Hace unos meses el Centro Dramático Nacional y Animalario repreesentaron en Madrid la mítica obra de Peter Weiss "Marat-Sade", o mejor dicho, "Persecución y Asesinato de Jean Paul Marat interpretado por los internos del Asilo De Chareton bajo la dirección del Marqués de Sade". No he visto esta versión (extremo que trataré de corregir cuando la obra entre en gira por el resto de España), pero estoy seguro de que la gran mayoría de los espectadores que han acudido a esta representación no vieron en su día la puesta en escena, mítica también, que realizó en 1968, arriesgadamente por cierto, el desaparecido Adolfo Marsillach.
Justo cuando el telón de la obra se levantaba en Madrid, tras una batalla casi cruenta con la censura, yo embarcaba en el puerto de Santurce rumbo a Inglaterra. Meses más tarde, ya instalado en Londres, podía ver por fin la versión fílmica, que sobre la obra teatral realizó en 1967 Peter Brook.
De todos los espectadores que acudieron al pase de aquella proyección yo era el más humilde e ignorante de todos ellos. Entreo otras cosas mi inglés era entonces muy deficiente. Tampoco estaba muy ducho sobre el teatro de la crueldad y los principios sobre el mismo, definidos por el dramaturgo Antoni Artaud.
Mis mentores, como ya he señalado en alguna ocasión, eran mis amigos John, Yolanda y Nigel, quienes salieron completamente alucinados de la proyección. Naturalmente yo solo habia podido degustar las migajas de aquel manjar artístico. Meses despues, el propio Nigel, en una de sus "perfomances" artísticas retomando el tema me ilustró profusamente sobre lo que yo no había entendido.
En su jardín inglés y rodeado de amigos de diversa índole habló sobre Peter Brook y los posibles puntos de vista capitales de la experiencia teatral. Uno era el de la celebración, expresado por los aplausos y la euforia de habar experimentado uhna emoción artística. El otro, en el extremo opuesto, era el del silencio, como apreciación de una experiencia compartida.
Otra reflexión dimanante del discurso brookiano era que el lenguaje, la palabra hablada no tenía actualmente el sentido que tenía para los antiguos dramaturgos. Nigel estaba de acuerdo con ello. No me puedo imaginar qué opinaría hoy que estamos cruzando un período de saturación de imágenes. No hay sino observar el modo sincopado y pobre con el que se comunican los jóvenes por el móvil.
He vuelto a visionar "The persecution and assasination of Jean Paul marat as performed by the inmates of the Assylum of Chareton under the direction of Marquis de Sade", en la que por cierto asistimos a una orgía de palabras y diálogos.
Peter Brook, que tambien en su día dirigió la obra teatral con los miembros de la Royal Shakespeare Company (la misma que interpretta la pelicula) ha dudado a la hora de resolver la película. ¿Estamos ante una sesión fotografiada de la obra teatral o se ha reinventado cinematográficamente el drama?. Creo que no había posiblidad de elección y Brook se metió por el camino medio. No importa que en ocasiones nos parezca que estamos viendo teatro filmado, las imágenes son lo suficientemente intensas para que nos atrapen y los diálogos nos agarroten el espíritu.
¡Qué decir de los actores¡ Solo por ellos, esta película merece estar en cualquier diviteca que se precio (a propósito ¿está editada en España?, porque yo la he comprado en cierta tienda virtual) Los tres principales protagonistas están inmensos. Patrick Magee, como el Marqués de Sade; Ian Richardson, como Marat y Glenda Jackson, como Carlota Corday. Pero no hay que olvidar al resto del elenco, que dan una lección magistral de interpretación.
La película, y naturalmente el drama original, tiene base histórica. En el manicomio de Chareton tenían lugar representaciones teatrales dirigidas por el "Divino Marqués", quien cumplia internamiento forzoso en el establecimiento. Estas representaciones iban dirigidas a un público que se había asentado confortablemente en el régimen napoleónico.
Sade y Marat son dos elementos contrapuestos. El primero es la perversión, el segundo la revolución. Ambos elementos parten de una pregunta ¿Es Marat inocente o culpable, loco o normal? El objetivo de Sade, a través de los diálogos con Marat es dilucidar si la maldad por una causa es más digna de perdón que la maldad "per se".
A todo lo largo del discurso filmico (o teatral) está en continuo debate la dualidad en ambos personajes, que a la postre no son tan diferentes como pudiera parecer al principio.
me gustaría hurgar en las emociones que experimenta el espectador de hoy ante una representación teatral o con el visionado de una película como "Marat-Sade". No quiero ser pesimista en absoluto, pero veo cómo reacciona el público a mi alrededor en espectáculos similares. ¿Estamos retratados en ese público burgués, compuesto por el director del Asilo y su pequeña familia?. Creo que la voz del agitador Jacques Roux no llega al público de nuestros cines y teatros. Estos están demasiado escondidos en los Centros Comerciales, como conviene al "poder establecido del dinero". Las voces que puedan conmover las conciencias se pierden en los vericuetos de las tiendas de consumo.
