Hace tan solo unos días, la página del amigo Bloc de Josep presentaba una peli en la que coincidía un trinomio artístico de primera. Josep nos mostraba unas dramáticas escenas de "Los Girasoles" de Vittorio de Sica en la que los principales papeles eran interpretados por Sophia Loren y Marcello Matroianni. Pues bien, hubo otra película, mucho menos dramática y más divertida en la que el trío también daba el do de pecho.
Yo no quiero hoy comentar ni glosar esta película, entre otras cosas porque desde hace muchos años no la he vuelto a ver. La traigo hoy a esta página para contaros una historia íntimamente relacionada con ella. Ustedes me van a perdonar , pero me ha parecido que el caso que relato podría ser ilustrativo de las experiencias que algunos de nosotros (apuesto a que más de uno) hemos vivido en una sala de cine. Contaros lo que sigue no es cosa sencilla (alguien puede sentirse aludido), por eso, como en casos anteriores limitense a leer una pequeña historia, o cuento, como ustedes gusteis, de la vida real, en la que todos los personajes tienen otros nombres, menos el personaje de la experiencia.
Ese tipo que bromea, mientras trabaja, en el taller mecánico de una fundición, dedicada a la construcción de gruas y carretillas elevadoras, es el otrora llamado Toni, que por aquellos lejanos años se encontraba en plena toma de partido de la juventud.
Eran tiempos duros y los salarios apenas llegaban para pagarte una pensión de mala muerte, en la que muchas veces tenías que compartir habitación con los personajes más raros del animalario celtiberico.
Ya he repetido en otras ocasiones que el tal Toni era un personaje bastante ingenuo pero a la vez muy vividor. Nada podía quebrantar su buen humor y su amor a la vida. Aquellos años en los que la juventud toma patente de corso y todos los elementos vitales estàn en plena efervescencia el chico estrenaba independencia. Por primera vez se desenganchaba de un hogar y eso era una de las cosas más importantes que le estaban pasando.
Pero había otra cosa, de primordial importancia, que el llamado Toni aun no había esperimentado. A sus veinte años a punto de cumplir, el muchacho no había explorado cuerpo femenino alguno.
- Me han dicho que en la Cuesta de la Reina te lo pueden hacer por cinco pesetas- le dijo Santi- una tarde al tiempo que ambos tomaban una copa de vino en Ca'Pancho.
Toni se resistía a ir de putas. Ambos habían estado merodeando por los sitios claves y aquellas mujeres desaliñadas y fondonas no se acoplaban a la geografía amorosa de Toni.
- Ya veremos, Santi, esta semana estoy pelao de perras, perdí un dineral en la timba del Tomás y me temo que tendré que hacer horas extras. El jefe me ha dicho que si vengo a la fresadora me paga dos pelas más por hora.
- Eres un jilipinga. Venga, te presto yo.
- Que no Santi, que no. Mañana tengo que levantarme a las cinco.
-¡Venga y pélatela, cabrón!
Durante un par de semanas Toni apenas tenía tiempo de ir a comer y cuando terminaba la jornada se tumbaba en la cama sin ánimos para nada más. Un viernes tuvo que presentarse en las oficinas de la fundición para resolver unos papeles burocráticos, y recoger la nómina. Cuando salía de la oficina estaba tan distraido mirando los menguados números que representaban sus horas extras que no se fijó en la limpiadora que fregaba el suelo de los pasillos y "metió la pata" literalmente en el cubeta. Toni perdió el equilibrio y fue a parar a los pies de la mujer.
Esta no pudo reprimir la carcajada. Era una señora aparentemente joven de pelo negro recogido en moño, ojos muy grandes y risa limpia.
Toni se levantó con un humor de perros y sacudiéndose. Había caído aparatosamente pero sin consecuencias.
- Lo siento- dijo la mujer tapándose la boca con la mano para evitar la risa. Toni se retiró gruñendo y maldiciendo.
