Como declaración de principios he de advertir que las fiestas de Navidad, dichosas fiestas de la porra, me ponen de mala leche. Todo el mundo tiene que alegrarse porque sí, y es más que obvio que no todos pueden hacerlo. Para arreglar las cosas, este año tenemos una crisis del quince, que nos trae a todos a cuatro velas. ¿Le puedes decir al vecino "!Feliz Navidad, fulano¡" cuando sabes perfectamente que están tan ahogados que entre las hipotecas y los préstamos no llegan a mediados de mes?. Los turrones y los cavas se van a eternizar en las estanterías de los super, la paga extra se va a retrasar hasta que no pase la cuesta de enero y los villancicos se van a congelar en las gargantas de más de uno.
Naturalmente la tradición va a aguantar todo ésto, y más que le echen. Para demostrar que a pesar de todo nos queda humor para todo eso y mucho más os comento una película muy española (nada de Christmas ni de Papá Noel), cínica, divertida y lúcida, que está firmada por un maestro que si no está a punto de irse a filmar con los ángeles debe de estar a punto de hacerlo. Luis García Berlanga, que en la actualidad tiene la friolera de 87 años. La película es nada más y nada menos que "Plácido".
Berlanga estaba pasando una racha bastante mala. Como su cine no era demasiado complaciente con el régimen político de la época al hombre le ponían toda clase de trabas para los proyectos que a él le apetecían. Tras el relativo fracaso de "Los jueves milagro", Berlanga se planteó seriamente la retirada de la dirección. Afortunadamente no se encabronó lo suficiente y gracias a ello hoy podemos gozar de esta delicia navideña.
Hubo un elemento que tuvo mucho que ver con la nueva epifanía del director valenciano. Este elemento fue su nuevo guionista: Rafael Azcona, con el que volvería a trabajar en numerosas ocasiones.
El borrador de "Plácido" pasó por la mesa de varias productoras, que no se ilusionaron precisamente con el proyecto. Después de intentar cambios por aquí y por allá, el guión seguía en dique seco hasta el punto de que Berlanga estuvo a punto de arrojar la toalla y a "Plácido" al cubo de la basura. En esta tesitura apareció Azcona que logró entusiasmarse y entusiasmar al valenciano en un Bar del corazón madrileño. El guionista dejó prácticamente la historia a punto de caramelo, pero como tenía que marcharse a Italia Colina y Font se incorporaron al equipo realizando diversos apuntos e innovaciones. Finalmente Azcona, a su vuelta, puso el punto final de "Plácido".
A pesar de la risa abierta con la que saludamos muchas de las escenas de "Plácido", la historia es una triste historia y si me apuro tiene hasta visos de tragedia. Ahí es nada ese final con el patético Julián (un genial Manuel Alexandre), condenado él y su familia al ayuno y la abstinencia más dura, el día que los ricos y los burgueses de aquella maldita época se atracaban de turrones y jamón.
La productora puso a disposición de Berlanga un millón y medio justito, presupuesto del que no se salió el director ni un céntimo. Esta especie de ratería le hizo comentar a Fred Zinneman, cuando se encontró con Berlanga en Hollywood, que era imposible rodar una película con esa economía de medios.
"Plácido" estuvo seleccionada para los Oscar de 1965, en la categoría de mejor película de habla no inglesa, pero aquel año estaba Bergman y la "B" bergmiana pesaba entre la cinefilia mundial más que la berlanguiana.
En la película se narra un tristísimo cuento de navidad. Es una historia dickensiana a la española interpretado por el coro más genial de actores y actrices. Todos ellos despiden más brillo que todas las estrellas de Belén juntas.
Berlanga y Azcona interpolan las clases sociales de aquellos oscuros años sesenta. Director y Guionista no tienen absolutamente ningún reparo en diseccionar ambos mundos. El propio protagonista, Plácido, no cree en la bondad de las gentes, ni en las buenas intenciones de las mismas porque él tampoco las tiene. Utiliza a los burgueses bien favorecidos a su propia conveniencia. A los ricos les busca sus defectos más señalados.
No es necesario contar nada más. Lo mejor es colocar el DVD en el aparato y repantingarse en el sofá para disfrutar de este fresco navideño. Nos hará reflexionar sobre el comportamiento humano y sobre el buen hacer de uno de los directores españoles más lúcidos.
Naturalmente la tradición va a aguantar todo ésto, y más que le echen. Para demostrar que a pesar de todo nos queda humor para todo eso y mucho más os comento una película muy española (nada de Christmas ni de Papá Noel), cínica, divertida y lúcida, que está firmada por un maestro que si no está a punto de irse a filmar con los ángeles debe de estar a punto de hacerlo. Luis García Berlanga, que en la actualidad tiene la friolera de 87 años. La película es nada más y nada menos que "Plácido".
