"Histoire de ma vie" es un mamotreto, en el que a través de más de dos mil páginas, Giacomo Casanova, el famoso veneciano, cuenta sus peripecias desde su nacimiento en la ciudad de los canales el dos de abril de 1725, hasta casi los umbrales de su muerte, ocurrida en Dux, el cuatro de junio de 1798.
Casanova era hijo de actores, tal vez por esa razón hizo de su vida un espectáculo, y como tal ha quedado registrado en los anales. Sus peripecias juveniles tienen como escenario la ciudad de Padua, en cuya universidad estudia Derecho. Durante un tiempo cree tener vocación para la carrera eclesiástica, pero el celibato no entra dentro de sus planes y decide colgar los hábitos. Su energía vital le lleva a realizar viajes, imposibles para la mayoría de los mortales de aquella época. Practicó multiples habilidades artísticas. Tuvo coqueteos con la magia y los exorcismos por lo que fue confinado en la cárcel veneciana de Los Plomos, desde donde se fuga espectacularmente el 31 de octubre de 1756.
Viaja por todas las cortes de Europa seduciendo a jóvenes y viejas, damas y doncellas. Entra en los conventos y protagoniza lances y duelos. Su fortuna fluctúa desde la prosperidad y riqueza al servilismo para poder sobrevivir.
En 1774 la justicia veneciana le permite volver a la ciudad del Dux con la condición de trabajar como espía. Este trabajo deviene en fracaso que le cuesta un nuevo y definitivo exilio de su ciudad natal. Termina sus días pobre y humillado, pero legando a la posteridad sus famosas memorias.
La vida de este personaje es la propuesta que se le hace a Fellini en el verano de 1973. Por aquellas fechas el rodaje de "Amarcord" aun no había terminado y el director italiano no estaba por la labor de meterse en la interminable lectura de la edición Brockhaus-Plonde las "Memorias de Casanova". No obstante y sin pensárselo mucho (cosa que lamentaría en varias ocasiones más de pose que de fondo) firma el acuerdo con la productora para dirigir la futura película.
En los prologómenos informales se barajan los nombres de los posibles actores que encarnarían al amante veneciano. Se habla de Brando, Al Pacino, Robert Redford y Jack Nicholson...todos descabellados, como se puede comprobar tras ver la maravillosa recreación que Donald Sutherland (Donaldino) hace del personaje.
Las complicaciones iniciales (nada comparable con las futuras) hacen exclamar a Fellini ""¡Mierda de siglo(refiriéndose al XVIII) Me saldrá un museo de cera electrizado¡"
La productora americana encarga el guión al conocido escritor Gore Vidal, estimado novelista y ensayista, pero este guión jamás fue utilizado, a pesar de que Fellini lo consideraba mejor que el escrito por él mismo y Zapponi, que fue el que finalmente se utilizó.
Al principio de esta asombrosa e inclasificable película asistimos al espetáculo de Venecia-Venus emergiendo de las aguas del Gran Canal, junto al puente de Rialto. Una multitud de máscaras asisten gozosas al evento en medio de bailes y fuegos multicolores.
Vemos la enorme cabeza asomando como un poderoso coloso de las oscuras aguas. Los ojos de la figura, abiertos y curiosos, sacuden a la multitud que la vitorea.
"¡Oh cómo creces, oh luna de oscuras cavernas¡ ¡Oh cómo surges con azules cabellos y dorado vestido¡ ¡Ven enséñanos a ser libres, nosotros somos tú, tú somos nosotros, oh Venecia Reina¡
De pronto la cabeza se suelta del gancho del que cuelga y vuelve a sumergirse en las aguas tenebrosas mientras la multitud clama en lamentos.
En mitad del gentío destaca una figura, su máscara es un lienzo blanco que le cubre la cara hasta el pecho. Recibe de un correo anónimo una nota en la que se le dice que acuda a una cita a la isla de San Barttoli.
El escenario cambia de la luz y el jolgorio a las tinieblas y a la soledad. La Isla de San Barttoli es un lugar espectral que tiene cierta semejanza con el famoso lienzo " La Isla de los Muertos" de Arnold Bocklin. Incluso la vestimenta blanca, especie de túnica, que cubre a Casanova remite al personaje que en el cuadro se aproxima a la isla.
Desde ese punto, el seductor veneciano hará un periplo vital amoroso que le llevará a los escenarios más extraños y tratará con personajes estrambóticos e irreales.
El rodaje de Casanova se inicia el 20 de Julio de 1975 y termina en mayo de 1976. La previsión que se había planificado de cinco meses de rodaje se prolonga casi el doble. Durante todo ese periodo de tiempo,controvertido y problemático, se atraviesan multitud de crisis y dificultades que ponen en peligro la finalización de la película.