Aquella tarde se reunió con su amigo Santi y con Pepe "Pelotas" (se le llamaba así por dos razones, por su afición al fútbol y por lo salido que estaba siempre)
- Está decidido Toni, esta noche nos vamos a la Cuesta y tú vienes con nosotros. Además mira lo que trae Pepe para abrir boca.
Lo que traía el "Pelotas" era un ejemplar, doblado y redoblado, con las páginas sebosas de tanto pasarlas, de un ejemplar de una revista francesa repleta de fotos de modelos de mujeres desnudas. Una de aquellas fotos mostraba a una chica tapándose con una mano la boca y con la otra sus partes íntimas. A Toni le vino a la imaginación, sin que pudiera explicárselo, la mujer de la limpieza cuyo cubo habia provocado su aparatosa caída.
- Vale, de acuerdo. Nos vemos a las diez- dijo Toni decidido.
- Así se habla, macho. Quedamos entonces.
La noche fue un verdadero desastre. Santi y Pepe se desfogaron como conejos en las tapias de la Cuesta, pero Toni no llegó a decidirse y para colmo la noche se había llenado de una fina llovizna.
- Y a vuestro amigo qué le pasa- oyó Toni que decía la puta- ¿Es cortito o es maricón?
- Ni una cosa ni otra- contestó Santi abrochándose la bragueta- y hazme el favor, tía, de no hablar si no sabes lo que dices. Cierra el pico y toma. Vámonos Pepe, ¡Afloja!
El camino de vuelta se hizo penoso. Toni no dijo una palabra.
El sábado por la mañana, sin avisar a sus amigos, Toni salió de la pensión muy temprano con la intención de coger el primer autobús con destino a Jaén. Pensó que le iría bien pasar el fin de semana en casa de su madre. Se detuvo en un bareto donde servían churros y pidió café con una ración.
Se sobresaltó cuando una voz le preguntó.
- ¿Se repuso el hombre de la caída?
- Ah, es usted. Pues mire que sí- y se sorprendió a sí mismo sonriendo, pero más se sorprendió cuando sin proponerselo le dijo a la que le había hablado de esta manera- Venga, le invito a churros.
- A por ellos venía, pero ya que es tan amable se lo acepto y me los tomo aquí. Y qué, se marcha. Lo digo por el petate.
- No, qué va! He pensado que como hacía semanas que no iba por casa y no tenía nada que hacer hoy ni mañana me apetecía comer un buen guiso de mi madre.
- Y ver a la novia, supongo.- dijo la mujer con picardía.
- No, señora. Hay una chica por allí, pero de momento nada. Sus padres son un poco estiraos y no miran bien que salgamos ¿Sabe?...recien he empezado a trabajar y despues viene la mili....así que no se donde va a ir a parar todo ésto.
- Deje de llamarme señora, que solo tengo 33 años.
- Vale, pues deje de llamarme de usted. Vamos a presentarnos Ale!
Ella volvió a reir sonoramente y a Toni le parecia un torrente de campanillas alegres.
- No es mala idea. Mira yo me llamo Nieves y ¿tu?
- Antonio, para servirle, pero los amigos me llaman Toni- dijo con procacidad ingenua, que volvió a provocar la risa de Nieves.
Ambos se quedaron en silencio un momento. Había cierto embarazo despues de aquel aluvión de confianza; de pronto no sabían como reaccionar ninguno de ellos. Toni rompió la delgada capa de hielo.
- ¿Tú tienes algún compromiso?- preguntó casi en un suspiro.
Ella miró limpiamente a los ojos del muchacho.
- Soy viuda, y hay un viajante que está loco por mí. Y seguramente me voy a casar con él, porque tengo que asegurar mi vida futura. Hace dos años me vine a vivir a esta ciudad con el que fue mi marido. No he conseguido echar raíces, porque no tuvimos hijos. Venderé mi casa y me iré con Eusebio, un viajante..... pero te estoy entreteniendo y tienes que marcharte, son casi las diez y dentro de media hora sale el autobús para Jaén.
