La atmósfera se hizo pesada. A través de las persianas del salón penetraba la luz del mediodía reflejando el silencioso polvo en suspensión.
Quest se levanto frotándose los cabellos. Su pulido peinado se convirtió en un revuelto de greñas.
- ¡Qué le contó Miss Keeler, amigo!- repitió Morán. Había cierta amenaza en su voz.
- Usted es un jodido detective. ¿No se da cuenta del jodido remolino en el que se está metiendo?
- No socio, es usted el que está metido hasta el cuello y me temo que quiere llevarse del brazo a Miss Keeler. Y por si no lo sabía soy un tipo al que no le gusta repetirse demasiado. ¿Que vino a contarle la chica?
- Vale- Quest se volvió resuelto- sí, Ruby estuvo aquí. Estaba espantada y no sabía que hacer. Quería llamar a la policía y contarles el trágico descubrimiento de esta mañana.
- Bien, ¿y qué le aconsejó usted?
- ¿No se da cuenta?...Se culpaba de la muerte de Elga. Pero ella no tiene nada que ver con el asunto. En todo caso yo soy más culpable que ella porque yo fui quien la introdujo en el Club de La Brea Avenue....pero todo esto no debe saberlo la poli....La gente del Club tomaría represalias. No tiene ni idea de quienes son y del poder que tienen.....
- Siga ilustrándome, amigo.
- Algunas de las personas de ese club tienen altos intereses , relacionados con la propaganda cinematográfica, pero a una escala que usted no imagina. ....tienen infiltrados a individuos en los principales estudios
- Amigo, solo tengo que levantar el auricular y llamar a la policía. Ellos tienen formas para hacer cantar a los tipos como usted y le aseguro que a partir de entonces su linda carita no va a tener futuro cinematográfico.
Quest se sentó y había desesperación en su cara.
- Estoy perdido de todas formas. Ellos se enterarán y seré hombre muerto. Ruby corre un gran peligro......
No terminó la frase. El crujido de cristales fué impactante e hizo que Morán volviese la cabeza con sorpresa. Cuando volvió de nuevo a Quest, éste yacía desmadejado en el sofá. Una bala certera le había atravesado el corazón.
Morán se sumergió en el tráfico de Vine Street. Su gesto preocupado delataba que el caso no era el simple asesinato de una corista de segunda fila, aprediz de actriz. Habia algo siniestro que a Morán se le escapaba, pero estaba viendo una pequeña, una palidísima luz que le daba la certeza de que iba en el buen camino. Consultó su reloj eran casi la una. Su Ford se dirigía a los estudios Warner, pero antes dio un paseo por La Brea Avenue para hacer una comprobación.
Morán hizo caso omiso de la secretaria del Sr. Warner y cruzó sin vacilar la linea prohibida. El magnate estaba sentado tras su despacho atendiendo una llamada telefónica. Soltó inmediatamente el auricular y con gesto iracundo miró al intruso.
- Mr....¡cómo...
- Nada de protocolos Mr. Warner. Usted, su estudio , su película y la Srta. Keeler corren un gran peligro. No tengo tiempo para más explicaciones. Soy Hugo Morán, contratado por usted para resolver el caso de Elga Ames. Este asunto va más allá de lo que usted imagina.
Mr. Warner resopló y volvió a recuperar el color de su cara.
- ¡Qué demonios me está usted diciendo! Naturalmente que se el peligro que corremos, precisamente por eso le contratamos, Mr. Morán.
- ¿Podría llamar a la Srta. Ruby Keeler? Es preciso que venga aquí ahora mismo.
Mr Warner se dejó llevar por la energía del detective y acostumbrado a mandar de forma imperiosa obedeció inmeditamente.
- Helen, que localicen inmediatamente a Miss Keeler y que se presente en mi despacho- ladró a su secretaria.
- ¿Conoce usted, Mr. Warner una asociación que responde al nombre de "Liga Aria-Americana"?
