Monday, July 30, 2007

LA ULTIMA PARTIDA DE INGMAR


Acabo de enterarme del fallecimiento del maestro. El que tantas veces jugó con la muerte, al final, ésta le ganó la partida.
Mi próxima entrada la dedicaré a él. Comentaré las emociones que me proporcionó el visionado de esa joya titulada "El Séptimo Sello" , y las contradicciones religiosas que me surgieron cuando ví "Los Comulgantes".


Cabalga con el frío.
Remonta los oscuros cielos
y con la luna quieta, enfoca,
tal vez dios esté en la noche.

Descansa en paz, maestro.

Monday, July 23, 2007

AL FINAL DE LA CARRETERA: EL CEMENTERIO- TERCERO

DOUBLE INDEMNITY

Cuando me propuse escribir estas páginas asumí la obligación de ser honesto con los posibles lectores que se acercaran a curiosear mi particular punto de vista para con algunas obras y autores del cine, en su vertiente llamada clásica. Esta labor conlleva ser cuidadoso en el lenguaje y en las formas con las que se redacta un artículo. Tengo que reconocer que muchas veces he descuidado estos extremos. Para escribir con propiedad hay que pensar en el lector y hacerle fácil la labor. Prometo respetar y mimar más a mis visitantes desde ahora.

Y sin más preámbulo dejemos que la atmósfera negra de "Double Indemnity" envuelva a los amantes malditos.

"Perdición" no fué una película realmente cara. El coste total de la misma fue de 927.00 dólares aproximadamente, de los cuales Wilder cobró 44.000 $ por el guión y 26.000$ por la dirección. Los tres protagonistas cobraron alrededor de 100.000$ cada uno.

Hay una anécdota curiosa acerca de cómo la Paramount comenzó la campaña publicitaria de la película. Los Estudios aconsejaron a todas las Compañías de Seguros del país para que organizaran exhibiciones para sus empleados. Esto era un consejo paradójico, ¿qué modelo de personaje iban a imitar los agentes de seguros: al bobo asesino o al listo amargado?
Otro capítulo publicitario de la productora fue cómo suavizar la imagen de Bárbara Stanwyck. Minimizar la imagen de una asesina fría y calculadora era labor harto difícil para lo cual hcieron aparecer a la actriz en la campaña de la Max Factor y de las "Colchas Bates".
"El Cigar Institute of America" se frotó las manos cuando vió la frecuencia de consumo de cigarrillos en la película, así que distribuyó carteles por todos los estancos con la imagen de Fred MacMurray encendiéndole el puro a Edward G.Robinson. Un crítico con mucha mala baba, Frank Krutnik, escribió en su columna que el continuo encendido del puro por parte de Neff a Keyes era todo un símbolo de una relación homosexual velada entre ambos personajes.

En aquella época los preestrenos dictaminaban la carrera comercial de una película. El preestreno de "Double Indemnity" fue el mes de Julio de 1944 en Glendale y Westwood. En un momento de la proyección, Billy, que paseaba nervioso por el vestíbulo, oyó una tremenda pitada. "La hemos cagado" dijo, pero la pitada no iba por la película sino por Bárbara, cuando aparece, con la toalla arrollada sobre su cuerpo desnudo, en lo alto de la escalera.

Lo más doloroso para esta película fue la agresividad verbal deRaymond Chandler, que aparte de ser un gran escritor era una angustia de hombre. Este arremetió contra Wilder y su labor como guionista escribiendo un artículo durísimo en el Atlantic Monthly en el que de paso ponía a parir a todo el gremio de guionistas hollywoodenses. Parece ser que al leer el artículo Billy exclamó: "Este bastardo se lamenta de lo que Hollywood le ha hecho, que él se pregunte lo que ha hecho por Hollywood".

Al margen de todos los escollos y escaramuzas, propias del gremio, "Double Indemnity fue un éxito para todos los que intervinieron en el film. Billy Wilder superó, con muchos tantos, su prestigio como director (esta era su tercera película). Uno de sus más geniales colegas, Hitchcock, le mandó el siguiente telegrama: "Desde "Double Indemnity" las dos palabras más importantes son Billy Wilder".