Toni cogió de mala gana su petate. Miró a Nieves y vió en ella una sonrisa casi apagada.
- ¿Querrías quedarte, Toni?
- Ya que lo preguntas, Nieves, sí.
Hubo otro silencio embarazoso. Ella le miró resuelta.
- Podríamos ir esta noche al cine, y a tomar unas cervezas. Eusebio está en Madrid y no vuelve hasta la semana que viene. Total, ya somos amigos y podemos salir un rato.
Ambos se despidieron para quedar aquella tarde, a las siete, en la Cafetería Mercurio.
Toni contó las horas. A mediodía apenas pudo comer. Tenía una fuerte desazón. No sabía que saldría de aquella cita. De hecho no quería pensar en nada. Desde las cinco estaba preparándose. Intentó alisar su pelo rizado con exceso de brillantina y se arregló con sus mejores prendas. Se decidió por una camisa blanca y se arremangó las mangas bien altas. A las siete estaba sentado a la barra bebiéndose una cerveza. A cada minuto miraba el reloj.
Por fin a las siete y cuarto hizo Nieves su aparición. Toni se quedó con la boca abierta. No podía creer lo que veía. Nieves parecía haber rejuvenecido por lo menos cinco años.
- Perdona que te haya hecho esperar pero me entretuve en la peluquería.
- Claro! ¿qué quieres tomar?
- Una coca cola.
Pasaron el rato charlando. En una máquina de discos cercana alguien había puesto un disco de Jerry Lee Louis.
- ¿Te gusta la música de rock?- Le preguntó Toni
- Ni hablar a mí me gusta más Nat King Cole.
- ¿Quieres que mire a ver si tienen Monna Lisa?
- Ja, ja, ¿y por qué Monna Lisa?
- ¡Por qué va a ser, por tu sonrisa!
El tiempo pasó volando para Toni. Era un poco tarde y tenían que adquirir las entradas. Había una cola bastante larga. Toni se puso en el lugar y sacó dos butacas. La película se titulaba "Matrimonio a la Italiana". Una vez dentro de la sala Toni comenzó a sentirse nervioso. No sabía cómo poner los brazos. Miraba de reojo a Nieves y la veía muy contenta y la película parecía gustarle. El apenas ponía atención a los avatares de la pareja formada por Sophia Loren y Marcello Mastroianni. Cuando las luces se encendieron y la gente comenzó a salir. Toni chorreaba sudor por los cuatro costados.
- ¿Te gustó?- le preguntó a Nieves.
- Me ha encantado Toni. ¡Qué bien has sabido elegir!
Toni no sabía qué pensar y los fotogramas habían pasado como una luz sincopada.
Estaban en la puerta y Toni guardó silencio mientras jugueteaba con el pie.
- ¿Te puedo acompañar a tu casa?
- ¿Tu crees que sería buena idea?
- No lo se Nieves. Yo estoy muy confundido y creo que tú eres la que tienes que decidir.
Caminaron un rato. Ella parecía pensar.
- ¿Has estado alguna vez en alguna de esas casas....?- preguntó Nieves sin levantar la vista
- ¿Te refieres a si he estado con una de esas mujeres?.....alguna vez los amigos y yo fuimos pero......- Toni sentía un sudor frío y caminaba con cierta pesadez.
- Entonces.....¿nada ...de nada?
Toni enrojeció hasta la raiz del pelo y un atisbo de rabia comenzó a roerle las entrañas.
- Mejor no seguimos hablando, Nieves. - se detuvo en seco- ¿Para qué has aceptado salir conmigo?- la miró secamente.
Ella le miró sonriente y con voz muy clara y firme le contestó.
- Para acostarme contigo.
Y así empezó el technicolor de mi vida. Nieves fue un espectacular trailer en mi película . Apenas unos minutos de ella, pero sin su color, sin su experiencia y sin su discreción mi vida hubiera sido de otra forma.
