Monday, June 28, 2010

LOS CUADERNOS DE BIBI- 2º

La primera impresión que tuve de Los Angeles nada más llegar fue que aquello no era una ciudad, me refiero al concepto europeo del término. Los Angeles parecía ser un inmenso caos donde convergían los más variopintos estilos urbanísticos. A pesar de no ser noche cerrada las calles estaban desiertas y el Down Town, donde se encontraba nuestro hotel, era un gigantesco coto cerrado de edificios altos, silenciosos y sombríos, donde brillaban miles de ventanas vacías. Me recordaban los escenarios de la película "Collateral", de hecho el taxista nos informó que se había rodado por aquellos contornos.
Hollywood también me impresionó negativamente. Allí no se veía glamour por ninguna parte. Sunset Boulevart, las colinas de Mulholland, el Camino de la Fama.....eran como decorados descoloridos y faltos de esencia.

Probablemente para Bibi no fue así. En aquellas fechas se vivían los llamados "Días del Dolar". En un fragmento de sus cuadernos el antiguo niño prodigio escribía lo siguiente:
" A pesar de mis pocos años podía calibrar la fuerza del "sueño americano" volcado en aquella ciudad que trataba de ocultar con sus oropeles la miseria que habían arrastrado los años de la depresión. La Gallery había abierto sus puertas en Pantages. Nunca sabías que cara hermosa o qué tipo elegante ibas a encontrar entre todos aquellos famosos que siempre mostraban una generosa sonrisa entre las burbujas de champagne".

"Mi madre se hizo muy amiga de Lupe Vélez a pesar de las diferencias ideológicas que las separaban. Contra lo que se escribió posteriormente sobre esta extraordinaria mujer su frivolidad era una máscara superficial. Era generosa, apasionada y sensible a los problemas sociales. No en vano estuvo fichada como simpatizante comunista. Mi madre no entendía las veleidades de Lupe para con la República Española. Nuestra familia siempre había sido monárquica.
Lupe trataba de razonar con argumentos en los que no faltaba su cariñoso comienzo "mi niñita", pero mis padres no querían ni oir de Besteiro ni de Azaña. Llegados a ese punto Lupe claudicaba y dirigièndose a mí saltaba a otro tema.
- ¿Has pensado qué hacer con este rebonito que gorgitea tan lindo?
- No Lupe- terciaba mi madre- bueno es que cante en alguna reunión, pero dedicarse al cine me parece muy delicado.
- Pues ayer estuve hablando con Marquitos (se refería a Marc Shatzkin, productor ejecutivo de la Warner) sobre el tema y se entusiasmó no más.
- No insistas querida. Sabes que nuestra estancia aquí no se prolongará demasiado. Hemos recibido una oferta de Lisboa para una Traviatta y desde luego no la voy a rechazar.

Yo escuchaba aquella conversación. Siempre había estado dependiendo de mi madre y sus continuos traslados. Por primera vez me sentía muy a gusto en aquel mundo y sobre todo me gustaban los nuevos amigos que había conocido y con los que me divertía cuando no estaban rodando alguna película. León Janney se había convertido en mi guía y mentor en aquel mundillo de bambalinas laberínticas.
Un día, Janney nos reunió en un rincón del plató cuando el equipo de rodaje se había marchado a comer. El grupo lo formábamos "Styme" un chico de color, "Wheezer", el más pequeño, y la única chica del grupo , Mitzi Green, un año mayor que yo , que había simpatizado mucho conmigo. Todos ellos eran actores infantiles muy cotizados.

- Escuchad chicos tengo que deciros algo extraordinario- dijo León en tono misterioso y conspirador.

- Lanza ya- "Styme" Beard era un negrito nervioso y gritón que había actuado en docenas de peliculas, siempre haciendo el mismo papel.

- Seguro que estás paveando- terció Mitzi que no disimulaba su arrobo por Janney.
- Sea lo que sea me vais a dejar atrás- lamentó "Wheezer" Hutchins que era el más pequeño de nosotros.
- Hoy he conocido al vampiro- susurró Janney- y se donde vive.
- ¿Qué es un vampiro?- dijo "Styme" con gesto despistado.
- Pero qué ignorante eres "Styme"- dijo con gesto suficiente Mitzi- un vampiro es un monstruo que solo vive por las noches y que se alimenta de sangre, aunque dudo mucho que le guste la sangre de un negrito como tú.

"Styme", que era peleón como el que más, aguantó el flagrante insulto de Mitzi. Sabía de sobra que tendría las de perder si tocaba un solo pelo de aquella niña mimada de los estudios.
- ¿Podremos conocer ese vampiro....sin que nos haga daño....quiero decir sin que nos chupe la sangre?- dije yo con un soplo de temor.