- Creo haber oído hablar de ese grupo. Pero son unos chicos que utilizan unas banderas extrañas, y que provocan incidentes callejeros, especialmente en Nueva York, pero nada más.
- Hay más en el asunto. Le aseguro Mr. Warner que esos chicos son la pantalla de algo mucho más siniestro. Me imagino que tampoco sabe nada del 1001 B de la Brea Avenue.
- Francamente no ¿Qué hay en esa dirección?
- Nada de particular salvo un club que se denomina "A New Nation".
En ese momento sonó el timbre del teléfono. A Morán le pareció que aquel timbrazo era la premonición de una amenaza. Cuando Mr. Warner colgó el aparato, su cara tenía un color ceniciento.
- No encuentran a Ruby Keeler Mr. Moran. ¡Dios nos asista!
Morán no se detuvo en lamentaciones y salió disparado dejando a Mr. Warner absolutamente perplejo.
Una de las cualidades que caracterizan a los antiguos policías, y Hugo Morán lo era, se basan en el instinto y en las corazonadas. Naturalmente estan los hechos y las pruebas, pero eso vendría después, lo importante era seguir el instinto y éste llevaba a Morán al estudio de "La Calle 42".
Tanto el estudio, como las oficinas anejas estaban cerradas a cal y canto por orden de la dirección ejecutiva. Eran las dos de la tarde y un sol de plomo caia sobre Burbank. Morán tocó su costado cuando salió de su coche, quería estar seguro de tener una "buena compañía" por si se terciaba. Atravesó con sigilo, pero resueltamente, la explanada hasta la puerta principal del plató. Dobló el gesto. No se había equivocado. Alguien se le había adelantado. El portero que había acompañado aquella mañana a Ruby Keeler yacía en el suelo con un tiro en el costado. La sangre, que aun manaba de la herida, confirmaba que el crimen se había cometido solo unos minutos antes.
Quienquiera que estuviese detrás de aquellos sucesos tenía buena prisa en borrar a todos los testigos. Primero había sido Tom Quest, ahora el infortunado portero....Morán no tenía duda alguna de que también querían liquidar a Ruby Keeler.
El detective se detuvo. Solo había oscuridad a su alrededor y no le parecía oir nada extraño. Amartilló su browning y avanzó lentamente. Sonó una puerta y se dirigió hacia allí. No lograba orientarse con propiedad y para mayor dificultad corría el peligro de tropezar con cables y mamparas de decorados. El pasillo era laberíntico. De pronto escuchó murmullos. Un foco se encendiò a unos metros de él. Apenas tuvo tiempo de ocultarse tras unas columnas.
Pudo ver un escenario, el mismo donde en aquella mañana había contemplado el cadáver de Elga Ames. Una mujer y un hombre tendían el cuerpo de otra mujer sobre el escenario. El hombre portaba una Luger, Morán podía reconocer ese revolver a una milla de distancia.
- Será más estético y menos ruidoso estrangularla con una media de seda.
- Liquidar a esta zorra será todo un placer....solo una rata puede preferir el contrato de un sucio judío a la gloria de servir como estrella para la futura grandeza de la liga Aria Americana.
- Olvida un pequeño detalle, muñeca, en esta gran nación también hay tipos que no son arios, pero se sienten muy a gusto siendo simplemente americanos. Y usted, amigo, suelte ahora mismo ese revolver tan precioso que lleva en su mano.- era Morán que apuntaba al individuo y a Bernice Rubin.
El hombre se volvió inmediatamente y disparó, pero Morán fue más directo y eficaz en su punto de mira. Su oponente cayó. Bernice huyó por la maraña de decorados. El detective subió inmediatamente al escenario y comprobó que Ruby estaba solo desmayada o drogada. La dejó tendida y salió corriendo tras la otra mujer. Inmediatamente supo que ya no había prisa. Las sirenas de la policía aullaban por todos lados. Bernice ya no tenía escapatoria.