Nunca compartí con mis amigos de entonces aquellos momentos. Nieves y yo actuamos como si no nos hubieramos conocido. Ella continuo unas buenas relaciones con su Eusebio y meses más tarde supe que se casaron. A partir de entonces, todos los fines de semana volvía a mi casa de Jaén y a formalicé mi noviazgo con Gloria. Ella era una chica legal y muy tradicional pero nuestras relaciones no fueron mucho más allá de la temporada que realicé mi servicio militar.
Yo no quiero hoy comentar ni glosar esta película, entre otras cosas porque desde hace muchos años no la he vuelto a ver. La traigo hoy a esta página para contaros una historia íntimamente relacionada con ella. Ustedes me van a perdonar , pero me ha parecido que el caso que relato podría ser ilustrativo de las experiencias que algunos de nosotros (apuesto a que más de uno) hemos vivido en una sala de cine. Contaros lo que sigue no es cosa sencilla (alguien puede sentirse aludido), por eso, como en casos anteriores limitense a leer una pequeña historia, o cuento, como ustedes gusteis, de la vida real, en la que todos los personajes tienen otros nombres, menos el personaje de la experiencia.
Ese tipo que bromea, mientras trabaja, en el taller mecánico de una fundición, dedicada a la construcción de gruas y carretillas elevadoras, es el otrora llamado Toni, que por aquellos lejanos años se encontraba en plena toma de partido de la juventud.
Eran tiempos duros y los salarios apenas llegaban para pagarte una pensión de mala muerte, en la que muchas veces tenías que compartir habitación con los personajes más raros del animalario celtiberico.
Ya he repetido en otras ocasiones que el tal Toni era un personaje bastante ingenuo pero a la vez muy vividor. Nada podía quebrantar su buen humor y su amor a la vida. Aquellos años en los que la juventud toma patente de corso y todos los elementos vitales estàn en plena efervescencia el chico estrenaba independencia. Por primera vez se desenganchaba de un hogar y eso era una de las cosas más importantes que le estaban pasando.
Pero había otra cosa, de primordial importancia, que el llamado Toni aun no había esperimentado. A sus veinte años a punto de cumplir, el muchacho no había explorado cuerpo femenino alguno.
- Me han dicho que en la Cuesta de la Reina te lo pueden hacer por cinco pesetas- le dijo Santi- una tarde al tiempo que ambos tomaban una copa de vino en Ca'Pancho.
Toni se resistía a ir de putas. Ambos habían estado merodeando por los sitios claves y aquellas mujeres desaliñadas y fondonas no se acoplaban a la geografía amorosa de Toni.
- Ya veremos, Santi, esta semana estoy pelao de perras, perdí un dineral en la timba del Tomás y me temo que tendré que hacer horas extras. El jefe me ha dicho que si vengo a la fresadora me paga dos pelas más por hora.
- Eres un jilipinga. Venga, te presto yo.
- Que no Santi, que no. Mañana tengo que levantarme a las cinco.
-¡Venga y pélatela, cabrón!
Durante un par de semanas Toni apenas tenía tiempo de ir a comer y cuando terminaba la jornada se tumbaba en la cama sin ánimos para nada más. Un viernes tuvo que presentarse en las oficinas de la fundición para resolver unos papeles burocráticos, y recoger la nómina. Cuando salía de la oficina estaba tan distraido mirando los menguados números que representaban sus horas extras que no se fijó en la limpiadora que fregaba el suelo de los pasillos y "metió la pata" literalmente en el cubeta. Toni perdió el equilibrio y fue a parar a los pies de la mujer.
Esta no pudo reprimir la carcajada. Era una señora aparentemente joven de pelo negro recogido en moño, ojos muy grandes y risa limpia.
Toni se levantó con un humor de perros y sacudiéndose. Había caído aparatosamente pero sin consecuencias.
- Lo siento- dijo la mujer tapándose la boca con la mano para evitar la risa. Toni se retiró gruñendo y maldiciendo.