" Janney había acompañado a Dave Baugh, su agente, al plató donde rodaba el actor Bella Lugosi. En ese momento no estaban rodando por lo que la puerta estaba abierta. El plató estaba iluminado y el actor, vestido de negro, estaba fumando un puro sentado junto a una tumba. Estaban filmando "La plaga de los zombies" y Lugosi hacía uno de sus característicos papeles de terror. Tal que vió a Dave se levantó y se dirigió hacia él. Janney se impresionó con la caracterización del actor. Este se dió cuenta de la impresión que causaba en el chico. Transformó su rostro, como solo él sabía hacerlo y con una sonrisa diabólica le saludó con las palabras: "I'm Drácula". Janney se quedó de hielo y Dave, con diplomacia le dijo al chico que le esperara fuera porque tenía que hablar con aquel "vampiro".
Cuando Dave volvió el chico se deshizo en preguntas sobre aquel hombre misterioso. Su agente le chismorreó todas las habladurías que corrían por los estudios y Janney dispuesto a descubrirlas por sí mismo nos propuso ir aquella noche a la casa del actor.

- Es muy fácil- nos comentó- su casa es vecina a la de la Señora Gaynor y conozco un pasillo en el jardín desde el que es muy facil saltar a un patio interior de la casa del vampiro. Desde allí podemos utilizar la carbonera y comprobar si de verdad duerme en un ataud.
- Conmigo no conteis- dijo Styme- si nos pillan ya me puedo despedir del cine. Además mi madre me dice que no me meta en lios.
- Eres un miedica- saltó Mitzi- y te pesan los pantalones.
- Me da igual lo que digas, señorita relamida, yo no tengo miedo .....¡tengo pánico! - y soltó una gran risotada.

Al final todos, con más o menos reparos, decidimos aventurarnos. Dimos las correspondientes excusas a nuestras madres y a las once en punto de la noche caminábamos a rastras por el pasillo del jardín de la señora Gaynor.
El salto hacia el patio del actor fue un tanto peligroso. Al final Styme ayudó a Mitzi a saltar porque ésta no se atrevía.
Abrimos la puerta de la carbonera y con más o menos temblores nos encontramos en el sótano de la casa del Sr. Lugosi.
Todo estaba a oscuras. Janney llevaba una caja de fósforos y encendió uno. Unas cuantas bombillas pendían del techo. Al fondo , altos escalones llegaban hasta una puerta negra. Nos movimos con sigilo. Ya no podíamos volvernos atrás y enfilamos el ascenso. León que era el que nos precedía empujó la puerta con suavidad. Estaba abierta. Un rendija de luz nos iluminó. Todos aguantamos la respiración. Con sigilo Leon volvió a empujar la puerta para que pudiéramos mirar todos. Era un salón-biblioteca. La luz, aunque intensa, venía velada por una gran pantalla negra que descansaba sobre una mesa de mármol. Un gran sillón de orejeras nos daba la espalda.
No se oía el menor ruído.
De pronto unos extraños sonidos venieron desde el exterior. Eran como una chap, chap repetitivo. Súbitamente una enorme sombra emergió tras el sillón. Volvió su cara blanca hacia nosotros y emitió un espeluznante graznido. Al mismo tiempo nosotros gritamos todos a una y el chap chap se convirtió en un ladrido lastimero.

El susto del señor Lugosi fue mayúsculo y tan pronto como nos dimos cuenta de la situación corrimos a disculparnos. El misterioso chap chap era el de un precioso y viejo San Bernardo, Lazlo, que se había desperezado en su caseta y había acudido a que su dueño le diera de cenar.

Una vez pasado el incidente el Sr. Lugosi se mostró muy amable y simpático con nosotros , nos invitó a unos refrescos, y nos contó viejas historias de Transilvania. Por supuesto, antes llamó a nuestros familiares para que no se intranquilizaran"


Leon Janney continuó trabajando en la industria del cine hasta avanzada edad, uno de sus últimos film fue "Charly", la aplaudida película de Ralf Nelson, en la que Cliff Robertson consiguió un oscar por su maravillosa interpretación de un personaje mentalmente inestable.


Y a la espera de otras historias de Bibi, aquí os dejo esta foto "histórica" en la que aparece el chico, dando unos pases toreros, con su padre, Irving Thalberg y Eddie Conrrad, días antes de la tragedia.


Monday, June 21, 2010

LOS CUADERNOS DE "BIBI"




PRIMERA PARTE
Esta curiosa y hasta ahora casi desconocida historia tiene como marco en los aún despreocupados y alegres años treinta. El burbujeante Hollywood estaba en su era plateada . El lujo y la nueva nobleza departía su tiempo entre la diversión y el gusto por el arte.
Confieso que estas notas y fotos de "Bibi", un peculiar personaje, que más adelante presentaré, no habrían llegado a mi poder de no ser por pura y simple casualidad. Hace meses emprendí un viaje de "rutina familiar" a un pueblo de la provincia de Jaén donde visité al último pariente de mi padre, de la familia de los Alcalá Rueda. La vida es en ocasiones un encadenado de casualidades y la desgana de una "obligación" se convirtió, gracias a esa ruleta caprichosa, en un verdadero entusiasmo gracias a lo que aquel semidesconocido familiar ponía al alcance de mi mano. Se trataba de dos voluminosos tomos de fotografías en espléndido blanco y negro y en sepia, así como unos cuadernos escritos con una letra apretada y nerviosa, en los que un tal Bibiano contaba de forma un tanto estrafalaria una serie de historias que me resultaban familiares , aunque de forma difusa, porque las había oído contar a mi padre alrededor de la mesa camilla en las veladas de antiguos inviernos.