Donald Sutherlan que no conectó demasiado bien con Fellini se sometió, no obstante , con docilidad a las exigencias del director. Las sesiones de maquillaje y de vestuario fueron de pesadilla. El actor canadiense tenía que acudir tres horas antes del rodaje para someterse a las sádicas manos de Rossi y Sforza, los maquilladores, que tenían que depilarle y pintarle las cejas, despejarle la frente siete centímetros, cambiarle la nariz y la barbilla más de trescientas veces y un largo rosario de inconveniencias digno de los inquisidores más crueles. Pero "Donaldino" lo soportó todo con un estoicismo ejemplar y cuando el rodaje llegó a su fin se fundió en un cariñoso abrazo con el maestro, quien agradeció que a las insidiosas preguntas de los periodistas al actor sobre las relaciones de ambos durante el rodaje, Sutherland respondiera: "Trabajar con un genio como Fellini es un timbre de gloria para cualquier actor y quisiera que durase toda la vida".
El rodaje fué pródigo en incidentes de toda índole, desde el robo de setenta rollos de negativo por los que el anónimo ladrón pidió quinientos millones de liras, que al final nunca se pagaron, sin perjuicio de que los rollos volveran a aparecer, hasta el despido masivo, por parte de la productora. Fellini, que no era ajeno a todo aquel desastre exclamó: "La película ya es un caos y no veo cómo podría acabarla", a lo que Grimaldi respondió "Fellini es peor que Atila, destruye todo lo que se pone a su paso".
En este intermedio caótico Fellini suelta a la prensa paridas sin sentido como la supuesta oferta del Sha de Persia, para que el italiano ruede las gestas de Ciro y Jerjes en los escenarios naturales.
Afortunadamente las aguas volvieron a su cauce y el 23 de Marzo, tras más de dos meses de paro, se reanuda el rodaje con la espectacular escena que abre la película. El decorado se instala en los estudios Cinecittà. Se contratan más de seiscientos extras y se encarga a los artesanos de las carrozas del carnaval de Vaireggio la confección del enorme mascarón que emerge de las aguas.
Cuando en diciembre de 1976 se estrena, por fin, el esperado film, éste es recibido con cierta frialdad. Los críticos no se atreven a rechazarlo de plano, pero hasta los más fieles son parcos en la alabanza. Hubo un famoso crítico que abandonó la sala a la hora de proyección. Otros, con el tiempo se desdijeron de sus críticas negativas. De todos los países donde se proyectó "Il Casanova", Japón fué en el único que triunfó. En EE.UU fue un sonoro y estrepitoso fracaso por razones obvias.
Fellini comentó en una entrevista en relación a "Casanova" que lo ideal sería hacer una película con una sola imagen, eternamente fija y continuamente en movimiento. Eso acercaría la obra al arte contemplativo.
Bajo mi punto de vista, "El Casanova de Fellini" es una obra que podemos entender hoy muchísimo mejor que los espectadores del día del estreno. A pesar del carácter barroco de sus imágenes la considero un abstracción.
A lo largo de los 170 minutos de la película asistimos a las ceremonias erótico-lujuriosas de Casanova como si de un gran giñol se tratara. El pájaro mecánico es el director de orquesta, el maestro de ceremonias que oficia esta farsa carnavalesca. Al compás del chirrido de sus alas de latón y de los alargamientos de su cuello mecánico (falo sadomaso) el seductor veneciano realiza proezas sexuales y cópulas imposibles e incómodas. Pero no importa, porque Casanova también es un ser mecánico, un polichinela que carece del verdadero conocimiento de los sentimientos. Es como una criatura alienígena, o tal vez un ser abisal, que al igual que la figura Venecia-Venus no puede ni debe salir de las aguas.
Hay una bellza melancólica al final de la película en esa visión terrible que se resume en el primer plano de los ojos del Veneciano que miran hacia sí mismo, hacia la vida que ha pasado. El Gran Canal , helado y brillante como un espejo, se convierte en un escenario onírico donde un Papa viajando en carroza de oro lanza a Casanova una cariñosa recriminación, como diciendo, no te preocupes que la cosa no ha sido tan grave comparada con lo que hacemos nosotros.
Reaparece la muñeca, que invita a Casanova a un triste minuetto. Ambos se entrelazan. El rostro del Veneciano, apoyado en la mejilla de la muñeca adquiere rasgos semejantes. Su sonrisa se congela y sus mejillas se tornan brillantes y lisas como el metal. Definitivamente Casanova ha asumido su propia condición. Un fundido en negro aleja la música del Maestro Nino Rotta. Nosotros quedamos en la oscuridad sin que la palabra fin aparezca en la pantalla.