El personaje de Neff sigue con su confesión en el dictáfono.
"Esa fué la noche más larga de mi vida, Keyes, pero el siguiente día fué peor. La noticia salió en la primera plana de los diarios y el asunto se aireó en la oficina. Cuando tú comenzaste a hurgar en el asunto yo mantenía las manos en los bolsillos por temor a que tu vieses cómo me temblaban. Intenté ponerme unas gafas de cristales oscuros para que nadie me viera los ojos, pero rechacé la idea por temor a que alguien me preguntara por qué usaba aquellas gafas. Traté de mantenerme tranquilo, pero la verdad es que los nervios me tenían destrozado."

Neff y Keys son convocados al despacho del Supervisor. Se discute que la policía no parece encontrar nada extraño en la muerte del Sr. Dietrichson. Todo indica que ha sido una muerte accidental. La autopsia no revela nada más que rotura de cuello. No existen síntomas de ataque cardíaco, ni apoplejía ni otras causa que haya sido diagnósticada por un médico.

El Presidente de la Compañía de Seguros Mr.Edward Norton (Richard Gaines) malhumorado y agresivo le dice a Keys que él está convencido de que el Sr Dietrichson se ha suicidado. Sin embargo Keys le contradice alegando que si un hombre quiere suicidarse no lo haría arrojándose de un tren que corre solo a 20 kilometros por hora. Norton se empecina en su teoría y para ello ha citado a la viuda Dietrichson a fin de llegar a un acuerdo financiero razonable y que la compañía no tenga que pagar doble indemnización.

Phyllis aparece en la oficina segura y digna, vestida convenientemente y tocada con un sombrero del que pende un velo negro transparente sobre su cara.
Norton le habla de forma educada al principio, exponiendo las razones por las que ella ha sido citada, pero a poco, cambia de tercio y le dice claramente que la Compañía no está dispuesta a pagar la doble indemnización porque cree que el Sr. Dietrichson se ha suicidado por motivos económicos y que está dispuesto a sostener esa teoría y demostrarla en los tribunales.

La contestación de Phyllis es cortante: "Yo no se absolutamente nada de todo este asunto. De hecho no se para qué me ha llamado. Cuando vine a esta oficina no tenía idea de que ustedes me debían dinero. Primero me dicen que sí, luego me dicen que no y ahora que me dan una parte. ¿qué es esto? Ustedes creen que este es momento para regatear una cosa así. No me gustan para nada sus insinuaciones acerca de mi esposo y desde luego no me gustan sus métodos. De hecho, usted no me gusta Sr. Norton"

Ella se marcha de la oficina muy ofendida.
Keys, divertido, le dice a Norton como si éste fuera un jugador de fútbol:
"¡He, no ha jugado mal Sr. Norton¡. Llevaba la iniciativa, pero falló en la línea de meta. Hizo un tiro ilegal, fuera de juego, y le anularon el tanto. Lo malo es que no puede recuperar la jugada porque se ha terminado el partido"

Keys pasa a demostrar a Norton lo endeble que es la teoría del suicidio, dándole ejemplos mucho más efectivos para quitarse la vida. La conclusión es que Dietrichson no pensó en suicidarse ya que el tren circulaba a una velocidad mínima. Saltar del tren no era una manera segura de matarse. La conclusión, para satisfacción de Neff, es que Dietrichson efectivamente sufrió un accidente y que la Compañía no va a tener más remedio que pagar la doble indemnización.

Keys sale bufando de la oficina de Norton seguido de Neff que no puede ocultar el gesto de satisfacción. Keys saca el inefable puro y naturalmente no tiene fósforos. Neff, diligente y gustosamente le enciende el cigarro.

"Te hubiera abrazado en aquel momento, Keys, a tí y a tus estadísticas. Eras el único a quien teníamos miedo y en cambio, sin saberlo, te habías puesto de nuestra parte. Aquella noche al regresar a casa tenía los nervios más tranquilos. Volvía a sentir el suelo bajo mis pies y pensaba que en adelante todo sería mucho más fácil. Aquellos 100.000 dólares parecían ya tan seguros para Phyllis y para mí como si ya tuviéramos el cheque en el bolsillo o depositado en el banco".