Lo que más me sorprendió de estas historias fueron los extraordinarios extras que rodearon al pequeño protagonista y los fabulosos escenarios en los que transcurrieron los hechos. Entre los "extras principales" , valedores y padrinos de "Bibí" en Hollywood hay dos personajes especiales: la actriz Lupe Vélez y el magnate Irving Thalberg.

"Cuando llegamos a Nueva York, Mr. Thalberg había reservado unas lujosas habitaciones en el Hotel Plaza. Estamos absolutamente maravillados de las finezas con las que estas gentes del cine nos regalan. Esta ciudad es un sueño que no se puede describir" escribió el Sr. Alcalá en una postal dirigida a su hermano de Jaén, desde Nueva York.
Pero lo mejor sera empezar presentando al protagonista de estas historias que me propongo contar. En realidad están escritas por el propio Bibiano Alcalá (yo me limito a transcribirlas con algunas correcciones), más conocido en los círculos de Hollywood como "Bibi". Pudo llegar a ser una gran estrella infantil, (ya cité los padrines con los que contaba) como poco después lo fue Shirley Temple, pero una tragedia, que estuvo a punto de costarle la propia vida se lo impidió. Ahí lo tienen recién llegado a la ciudad del cine dispuesto a comerse medio mundo con su talento.

La madre de Bibi, Concha Rueda, era una cantante lírica muy cotizada en el mundo operístico. Había actuado en los mejores escenarios internacionales y había compartido papeles con pretigiosos tenores. Hacia 1930, la familia de Concha (su esposo Manuel y su hijo Bibiano), se encontraban en Buenos Aires donde la cantante actuaba en el Teatro Colon de dicha ciudad.Se dió la circunstancia de que uno de los espectadores que se encontraba en la platea de aquel teatro era Irving Thalberg. Una vez acabada la representación el famoso personaje le mandó un gran ramo de flores a Concha Rueda y una tarjeta en la que invitaba a la cantante a un prestigioso local de la capital bonaerense. A lo largo de la cena Irving se comprometió con la cantante para que esta diese un recital extraordinario en el Hollywood Bowl de la ciudad de Los Angeles.

Ese acontecimiento y el posterior cambio de situación política en España, con el advenimiento de la Segunda República, propició que la familia de Concha Rueda prolongara su estancia en EE.UU.

Bibi, tuvo la suerte de heredar las cualidades artísticas de su madre. Cantaba como los propios ángeles. En todas las reuniones que el magnate organizaba rara era la ocasión en la que el ya famoso niño cantor no hiciese gorgoritos acompañado al piano por su madre.
Concha y su marido alquilaron en el verano de 1932 un palacete en las colinas de Hollywood, donde acudía la flor y nata de la colonia cinematográfica. Mientras los mayores departían en los salones, Bibi, tras deleitar a los invitados con su gracia y su arte se retiraba y con otros chicos de su edad se divertían a lo grande en la maravillosa piscina. En ocasiones el niño sonsacaba (tenía una sorprendente habilidad para los idiomas) a los veteranos de Hollywood historias fantásticas de los pioneros. Estas historias son las que escribió Bibiano, años más tarde, en los cuadernos que poseo.

"Lionell Burkan era un tipo que impresionaba cuando lo conocías. Era alto y fornido. Su mirada de un gris acero te penetraba cuando hablaba contigo, pero cuando cruzabas con él dos palabras te encontrabas con la persona más encantadora del mundo. Había estado allí desde el principio. En aquella ciudad que nosotros conocimos, pero que en los albores de siglo era muy distinta.
Burkan fue amigo y compañero de Cecil B. de Mille (cuando éste recién había conocido a Jesse Lasky). El que luego fuera director famoso, contaba por entonces 32 años. Era inquieto y aventurero, tanto que quería cruzar a México y unirse a la Revolución. Afortunadamente para el cine no fue así y tanto Burkan como De Mille corrieron otra aventura quizá mucho más arriesgada que la que hubieran vivido con Villa o Zapata.

Un buen dia De Mille le comunicó a su amigo que acababa de firmar con Lasky, Friend y Goldfish un compromiso por el que formaría parte de la Lasky Feature Play Company. Se dedicaría a dirigir películas.
"Pero si ni siquiera sabes lo que es una película, socio!"- le dijo Burkan. "Iré a la factoría Edison para que me enseñen"- Le contestó de Mille tan pancho.
Eso fue lo que hizo el futuro director. Se dirigió a la calle 188, en los aledaños de Bronx Park. Alli observó lo que hacía un individuo con una càmara. La enfocaba, decía "acción" y comenzaba a filmar. Esa fue la primera y única lección, que sobre el arte de dirigir recibió de Mille. Cuando éste volvió de allí sabía que no tendría el más mínimo problema en dirigir una película.

