Thursday, October 8, 2009

EL CRIMEN DE SOUTH ALVARADO STREET - PRIMERA PARTE


UN PROLOGO DE FICCION

El despacho era sombrío y deprimente. Las persianas estaban cerradas y solo una leve claridad hacía visible el polvo en suspensión.La penumbra hacía difícil distinguir a la persona que se sentaba tras la mesa. Ocupaba un sillón con un enorme espaldar de cuero negro, o al menos eso parecía. El hombre parecía menudo, con un poblado bigote y unas enormes entradas que presagiaban una inminente calvicie. Fumaba un puro y cuando acercaba su mano para sacudir la ceniza se distinguía un pronunciado anillo con un zafiro rojo. Tras expeler una gran bocanada de humo dijo:

- Espero que tendrás algo bueno que contarme. ¿Se ha llevado a cabo toda la operación sin contratiempos ?
- Por supuesto, señor, le dije que podía confiar plenamente en mí
El interrogado era un tipo de aspecto vulgar, de complexión muy robusta y voz extremadamente dura.
-¿La chica pudo salir a tiempo?
- Sí señor, todos los cabos están muy bien atados. Creo que este será suficiente para que intervenga el Sr. Hays. No ha quedado el menor rastro de los jefes en ésto.
- Eso es una gran noticia O'Malley ¿Cómo consiguió atraer a Sands a Hollywood?
- Fue muy fácil jefe. Se untó al negrata. Ese tipo tiene todas las de perder si abre su sucia bocaza. Tenemos un buenos cristianos en la poli que se encargarán de limpiarsela. Esta casa está más que segura. Nadie la relacionará jamás con el asunto.
- De eso estoy completamente seguro O'Malley. Gracias por las noticias que me traes. Toda la industria te estará etermanente agradecida. De ahora en adelante en Hollywood solo habrá vicios privados y públicas virtudes.
El hombre tras la mesa carcajeó con su ocurrencia y O'Malley, respetuoso, cerró la puerta tras si.

Horas despues de esta entrevista el cadáver de un hombre de complexiòn muy robusta identificado como Jim O'Malley, vigilante nocturno de unos famosos estudios de Hollywood aparecía apuñalado en un callejón próximo a Vine Street. Al día siguiente la policía conseguía detener al asesino. Un chulo de putas baratas fué acusado del crimen. Según un titular de los Angeles Times, el individuo no cesaba de clamar por su inocencia y alegaba que la navaja que se encontró junto a él no le pertenecía. Obviamente cuando fue detenido estaba colocado de coca al cien. Años más tarde apareció ahorcado en su celda.

NOTAS DE UN DIRECTOR DE CINE

El hombre fumaba en pipa. Cada vez que se la llevaba a la boca aspiraba profundamente. Unas arrugas de preocupación cruzaban por su frente. Escribía unas cuartillas en su mesa, iluminada por un flexo.
"Antes de que podamos hacer especulaciones sobre las causas y culpabilizar a todos aquellos envueltos en el caso debemos conocer algo sobre el entorno en el que la víctima vivía y donde ha muerto. El asesinato y las vías para resolverlo hay que buscarlas en las raices del peculiar carácter de este círculo dónde él vivía. Yo estoy convencido de ello, porque yo formaba parte de ese entorno"

Después de escribir este párrafo. Se retrepó en el sillón y dió un profundo suspiro. En una cuartilla mecanografiada que estaba a un extremo de la mesa podía leerse. KING VIDOR-PAPELES PRIVADOS.
Este prólogo imaginativo pudiera no serlo tanto. Es un hecho que solo un año antes el escándalo de Fatty Arbuckle había sacudido a toda la Amèrica cristiana. Se estaban elevando gritos más que preocupantes que reclamaban un código moral para toda aquella "gentuza" de Hollywood. Cuando William Desmond Taylor fue asesinado, toda la sociedad hollywoodense lloró y derramó todas las lágrimas de cocodrilo. En realidad los grandes estudios soltaron un suspiro de alivio porque solo un mes después la maquinaria Hays salvaba a la industria del desastre.