Cuando Neff entra en su piso se oye el timbre del teléfono. Es Phyllis que quiere verse con él. Neff le contesta que puede subir a su apartamento pero que tenga cuidado de que nadie la vea entrar en él.
Nada más soltar el teléfono suena el timbre de la puerta. Es un momento de gran tensión. Neff abre con vacilación la puerta y se encuentra con Keys que entra pensativo sin esperar siquiera a que Neff le invite a pasar. Neff tiene que aparentar una tranquilidad que está lejos de sentir. Su jefe no hace más que darle vueltas a la pierna rota de Dietrichson. Si ya había firmado una póliza de seguro ¿por qué no denunció el accidente?. La pregunta más peligrosa surge de pronto. "¿Es que no sabía Dietrichson lo que había firmado?. Por unos segundos mira fíjamente a Neff, quien sostiene el tipo con afectada flema. Keys retira inmediatamente el interrogante. "No, no puede ser, tú mismo se la diste a firmar".
Desde este momento Neff sabe que ha perdido la jugada. Keys está narrando punto por punto todo lo que ha sucedido. En ese momento vemos el pasillo que conduce al apartamento y Phyllis saliendo del ascensor para dirigirse a la puerta de Neff. Cuando pone la mano en el pomo oye la voz de otra persona. La puerta se abre, pero ella se oculta tras la misma.

A Wilder no se le ocurrió otra cosa para mantener el suspense del momento, pero en realidad ningún constructor hubiera permitido que las bisagras de una puerta de un apartamento girasen hacia fuera. Estaba prohibido por las leyes contra incendios. Pero obviando esta "irregularidad" lo que importa en esta escena es el encuadre, bellísimo por otra parte.
Un plano general donde Phyllis sostiene el pomo de la puerta en el primer ángulo. Neff, sosteniendo la puerta de espaldas y al final del pasillo, dominando a los dos asesinos, Keys dispuesto a entrar en el ascensor ...y en la verdad del asunto.

A partir de ahora las relaciones entre los dos amantes parecen enturbiarse. Ella sospecha que Neff, mucho más débil que ella, está empezando a flaquear. Las facciones de Phyllis son firmes cuando le dice a su amante:
"Ninguno abandonará ésto - El primer plano alternativo de ambos refleja lo que sienten cada uno de ellos de forma magnífica- Lo hicimos juntos y juntos seguiremos hasta el final. Al final de la línea estaremos los dos. RECUERDALO".
La cámara se acerca implacable frente al rostro de Neff hasta un primerísimo plano.

"Sí recordaba, recordaba lo que tú habías dicho, Keys, acerca del viaje en tranvía del que nadie podía bajar de él hasta el final de la línea....el cementerio. Y empecé a pensar para qué sirven los cementerios. Para dejar allí a los muertos. Creo que fué la primera vez que pensé en Phillis así, muerta. ¿Y qué pasaría si ella muriese?

La acción cambia bruscamente y vemos a Neff y a Lola caminando por las colinas frente al Hollywood Boll. El auditorio está iluminado porque se celebra un concierto. Hasta ellos llega la música lejana. Lola le confiesa a Neff la sospecha de que su novio Zachetti le ha traicionado con su madrastra. Cree que ambos han comentido el asesinato de su padre, pero a pesar de tal sospecha Lola sigue amando a Zachetti. Esta confesión de la muchacha muerde a Neff en lo más íntimo. Un solo pensamiento se instala con fuerza: Phyllis le ha utilizado para despues compartir el botin y todo lo demás con un amante mucho más joven.

A la rabia que le produce el posible engaño se une la inquietud de que Keys esté al tanto del asunto y esté jugando con él al ratón y al gato. Resuelto a averiguar si Keys sospecha de él entra en el despacho de su jefe cuando éste se marcha. Descubre en un memorandum dictado que le habían estado investigando efectivamente, pero no habían encontrado ningún indicio de su participación en el delito. "Además-dice Keys,- yo confío en Walter al cien por cien- . El individuo sobre el que pesa toda la culpabilidad, según Keys, es Zachetti.

Para Neff el partido ya está jugado. Ve una puerta grande por la que salir airoso. Llama a Phyllis para fijar una cita para aquella noche a las once. Le advierte que tenga todas las luces apagadas.

La voz de Neff continua quebrada "Creo que no tendré que decirte lo que pensaba hacer a las once, Keys. Por primera vez veía claro cómo salir en bien del lío en que me había metido y de librarme de Phyllis al mismo tiempo....Eso es lo que pensaba...lo que yo no había calculado es que ella también tuviera calculados sus planes"

Los planos siguientes, oscurísimos, como la conciencia de los personajes , son el epílogo admirable de esta maldita relación.