Burke nos contaba emocionado cómo en 1913 se unió al equipo de "The Squaw Man",(la película que rodaría de Mille en California) que partía rumbo al oeste, capitaneado por Cecil B.De Mille. La aventura comenzó en el tren, que desde Central Station se dirigía a Arizona.
"Al llegar a Flagstaff y bajarnos del tren- contaba Burkan- nos llevamos una terrible decepción. Aquella estación estaba en medio de la nada, rodeada de un desierto inmenso. Pero De Mille tuvo reflejos rápidos y antes de que el tren pitara para marcharse nos empujó nuevamente hacia los vagones mientras gritaba "¡A Santa Fe!".
Aquello fue una sabia decisión. Cuando los compadres llegaron a Los Angeles el aire templado olía a azahar y a jazmines. El sol lucía espléndido y todos los componentes del equipo respiraron más contentos. "Pronto encontramos a gente dispuesta a ayudarnos. Se había corrido de boca en boca que éramos gente de cine. Unos individuos nos señalaron un lugar que nos podía interesar. Se trataba de un granero situado entre Vine Street y Selma Avenue, que en su parte trasera tenía un huerto de naranjos. El propietario decidió alquilarlo, siempre y cuando le permitiéramos guardar allí el carro y los caballos".

De Mille, ni corto ni perezoso se puso en acción. Lo primero que hizo fue alquilar a una secretaria por quince dólares a la semana, aportando ella su propia máquina. Se hicieron mejoras en la instalación del granero y en el exterior se construyó un escenario con lonas, donde se pintaron fondos. Aquel fue el primer estudio de Hollywood.

Lyonel no participaba del entusiasmo de De Mille sobre todo cuando se hicieron cuentas.

- Socio- le dijo- nos van a matar los de Nueva York. El coste de la película se ha puesto en 47.000 dólares y me huelo que esa gente no tiene esa cantidad a mano.
- No te preocupes- le contestó De Mille- ellos van a sacar ese dinero de alguna parte.
Durante el rodaje ocurrieron varios incidentes, casi catástrofes. De Mille, aunque novato tenía la cabeza bien puesta en el asunto. Un día vió como un operario al arrimar una cerilla a un trozo de negativo inservible éste ardía rápidamente. Inmediatamente ordenó que se hicieran dos negativos de todas las escenas de la película. Uno se guardaría en el granero y el otro se lo llevaría a su casa. Esta medida fue un completo acierto porque cuando el rodaje estaba próximo a su fin De Mille entró en el laboratorio del granero. De inmediato supo que algo grave había ocurrido. Todos los negativos de la película estaban hechos pedazos y exparcidos por el suelo. Alguien, del que nunca se supo su identidad había realizado aquel sabotaje. Gracias a la previsión de De Mille la compañía Lasky no quebró y la carrera de De Mille pudo continuar cada vez con mayores éxitos.

Aquel no fue el único incidente de aquella "primera película larga rodada en el primitivo Hollywood" (Se habían rodado antes documentales y pequeños cortos).

Lyonel contaba sonriendo a su audiencia infantil el primer visionado de "The Squaw Man".

"Imaginaos- contaba- una noche de enero de 1914. Nos habíamos reunido en aquel granero más de cincuenta personas. Aquel enorme habitáculo estaba lleno de corrientes de aire y los coyotes aullaban en el exterior. De Mille estaba nervioso, pero sabía disimularlo bien. Yo le dije "Adelante socio, a por todas", pero tampoco las tenía todas conmigo. El proyector se puso en marcha y el título apareció en pantalla. De golpe salieron los actores y de repente desaparecieron. Las cabezas asomaban por abajo y no había forma de arreglar aquel desaguisado. Se rebobinó la pelicula y volvió a proyectarse pero aquello seguía igual. Un completo desastre. No había señales de sabotaje...¿qué podía haber ocurrido?. El público cansado se dispersó y nos dejó solos sumidos en la desesperación más negra."

Los chavales llenos de interés le preguntaron a Lyonel cómo se llegó a arreglar aquel desastre.

"La película se llevó a Nueva York para que la examinara un experto. Eso no era cosa fácil en aquellos tiempos en los que el Trust lo dominaba todo y nada se podía hacer sin permiso. El tipo que examinó aquello tuvo pena de aquel grupo de novatos desanimados y se prestó a ayudarles. Se encerró con los rollos en su laboratorio, mientras el preocupado grupo se quedaba esperando con inquietud el resultado.
Pasaron las horas y todos nosotros sudábamos fuerte cada vez más desesperanzados con el resultado. De pronto se abrió la puerta del laboratorio y el experto vino a nosotros con la cara muy seria. A la película no le sucedía nada. De Mille había querido ahorrar y no se le ocurrió otra manera que perforar él mismo la pelicula. En vez de sesenta y cuatro perforaciones el hizo sesenta y cinco. Ese era el único fallo"

A "Squaw Man" pudo añadírsele una nueva banda. Se estrenó con éxito. Al dia de hoy se considera la primera película larga que se rodó en Hollywood.