Eran las seis de la tarde en el despacho de Jack Warner. Tras su mesa el magnate oía las explicaciones del detective Hugo Morán. También estaban presentes Ruby Keeler y Warren Homes. La actriz estaba muy pálida pero recuperada.
-Bernice Rubin,-.comenzó Morán- había sido captada por la Liga Aria Americana de California, tras la estancia de ésta en Alemania, donde había frecuentado los círculos nazis. Recibió la formación adecuada para introducirse en la industria del cine americano, donde tenía como objetivo dinamitar las producciones en las que interviniera el elemento judío. Usted Sr. Warner era un blanco codiciado. La consigna era sabotear con escándalos las producciones que olieran a éxito comercial. En este caso concreto había una vertiente vengativa. Miss Keeler, empujada por el frívolo Tom Quest, frecuentó el club de La Brea Avenue donde fue agasajada por individuos interesados en utilizarla en productos cinematográficos propagandisticos del nacionalsocialismo. Afortunadamente Miss Keeler supo que aquello no olía demasiado bien y muy inteligentemente aceptó trabajar en su producción de "La Calle 42".
- ¿Por qué no fueron directamente a por ella en vez de asesinar a esa desgraciada mujer, Elga Ames?
- Bernice vió con gozo la ocasión cuando Elga montó el espectáculo en la fiesta de la Sra. Alcalá. Aquello les proporcionaba material suficiente para un escándalo mayúsculo ¿Se imagina los titulares si este asunto no se hubiera resuelto discretamente?...Usted sabe mejor que nadie Sr. Warner lo débiles que son los hilos que sostienen el éxito y lo fácil que se rompan esos hilos para caer en un desastre terrible.
- Es cierto Sr. Morán y creame que no se cómo agradecerle la generosa ayuda que nos ha prestado.
- Ellos perdieron la cabeza cuando supieron que yo presionaría a Quest para que me diera una pista. Tuve un fallo, es verdad. Me siguieron hasta la casa de Quest, pero se me escapó ese detalle. Bernice pudo abordar a Ruby mientras el otro individuo vino tras de mí. El fue quien mató a Tom Quest.
- Yo no sospeché nada de Bernice-terció Ruby- Me abordó cuando bajé del automóvil. Iba a llamar a la policía a pesar de que Tom me dijo que no lo hiciera porque aquello arruinaría nuestras carreras. Ella se acercó sonriente y yo en mi confusión no pude adivinar sus intenciones. Cuando llegó a mi lado sacó un revolver y me obligó a entrar en el coche. Amenazándome logró atarme y me arrojó en los asientos posteriores. A toda velocidad me llevó a un lugar que desconocía donde me drogaron hasta dormirme. Despues.....¡Oh, Dios...!- Ruby comenzó a llorar.
Mr. Warner con gesto paternal se levantó se acercó a la actriz y le dijo.
- Querida, este grave incidente no va a significar nada en los próximos días. Nada ni nadie logrará parar su carrera y nuestra película tendrá un éxito sin igual.
Al día siguiente los estudios Warner abrían normalmente sus puertas. Gracias al silencio de la policía sobre el caso ni "Variety" ni "Spectacle" pudieron dar titulares demasiado inflados. Ambos medios se hacían preguntas pero no podían apuntar bien sus flechas.
"LA REPORTER" sí señalaba una noticia en páginas interiores.
"La policía de LA ha requisado el local ubicado en La Brea Avenue...........
"Esta fue la historia que me contó Fannie Hurst- concluía Bibiano en sus cuadernos- Hubo otras historias en las que intervino Hugo Morán, pero ésta fue una de las más señaladas"
*************************************************************************************
Aunque ya se que todos los lectores han llegado a ésta conclusión, para evitar cualquier tipo de responsabilidad tengo que decir que toda esta historia es pura invención del autor. Aunque se utilizan personajes reales, todas las situaciones que se narran son absolutamente imaginarias. Respecto a los personajes de ficción cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Quest se levanto frotándose los cabellos. Su pulido peinado se convirtió en un revuelto de greñas.