Phyllis baja por la escalera, que si antes había representado un cielo luminoso para Walter, ahora es una siniestra bajada hacia el infierno. Ella apaga las luces, una por una con gesto resuelto. Lleva una especie de pañuelo en las manos. Pronto sabemos que en él lleva una pistola que oculta bajo el cojín del ssillón. Con calma se sienta sobre el mismo y enciendo un cigarrillo. Inmediatamente entra Walter, ya que como le había advertido a ella, la puerta está abierta.

- Estoy aquí -dice ella.
- Hola, nena, ¿Hay alguien más en la casa?
- Nadie ¿Por qué?
- ¿Qué es esa música?
- Tal vez una radio que alguien tiene encendida en la calle.

Walter se sienta frente a ella. Es la misma composición en la que ambos se conocieron por primera vez, solo que ahora ella no tiene la pierna desnuda enseñando la tobillera.

- Justo como la primera vez que vine aquí, ¿verdad?Hablábamos acerca de seguros de automóviles, pero tú pensabas en asesinato y yo pensaba en tu tobillera.
- Y en qué estas pensando tú ahora?
- He dejado de pensar, nena. Solo he venido a decirte adios.
- ¿Adios?..¿A dónde vas?
- Eres tú quien se va , nena, no yo. Yo me he bajado del tranvía en esta esquina.
- Puede que ese stop sea una tontería. Habla claro.
- Yo te lo explicaré. Un amigo mío tiene una teoría curiosa. Cuando dos personas han cometido un asesinato es como si fueran los dos en un tranvía. A partir de entonces ninguno de ellos puede bajarse y han de seguir juntos hasta el final de la vía. Y la última parada es el cementerio.
- Puede que tenga razón.
- La tiene. Dos irán hasta el final de la línea. Pero yo no seré uno de ellos. Tengo a otro para que haga el viaje en mi lugar.
- ¿De quién estás hablando?
- De un conocido tuyo, nena, un tal Zachetti. ¡Vamos, me metísteis en ésto porque yo sé algo de seguros ¿no es cierto? Fui un tonto. Me hubierais eliminado en cuanto hubieses cogido el dinero¡
- Nadie pensó en eliminarte
- Y te diré algo más. Te has entendido con él desde un principio ¿verdad?

Phyllis ha permanecido sentada en la semioscuridad. Neff sin embargo se ha levantado. Está visiblemente nervioso y agresivo. Ella permanece inmutable y serena. Es bellísimo el plano de su rostro en plano medio que afronta lo que le espera y lo que va a hacer.

- Eso no es verdad- niega ella.
- No importa ya lo que sea verdad o no. Lo que importa es que Keys busca a Zachetti y lo meterá en la cámara de gas antes de que el chico sospeche lo que pasa.
- Entonces ¿qué pasará conmigo?
- No seas tonta, nena. ¿Qué crees que pueda pasarte a tí? Tú ayudaste a achetti a cometer un crimen. Eso es lo que opina Keys y lo que vale para Keys vale para mí.
- Puedo que no valga para mí. Es más, puede que no me guste. Puede que prefiera hablar.
- A veces uno va a donde no puede hablar. A dos metros bajo tierra. Y si ese uno fueras tú se le achacaría a Zachetti, ¿no es cierto?. Seguro que esto puede ser así, porque dentro de 15 minutos el chico está aquí con los polis pisándole los talones.

Los dos amantes ya conocen cual es el destino cuando ella dice

- Los dos estamos podridos
- Solo que tú lo estás más que yo. Tú me hiciste matar a tu marido. Luego trataste de que Zachetti matara a Lola y puede que a mí también. Despues alguien más te hubiera librado de Zachetti Así es cómo operas tú ¿verdad?
(Sólo para apreciar lo diferente que suenan los diálogos en versión original reproduzco la frase anterior tal como la dice Neff: " Only you´re a little more rotten. You got me to take care of your husband for ya. And then you get Zachetti to take care of Lola, maybe take care of me too. Them somebody else would have come along to take care of Zachetti for ya. That's the way you operate, isn't it, baby?"

- Supongamos que sea así- contesta ella- ¿Es quizá mejor que lo que tú has preparado para esta noche?
Neff no contesta a la pregunta de Phyllis, se dirige hacia la ventana diciendo.
- No me gusta esa música ¿Te molesta que cierre?

La cámara se vuelve a Phyllis que da la última calada al cigarro. Despues lo tira con decicisión.Neff acaba de cerrar la ventana. La oscuridad lo envuelve casi por completo. Suena un disparo y él se tambalea.