Esta y otras muchas historias figuran en los cuadernos de Bibiano Alcalá, pero el relato más apasionante es en el que narra el tremendo accidente que acabó con su carrera....pero eso lo contaré en otra entrada.

Sunday, June 13, 2010

NADIE TEME A VIRGINIA WOOLF

(Esta entrada está dedicada a nuestra amiga de "24 Segundos", Bruja Truca, quien me solicitó esta entrevista con Virginia Woolf. )


"Era casi una niña. Habíamos dejado atrás el Londres brumoso y frío y vivíamos días de gloria y color en Cornwall. Talland House era un palacio donde reinaba mi madre a la que veía tan bella como la había pintado Edward Burne-Jones."

Yo estaba ensimismado contemplando el cuadro de "Doncella junto al arbol" de Burne Jones, cuando oí a mis espaldas el comentario. Me volví sorprendido. Junto a mí había una mujer con un asombroso parecido al de la doncella del cuadro. Ella me sonrió con dulzura.

- Perdon -dije un poco aturdido- ¿se estaba dirigiendo a mí?
- En realidad usted me estaba preguntando ¿no es cierto?- me contestó sin abandonar su sonrisa.
- No la comprendo. Yo solo estaba concentrado en este maravilloso cuadro.
- Precisamente esa es la razón por la que estoy a su lado. Ella es mi madre, Julia Stephen, cuando en 1866 fue modelo de Burne Jones. Siempre fue bellísima, pero entonces lo era aún más.

Me froté los ojos. No podía creer que Virginia Woolf, la celebrada autora de "Mrs. Dalloway", "Orlando" y otros muchos notabílisimos trabajos se encontrara junto a mí en la "Tate Gallery" de Londres. En la solitaria sala de los Prerafaelitas.

- Venga, sentémonos. No se sorprenda. El arte puede unir pasado y presente en una misma dimensión. Usted, contemplando a mi madre se estaba preguntando y desde ese plano mental me ha llamado sin ser consciente de ello.

- Creo lo que me dice, Miss Woolf, porque no es la primera vez que me ocurre algo así.
- Es la mística del color, el aliento de la belleza que mece y acoge a todos los que sentimos la vida. Pero no malgastemos el tiempo que tenemos. Usted estaba deseando preguntarme y yo le contestaré.

- Dice que comparte conmigo el sentimiento y el goce por la vida, sin embargo usted acabó con su propia vida.

- Había bebido toda la vida posible con mi esposo y el goce de la misma. Yo misma se lo dije en una última nota antes de llenar mis bolsillos de piedras y sumergirme en las oscuras aguas del río Ouse. "Estoy segura de que dos personas no han podido ser más felices de lo que nosotros hemos sido".....Yo era consciente de que los delirios de la locura me apresaban cada vez con mayor fuerza. Tenga en cuenta que por aquellas fechas el mundo se derrumbaba. Mi querido Londres había sido destruído en el "Blitz". Al mismo tiempo también se derrumbaban mis ilusiones . La frialdad con la que fue recibida la biografía de mi querido amigo Roger Fry fue el detonante de mi depresión.

- Usted conoció a Robert Fry a través de su hermana Vanessa y su marido Clive Bell, quienes introdujeron al pintor en el grupo de Bloomsbury.
- Siempre admiré a Robert porque fue la primera figura que alumbró al público inglés con su nuevo concepto del arte moderno. Usted mismo ha podido comprobarlo en las obras que se exponen en esta galería.
- Me fascina el empleo del color y las formas sugerentes en sus pinturas. .....Quisiera preguntarle Miss Woolf por otro de sus colegas y amigos, Lytton Strachey.
- Siempre quise a Lytton- me contesta con gesto melancólico- Creo que nadie me importó tanto como él. Siempre estuvo presente en mi pasado, desde mi juventud. En una de las crisis , anteriores a su muerte, Leonard y yo estábamos en Monk's House. Teníamos el convencimiento de que había muerto. Comenzamos a hablar de los buenos amigos, de la sensación de vejez que nos embargaba e incluso expeculamos con nuestra propia muerte. De repente los ojos se nos anegaron de lágrimas. En la madrugada supimos que todo había sido una falsa alarma. Strachey mejoro. Después me desahogué en mi diario. "Leeré nuevamente sus libros sobre Shakespeare- escribí- estaré con él algún día en Ham Spray, le contaré cómo sollozamos Leonard y yo en Navidad...Hemos atravesado a lo largo de la vida todos los grados del sentimiento. Qué fuertes sentimientos, qué hondos...Más de lo que nadie podría haber supuesto, aun cuando la caverna del horror sea de sobra conocida para mí".
- Usted persuadió, tras la muerte de Strachey, a la compañera del escritor, Carrington, de que ésta no cometiera suicidio.
- Sí, es cierto, le aconsejé que todos hemos de vivir y ser lo que somos. Entonces creía que era obligatorio para ella vivir, porque él la quiso con todas las rarezas de ella. Yo pensaba que mientras ella siguiera con nosotros era como si algo de Lytton, lo que mejor nos dió, seguiría presente en esta vida.
- Sin embargo Carrington no le hizo caso y se abrió el costado con una escopeta.
- En la investigación judicial se dijo textualmente: "un disparo de escopeta que le alcanzó por el costado izquierdo, causado por una caida accidental cuando sostenía en la mano un arma cargada". Tampoco se le hizo la autopsia. Después de mi propio suicidio, justifico plenamente el de ella, que consideró que sin Lytton la vida no tenía sentido.