Casanova era hijo de actores, tal vez por esa razón hizo de su vida un espectáculo, y como tal ha quedado registrado en los anales. Sus peripecias juveniles tienen como escenario la ciudad de Padua, en cuya universidad estudia Derecho. Durante un tiempo cree tener vocación para la carrera eclesiástica, pero el celibato no entra dentro de sus planes y decide colgar los hábitos. Su energía vital le lleva a realizar viajes, imposibles para la mayoría de los mortales de aquella época. Practicó multiples habilidades artísticas. Tuvo coqueteos con la magia y los exorcismos por lo que fue confinado en la cárcel veneciana de Los Plomos, desde donde se fuga espectacularmente el 31 de octubre de 1756.
Viaja por todas las cortes de Europa seduciendo a jóvenes y viejas, damas y doncellas. Entra en los conventos y protagoniza lances y duelos. Su fortuna fluctúa desde la prosperidad y riqueza al servilismo para poder sobrevivir.
En 1774 la justicia veneciana le permite volver a la ciudad del Dux con la condición de trabajar como espía. Este trabajo deviene en fracaso que le cuesta un nuevo y definitivo exilio de su ciudad natal. Termina sus días pobre y humillado, pero legando a la posteridad sus famosas memorias.
La vida de este personaje es la propuesta que se le hace a Fellini en el verano de 1973. Por aquellas fechas el rodaje de "Amarcord" aun no había terminado y el director italiano no estaba por la labor de meterse en la interminable lectura de la edición Brockhaus-Plonde las "Memorias de Casanova". No obstante y sin pensárselo mucho (cosa que lamentaría en varias ocasiones más de pose que de fondo) firma el acuerdo con la productora para dirigir la futura película.
En los prologómenos informales se barajan los nombres de los posibles actores que encarnarían al amante veneciano. Se habla de Brando, Al Pacino, Robert Redford y Jack Nicholson...todos descabellados, como se puede comprobar tras ver la maravillosa recreación que Donald Sutherland (Donaldino) hace del personaje.
Las complicaciones iniciales (nada comparable con las futuras) hacen exclamar a Fellini ""¡Mierda de siglo(refiriéndose al XVIII) Me saldrá un museo de cera electrizado¡"
La productora americana encarga el guión al conocido escritor Gore Vidal, estimado novelista y ensayista, pero este guión jamás fue utilizado, a pesar de que Fellini lo consideraba mejor que el escrito por él mismo y Zapponi, que fue el que finalmente se utilizó.
Al principio de esta asombrosa e inclasificable película asistimos al espetáculo de Venecia-Venus emergiendo de las aguas del Gran Canal, junto al puente de Rialto. Una multitud de máscaras asisten gozosas al evento en medio de bailes y fuegos multicolores.
Vemos la enorme cabeza asomando como un poderoso coloso de las oscuras aguas. Los ojos de la figura, abiertos y curiosos, sacuden a la multitud que la vitorea.
"¡Oh cómo creces, oh luna de oscuras cavernas¡ ¡Oh cómo surges con azules cabellos y dorado vestido¡ ¡Ven enséñanos a ser libres, nosotros somos tú, tú somos nosotros, oh Venecia Reina¡
De pronto la cabeza se suelta del gancho del que cuelga y vuelve a sumergirse en las aguas tenebrosas mientras la multitud clama en lamentos.
En mitad del gentío destaca una figura, su máscara es un lienzo blanco que le cubre la cara hasta el pecho. Recibe de un correo anónimo una nota en la que se le dice que acuda a una cita a la isla de San Barttoli.
El escenario cambia de la luz y el jolgorio a las tinieblas y a la soledad. La Isla de San Barttoli es un lugar espectral que tiene cierta semejanza con el famoso lienzo " La Isla de los Muertos" de Arnold Bocklin. Incluso la vestimenta blanca, especie de túnica, que cubre a Casanova remite al personaje que en el cuadro se aproxima a la isla.
Desde ese punto, el seductor veneciano hará un periplo vital amoroso que le llevará a los escenarios más extraños y tratará con personajes estrambóticos e irreales.
El rodaje de Casanova se inicia el 20 de Julio de 1975 y termina en mayo de 1976. La previsión que se había planificado de cinco meses de rodaje se prolonga casi el doble. Durante todo ese periodo de tiempo,controvertido y problemático, se atraviesan multitud de crisis y dificultades que ponen en peligro la finalización de la película.