- Puedes hacerlo mejor.-dice-Prueba otra vez. Si me acerco un poco más ...¿crees que acertarás ahora? -conforme se acerca ella baja el revólver- ¿Por qué no has disparado otra vez?¿No me digas que has estado enamorada de mí?

La mirada de ella ha cambiado. Ya no es la mirada dura y decidida. Sus ojos comienzan a llorar

- No, jamás te amé ni a tí ni a nadie. Estoy podrida hasta el alma. Te utilicé como has dicho. No significabas nada ...hasta hace un instante que no pude hacer el segundo disparo. Nunca pensé que pudiera ocurrirme tal cosa.
La cámara solo enfoca el rostro de Phyllis. Neff está de espaldas sin querer implicarse en el abrazo.
- Lo siento, no te creo- dice él
- No te pido que me creas. Solo que me abraces.
Ella se arroja sobre él. Pone cara de asombro. Le mira a los ojos y se oye un disparo.
- Adios nena.

La novela de Cain termina con un suicidio mutuo de los dos amantes a bordo de un barco, pero los guionistas Wilder y Chandler desecharon ese final. En principio se pensó que Walter muriera en la cámara de gas. De hecho se rodaron esas escenas pero el final que se dejó para la versión canónica es memorable.

Neff está agonizando a las puertas de la oficina de Seguros. Keys está junto a él.

- ¿Cómo va eso Walter?
- Bien- le contesta con trabajo Neff- pero alguien se ha llevado el ascensor a dos kilómetros de distancia.
- Ya vienen para acá- contesta Keys.
- ¿Sabes por qué no pudiste adivinarlo esta vez?. ...Yo te lo dije...porque tenías demasiado cerca a la persona que buscabas...al otro lado de tu mesa.
- Más cerca aún, Walter
- Yo tambien te quiero.

Neff saca trabajosamente un cigarrillo de su bolsillo. Trata de encenderlo y por primera vez a lo largo de todo el film, es Keys quien se lo enciende.
La pantalla se oscurece y aparece la palabra FIN.


Tuesday, July 10, 2007

EL CRIMEN (DOUBLE INDEMNITY 2)


Ed Sikov en su estudio sobre Wilder relata que una de las secretarias de Brackett y Wilder no se encontraba en su mesa una mañana, y cuando Wilder preguntó por ella, la otra secretaria le dijo "Me parece que está en el lavabo leyendo una historia", "¿Qué historia? preguntó Billy. Entonces la primera secretaria salió del lavabo con las galeras encuadernadas de "Perdición".

Sea o no cierta la anécdota, es verdad que en los años cuarenta y cincuenta las secretarias y otros subalternos tenían mucho que ver en los tejemanejes de los guiones. Estos podían perderse para siempre o ser rescatados de archivos polvorientos. El propio Wilder lo refleja én "Sunset Boulevard", cuando Gillis (Holden) discute con el productor Sheldrake (Fred Clark) una historia escrita por el primero. Mientras Gillis habla sobre el posible protagonista de la película y los exteriores, entra la secretaria (Nancy Olson) diciendo que el guión no vale gran cosa. Naturalmente el productor ni discute lo que la secretaria le dice. Le da la razón.

Bracket nunca estuvo de acuerdo en escribir el guión de "Perdición". Le parecía una historia sórdida y sucia (él era un cronista de élite y no un redactor de sucesos criminales. La salida de Bracket del proyecto propició la entrada de Raymond Chandler, que ya tenía un prestigio autoral. Había publicado "El Sueño Eterno", "Adios , muñeca" y "La ventana Alta".
Hay muchas leyendas "cinematográficas en torno a los primeros encuentros entre el escritor y el director, que alimentaron la fantasía de la prensa hollywoodense. Lo cierto es que hubo muchas tensiones entre ambos durante los meses que tardaron en elaborar el guión de "Double Indemnity".
Wilder manifestó en una entrevista las diferencias que le separaban de Chandler: "Para empezar estaba mi acento alemán. En segundo lugar yo conocía el oficio (guionista) mejor que él. También bebía a partir de las cuatro de la tarde y, por si fuera poco, joven, como yo era entonces, follaba con chicas jóvenes. Todas estas cosas le sacaban de quicio...El se limitaba a mirarme fijamente. Yo representaba todo lo que él odiaba de Hollywood".