Justo cuando el telón de la obra se levantaba en Madrid, tras una batalla casi cruenta con la censura, yo embarcaba en el puerto de Santurce rumbo a Inglaterra. Meses más tarde, ya instalado en Londres, podía ver por fin la versión fílmica, que sobre la obra teatral realizó en 1967 Peter Brook.
De todos los espectadores que acudieron al pase de aquella proyección yo era el más humilde e ignorante de todos ellos. Entreo otras cosas mi inglés era entonces muy deficiente. Tampoco estaba muy ducho sobre el teatro de la crueldad y los principios sobre el mismo, definidos por el dramaturgo Antoni Artaud.
Mis mentores, como ya he señalado en alguna ocasión, eran mis amigos John, Yolanda y Nigel, quienes salieron completamente alucinados de la proyección. Naturalmente yo solo habia podido degustar las migajas de aquel manjar artístico. Meses despues, el propio Nigel, en una de sus "perfomances" artísticas retomando el tema me ilustró profusamente sobre lo que yo no había entendido.
En su jardín inglés y rodeado de amigos de diversa índole habló sobre Peter Brook y los posibles puntos de vista capitales de la experiencia teatral. Uno era el de la celebración, expresado por los aplausos y la euforia de habar experimentado uhna emoción artística. El otro, en el extremo opuesto, era el del silencio, como apreciación de una experiencia compartida.
Otra reflexión dimanante del discurso brookiano era que el lenguaje, la palabra hablada no tenía actualmente el sentido que tenía para los antiguos dramaturgos. Nigel estaba de acuerdo con ello. No me puedo imaginar qué opinaría hoy que estamos cruzando un período de saturación de imágenes. No hay sino observar el modo sincopado y pobre con el que se comunican los jóvenes por el móvil.
He vuelto a visionar "The persecution and assasination of Jean Paul marat as performed by the inmates of the Assylum of Chareton under the direction of Marquis de Sade", en la que por cierto asistimos a una orgía de palabras y diálogos.
Peter Brook, que tambien en su día dirigió la obra teatral con los miembros de la Royal Shakespeare Company (la misma que interpretta la pelicula) ha dudado a la hora de resolver la película. ¿Estamos ante una sesión fotografiada de la obra teatral o se ha reinventado cinematográficamente el drama?. Creo que no había posiblidad de elección y Brook se metió por el camino medio. No importa que en ocasiones nos parezca que estamos viendo teatro filmado, las imágenes son lo suficientemente intensas para que nos atrapen y los diálogos nos agarroten el espíritu.
¡Qué decir de los actores¡ Solo por ellos, esta película merece estar en cualquier diviteca que se precio (a propósito ¿está editada en España?, porque yo la he comprado en cierta tienda virtual) Los tres principales protagonistas están inmensos. Patrick Magee, como el Marqués de Sade; Ian Richardson, como Marat y Glenda Jackson, como Carlota Corday. Pero no hay que olvidar al resto del elenco, que dan una lección magistral de interpretación.
La película, y naturalmente el drama original, tiene base histórica. En el manicomio de Chareton tenían lugar representaciones teatrales dirigidas por el "Divino Marqués", quien cumplia internamiento forzoso en el establecimiento. Estas representaciones iban dirigidas a un público que se había asentado confortablemente en el régimen napoleónico.
Sade y Marat son dos elementos contrapuestos. El primero es la perversión, el segundo la revolución. Ambos elementos parten de una pregunta ¿Es Marat inocente o culpable, loco o normal? El objetivo de Sade, a través de los diálogos con Marat es dilucidar si la maldad por una causa es más digna de perdón que la maldad "per se".
A todo lo largo del discurso filmico (o teatral) está en continuo debate la dualidad en ambos personajes, que a la postre no son tan diferentes como pudiera parecer al principio.
me gustaría hurgar en las emociones que experimenta el espectador de hoy ante una representación teatral o con el visionado de una película como "Marat-Sade". No quiero ser pesimista en absoluto, pero veo cómo reacciona el público a mi alrededor en espectáculos similares. ¿Estamos retratados en ese público burgués, compuesto por el director del Asilo y su pequeña familia?. Creo que la voz del agitador Jacques Roux no llega al público de nuestros cines y teatros. Estos están demasiado escondidos en los Centros Comerciales, como conviene al "poder establecido del dinero". Las voces que puedan conmover las conciencias se pierden en los vericuetos de las tiendas de consumo.
1 comment:
No he visto esta película. He leído "El espacio vacío" de Brooks. Y la adaptación que hizo de "El señor de las moscas" me pareció muy lograda.
Te echo de menos.
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