- ¡Qué le contó Miss Keeler, amigo!- repitió Morán. Había cierta amenaza en su voz.
- Usted es un jodido detective. ¿No se da cuenta del jodido remolino en el que se está metiendo?
- No socio, es usted el que está metido hasta el cuello y me temo que quiere llevarse del brazo a Miss Keeler. Y por si no lo sabía soy un tipo al que no le gusta repetirse demasiado. ¿Que vino a contarle la chica?
- Vale- Quest se volvió resuelto- sí, Ruby estuvo aquí. Estaba espantada y no sabía que hacer. Quería llamar a la policía y contarles el trágico descubrimiento de esta mañana.
- Bien, ¿y qué le aconsejó usted?
- ¿No se da cuenta?...Se culpaba de la muerte de Elga. Pero ella no tiene nada que ver con el asunto. En todo caso yo soy más culpable que ella porque yo fui quien la introdujo en el Club de La Brea Avenue....pero todo esto no debe saberlo la poli....La gente del Club tomaría represalias. No tiene ni idea de quienes son y del poder que tienen.....
- Siga ilustrándome, amigo.
- Algunas de las personas de ese club tienen altos intereses , relacionados con la propaganda cinematográfica, pero a una escala que usted no imagina. ....tienen infiltrados a individuos en los principales estudios
- Amigo, solo tengo que levantar el auricular y llamar a la policía. Ellos tienen formas para hacer cantar a los tipos como usted y le aseguro que a partir de entonces su linda carita no va a tener futuro cinematográfico.
Quest se sentó y había desesperación en su cara.
- Estoy perdido de todas formas. Ellos se enterarán y seré hombre muerto. Ruby corre un gran peligro......
No terminó la frase. El crujido de cristales fué impactante e hizo que Morán volviese la cabeza con sorpresa. Cuando volvió de nuevo a Quest, éste yacía desmadejado en el sofá. Una bala certera le había atravesado el corazón.
Morán se sumergió en el tráfico de Vine Street. Su gesto preocupado delataba que el caso no era el simple asesinato de una corista de segunda fila, aprediz de actriz. Habia algo siniestro que a Morán se le escapaba, pero estaba viendo una pequeña, una palidísima luz que le daba la certeza de que iba en el buen camino. Consultó su reloj eran casi la una. Su Ford se dirigía a los estudios Warner, pero antes dio un paseo por La Brea Avenue para hacer una comprobación.
Morán hizo caso omiso de la secretaria del Sr. Warner y cruzó sin vacilar la linea prohibida. El magnate estaba sentado tras su despacho atendiendo una llamada telefónica. Soltó inmediatamente el auricular y con gesto iracundo miró al intruso.
- Mr....¡cómo...
- Nada de protocolos Mr. Warner. Usted, su estudio , su película y la Srta. Keeler corren un gran peligro. No tengo tiempo para más explicaciones. Soy Hugo Morán, contratado por usted para resolver el caso de Elga Ames. Este asunto va más allá de lo que usted imagina.
Mr. Warner resopló y volvió a recuperar el color de su cara.
- ¡Qué demonios me está usted diciendo! Naturalmente que se el peligro que corremos, precisamente por eso le contratamos, Mr. Morán.
- ¿Podría llamar a la Srta. Ruby Keeler? Es preciso que venga aquí ahora mismo.
Mr Warner se dejó llevar por la energía del detective y acostumbrado a mandar de forma imperiosa obedeció inmeditamente.
- Helen, que localicen inmediatamente a Miss Keeler y que se presente en mi despacho- ladró a su secretaria.
- ¿Conoce usted, Mr. Warner una asociación que responde al nombre de "Liga Aria-Americana"?
- Creo haber oído hablar de ese grupo. Pero son unos chicos que utilizan unas banderas extrañas, y que provocan incidentes callejeros, especialmente en Nueva York, pero nada más.