Todas estas diferencias estuvieron a punto de romper la relación profesional entre ambos, pero el guión se terminó de manera satisfactoria para todos, incluso para el novelista James M.Cain quien declaró que todas las diferencias con su novela eran tan buenas que mejoraban el relato.

Creo que en este punto Cain llevaba razón. Hay pocas películas en las que el guión sea tan importante como en "Perdición", es verdaderamente increíble que no le concedieran el oscar en esta categoría....pero era lógico, dada la mala baba que rezuma el texto.

La segunda entrevista entre Phyllis y Walter acaba de forma brusca. Hasta tal punto que ella le dice con rabia:"Salga de aquí" a lo que él contesta : "Apuesta a que saldré de aquí, muñeca, saldré de aquí "por patas".

Sin embargo Walter se engaña a sí mismo. Sale de la casa y se introduce en una noche oscura y amenazante de lluvia.
"Se lo dije así, sin reparos. No me había engañado ni un solo instante. Me había dado cuenta de que tenía en mis manos un hierro candente que había que soltar inmediatamente antes de que me quemara....Me detuve a tomar una botella de cerveza ...me apetecía ahora. La necesitaba para quitarme el agrio sabor de su te y todo lo relacionado con aquello. No quería entrar en la oficina. Fuí a una bolera de la tercera oeste para pasar un rato y olvidarme. Pero el asunto me remachaba en la cabeza. No tenía ganas de cenar ni tampoco de ir al cine de modo que me dirigí a mi casa. Había empezado a llover y estuve contemplando la noche sin encender siquiera una luz. Tampoco eso me sirvió. Seguía sin soltar el hierro candente. Me dí cuenta de que no me había librado de nada. De que el anzuelo era demasiado fuerte . Nada se había quebrado entre ella y yo . Y esto era solo el principio.
A las ocho tocaría el timbre de la puerta y yo sabía quien era sin necesidad de preguntar. Como si fuera la cosa más natural del mundo."

Cuando Walter abre la puerta Phyllis está en el umbral. La claridad del vestíbulo contrasta con la oscuridad del piso. En mitad está la silueta en claroscuro de ella que le dice:

- Olvidaste tu sombrero en casa. (Obviamente ella no lleva nada en la mano)- y ante el gesto de asentimiento de él ella continua- ¿No quieres que pase a dártelo?

Hay un pequeño tira y afloja entre ambos. Un nuevo tanteo. El le pregunta cómo ha sabido su do micilio y ella le dice que por el listín telefónico.

- ¿Está fuera tu marido?- le pregunta Walter
- Sí, en Long Beach, avisó por teléfono que vendría tarde. A las 9.30...Y es hora de que me digas que te alegras de verme.
- Sabía que no lo dejarías así.

Ella parece ausente de toda malicia. Sigue un juego de inocencia que no encaja del todo.

- Quizá dije algo que te dió una impresión equiocada, Walter, te ruego que no pienses mal de mí.

Por fin habla sobre los sentimientos hacia su marido. Encauza la verdadera razón que va a unirla a Walter.

- Siento como si él me estuviera vigilando. No es que me importe ya, pero me tiene tan atada que no puedo respirar.
- El está en Long Beach, ¿No es cierto?...Tranquilizate.
- No debiera haber venido.
- Puede que tengas razón.
- ¿Quieres que me vaya?
- Si lo prefieres...
- ¿Ahora?
- Sí, ahora mismo.

Es el último íntento de Walter por alejarse del peligro que tiene encima, el "hierro al rojo" que decía horas antes.
Cuando ella hace ademán de marcharse el la coje por el brazo y la atrae hacia sí besándola apasionadamente.
Todos los planos de esta escena son de una gran sobriedad. Es como si Wilder diera rienda suelta al puro sentimiento, a la pura pasión.

- Estoy loco por tí, nena- le dice él
- Y yo lo estoy por tí, Walter.
- ¿Cómo se llama el perfume que llevas ?
- No lo sé , lo compré en Ensenada.
- Lo lógico sería continuar con vino rosado por aquello de las burbujas, sin embargo lo único que tengo es bourbon.
- El bourbon estará bien, Walter.

