
Esa impresionante foto, que por sí sola viste de gala este post, fué tomada por el fotógrafo Eliot Elisofon para la revista LIFE durante la representación de "A Streetcar Named Desire" en 1947. Los intérpretes originales de esta aclamada obra de Tennessee Williams fueron Jessica Tandy y Marlon Brando en los papeles estelares y Kim Hunter y Karl Malden como primeros secundarios.
Nuestro amigo "El Blog de Josep", que ha escrito un maravilloso trabajo sobre el dramaturgo inglés Terence Rattigan me ha colocado el tema en el punto de mira y voy a seguirle la corriente hablando de teatro, pero sin olvidar, todos lo sabemos, que sobre esta pieza teatral se realizó una de las mejores películas que dirigió el compadre Kazan( baydeguay , más adelante veremos que la pieza en su estreno también fué dirigida por el armenio-americano)
En algún lugar y en algún momento he comentado desde estas páginas mi pasión por el teatro, cosa que comparten muchos amigos, linterneros incluídos, así que he decidido sacar a la palestra esta obra concreta de Tennessee Williams sobre la que se pueden escribir ríos de tinta (aunque ésta ya no se use). Yo, modestamente, solo voy a escribir un pequeño riachuelo.
El dramaturgo pensó en un principio que nadie mejor que Greta Garbo podía dar vida a su personaje de Blanche, pero ésto jamás llegó a materializarse. Tennessee habla en sus Memorias de los cinco encuentros, mejor desencuentros , que mantuvo con la actriz. Uno de ellos, propiciado por George Cukor, que era íntimo de la Greta. El autor le contaba con ironía a su amigo Donald Windham que en aquella ocasión la "audiencia" que se le concedió para visitar a la actriz revistió más ceremonia que si se tratase de una audiencia papal.
Tennessee cuenta con mucha gracia otra anécdota de la Garbo en sus Memorias. El autor palpaba cómo la actriz se emocionaba con la lectura que él le hacía de "The Pink Bedroom". Al final ella aplaudió entusiasmada al tiempo que decía "Maravilloso!, !maravilloso¡...pero no es el papel apropiado para mí....mejor se lo propone a Joan Crawford"

Finalmente, aunque se barajó con muchísima insistencia el nombre de Tullulah Bankhead, la que se apropió del papel (con todo merecimiento) fué Jessica Tandy. La actriz acababa de intervenir en una película de Otto Preminger "Forever Ambar" e interpretaba una obra "Portrait of a Madonna" en Hollywood. Tennessee acudió a verla y decidió que sería la protagonista de su obra. Jessica no era ni mucho menos una novata de las tablas. Había cruzado espadas interpretativas nada más y nada menos que con dos monstruos de la escena. Laurence Olivier y John Gielgud.
Para el papel de Stanley se descartaron a muchos actores de cine, ya consagrados por lo que el propio Kazan (director de la obra) acudió al semillero ideal: el Actor's Studio , e inmediatamente pensó en un chico que había cosechado un considerable éxito por su intervención de cinco minutos en la obra "Truckline Café", naturalmente era Marlon Brando.
Kazan cuenta en su "Autobiografía" que la búsqueda del joven actor fue muy laboriosa, ya que cada noche asaltaba una cama distinta de Manhattan. Por fin el director lo encontró, le dió veinte dólares y le dió una dirección en Cape para que se presentase a Tennessee. Kazan quería asegurarse con la opinión del escritor, que deseaba un actor de veintipocos años y de aspecto salvaje.
Tres días después Kazan llamó a Tennessee para ver qué opinaba sobre el joven actor. "¿Qué actor?" le preguntó el asombrado Williams, "aquí no se ha presentado nadie". Por lo visto, y siempre según Kazan, Brando se gastó los veinte dólares en comida y tardó más de la cuenta en presentarse en Cape porque hizo autostop durante todo el largo trayecto.
Naturalmente cuando autor y actor se encontraron por fin, Tennessee no hizo reparo alguno y delegó en Kazan para el resto del reparto.

Nuestro amigo "El Blog de Josep", que ha escrito un maravilloso trabajo sobre el dramaturgo inglés Terence Rattigan me ha colocado el tema en el punto de mira y voy a seguirle la corriente hablando de teatro, pero sin olvidar, todos lo sabemos, que sobre esta pieza teatral se realizó una de las mejores películas que dirigió el compadre Kazan( baydeguay , más adelante veremos que la pieza en su estreno también fué dirigida por el armenio-americano)
En algún lugar y en algún momento he comentado desde estas páginas mi pasión por el teatro, cosa que comparten muchos amigos, linterneros incluídos, así que he decidido sacar a la palestra esta obra concreta de Tennessee Williams sobre la que se pueden escribir ríos de tinta (aunque ésta ya no se use). Yo, modestamente, solo voy a escribir un pequeño riachuelo.
El dramaturgo pensó en un principio que nadie mejor que Greta Garbo podía dar vida a su personaje de Blanche, pero ésto jamás llegó a materializarse. Tennessee habla en sus Memorias de los cinco encuentros, mejor desencuentros , que mantuvo con la actriz. Uno de ellos, propiciado por George Cukor, que era íntimo de la Greta. El autor le contaba con ironía a su amigo Donald Windham que en aquella ocasión la "audiencia" que se le concedió para visitar a la actriz revistió más ceremonia que si se tratase de una audiencia papal.
Tennessee cuenta con mucha gracia otra anécdota de la Garbo en sus Memorias. El autor palpaba cómo la actriz se emocionaba con la lectura que él le hacía de "The Pink Bedroom". Al final ella aplaudió entusiasmada al tiempo que decía "Maravilloso!, !maravilloso¡...pero no es el papel apropiado para mí....mejor se lo propone a Joan Crawford"