(Hago una aclaración importante. Existe un libro titulado "Un reparto de asesinos" de Sidney D. Kirpatrick, que aun no he leído y no voy a leer hasta que no termine este post. Lo digo para que nadie pueda tacharme de plagiario)

ANTECEDENTES

El barrio de Hollywood era, por aquellos años 20 del siglo pasado, un pelín liberal y salido. Desde la llegada y auge de las grandes compañías cinematográficas, las pujantes estrellas, que no gozaban de un pasado demasiado respetable, comenzaron a construirse mansiones y palacios para competir con la aristocracia europea, que sólo conocían por las extravagantes patrañas de Von Strehein y algún que otro visitante curioso e ilustre.
La mayoría de estos actores y actrices contrataban criados y chóferes, que en el fondo eran de su propia condición, entonces se formaba una extraña mezcla de clases, que en el fondo era sólo una, que se miraba en el espejo oscuro.
"...esa unión (de todos los relacionados con la industria) les daba la seguridad de que podían crear sus propias leyes, inventar sus propios códigos morales, establecer sus propias costumbres y maneras de comportarse. El aislamiento los hacía sentirse provisionales, imprudentes. En su subconsciente temían sin duda que la burbuja mágica fuera a reventar pronto, y ellos tuvieran que volverse corriendo a sus Booklyns, a sus espectáculos ambulantes y a sus pueblos, a continuar llevando una existencia más próxima a la vida tal como era que a como se imaginaban"
(King Vidor)

A pesar de todos los casos que cita el desorbitado Kenneth Anger en su díptico "Hollywood - Babilonia", y la sórdida visión que nos ofrece Ellroy en sus novelas, Hollywood pretendía ser un sitio divertido y vividor donde se jugó con demasiado frivolidad con el diablo de las drogas y el alcohol. Lo que comenzó siendo un divertimento de chicas y chicos de barrio jugando a derrochar la riqueza que les caía encima acabó con negros nubarrones que propiciaron la llegada de la peste Hays y sus cubos de basura. El último caso que aceleró el contraataque de los magnates, fabricantes de dinero fue el asesinato de William Desmond Taylor.

EL PROTAGONISTA


William Cunningham Deane-Tanner, más tarde conocido como W. Desmond Taylor, es el más claro ejemplo de vividor al límite. Desde los 18 años se lanzó a la mar, pero decidió recalar en Nueva York donde por casualidad tuvo su primer contacto con el cine. En la gran ciudad conoció una chica de la que se enamoró, Ethel May Hamilton, se casó con ella en 1901. El matrimonio comenzó a ser bien conocido en la sociedad neoyorkina gracias al suegro de Tanner (Taylor) que era un señalado broker de Wall Street.
En Octubre de 1908 ocurre el primer hecho misterioso en la vida del futuro actor-director. Tras mantener un tormentoso affaire con una mujer casada, sufre un "lapso mental" y desaparece de la escena neoyorkina sin más, dejando atrás a su mujer y a su hija Ethel Daisy.

Con otro nombre, William Desmond Taylor, reaparece en Hollywood en Diciembre de 1912, donde adquiere una gran fama como actor e inmediatamente se pone tras las cámaras con "The Awakening".
En los años siguientes se convierte en uno de los directores más prolíficos de Hollywood llegando a filmar más de cincuenta películas.

Impagables ejemplos de carteles de algunas de sus películas.

Volviendo a la historia, nuestro hombre se enrola en el ejército casi finalizada la Primera Gran Guerra. Taylor no estuvo en primera línea de fuego, pero se licencia con cierto lustre y con el grado de teniente.
Cuando vuelve a Los Angeles su prestigio llega a su punto más alto. Es nombrado Presidente de la "Motion Picture Directors Association". Se codea con los más prestigiosos pioneros, de ahí su amistad con King Vidor a quien siempre le agradeció sus consejos y primeros pasos en la industria. Dirige a las estrellas más refulgentes, Mary Pickford, Wallace Reid, Dustin Farnum y naturalmente a su "protegida" Mary Miles Minter.

Parece ser que nunca hubo contacto entre la esposa formal de Taylor y éste. De hecho hay una leyenda, que pudo ser cierta, en la que Ethel May y su hija Ethel Daisy (hija también de Taylor), estaban en el cine donde proyectaban una película protagonizada por su antiguo marido. En el momento en que la imagen de Desmond Taylor se proyectaba en pantalla le dijo Ethel a su hija "Este es tu padre". No sabemos si la adolescente Daisy ya tenía noticias de su padre o esa fue la revelación de su origen paterno.