Despues de preparar las bebidas Walter va directo al asunto precindiendo de formalismos. Le cuenta un par de casos de asegurados cuyos beneficiarios eran las esposas. En el segundo de ellos le dice: "El otro murió de un tiro. Su mujer dijo que se le había disparado el revólver al limpiarlo. Lo único que consiguió fue que le cayeran de tres a diez años en Tehachapi"
- Quizá esto le compensó de otras cosas -dice ella con sarcasmo.

Ella insiste en lo triste de su situación matrimonial, cuando él le comenta que suele desayunar en el bar.

- ¡Eso suena maravilloso¡ Solo extraños a tu alrededor. No los conoces y no tienes por qué odiarlos. No tienes que sentarte frente a él y sonreir. Y a su hija también , todas las mañanas...
- ¿Qué hija, la muchachita del piano?
- Lola. Vive con nosotros. El la quiere mucho más que a mí.
- ¿Has pensado alguna vez en el divorcio?
- No quiere concedérmelo.
- ¿Porque le cuesta mucho dinero?
- No tiene un centavo desde que se metió en el asunto del petróleo
- Pero sí tenía cuando te casaste con él.
- Sí, es cierto, lo tenía...Yo deseaba un hogar ¿por qué no? Pero esa no era la única razón. Fuí enfermera de su primera mujer durante mucho tiempo. Al morir ella él quedó muy abatido. Yo le tenía compasión...
- Pero ahora le odias.
- Sí Walter. El es malo conmigo. Cada vez que me compro un vestido o unos zapatos me forma un escándalo. No me deja ir a ningún sitio. El es muy cruel conmigo. Hasta su seguro de vida tiene como beneficiaria a su hija. A Lola.
- ¿No hay nada para tí?
- No, nada valgo para él.
- De modo que despiertas por la noche y oyéndole roncar surgen ideas.

Es el momento en que Walter llega al tema crucial. Phyllis se da cuenta y antes de afirmar se excusa nuevamente.

- No, Walter, no quiero matarle. Jamás lo he pensado. Ni siquiera cuando se emborracha y me pega.
- Pero a veces deseas que se muera.
- Puede que sí.
- Y que fuera por accidente y que la póliza estuviera a tu nombre ¿no es eso?
- Puede que también. La otra noche volvíamos de una fiesta. El estaba borracho. Al entrar en el garage se quedó allí sentado con la cabeza apoyada en el volante y con el motor abierto. Y pensé qué pasaría si yo no apagase el motor y cerrara las puertas del garage dejándole dentro.
- Yo te diría lo que pasaría teniendo una póliza de seguros con nosotros. Hay un individuo llamado Keys para quien un asunto así sería como comerse un dulce. En tres minutos sabría que no era accidente. En diez minutos estarías ante los focos y antes de una hora hubieras firmado una confesión. - Y ante la insistencia de ella que no lo ha hecho ni intenta hacerlo Walter conti nua.- Si interviene una compañía de seguro, ésta sabe más de trucos que un cargamento de monos. Y si hay una muerte por medio no tienes salvación. Ten esto por seguro como dos y dos son cuatro. Y yo no quiero verte ahorcada. No pienses en eso.

La cámara se va alejando lentamente encuadrando a los dos abrazados en el sofá. Se vuelve a mostrar a Walter hablando al dictáfono, con gesto de dolor.

"Seguimos allí y ella empezó a llorar suavemente, como la lluvia que caía, sin decirnos nada. Puede que ella abandonara ese pensamiento pero yo no. Me era totalmente imposible. Todo se relacionaba con algo que yo había pensado. Ya sabes lo que pasa, Keys. En este negocio no duermes pensando en las trampas que pueden tenderte. Es como el que cuida de la ruleta para que los clientes no engañen a la casa. Y una noche empiezas a creer que puedes engañarla tú mismo porque justamente tienes la rueda en tus manos. Te lo sabes todo de memoria y piensas que lo harías bien cuando tuvieras una oportunidad. De pronto alguien llama y te lo ofrece todo en bandeja. Mira, Keys no pretendo disculparme. Luché contra ello pero no con mucha fuerza. La meta eran 50.000 $ aunque había que passar por el cadáver de un hombre que jamás me había hecho nada, salvo estar casado con una mujer que no le importaba nada y que a mí si me importaba.

La escena vuelve al apartamento de Walter. Cada uno está en un ángulo del sofá. Se intuye que han hecho el amor. Seguro que hoy la escena sería mucho más explícita, pero no se necesita. Walter está fumando un cigarrillo y ella está maquillándose.
Phyllis no puede resistir más y expresa claramente lo que siente.