Berlanga estaba pasando una racha bastante mala. Como su cine no era demasiado complaciente con el régimen político de la época al hombre le ponían toda clase de trabas para los proyectos que a él le apetecían. Tras el relativo fracaso de "Los jueves milagro", Berlanga se planteó seriamente la retirada de la dirección. Afortunadamente no se encabronó lo suficiente y gracias a ello hoy podemos gozar de esta delicia navideña.
Hubo un elemento que tuvo mucho que ver con la nueva epifanía del director valenciano. Este elemento fue su nuevo guionista: Rafael Azcona, con el que volvería a trabajar en numerosas ocasiones.
El borrador de "Plácido" pasó por la mesa de varias productoras, que no se ilusionaron precisamente con el proyecto. Después de intentar cambios por aquí y por allá, el guión seguía en dique seco hasta el punto de que Berlanga estuvo a punto de arrojar la toalla y a "Plácido" al cubo de la basura. En esta tesitura apareció Azcona que logró entusiasmarse y entusiasmar al valenciano en un Bar del corazón madrileño. El guionista dejó prácticamente la historia a punto de caramelo, pero como tenía que marcharse a Italia Colina y Font se incorporaron al equipo realizando diversos apuntos e innovaciones. Finalmente Azcona, a su vuelta, puso el punto final de "Plácido".
A pesar de la risa abierta con la que saludamos muchas de las escenas de "Plácido", la historia es una triste historia y si me apuro tiene hasta visos de tragedia. Ahí es nada ese final con el patético Julián (un genial Manuel Alexandre), condenado él y su familia al ayuno y la abstinencia más dura, el día que los ricos y los burgueses de aquella maldita época se atracaban de turrones y jamón.
La productora puso a disposición de Berlanga un millón y medio justito, presupuesto del que no se salió el director ni un céntimo. Esta especie de ratería le hizo comentar a Fred Zinneman, cuando se encontró con Berlanga en Hollywood, que era imposible rodar una película con esa economía de medios.
"Plácido" estuvo seleccionada para los Oscar de 1965, en la categoría de mejor película de habla no inglesa, pero aquel año estaba Bergman y la "B" bergmiana pesaba entre la cinefilia mundial más que la berlanguiana.
En la película se narra un tristísimo cuento de navidad. Es una historia dickensiana a la española interpretado por el coro más genial de actores y actrices. Todos ellos despiden más brillo que todas las estrellas de Belén juntas.
Berlanga y Azcona interpolan las clases sociales de aquellos oscuros años sesenta. Director y Guionista no tienen absolutamente ningún reparo en diseccionar ambos mundos. El propio protagonista, Plácido, no cree en la bondad de las gentes, ni en las buenas intenciones de las mismas porque él tampoco las tiene. Utiliza a los burgueses bien favorecidos a su propia conveniencia. A los ricos les busca sus defectos más señalados.
No es necesario contar nada más. Lo mejor es colocar el DVD en el aparato y repantingarse en el sofá para disfrutar de este fresco navideño. Nos hará reflexionar sobre el comportamiento humano y sobre el buen hacer de uno de los directores españoles más lúcidos.
4 comments:
Mi Berlanga favorito es el de los comienzos, el de Los jueves, milagro, Novio a la vista, Calabuch, El verdugo y (por supuesto) Plácido. Estupendos todos los actores, como siempre, y gran trabajo de Azcona. Lo de "ponga un pobre en la mesa" con la crisis creo que sería aconsejable; al menos que toque medio polvorón para cada uno
Sin duda fue su mejor época, que se prolongó hasta "La Escopeta Nacional". Para mí tanto "El Verdugo" como "Plácido" me parecen dos logros extraordinarios y figuran , por derecho propio, entre lo mejorcito del cine español y europeo.
Hombre Alicia, no se si tocaremos siquiera a medio polvorón. Tal y como están las cosas habrá que dividirlo enn más porciones.
Un abrazote.
Hay un excelente cortometraje que rememora el rodaje de esa obra maestra en la capital del Bages, Manresa.
Curioso que en la "telenacional" siempre nos meten Que bello es vivir y nunca Plácido, siendo así que la de Berlanga se acerca mucho más al auténtico espíritu navideño que nunca se cumple, tergiversada su sustancia por un materialismo abominable que sólo busca el máximo consumo.
Ya sabrás que el título original era "Ponga un pobre a su mesa" y que la censura de la época lo prohibió, quedando el nombre del personaje protagonista, Plácido, interpretado por Casto Sendra "Cassen" que entonces era un cómico conocido sólo en Catalunya y que nunca más volvió a realizar trabajo semejante.
Un abrazo.
Efectivamente ese era el subtítulo de "Plácido". Lo que no conocía era que existiera el cortometraje que mencionas. Sería muy interesante verlo. Es más deberían de volver a editar la película con los extras correspondientes. La pena es que tal vez criaría polvo en las estanterías. No siempre los compradores se decantan por el producto de más calidad.
Cassen estuvo genial e hizo un par de pelis dignas como "Atraco a las Tres" y "Amanece que no es poco". El resto de su filmografía es más bien medioce.
Un abrazote
Post a Comment