Aquella tarde se reunió con su amigo Santi y con Pepe "Pelotas" (se le llamaba así por dos razones, por su afición al fútbol y por lo salido que estaba siempre)
- Está decidido Toni, esta noche nos vamos a la Cuesta y tú vienes con nosotros. Además mira lo que trae Pepe para abrir boca.
Lo que traía el "Pelotas" era un ejemplar, doblado y redoblado, con las páginas sebosas de tanto pasarlas, de un ejemplar de una revista francesa repleta de fotos de modelos de mujeres desnudas. Una de aquellas fotos mostraba a una chica tapándose con una mano la boca y con la otra sus partes íntimas. A Toni le vino a la imaginación, sin que pudiera explicárselo, la mujer de la limpieza cuyo cubo habia provocado su aparatosa caída.
- Vale, de acuerdo. Nos vemos a las diez- dijo Toni decidido.
- Así se habla, macho. Quedamos entonces.
La noche fue un verdadero desastre. Santi y Pepe se desfogaron como conejos en las tapias de la Cuesta, pero Toni no llegó a decidirse y para colmo la noche se había llenado de una fina llovizna.
- Y a vuestro amigo qué le pasa- oyó Toni que decía la puta- ¿Es cortito o es maricón?
- Ni una cosa ni otra- contestó Santi abrochándose la bragueta- y hazme el favor, tía, de no hablar si no sabes lo que dices. Cierra el pico y toma. Vámonos Pepe, ¡Afloja!
El camino de vuelta se hizo penoso. Toni no dijo una palabra.
El sábado por la mañana, sin avisar a sus amigos, Toni salió de la pensión muy temprano con la intención de coger el primer autobús con destino a Jaén. Pensó que le iría bien pasar el fin de semana en casa de su madre. Se detuvo en un bareto donde servían churros y pidió café con una ración.
Se sobresaltó cuando una voz le preguntó.
- ¿Se repuso el hombre de la caída?
- Ah, es usted. Pues mire que sí- y se sorprendió a sí mismo sonriendo, pero más se sorprendió cuando sin proponerselo le dijo a la que le había hablado de esta manera- Venga, le invito a churros.
- A por ellos venía, pero ya que es tan amable se lo acepto y me los tomo aquí. Y qué, se marcha. Lo digo por el petate.
- No, qué va! He pensado que como hacía semanas que no iba por casa y no tenía nada que hacer hoy ni mañana me apetecía comer un buen guiso de mi madre.
- Y ver a la novia, supongo.- dijo la mujer con picardía.
- No, señora. Hay una chica por allí, pero de momento nada. Sus padres son un poco estiraos y no miran bien que salgamos ¿Sabe?...recien he empezado a trabajar y despues viene la mili....así que no se donde va a ir a parar todo ésto.
- Deje de llamarme señora, que solo tengo 33 años.
- Vale, pues deje de llamarme de usted. Vamos a presentarnos Ale!
Ella volvió a reir sonoramente y a Toni le parecia un torrente de campanillas alegres.
- No es mala idea. Mira yo me llamo Nieves y ¿tu?
- Antonio, para servirle, pero los amigos me llaman Toni- dijo con procacidad ingenua, que volvió a provocar la risa de Nieves.
Ambos se quedaron en silencio un momento. Había cierto embarazo despues de aquel aluvión de confianza; de pronto no sabían como reaccionar ninguno de ellos. Toni rompió la delgada capa de hielo.
- ¿Tú tienes algún compromiso?- preguntó casi en un suspiro.
Ella miró limpiamente a los ojos del muchacho.
- Soy viuda, y hay un viajante que está loco por mí. Y seguramente me voy a casar con él, porque tengo que asegurar mi vida futura. Hace dos años me vine a vivir a esta ciudad con el que fue mi marido. No he conseguido echar raíces, porque no tuvimos hijos. Venderé mi casa y me iré con Eusebio, un viajante..... pero te estoy entreteniendo y tienes que marcharte, son casi las diez y dentro de media hora sale el autobús para Jaén.