- Ah, Walter, lo odio. No quisiera volver con él, ¿me crees?. No puedo soportarlo más. No importa si me ahorcan.

Se besan y él le contesta con firmeza.

- No te ahorcarán, pequeña.
- Más valía que seguir viviendo así.
- No te ahorcarán, porque tú lo harás y yo te ayudaré.
- ¿Sabes lo que dices?

Walter, por fin, ha cruzado la línea. Hay una determinación terrible en su respuesta. Mientras besa, casi con furia a Phyllip le dice: "Lo vamos a hacer, pero lo haremos bien. No daremos un paso en falso". Ella se marcha mientras la lluvia sigue cayendo y Walter se asoma a la ventana en un desafío al destino. Es el culmen de la tragedia. El "hombre" ha tomado una determinación que va en contra de las leyes de los dioses, pero asume todas las consecuencias que conlleva su acto.

Hay una escena muy reveladora en el despacho de Keys entre éste y Walter precisamente el día en que Dietrichson, el marido de Phyllis, morirá. Walter lo rememora con la fecha. "Era el 15 de Junio, Keys, tienes que recordarlo..."

La escena se desarrolla en el despacho de Keys en la Oficina de Seguros. Walter invita a Keys a una copa. Este le pregunta.
- ¿Te interesaría un aumento de 50 $?
- Me río ya, o espero al chiste- le contesta Walter.
- No, es en serio. He estado hablando con Norton. Se están acumulando demasiados papeles en mi mesa y se me están agotando los nervios. Me paso las noches dando vueltas en la cama. Necesito un ayudante y he pensado en tí.
- ¿En mí?¿Por qué en mí?
- Se me ha ocurrido la idea absurda de que tú podrías servir
- Absurda desde luego. Soy vendedor.
- Sí, vendedor ambulante...pero tú vales más que eso. Nadie vale demasiado para ser vendedor. Lo único que teneís que hacer es llamar a un timbre y decir las frases que ya os sabeis de memoria. El trabajo del que te hablo requiere talento e integridad. Más iniciativa que cincuenta vendedores.
- Ya, pero es trabajo de oficina.
- ¿Oficina?...¿Es lo que piensas?¿Lo único que ves en ello?...¿Una mesa en la que planchar pantalones de 9 a 5, un montón de papeles que revisar y apilar los lápices bien afilados?...Puede que a tí te parezca eso, pero yo lo veo de otro modo, Walter. Para mí un inspector de reclamaciones es como un cirujano . La mesa de la oficina es la mesa de operaciones. Los lápices son los escalpelos y el bisturí..y esos papeles no son simples formularios, no, son mucho más. Son algo vivo. Son remordimientos, sueños de engaño....

En ese momento suena el teléfono. Lo coge Keys que indiferente sigue discutiendo con Walter. La llamada es de Phyllis. Por un momento Walter vacila, pero inmediatamente recobra el aplomo. Ella le dice que por fin, tal como ya habían planeado, su marido va a viajar en tren.

Durante la conversación telefónica Keys no se ha marchado. Cuando Walter cuelga el teléfono Keys hace un comentario acerca de las mujeres y del "enanito" que le avisó antes de cometer la equivocación de casarse. Naturalmente Keys no puede saber nada del asunto, pero hay una llamada de socorro en su subconciente que le reclama ayuda para su amigo Walter. Este sin embargo no hace caso y en su negativa total a no aceptar el trabajo que Keys le ofrece está la metáfora de su decisión trágica.
Keys le dice con ironía antes de marcharse: "No, realmente no eres un tipo listo, solo eres alto".

Horas más tarde el crimen se consuma sin el menor fallo. El crimen perfecto hasta en sus menores detalles y con el añadido de un testigo accidental. pero Walter no está del todo satisfecho. Lo confiesa él mismo. "Eran las once y dos minutos cuando volví a casa. Comprobé las tarjetas que había puesto en los timbres. Estaban en su sitio. Nadie había llamado. Nadie había venido. Me cambié de ropa. Quedaba otra cosa todavía. Tenía que bajar al garage. Quería que me viese Charlie. Ya estaba todo. No había habido fallos. Nada se había olvidado y sin embargo, Keys, mientras iba andando hacia el bar, pensé de repente que todo acabaría mal. Parece absurdo Keys, pero así fue. No oía mis propios pasos. Eran los de un hombre muerto".