- Hay más en el asunto. Le aseguro Mr. Warner que esos chicos son la pantalla de algo mucho más siniestro. Me imagino que tampoco sabe nada del 1001 B de la Brea Avenue.
- Francamente no ¿Qué hay en esa dirección?
- Nada de particular salvo un club que se denomina "A New Nation".
En ese momento sonó el timbre del teléfono. A Morán le pareció que aquel timbrazo era la premonición de una amenaza. Cuando Mr. Warner colgó el aparato, su cara tenía un color ceniciento.
- No encuentran a Ruby Keeler Mr. Moran. ¡Dios nos asista!
Morán no se detuvo en lamentaciones y salió disparado dejando a Mr. Warner absolutamente perplejo.
Una de las cualidades que caracterizan a los antiguos policías, y Hugo Morán lo era, se basan en el instinto y en las corazonadas. Naturalmente estan los hechos y las pruebas, pero eso vendría después, lo importante era seguir el instinto y éste llevaba a Morán al estudio de "La Calle 42".
Tanto el estudio, como las oficinas anejas estaban cerradas a cal y canto por orden de la dirección ejecutiva. Eran las dos de la tarde y un sol de plomo caia sobre Burbank. Morán tocó su costado cuando salió de su coche, quería estar seguro de tener una "buena compañía" por si se terciaba. Atravesó con sigilo, pero resueltamente, la explanada hasta la puerta principal del plató. Dobló el gesto. No se había equivocado. Alguien se le había adelantado. El portero que había acompañado aquella mañana a Ruby Keeler yacía en el suelo con un tiro en el costado. La sangre, que aun manaba de la herida, confirmaba que el crimen se había cometido solo unos minutos antes.
Quienquiera que estuviese detrás de aquellos sucesos tenía buena prisa en borrar a todos los testigos. Primero había sido Tom Quest, ahora el infortunado portero....Morán no tenía duda alguna de que también querían liquidar a Ruby Keeler.
El detective se detuvo. Solo había oscuridad a su alrededor y no le parecía oir nada extraño. Amartilló su browning y avanzó lentamente. Sonó una puerta y se dirigió hacia allí. No lograba orientarse con propiedad y para mayor dificultad corría el peligro de tropezar con cables y mamparas de decorados. El pasillo era laberíntico. De pronto escuchó murmullos. Un foco se encendiò a unos metros de él. Apenas tuvo tiempo de ocultarse tras unas columnas.
Pudo ver un escenario, el mismo donde en aquella mañana había contemplado el cadáver de Elga Ames. Una mujer y un hombre tendían el cuerpo de otra mujer sobre el escenario. El hombre portaba una Luger, Morán podía reconocer ese revolver a una milla de distancia.
- Será más estético y menos ruidoso estrangularla con una media de seda.
- Liquidar a esta zorra será todo un placer....solo una rata puede preferir el contrato de un sucio judío a la gloria de servir como estrella para la futura grandeza de la liga Aria Americana.
- Olvida un pequeño detalle, muñeca, en esta gran nación también hay tipos que no son arios, pero se sienten muy a gusto siendo simplemente americanos. Y usted, amigo, suelte ahora mismo ese revolver tan precioso que lleva en su mano.- era Morán que apuntaba al individuo y a Bernice Rubin.
El hombre se volvió inmediatamente y disparó, pero Morán fue más directo y eficaz en su punto de mira. Su oponente cayó. Bernice huyó por la maraña de decorados. El detective subió inmediatamente al escenario y comprobó que Ruby estaba solo desmayada o drogada. La dejó tendida y salió corriendo tras la otra mujer. Inmediatamente supo que ya no había prisa. Las sirenas de la policía aullaban por todos lados. Bernice ya no tenía escapatoria.
Eran las seis de la tarde en el despacho de Jack Warner. Tras su mesa el magnate oía las explicaciones del detective Hugo Morán. También estaban presentes Ruby Keeler y Warren Homes. La actriz estaba muy pálida pero recuperada.