Toni cogió de mala gana su petate. Miró a Nieves y vió en ella una sonrisa casi apagada.
- ¿Querrías quedarte, Toni?
- Ya que lo preguntas, Nieves, sí.
Hubo otro silencio embarazoso. Ella le miró resuelta.
- Podríamos ir esta noche al cine, y a tomar unas cervezas. Eusebio está en Madrid y no vuelve hasta la semana que viene. Total, ya somos amigos y podemos salir un rato.
Ambos se despidieron para quedar aquella tarde, a las siete, en la Cafetería Mercurio.
Toni contó las horas. A mediodía apenas pudo comer. Tenía una fuerte desazón. No sabía que saldría de aquella cita. De hecho no quería pensar en nada. Desde las cinco estaba preparándose. Intentó alisar su pelo rizado con exceso de brillantina y se arregló con sus mejores prendas. Se decidió por una camisa blanca y se arremangó las mangas bien altas. A las siete estaba sentado a la barra bebiéndose una cerveza. A cada minuto miraba el reloj.
Por fin a las siete y cuarto hizo Nieves su aparición. Toni se quedó con la boca abierta. No podía creer lo que veía. Nieves parecía haber rejuvenecido por lo menos cinco años.
- Perdona que te haya hecho esperar pero me entretuve en la peluquería.
- Claro! ¿qué quieres tomar?
- Una coca cola.
Pasaron el rato charlando. En una máquina de discos cercana alguien había puesto un disco de Jerry Lee Louis.
- ¿Te gusta la música de rock?- Le preguntó Toni
- Ni hablar a mí me gusta más Nat King Cole.
- ¿Quieres que mire a ver si tienen Monna Lisa?
- Ja, ja, ¿y por qué Monna Lisa?
- ¡Por qué va a ser, por tu sonrisa!
El tiempo pasó volando para Toni. Era un poco tarde y tenían que adquirir las entradas. Había una cola bastante larga. Toni se puso en el lugar y sacó dos butacas. La película se titulaba "Matrimonio a la Italiana". Una vez dentro de la sala Toni comenzó a sentirse nervioso. No sabía cómo poner los brazos. Miraba de reojo a Nieves y la veía muy contenta y la película parecía gustarle. El apenas ponía atención a los avatares de la pareja formada por Sophia Loren y Marcello Mastroianni. Cuando las luces se encendieron y la gente comenzó a salir. Toni chorreaba sudor por los cuatro costados.
- ¿Te gustó?- le preguntó a Nieves.
- Me ha encantado Toni. ¡Qué bien has sabido elegir!
Toni no sabía qué pensar y los fotogramas habían pasado como una luz sincopada.
Estaban en la puerta y Toni guardó silencio mientras jugueteaba con el pie.
- ¿Te puedo acompañar a tu casa?
- ¿Tu crees que sería buena idea?
- No lo se Nieves. Yo estoy muy confundido y creo que tú eres la que tienes que decidir.
Caminaron un rato. Ella parecía pensar.
- ¿Has estado alguna vez en alguna de esas casas....?- preguntó Nieves sin levantar la vista
- ¿Te refieres a si he estado con una de esas mujeres?.....alguna vez los amigos y yo fuimos pero......- Toni sentía un sudor frío y caminaba con cierta pesadez.
- Entonces.....¿nada ...de nada?
Toni enrojeció hasta la raiz del pelo y un atisbo de rabia comenzó a roerle las entrañas.
- Mejor no seguimos hablando, Nieves. - se detuvo en seco- ¿Para qué has aceptado salir conmigo?- la miró secamente.
Ella le miró sonriente y con voz muy clara y firme le contestó.
- Para acostarme contigo.
Y así empezó el technicolor de mi vida. Nieves fue un espectacular trailer en mi película . Apenas unos minutos de ella, pero sin su color, sin su experiencia y sin su discreción mi vida hubiera sido de otra forma.