- Hábleme de su niñez. Tengo entendido que en el 22 de Hyde Park Gate, en Kensington convivían chicos y chicas procedentes de tres matrimonios.
- Ciertamente. Mi madre era viuda de un primer matrimonio con Herbert Duckworth. Gerald, Stella y Gerald fueron sus tres primeros hijos. Mi padre Sir Leslie Stephen era también viudo de Minny Thackeray, hija del autor de "La feria de las vanidades", con la que tuvo una hija, Jane. Posteriormente se sumaron a la lista familiar mis tres hermanos: Vanessa, Thoby Stepehn, Adrian Stephen y yo misma.

- El hecho que su padre fuese yerno del escritor Thackery influyó en el ambiente literario de su familia ¿no es cierto?
- Mi padre era crítico y editor, tenía una amplia cultura literaria y artística. Naturalmente la influencia de Thackeray estaba presente en nuestra casa. Pero también toda la generación de literatos victorianos como Henry James, G.Henry Lewes o James Russell, que fue mi padrino honorario. De igual forma la sombra y el pasado artístico de mi madre era una constante. Admirábamos a Dante Gabriel Rosetti, Millais o Holman Hunt. Pero mi hermana Vanessa y yo estábamos fascinadas por las hermosísimas modelos que daban su rostro a cuadros tan hermosísimos como "Venus Verticorda", "Boca Baciata" u "Ophelia". Recuerdo que leíamos unos versos de Rosseti que decían: "Oh, Señor!, Oh, Amor! permite que mis pinceles puedan acariciar el color para dar luz al rostro de esta dama. Deja que su plena belleza se traslade al lienzo, para que todos sepan que existes."

- Pero todas aquellas luminosos vivencias se oscurecieron con la prematura muerte de su madre.
- Sí. En 1895, cuando yo solo contaba 13 años mi madre desapareció de mi vida, pero la tragedia se prolongó más tarde con la muerte de mi hermanastra Stella. Mi sensibilidad notó estas primeras sacudidas de la vida y mi sistema nervioso comenzó a fallar. Pero me encontraba en los albores de mi juventud. Mi padre quería que yo tuviera una educación exquisita e ingresé en el departamento femenino del King College de Londres entre 1897 y 1901. La muerte de mi padre en 1904 provocó un desastre en mi sistema nervioso. A todo lo largo de mi vida fue una sombra siniestra que cuando más desprevenida estaba atacaba con furia.

- Su biógrafo Quentin Bell sugiere que sus depresiones y alteraciones nerviosas vinieron provocadas por los abusos sexuales a las que fueron sometidas usted y su hermana Vanessa, por sus hermanastros George y Gerald Duckworth.

Virginia ensombrece su rostro pero alza sus expresivos ojos.
- Aquellos sucesos fueron lamentables y provocaron que mis hermanos y yo vendieramos la casa del 22 de Hyde Park Gate y nos trasladásemos al 46 de Gordon Square en Bloomsbury.
- Y allí nació el famoso "grupo de Bloomsbury".
- Sí. Allí conocimos a Strachey, Clive Bell (que se convirtió en mi cuñado), Rupert Brooke, Saxon Sydney-Turner, Duncan Grant, Leonard Woolf (mi futuro marido) y Roger Fry. En Bloomsbury germinó una semilla intelectual que ha sido referente en la cultura británica.

- Sí, estoy de acuerdo con usted, pero el gran público tuvo conocimiento del Grupo de Bloomsbury por una pesada broma a la Royal Navy, que figura en las cronicas periodísticas de la época como "Dreadnought Hoax"

Mi entrevistada sonríe abiertamente. El recuerdo borra de su rostro cualquier atisbo de melancolía.

- Aquello fue un "big joke" ideado por Horace de Vere Cole y los que participamos en el mismo gozamos enormemente. En la escenificación intervinimos Adrian, mi hermano, Guy Ridley, Anthony Buxton y Duncan Grant, quien diseñó los trajes y nos ennegreció la piel. Este extremo era importantísimo y requirió un gran sacrificio por nuestra parte. No podíamos ni comer para no arruinar el maquillaje. Eramos la embajada abisinia en visita al "Dreadnought" y mi hermano figuraba como el "intérprete" de la misma.