-Bernice Rubin,-.comenzó Morán- había sido captada por la Liga Aria Americana de California, tras la estancia de ésta en Alemania, donde había frecuentado los círculos nazis. Recibió la formación adecuada para introducirse en la industria del cine americano, donde tenía como objetivo dinamitar las producciones en las que interviniera el elemento judío. Usted Sr. Warner era un blanco codiciado. La consigna era sabotear con escándalos las producciones que olieran a éxito comercial. En este caso concreto había una vertiente vengativa. Miss Keeler, empujada por el frívolo Tom Quest, frecuentó el club de La Brea Avenue donde fue agasajada por individuos interesados en utilizarla en productos cinematográficos propagandisticos del nacionalsocialismo. Afortunadamente Miss Keeler supo que aquello no olía demasiado bien y muy inteligentemente aceptó trabajar en su producción de "La Calle 42".
- ¿Por qué no fueron directamente a por ella en vez de asesinar a esa desgraciada mujer, Elga Ames?
- Bernice vió con gozo la ocasión cuando Elga montó el espectáculo en la fiesta de la Sra. Alcalá. Aquello les proporcionaba material suficiente para un escándalo mayúsculo ¿Se imagina los titulares si este asunto no se hubiera resuelto discretamente?...Usted sabe mejor que nadie Sr. Warner lo débiles que son los hilos que sostienen el éxito y lo fácil que se rompan esos hilos para caer en un desastre terrible.
- Es cierto Sr. Morán y creame que no se cómo agradecerle la generosa ayuda que nos ha prestado.
- Ellos perdieron la cabeza cuando supieron que yo presionaría a Quest para que me diera una pista. Tuve un fallo, es verdad. Me siguieron hasta la casa de Quest, pero se me escapó ese detalle. Bernice pudo abordar a Ruby mientras el otro individuo vino tras de mí. El fue quien mató a Tom Quest.
- Yo no sospeché nada de Bernice-terció Ruby- Me abordó cuando bajé del automóvil. Iba a llamar a la policía a pesar de que Tom me dijo que no lo hiciera porque aquello arruinaría nuestras carreras. Ella se acercó sonriente y yo en mi confusión no pude adivinar sus intenciones. Cuando llegó a mi lado sacó un revolver y me obligó a entrar en el coche. Amenazándome logró atarme y me arrojó en los asientos posteriores. A toda velocidad me llevó a un lugar que desconocía donde me drogaron hasta dormirme. Despues.....¡Oh, Dios...!- Ruby comenzó a llorar.
Mr. Warner con gesto paternal se levantó se acercó a la actriz y le dijo.
- Querida, este grave incidente no va a significar nada en los próximos días. Nada ni nadie logrará parar su carrera y nuestra película tendrá un éxito sin igual.
Al día siguiente los estudios Warner abrían normalmente sus puertas. Gracias al silencio de la policía sobre el caso ni "Variety" ni "Spectacle" pudieron dar titulares demasiado inflados. Ambos medios se hacían preguntas pero no podían apuntar bien sus flechas.
"LA REPORTER" sí señalaba una noticia en páginas interiores.
"La policía de LA ha requisado el local ubicado en La Brea Avenue...........
"Esta fue la historia que me contó Fannie Hurst- concluía Bibiano en sus cuadernos- Hubo otras historias en las que intervino Hugo Morán, pero ésta fue una de las más señaladas"
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Aunque ya se que todos los lectores han llegado a ésta conclusión, para evitar cualquier tipo de responsabilidad tengo que decir que toda esta historia es pura invención del autor. Aunque se utilizan personajes reales, todas las situaciones que se narran son absolutamente imaginarias. Respecto a los personajes de ficción cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
11 comments:
Novel noir. Pura novela negra Antonio. Ahora quedá todo aclarado y muy bien explicado por tu parte.