La vida privada de Desmond Taylor trascendía los muros de su lujosa casa de Alvarado Street. Su encumbramiento y fama le hacían imprudente. Muchas actrices y starlets desfilaban por los salones y dormitorios de su casa. Mabel Normand, Mary Miles, Faith Cole y Margarret Gibson eran algunos nombres propios. Los tabloides amarillos estaban aireando lel rumor que Desmond Taylor había abandonado a una mujer legítima y a su propia hija. Otros rumores más peligrosos aireaban ciertas orgías en las que la homosexualidad de dos de sus criados daba pié a raras sospechas.
Así estaba el panorama poco antes de la fatídica fecha del 2 de Febrero de 1922. Fecha de cierto sabor cabalístico.



EL CRIMEN

A las siete treinta de la mañana del día 2 de Febrero de 1922, el cuerpo sin vida de William Desmond Taylor fue encontrado en el interior del 404-B South Alvarado Street, en el area de Westlake Park en el downtown de Los Angeles.
Según cuenta Keneth Anger en su libro "Hollywood Babilonia", el cadáver fue descubierto por el criado negro de Taylor, Henry Peavey. Este, con el espanto consiguiente salió a la calle gritando como una mujer histérica "Han matado al amo!, han matado al amo!".
Un supuesto doctor se personó inmediatamente y diagnosticó sin más que la víctima había muerto de una hemorragia estomacal. Cuando más tarde las autoridades volvieron el cuerpo de espaldas vieron con asombro que había un agujero de bala. El médico que tan alegremente diagnosticó no se le volvió a ver.
En una primera apreciación las autoridades comprobaron que no se había producido ningún robo. De hecho en uno de los dedos de Taylor relucía el enorme diamante de la suerte. Diamante del que no se había separado tras su primer éxito cinematográfico "El diamante caido del cielo".
Si el móvil del crimen no había sido el robo ¿Cuál fue el móvil y quien o quienes estaban implicados en él?

Siete sospechosos y una teoría final que se dilucidará en el próximo post.
De intermedio unas curiosas ilustraciones de la época.


8 comments:

FATHER_CAPRIO said...

Me niego a llamar post a lo que has escrito. Se trata de un tratado, de una conferencia magistral, de una tesis doctoral, de un guión cinematográfico, de una novela de Chandler. Me ha encantado y solo faltaba aquella frase final: ¡Usted puede ser el asesino!...

Quedamos en ascuas...

Saludos

alicia said...

Me ha encantado la historia,Antonio, y m muero de ganas por saber la continuaciòn. ¡Ay, esa Holluywood Babilonia!

ANRO said...

Gracias Father, acepto los elogios, aunque son un pelín exageradillos. Prometo volcarme en la continuación para seguir gozando de vuestras simpatías que son la verdadera razón de este blog.
Un abrazote.

ANRO said...

Alicia, prometo no decepcionarte, pero hay que esperar a la próxima semana.
Un abrazote.

Josep Lloret Bosch said...

Je, je... sabía que había que provocarte para exprimirte cual fresco limón...

Con decirte que me ha gustado más tu texto que esos carteles, me imagino que no hace falta más.

Eres un maestro, Antonio: tienes un don.

Un abrazo, expectante...

ANRO said...

A decir verdad, Josep, el tema lo tenía a huevo. El verano pasado mi hija me contaba que había leído el libro "Un reparto de asesinos". Me interesé por el personaje y por su relación con Vidor, pero solo me documenté con periódicos de la època y dejé dormir el tocho de folios.
Cuando decidí hablar sobre "The Crowd", una peli que siempre me ha gustado dejé la puerta abierta al post, pero no sabia cómo enfocarlo. Todos vosotros me habeis ayudado, así que por la cuenta que me trae tengo que trabajarme muy bien la segunda parte.
¿Sabes que el libro estaba agotado en todas las librerías y he tenido que pedirlo al FNAC de Madrid?...Naturalmente he aprovechado y he aumentado el pedido...ejen, que no me oiga Lola.
Un abrazote y tómate un buen fin de semana ¿Sigue la festa?

Crowley said...

Interesantísimo Anro. Como los buenos contadores de historias te dejas lo mejor para el final y nos dejas a nosotros con la miel (o la sangre) en los labios.
Saludos y felicidades por este estudio digno de Kenneth Anger

ANRO said...

Pues ya está la segunda parte Crowley. Este asunto lo tocó Kenneth Anger, pero solo de forma tangencial sin explorar a fondo el asunto. De hecho nadie pudo hacerlo.
Tal que lea el libro definitivo sobre el asunto opinaremos.
Un abrazote.