- ¿Cómo se gestó la farsa"

- El 7 de Febrero de 1910 Cole mandó un telegrama al HMS Dreadnought, que estaba amarrado en Weymouth-Dorset. Nuestro amigo decía en el mensaje que un grupo de príncipes de Abisinia querían visitar el barco de S.M. de manera que toda la tripulación debía de estar preparada y todas las instalaciones a punto. La firma era supuestamente del Vice Secretario del Foreing Office, Sir Charles Hardinge.
- ¿Nadie se preocupó de comprobar si aquella orden era cierta?
- Absolutamente nadie. Los británicos solemos pecar de ingenuos. En fin, fuera como fuese. Cole y su séquito, es decir, nosotros, nos presentamos en la estación de Paddington donde Cole, con su habitual sangre fría dijo ser Herbert Cholmondeley del UK Foreing Office y exigía a los responsables de la estación un tren especial para Weymouth. Era condición indispensable que uno de los vagones fuera equipado para alojar a personajes VIP.
- Hubo un momento absolutamente cómico relacionado con el himno y la bandera.
- Cierto. Los oficiales habían formado a la guardia de honor y a los músicos, pero desafortunadamente nadie había sido capaz de encontrar una bandera del pais visitante y por supuesto la banda desconocía por completo el himno abisinio. La cuestiòn se resolvió utilizando la bandera y el himno de Zanzíbar. Por supuesto los "visitantes" no protestaron. A nuestro regreso a Londres Cole mando la foto del grupo al Daily Mirror. El escándalo fue absolutamente tremendo.

-Sí, la foto que se conserva es magnífica. Hay que resaltar que usted, la primera de la izquierda, está francamente bien maquillada. Pero pasemos, si le parece a otros temas más serios. Su matrimonio con el escritor Leonard Woolf en 1912 fue un acierto, no solo en lo sentimental, sino en lo profesional. Juntos, usted y su marido fundaron Hogarth Press, donde usted y muchos de su grupo publicaron sus trabajos. Hablo de T.S. Eliot, Laurens van der Post, Dora Carrington y Vanessa Bell.
- En efecto, Leonard y yo vivimos muy intensamente nuestro matrimonio.
- Sin embargo su romance con Vita Sackville-West.....
- Fue sencillamente una experiencia sexual entre ambas, lo que dió lugar a una larga amistad, que se prolongó hasta mi muerte en 1941. Esta relación también propició una de mis obras "Orlando".
- Tengo que apuntar que Nigel Nicolson, el hijo de Vita, calificó esta obra como "la más larga y encantadora carta de amor de toda la Literatura Británica".
- Probablemente llevaba razón.

En el silencio de las salas comienza a percibirse un murmullo lejano. Observo que el rostro de Virginia, en un principio joven y luminoso como el de las modelos de Rossetti comienza a ensombrecerse. Sus rasgos se alargan y sus ojos comienzan a perder brillo. A medida que las rumores y el leve tumulto crecen la silueta de la escritora va desapareciendo. Intento seguir hablando con ella, pero no oigo sus respuestas.
De pronto la sala, antes solitaria, se llena de gente contemplando las pinturas expuestas, elevo mi vista al lienzo "Water Willow" de Rossetti y me vienen a la memoria los versos del poeta.
"Tus manos entrelazan la fresca hierba como blancos capullos de rosas blancas,
Tus ojos sonríen en paz llenos de la gracia del cielo"
Una chica vestida de rojo, que está junto al cuadro, se vuelve y me sonríe.




Sunday, June 6, 2010

LA VUELTA A CASA


Aquí los dos amigos están señalando una cosita que a lo largo de todo nuestro viaje por tierras alemanas ha sido una constante. Me refiero claro está a los exquisitos pasteles de manzana denominados "apple strudel". Creo que no hay en todo el mundo algo semejante a éste manjar, del cual hemos realizado una competición. Porque claro está, no son iguales los de Berlín, que los de Munich o los de Nuremberg. Lola sentenció que el mejor se lo comió en la Plaza Sony de Berlin. Tengo que decir que ese no pude probarlo porque mientras ella se deleitaba con el dulce, yo me andorreaba las salas del museo del cine expresionista.
Bien para que ustedes juzguen miren la preciosidad que paladeamos el último día de nuestras vacaciones.
Bien, a los golosos les estoy poniendo en un brete así que pasemos capítulo y contaremos algunas otras delicias sensuales de este viaje, que sinceramente se ha cerrado con un balance positivo al cien por cien.
Dicen que depositar esperanza excesiva en algo, puede llegar a generar una gran desilusión. Este no ha sido el caso. He vuelto encariñado con la amabilidad afable de los alemanes, con el convencimiento de la gran riqueza cultural de sus obras, con los colores intensos de los paisajes.

Hay una faceta que me ha dejado absolutamente perplejo. El amor de esta gente por la música. No es necesario que vayas a la sede de la Berliner Philarmonique, o al Statsopper Opera de Dresde o Munich. La música está en la calle, a la vuelta de cualquier esquina o en el atrio de cualquier iglesia. La puedes escuchar con la misma perfección e interpretada con la misma pasión.
En Munich, a la caída de la tarde, conocimos a un quinteto de cuerda y percusión que adaptaba música clásica a ritmo de jazz. Era asombroso. El violinista, de nacionalidad eslava, manejaba el instrumento con una perfección rayana en la maestría.
Siento no poder insertar la foto del grupo que os digo. En esa ocasión no llevaba mi maquinita, pero para ilustrar ahí va otra de estos muchachos, que si bien no llegaban a la altura de los otros, también nos deleitaron.