Historias del Hollywood dorado en tiempos amenazantes.
Clás clás clás....!! Sr. Marlow.
Un abrazo.
Anro, esa nota aclaratoria no hacía falta. Se intuía que esta divertido relato de suspense ambientado en el viejo Hollywood era ficticio.... No como las memorias de Bibi que son totalmente auténticas y que estás retrasando demasiado con estas "digresiones" (aunque sean muy entretenidas).
Cosas más raras se dieron en el Hollywood clásico, supongo.
Un abrazito.
Ojala, querida Abril,me pareciera solo un pizquito al autor de Marlow. Pero como siempre digo, escribir tal cual me divierte y creo que también divierto a los amigos así que todos contentos.
Me complace enermemente que te haya gustado la historia, porque vendrán algunas en esa línea.
Un abrazote.
No estoy de acuerdo contigo DAvid, la señorita Keeler aun vive y quien te dice que no es capaz de demandarme. No, mi niño, no, hay que tomar precauciones porque en internet no siempre se está seguro de hacer las cosas bien.
Efectivamente lo de Bibi es diferente. Ya he apartado las cuartillas donde el hombre por fin habla de la tragedia.
¡Tachannnn, pero ese será otro día!
Un abrazote.
Dos post y cuatro cadáveres. Si es que no podemos dejarte solo amigo Antonio.
Purito cine noir. El tal Moran huele a Bogart o mejor, al Nicholson de Chinatown, sin nariz por meterla donde no debía.
Y tu haciendo oposiciones a Dashiell Hammet, Raymond Chandler, Patricia Highsmith o a nuestro Vazquez Montalban.
Mi duda es si hubo otro Bibi, aparte del Manolo...Jaaaa
Saludos
Bien: ya tenemos una (buena) narración corta finiquitada (ya era hora) y tenemos el ánimo situado en ese Hollywood "vintage" (jejeje) pletórico de crímenes pasionales: te has despachado a gusto dejando cadáveres, Antonio, tras de tí: ni Atila y su jamelgo, caramba.
Ahora espero que la brillantez desplegada contando esas vicisitudes ¿seguro que inventadas? no haya acabado con tu arsenal de palabras que deberás destinar, para rematar la faena, a contarnos la tragedia pendiente de ese pariente lejano en el tiempo...
Un abrazo espectante.
Ja, ja, ja, Father, debió de ser un político el que me inyectó esa vena sangrienta. No se explica de otro modo.
Me vais a poner colorado con las comparaciones....pero cuelgo esos ejemplos que poneis para poder hacer las cosas mucho mejor.
Nose, no se...vamos a dejar eso en el aire.
Un abrazote.
Qué satisfacción más grande me das, amiguete Josep, viniendo de tí la acepto en lo que vale.
Ya le digo a Father lo del reguero de cadáveres, no veo otra explicación.
Seguro que hay un camino largo por explotar y multitud de bazas que tocar, pero lo primero es lo primero y Bibiano contará su tragedia en próximos capítulos. Promises are promises!
Un abrazote.
Hola, ANRO!
Pasaba a saludarte, voy poniéndome al día con tus relatos porque tengo mucha faena atrasada, poco a poco...
Espero que celebraras a lo grande tu cumpleaños el 24 de agosto, el mío el 10 de Septiembre, jejeje
Sigues explicándote tan bien como siempre.
Y gracias por participar en mi relato.
Un abrazote!
Hay que ver Mucipa....fuertes vacaciones y qué sitios tan envidiables has visitado. El de la India lo tengo pendiente. A Italia siempre es un placer volver, yo no descarto visitarla por tercera vez-
Espero 1que esta nueva temporada que iniciamos sea productiva en buena amistad y en intercambio de buenas ideas.
Un abrazote.
Mi legendaria falta de memoria (he de volver a leer la entrada anterior para seguirle la pista a este crimen) y el cansacio de estos últimos días, hará que vuelva una vez recuperada a leer los episodios de esta calle 42.
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