relajadísimos. Los vinos que consumimos a lo largo de la cena y las caladas al material que yo había agenciado propiciaron que el reloj del salón marcara casi las tres de la madrugada, sin que nadie se hubiera movido de allí.
Todos habíamos aportado una historia y todos nos comprometimos a desarrollarla en el futuro de una forma u otra. También acordamos que las recopilaríamos y haríamos una copia para cada uno, para recordar siempre aquel momento único.
Estas fueron las historias (resumidas of course) de cada uno.
Beth versó su relato sobre una niña que podía hablar con las sombras de las personas y éstas le narraban secretos impensables de las personas a las que pertenecían. Una de aquellas fantasmagorías le cuenta la terrible historia de un viejo crimen.
Yolanda, que era gallega, narró una leyenda de su tierra sobre una meiga que hechiza a un joven para sacrificarlo al demonio y poder acceder a la eterna juventud. Pero la meiga es vencida gracias a la decisión y valentía de la novia del joven. Esta con un cuchillo bendecido y untado con su sangre virgen logra matar a su contrincante. El joven es salvado y naturalmente se casa con su novia.
Carla, italiana temperamental, nos contó su experiencia personal en una iglesia de la Toscana. Le ocurrió cuando era muy joven, en su primera adolescencia. Iba a recibir la confirmación y junto con sus compañeras fué a confesarse la víspera con un joven sacerdote que acababa de llegar a la iglesia, como adjunto al párroco. Antes que ella se acercó al confesonario su amiga íntima Sofía. Al rato volvió ésta con los ojos saltándole las órbitas y gesto espantado. En un susurro le dijo a Carla que no fuera a confesarse porque dentro del confesonario había un chivo con cuernos. Carla sintió una insana curiosidad, y sin hacer caso de su amiga se acercó al cubículo. De pronto tuvo que retroceder porque dos ojos rojos la miraban tras la celosía del confesonario. (Probablemente se trataba de un cura muy peculiar)
Estas fueron las tres historias de las chicas, que fueron las primeras en deleitarnos con sus terroríficas narraciones, que aquí, obviamente,he resumido
El tiempo seguía favoreciendo la atmósfera inquietante que nos envolvía y todos nos sentíamos cada vez más; shelleys, byrons, o polidoris.
Le tocó el turno a El Largo. El que sería su futuro relato versaba sobre un joven pintor que expone su obra todos los días en una reja de Hyde Park. Un día se acerca un señor, casi un anciano, quien se detiene largo rato en cada uno de los cuadros. El joven le pregunta si le interesa alguno. El anciano señala un cuadro en el que hay pintada una joven , pide el precio y lo paga sin rechistar. El viejo se aleja, desapareciendo por la boca del metro cercano. Meses más tarde, una noche el joven sale de un pub un tanto bebido. Tropieza con una chica. El incidente da lugar a futuros encuentros entre ambos, y más tarde a una relación. Semanas más tarde deciden viajar a Norfolk, donde viven los padres de la chica. Una vez en el tren, el joven reconoce entre los viajeros al anciano que le compró el cuadro. Para su mayor asombro el hombre porta un bulto en el que cree reconocer el cuadro que aquel le compró. Lleno de curiosidad y alentado por el viejo que le sonrie, el joven se acerca. El anciano le muestra el bulto. En la pintura hay dos jóvenes abrazados. Son él y la joven que le acompaña.
John contó la historia de un músico frustrado al que su padre obliga a cursar arquitectura para que herede su prestigioso estudio. El muchacho será en el futuro el diseñador de un campo de concentración y cada vez que selecciona un grupo de víctimas las "deleita"con un solo de violín interpretado por él mismo.
Esta historia que John nos contó era tan extremecedora y la contó con tal pasión que nos dejó helados.
Nigel se levantó ofreció un guisqui, se sirvió él mismo uno y habló de cierto suceso que ocurrió, según él, durante el rodaje de una película. El tenía acceso libre al plató por amistad con el productor ejecutivo. Se trataba de una película de terror titulada "Asylum"(creo recordar protagonizada por Peter Cushing)
Uno de los segundos operadores apareció muerto una mañana. Su cadáver sin herida aparente yacía en la cama donde lo encontraron. Lo extraño del caso es que el desgraciado no tenía ni una sola gota de sangre en el cuerpo. A lo largo de casi una hora, Nigel nos tuvo en suspenso sobre si aquello se trataba de un caso de vampirismo o un asesinato al que se le podría conseguir solución lógica. Esta solución, en realidad nunca se produjo, el caso se balanceó entre el misterio y la lógica. El hombre había mantenido relaciones con una mujer muy extraña que el estudio había contratado para una escena de baile, estilo gipsy centroeuropeo. Por lo visto era una experta en el folklore de la región. Ambos estuvieron, durante las semanas que la mujer estuvo contratada, viviendo en un flat de Totenham, pero ninguno de los vecinos que fueron interrogados notó nada extraño en el piso de la pareja. La autopsia del cadáver reveló que había un pequeño orificio en el corazón. De la mujer nunca se supo y la policía nunca pudo saber si ésta pudo salir del pais o no. Nigel nos dió como cierto este relato, pero no puedo ratificar si sólo era producto de su imaginación, aunque siempre he pensado que era una historia real, pero adornada por mi amigo.