Lola es mucho más sensible a este tipo de grupos que a los establecidos. En ocasiones estoy de acuerdo con ella, pero no tengo más remedio que decir que uno de los placeres acústicos más intensos que se pueden tener en esta vida es escuchar a la Berliner Phillarmonique y a su conjunto de maestros absolutos. Y ese placer lo experimentamos.
Este era el saludo de Simon Rattle al término del concierto, en el que pudimos escuchar la cuarta y sexta sinfonía de Sibelius.

Uno tiene ciertas debilidades, y estas se vuelven irremediablemente apetecibles cuando te las muestran de esta forma. La escena tuvo lugar en el Hofbräuhaus de Munich, cervecería en la que recalamos todos los que nos acercamos a esta ciudad.
Munich es entrañable y abierto. Sus gentes son amables y encantadoras. Si eres capaz de subir todos los 320 escalones de la torre de la iglesia de San Pedro puedes contemplar esta vista maravillosa de la Marienplatz, centro neurálgico de Munich


Pero nuestro periplo comenzó en la ciudad del Reichstag, Berlín. Aunque la tarde de nuestra llegada el cielo no estaba precisamente esperanzador nada impidió que nos acercáramos a la Plaza Sony, un delirio arquitectónico. Allí tomamos contacto con la vida berlinesa nocturna que se prolongó al dia siguiente cambiando su aspecto festivo por el eminentemente cultural. Confieso que el busto de Nefertiti me dejó pasmado. Con el templo de Pérgamo y las puertas de Isthar entré en estado catatónico. En la Alte National Galerie aluciné con las obras de Caspar David Friedrich, por el que sentía una curiosidad especial.


Hamburgo fue nuestro segundo destino. Nada más divertido que un domingo por St Pauli y el Puerto, y màs si el domingo te saluda con un sol admirable. St. Pauli es un barrio canalla pasadas las once de la noche, pero a la caida de la tarde es un barrio más que divertido en el que puedes encontrarte con las más variadas facetas de sexo que imaginarte puedas. Obviamente hay calles con filas interminables de chicas, que solo asaltan a los tipos que no van acompañados. Esta calle se llama Davidstrasse. En St. Pauli estuvieron unos tipos llamados John, Paul George y Ringo long long time ago. Tuve una mala suerte terrible. Había una camiseta que ya había visto en Berlín, pero que no pude comprar por estar el establecimiento cerrado. Aquí en St Pauli volví a encontrarla....pero estaba agotada. La prenda estaba ilustrada con una caricatura de los Beatles, como no había visto nunca.


Desde Hamburgo nos precipitamos al sur. Freiburgo, la capital de la Selva Negra. Tocaba la parte que a Lola más le gusta. Largas caminatas y naturaleza a raudales. Para nuestra suerte el tiempo seguía mostrándonos su lado amable. Esta etapa no hubiera podido ser tan espectacular si éso no hubiera ocurrido. Mejor que mis torpes descripciones he ahí unas imágenes bien elocuentes.


Verde, verde y amarillo, azul y de vez en cuando el rojo de las amapolas.....Una gozada bucólica que también permitió trasladarnos a Baden Baden y hacer una escapadita a Zurich, en la vecina Suiza.
Tras nuestro paréntesis de Munich nuestro siguiente destino fue Dresden. Esta ciudad me impresionó notablemente. El ochenta por ciento de ella fue destruida por los aliados en 1943 y posteriormente los rusos terminaron de arreglarla con sus horrorosas construcciones al servicio del pueblo. Menos mal que ha sido reconstruida, lo que impide que sea considerada patrimonio de la humanidad.

Es curioso que su palacio de la ópera no fuera borrado del mapa por la sencilla razón de que el originario arquitecto era un hombre que participó en las revoluciones europeas del año 46 del siglo XIX. Los rusos salvaron de la quema el magnífico edificio barroco y lo reconstruyeron siguiendo los planos originales. En este magnífico escenario tuve ocasión de ver la maravillosa opera de Verdi, Macbeth
Nuestra última etapa fue la famosa Nuremberg. Allí fue donde se celebraron los famosos juicios, que dieron lugar a la película "Vencedores y Vencidos" y también allí se pueden ver las ruinas de los terrenos de las Convenciones del Partido del Reich. Allí se promulgaron las leyes raciales. Hoy las autoridades lo han convertido en lugar de ocio y diversión. Maravillosa conversión para un escenario tan siniestro y nefasto.
En Nuremberg hay muchísimo que ver y disfrutar. A pesar de que este epílogo estuvo presidido por una lluvita fina, eso no impidió que nuestras jornadas allí fueran inolvidables. Allí hice este brindis por todos vosotros, y posé junto a mi equipo preferido.


Espero volver al ritmo habitual, pero aun ando un poco tocado. Iré visitando vuestras casas para ponerme al día.