Nunca compartí con mis amigos de entonces aquellos momentos. Nieves y yo actuamos como si no nos hubieramos conocido. Ella continuo unas buenas relaciones con su Eusebio y meses más tarde supe que se casaron. A partir de entonces, todos los fines de semana volvía a mi casa de Jaén y a formalicé mi noviazgo con Gloria. Ella era una chica legal y muy tradicional pero nuestras relaciones no fueron mucho más allá de la temporada que realicé mi servicio militar.
10 comments:
Tiempos aquellos en que nosotras las mujeres no "podiamos" acostarnos con nadie, a no ser que fueramos putas, viudas o adúlteras, y si no lo eramos, el acostarnos con alguien nos convertía en unas golfas de mucho cuidado. Tiempos aquellos que recuerdo sin ninguna nostalgia. Quizás si, algún recuerdo de lo hermoso que era ir al cine, entonces era hermoso...
Vengo a agradecerte lo que dices de mi voz en el blog de Josep y como regalo un poema de Carlos Marzal en mi voz, pincha en:
pluscuamperfecto de futuro
Gracias por tu visita,Alma, pero más me ha gustado leer ese poema que bien podía haber estado enganchado a mi historia, porque justamente aquel día era "mi día de mañana es un proyecto de un tiempo por llegar...." y también "acogí mi cuerpo esperanzado"....
He de confesarte que cuando pasé por tu blog y ví entre tus poetas a Gabriel Celaya me alegré. Yo conocí personalmente a este hombre en el sesenta y pico. Tenía el proyecto de hacer un reportaje sobre una serie de poetas y sobre un tema específico. Al final no pudo hacerse y recalé en el piso de Gloria Fuertes, que sí colaboró con sus "poemas ingenuos".
De vez en cuando volveré a oírte.
Un abrazote
Plas, plas, plas, plas,plas.
Ovación cerrada. Ya te tengo dicho y no por ello dejaré de hacerlo, que me encantan esas historietas de tus anécdotas vitales.
Un abrazo.
(que poco ha faltado para un duplo...)
Opino lo mismo que Josep sobre la grandisima forma en que relaciones el cine y el anecdotario vital. Añado que "Matrimonio a la italiana" es una película que me costó encontrar divertida, aunque hay que tener en cuenta que la vi siendo mucho más pequeño y después de largos años escuchando de boca de mi padre que esta era la mejor comedia que había visto en su vida (también decía que Mastroianni era el mejor actor, o al menos su favorito, y Sophia Loren la mujer más bella). Luego ganó con un segundo visionado.
Gracias Josep, por esa ovación. Me da un poco de vergüenza, pero me alegro que te gusten estos pequeños cuentos.
Procuraré esmerarme cuando repita.
Un abrazote.
Me alegro, Rick, que el segundo visionado de "Matrimonio a la italiana" te fuera favorable. Ya ves que tu padre llevaba razón.
Un abrazote.
Creo que el cine ha sido una constante de la niñez/juventud de muchos. Por una parte estaba lo que se cocía en la pantalla y por otra lo que se cocía en las últimas filas. Muchas veces de lo primero no nos enterábamos. Yo no me acuerdo de los títulos.El cine era una fórmula iniciática para la vida. Una de las pocas que había. Las "gomas y lavajes" que cantaba Serrat para algunos como que no...
Excelente post con cierto aire entre Bardem y Fellini. Podríamos instaurar unos premios "Cinema Paradiso".
And the winner is...
Saludos
Me colocas el listón muy alto Father, pero me gustan los modelos. Sería bueno que los amigos contaran sus experiencias vitales-cinematográficas. Te aseguro que saltarían muchísimas e interesantes anécdotas.
Un abrazote.
Enhorabuena Anro, estas historias que nos vas relatando de cuando en cuando son una maravilla y la forma en la que unes cine y vivencias es simplemente mágica.
Saludos
Pues gracias a tí, Crowley, me llena de satisfacción que mis "pequeñas historias" puedan enganchar"
Un abrazote.
Post a Comment