Finalmente, aunque se barajó con muchísima insistencia el nombre de Tullulah Bankhead, la que se apropió del papel (con todo merecimiento) fué Jessica Tandy. La actriz acababa de intervenir en una película de Otto Preminger "Forever Ambar" e interpretaba una obra "Portrait of a Madonna" en Hollywood. Tennessee acudió a verla y decidió que sería la protagonista de su obra. Jessica no era ni mucho menos una novata de las tablas. Había cruzado espadas interpretativas nada más y nada menos que con dos monstruos de la escena. Laurence Olivier y John Gielgud.
Para el papel de Stanley se descartaron a muchos actores de cine, ya consagrados por lo que el propio Kazan (director de la obra) acudió al semillero ideal: el Actor's Studio , e inmediatamente pensó en un chico que había cosechado un considerable éxito por su intervención de cinco minutos en la obra "Truckline Café", naturalmente era Marlon Brando.
Kazan cuenta en su "Autobiografía" que la búsqueda del joven actor fue muy laboriosa, ya que cada noche asaltaba una cama distinta de Manhattan. Por fin el director lo encontró, le dió veinte dólares y le dió una dirección en Cape para que se presentase a Tennessee. Kazan quería asegurarse con la opinión del escritor, que deseaba un actor de veintipocos años y de aspecto salvaje.
Tres días después Kazan llamó a Tennessee para ver qué opinaba sobre el joven actor. "¿Qué actor?" le preguntó el asombrado Williams, "aquí no se ha presentado nadie". Por lo visto, y siempre según Kazan, Brando se gastó los veinte dólares en comida y tardó más de la cuenta en presentarse en Cape porque hizo autostop durante todo el largo trayecto.
Naturalmente cuando autor y actor se encontraron por fin, Tennessee no hizo reparo alguno y delegó en Kazan para el resto del reparto.

La obra tuvo la premiere en el Shubert Theatre de New Haven, pero se había levantado tal espectación que según Arthur Miller el teatro se llenó de neoyorkinos impacientes para ser los primeros en en verla. "El lenguaje de Williams era agradable al oído, pero del sur y determinado por una sensibilidad literaria, y pese a ello el público lo agradecía apasionadamente, por extraño que sonara al oírlo por primera vez".
Al estreno asistió un personaje muy importante del cine: Louis B. Mayer, que exudaba entusiasmo al término de la obra. Sin embargo, muy en la línea conservadora del productor, le dijo a Kazan que intentara convencer al autor para que hiciera ciertas correcciones, como la de encerrar a la "horrible mujer"(Blanche) en un manicomio, que solo había venido a la ciudad para destruir el "hogar feliz de esa familia estupenda" y para que al público no le cupiera duda alguna de que la joven pareja iba a vivir feliz por siempre jamás. Kazan soportó toda la retórica del santón de Hollywood , y al final "... yo me escurrí de sus garras como una anguila".
Todos sabemos el destino fílmico de esta obra con otra actriz en el papel de Blanche Dubois, pero esa es otra historia que ya han escrito otros blogueros de forma magistral.
"A Streetcar Named Desire" como obra de teatro se ha repuesto muchísimas veces tanto en Broadway como en Londres y seguramente en muchísimas ciudades del mundo, pero la mítica del estreno ha sido una estrella que jamás ha podido ser igualada. El propio Miller escribió al respecto: " La caricatura puede ser el destino de obras de tanto éxito como Un tranvía precisamente porque, irónicamente, han sido mucho y bien explotadas en escuelas de arte dramático y cursos de interpretación. Sus personajes se han convertido en figuras de piedra con ojos en mármol. Un tranvía es un grito de dolor, olvidar ésto es olvidarse de la obra".
Se cierra el telón con un fuerte aplauso.
Al estreno asistió un personaje muy importante del cine: Louis B. Mayer, que exudaba entusiasmo al término de la obra. Sin embargo, muy en la línea conservadora del productor, le dijo a Kazan que intentara convencer al autor para que hiciera ciertas correcciones, como la de encerrar a la "horrible mujer"(Blanche) en un manicomio, que solo había venido a la ciudad para destruir el "hogar feliz de esa familia estupenda" y para que al público no le cupiera duda alguna de que la joven pareja iba a vivir feliz por siempre jamás. Kazan soportó toda la retórica del santón de Hollywood , y al final "... yo me escurrí de sus garras como una anguila".
Todos sabemos el destino fílmico de esta obra con otra actriz en el papel de Blanche Dubois, pero esa es otra historia que ya han escrito otros blogueros de forma magistral.
"A Streetcar Named Desire" como obra de teatro se ha repuesto muchísimas veces tanto en Broadway como en Londres y seguramente en muchísimas ciudades del mundo, pero la mítica del estreno ha sido una estrella que jamás ha podido ser igualada. El propio Miller escribió al respecto: " La caricatura puede ser el destino de obras de tanto éxito como Un tranvía precisamente porque, irónicamente, han sido mucho y bien explotadas en escuelas de arte dramático y cursos de interpretación. Sus personajes se han convertido en figuras de piedra con ojos en mármol. Un tranvía es un grito de dolor, olvidar ésto es olvidarse de la obra".
Se cierra el telón con un fuerte aplauso.