He dejado para el final mi relato . Este "cuento" puedo ratificar que se trata de un hecho que había sucedido, al menos en su parte de tragedia familiar (tengo delante de mí documentos que pueden situar el hecho en 1925). Mi madre me contó en cierta ocasión que había en nuestra inmensa y laberíntica casa un cuarto encantado en el que había muerto una hermanastra, a la que yo nunca había conocido, a la que cariñosamente llamaban Purita.
Ocurrió, según mi madre, que Purita y otras dos hermanas, todas en edades de cuatro a seis años, jugaban en la inmensa buhardilla de nuestra casa. La señora que cuidaba de ellas estaba sentada tranquilamente en un rincón bordando o haciendo labores similares. A una de las sirvientas, que trabajaba en la cocina, se le ocurrió subir donde jugaban las niñas , cubierta con una sábana, con la parte de la cara cara pintada de negro y dos ajos en la boca simulando colmillos. Esta mujer, muy fantasiosa ella, contaba historias truculentas a las niñas. Nadie fue capaz de detener aquella broma. Cuando el "fantasma" asomó por el hueco de las escaleras las niñas gritaron espantadas, pero Purita, que era la mayor corrió despavorida hacia la ventana de la buardilla y se precipitó por ella.
La caida desde aquella altura(no mucha, pero sí suficiente) dejó a la pobre niña tullida y su débil organismo no pudo soportar aquello. A las pocas semanas, presa de terribles dolores, murió.
Naturalmente la desgraciada sirvienta fué detenida y meses más tarde arrepentida de su insensata acción se colgó de sus propias enaguas en la celda de la prisión.
El cuarto donde murió Purita se cerró a cal y a canto. Muchos años más tarde, siendo yo niño, el cuarto permanecía abandonado. Yo sentía una gran curiosidad y a la vez temor. Un día no pude resistir la tentación. Subí las escaleras y cuando me disponía a abrir la puerta oí un leve lamento al tiempo que a través de la cerradura veía una luz azulada. Corrí despavorido escalera abajo saltando los escalones de dos en dos.
La explicación lógica es que alguna rata y una ilusión óptica alteraron mis sentidos. La foto que muestro es la de la desgraciada niña acompañada de su hermana menor.
Esto fué todo lo que dió de sí aquella tarde, noche y madrugada. Antes de irnos a nuestros respectivos aposentos subimos al torreón. El temporal había amainado y una luna pálida asomaba entre los jirones de nubes.
Nadie desarrolló las ideas que allí se pergueñaron. De hecho las vidas de todos nosotros cambiaron meses después, pero sí hubo una última reunión , en la que coincidieron todas aquellas personas. Habían pasado ocho meses. Yo había conocido a Lola, quien sería mi futura compañera, y junto con todos ellos celebramos el día de nuestra boda en Wandsworth.
Al día de hoy he perdido todo contacto con aquellos amigos. Creo que tanto John como Nigel abrieron un estudio de arquitectos en Londres. Ambos se divorciaron de sus respectivas compañeras. De John el Largo perdí por completo la pista. Durante un tiempo nos carteamos con Yolanda, pero poco a poco distanciamos la correspondencia hasta perderla por completo. Hay una foto de aquella reunión, pero creo que la única que la posee es precisamente Yolanda, o tal vez esté hoy en poder de alguno de sus tres hijos. Punto final.
20 comments:
Estamos vagos, ¿eh?
Tant da, porque el texto sigue siendo estupendo y uno se lo pasa en grande imaginando que está ahi, viéndolo todo...
Un abrazo.
Pues se ve que debió gustarnos, compa Antonio, porque aquí andamos, volviendo a leerlo y comentarlo. En mi caso, y por mor de mi memoria de pez (que no de la falta de calidad del relato, que bien puedo asegurarte que la tiene...), te puedo asegurar que el disfrute ha vuelto a ser pleno, porque sólo con la lectura ya muy avanzada (y porque, además, me fío de tu palabra), he podido darme cuenta de que sí, que me sonaba el texto. A mí me resulta muy evocador acerca de esa situación típica de peli de terror de parejita perdida que llega a casoplón siniestro; aunque no sé si tú y tu "tronqui" ibais muy perdidos (si lo ibais, sería, más bien, en el sentido religioso del término...).
Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
La historia que más me ha gustado es la tuya. La explicación de la rata me parece mucho más verosímil de lo que pueda parecer a simple vista y es que puedo dar fe de lo que la autosugestión puede llegar a hacer.