Donald Sutherlan que no conectó demasiado bien con Fellini se sometió, no obstante , con docilidad a las exigencias del director. Las sesiones de maquillaje y de vestuario fueron de pesadilla. El actor canadiense tenía que acudir tres horas antes del rodaje para someterse a las sádicas manos de Rossi y Sforza, los maquilladores, que tenían que depilarle y pintarle las cejas, despejarle la frente siete centímetros, cambiarle la nariz y la barbilla más de trescientas veces y un largo rosario de inconveniencias digno de los inquisidores más crueles. Pero "Donaldino" lo soportó todo con un estoicismo ejemplar y cuando el rodaje llegó a su fin se fundió en un cariñoso abrazo con el maestro, quien agradeció que a las insidiosas preguntas de los periodistas al actor sobre las relaciones de ambos durante el rodaje, Sutherland respondiera: "Trabajar con un genio como Fellini es un timbre de gloria para cualquier actor y quisiera que durase toda la vida".
El rodaje fué pródigo en incidentes de toda índole, desde el robo de setenta rollos de negativo por los que el anónimo ladrón pidió quinientos millones de liras, que al final nunca se pagaron, sin perjuicio de que los rollos volveran a aparecer, hasta el despido masivo, por parte de la productora. Fellini, que no era ajeno a todo aquel desastre exclamó: "La película ya es un caos y no veo cómo podría acabarla", a lo que Grimaldi respondió "Fellini es peor que Atila, destruye todo lo que se pone a su paso".
En este intermedio caótico Fellini suelta a la prensa paridas sin sentido como la supuesta oferta del Sha de Persia, para que el italiano ruede las gestas de Ciro y Jerjes en los escenarios naturales.
Afortunadamente las aguas volvieron a su cauce y el 23 de Marzo, tras más de dos meses de paro, se reanuda el rodaje con la espectacular escena que abre la película. El decorado se instala en los estudios Cinecittà. Se contratan más de seiscientos extras y se encarga a los artesanos de las carrozas del carnaval de Vaireggio la confección del enorme mascarón que emerge de las aguas.
Cuando en diciembre de 1976 se estrena, por fin, el esperado film, éste es recibido con cierta frialdad. Los críticos no se atreven a rechazarlo de plano, pero hasta los más fieles son parcos en la alabanza. Hubo un famoso crítico que abandonó la sala a la hora de proyección. Otros, con el tiempo se desdijeron de sus críticas negativas. De todos los países donde se proyectó "Il Casanova", Japón fué en el único que triunfó. En EE.UU fue un sonoro y estrepitoso fracaso por razones obvias.
Fellini comentó en una entrevista en relación a "Casanova" que lo ideal sería hacer una película con una sola imagen, eternamente fija y continuamente en movimiento. Eso acercaría la obra al arte contemplativo.
Bajo mi punto de vista, "El Casanova de Fellini" es una obra que podemos entender hoy muchísimo mejor que los espectadores del día del estreno. A pesar del carácter barroco de sus imágenes la considero un abstracción.
A lo largo de los 170 minutos de la película asistimos a las ceremonias erótico-lujuriosas de Casanova como si de un gran giñol se tratara. El pájaro mecánico es el director de orquesta, el maestro de ceremonias que oficia esta farsa carnavalesca. Al compás del chirrido de sus alas de latón y de los alargamientos de su cuello mecánico (falo sadomaso) el seductor veneciano realiza proezas sexuales y cópulas imposibles e incómodas. Pero no importa, porque Casanova también es un ser mecánico, un polichinela que carece del verdadero conocimiento de los sentimientos. Es como una criatura alienígena, o tal vez un ser abisal, que al igual que la figura Venecia-Venus no puede ni debe salir de las aguas.
Hay una bellza melancólica al final de la película en esa visión terrible que se resume en el primer plano de los ojos del Veneciano que miran hacia sí mismo, hacia la vida que ha pasado. El Gran Canal , helado y brillante como un espejo, se convierte en un escenario onírico donde un Papa viajando en carroza de oro lanza a Casanova una cariñosa recriminación, como diciendo, no te preocupes que la cosa no ha sido tan grave comparada con lo que hacemos nosotros.
Reaparece la muñeca, que invita a Casanova a un triste minuetto. Ambos se entrelazan. El rostro del Veneciano, apoyado en la mejilla de la muñeca adquiere rasgos semejantes. Su sonrisa se congela y sus mejillas se tornan brillantes y lisas como el metal. Definitivamente Casanova ha asumido su propia condición. Un fundido en negro aleja la música del Maestro Nino Rotta. Nosotros quedamos en la oscuridad sin que la palabra fin aparezca en la pantalla.
1 comment:
Una película realmente fascinante, acabo de verla por primera vez y nunca dejan de sorprenderme ni la maestría de Fellini ni el gran actor que es Donald Sutherland. Gracias por las explicaciones de algunas imágenes de la película, me han ayudado a entender algunas cosas del siempre oscuro universo de Fellini.
Post a Comment