En mi colegio había un pasillo muy largo que ha determinadas horas estaba muy poco iluminado y con otro colega convencí a un montón de gente de que en ese "pasadizo" se veían cosas extrañas. No te puedes ni imaginar lo que llegó a ver la gente y como corrían escaleras abajo con verdadero pavor.
En fin, me ha encantado la historia, la reunión y los relatos que se os ocurrieron. Una pena que perdierais el contacto.
Por cierto, Polidori siempre me ha parecido un nombre de coña.
Un abrazote.
Yo iba a buscarlo el otro día cuando mencionaste que ya habías hablado sobre tu amigo en este post...pero como lo has traído.
Joder! Tu historia es muy macabra. Pobre niña... y pobre sirvienta...eso fue una desgracia, pero la pobre no tenía mala intención.
La que más me ha gustado es la de Beth. Me parece una idea estupenda.
Tengo que ir revisando viejos post de este blog (y del de Josep...con el suyo ya me he ido poniendo al día...pero no llego a todo).
Me ha encantado el post.
Un abrazo.
¡Aún siento escalofrios Antonio ! De veras..en una tarde como ésta y practicamente a oscuras ( los dias cada vez más grises )tus relatos son terroríficos...
¡ Sensible que es una.. !
Una narración estupenda, Antonio. Los que hemos llegado más tarde hasta aquí, lo agradecemos infinitamente.
No sé a qué se debe ésta 'recuperación del post, pero sinceramente
¡gracias !
Solo me falta la niebla.. y una puerta que chirria..
Un abrazo estremecido !!
Pues como yo tampoco leí el post en su día lo he disfrutado de principio a fin, imaginándome cada escena y poniéndole lugar y aspecto gracias a las fotos (me ha encantado la de las niñas y, a la de la izquierda, hasta le he encontrado cierto parecido con tu rostro...).
Nos enganchas con tus relatos, Antonio.
GRACIAS!
Me quito el sombrero ante un texto tan "Gótico" y estupendo, Antonio. Es muy agradable regresar de viaje y encontrarse con una joyita así esperando en el ciberespacio a ser leída. Un abrazote.
Amigo Anro,
siempre es bueno rescatar entradas, más teniendo en cuenta que algunos nos hemos enganchado más tarde y no hemos podido bucear en el océano de tus posts.
Esto sí que es una truculenta historia gótica, Anro... y sugestionable que soy yo, con poco me basta para inquietarme.
Un abrazote y feliz domingo.
Es que en esa atmosfera la imaginación se dispara y los relatos que producen, imaginación y atmosfera, tienden a ser desasosegantes.
Un placer leer tu historia.
Buena idea la de reponer entradas. Como veas que hay más como esa no dudes en reponerlas para disfrute de los que hemos llegado más tarde.
Ya sabes amigo Josep que de vago nada de nada. Menos mal que la próxima semana ya tendré lista de nuevo mi casita, libre de pintores y albañiles. Entonces seguiremos hablando de cosas más próximas.
Un abrazote.
Pues ya ves Manolo, le tengo un poco de cariño a ese post. Fue una velada irrepetible.
Un abrazote.
En realidad la historia fue de mi madre, que me la contó. Sin duda la sugestión contó en la impresión que recibí.
A lo largo de mis años he perdido a muchos amigos en el camino. Así es la vida. Un camino entre dos eternidades (como dice cierto personaje de película) en el que entran y salen muchos personajes.
Un abrazote.
En realidad DAvid, me diste la idea. Se terciaba el caos que hay en mi casa y la imposibilidad de centrarme en algo, de manera que metí mano en el pasado y parece que os ha gustado.
Un abrazote.
No mujer, no, no es tan terrorífica la cosa, yo díría, Abril, que la experiencia fue muy divertida. Hubo cierto epílogo un tanto desorientador pero acabó bien.
Un abrazote.
Es posible que haya cierto parecido, al fin y al cabo las dos eran mis hermanastras. La que está de pié es Purita y la otra era Dulcenombre, a la que sí conocí hasta su muerte, ocurrida en el 55.
Me alegro de que te gusten estos relatos, cuanto con vuestra paciencia en seguirme.
Un abrazote.
Cierto, Marcos, el relato puede llamarse gótico, aparte del edificio que así se llamaba.
Vale la pena, si uno visita Londres, desplazarse hasta ese lugar que hoy está habilitado como destino turístico.
Un abrazote.
Ja, ja, ja, efectivamente Crowley, tú hubieras gozado allí. Fue una experiencia formidable y nunca le agradeceré suficiente a Nigel que me invitara a ir con ellos.
Un abrazote.
Tienes razón, Alma, creo que la atmósfera del Gothic Temple y también el buen entendimiento entre los amigos hizo que nuestra imaginación cabalgase...bueno y tambien cierta ayudita.
Un abrazote.
Alguna cosita vendrá amigo Pepe. Esa historia estuvo muy bien y creo que fue irrepetible.
Me alegro que os haya gustado.
Un abrazote.
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