Algunos amigos, impacientes ellos, me han reprochado la supuesta desidia a la continuación de los fascinantes cuadernos y las apasionantes historias de este peculiar personaje, lejano antepasado mío, llamado Bibiano Alcalá. Nada más lejos de mi intención , pero como todos sabeis ha mediado un largo verano y servidor de ustedes ha vivido importantes cambios que no es el caso contar en este blog. Por otra parte, y creo que lo he dicho anteriormente, lo de "cuadernos" es un mero título que no tiene nada que ver con la realidad. Bibiano dejó cientos de páginas sueltas y desordenadas. Yo he tenido que adaptarlas a este blog resumiéndolas y puliéndolas.
Dicho todo lo dicho, hoy he decidido publicar una historia realmente insólita y desconocida del gran público. Las figuras de Busby Berkeley, Harry Warren y Ruby Keeler con el telón de fondo de la espectacular producción "La Calle 42", son lo protagonistas de la siguiente historia de Bibi.
Dicho todo lo dicho, hoy he decidido publicar una historia realmente insólita y desconocida del gran público. Las figuras de Busby Berkeley, Harry Warren y Ruby Keeler con el telón de fondo de la espectacular producción "La Calle 42", son lo protagonistas de la siguiente historia de Bibi.
"Uno de mis mejores amigos en Hollywood fue Joe Yule. A mí me gustaba seguir llamándole de esta forma aunque en los estudios decidieron colocarle otro nombre más comercial. Su público entusiasta le conocía por Mickey Rooney.
Joe había hecho una película de gran éxito "Broadway to Hollywood", donde mi amigo comenzó a mostrar de lo que era capaz. Mickey había pasado de ser una crisàlida a una maravillosa mariposa. Su simpatía engreída e infantil penetró como un torbellino en el mundo del cine. Esa desenvoltura vivaz, ese genio pequeño y revoltoso engolosinó a la propia MGM y obviamente llegó a la cumbre. Pero eso fue despues de aquel año de 1933.
En febrero de 1932 Joe y yo nos conocimos en una fiesta que organizó mi madre para celebrar el èxito que ésta había obtenido en una producción de "La Bohéme" en la ópera de Chicago, donde había interpretado el papel de Mimi. Al acontecimiento social acudió el todo Hollywood. Los muchachos deambulabamos por los salones a nuestro aire y aunque los trajes de etiqueta nos molestaban un tanto, la curiosidad de ver a tanta celebridad nos hacía olvidar cualquier inconveniencia.
Joe y yo estábamos sentados en lo alto de unas escaleras degustando unos riquísimos sorbetes de mango. Allí sorprendimos una curiosa conversación entre dos mujeres enfundadas en vestidos espectaculares. No las conocíamos, pero más tarde supimos que eran dos actrices-bailarinas llamadas Bernice Dubin y Elga Ames.
- Dime que esa que veo ahí dentro no es Ruby Keeler- dijo venenosamente Bernice.
- Sí cielo, esa zorrita que está hablando con Busby es la mismísima Keeler.
Ambas mujeres sostenían una copa y a través de ella miraban a la nombrada con ojos asesinos y envidiosos.
No habían pasado unos minutos solas cuando de inmediato se acercaron a ellas unos caballeros sonrientes y un poco traqueteantes, tal vez por la bebida. Pronto el cuarteto estalló en risas y fiestas.
- Salvatore, Oh perdona! Harry, ¡qué delicia tu última canción "Sweet and Low"!...- Elga se colgó del brazo del hombre al mismo tiempo que colgaba sus ojos pestañeantes en un soterrado deseo de utilizar la fama del tipo en su más desaforado provecho.
El llamado Salvatore o Harry desmontó la ilusión de la ninfa con una gran carcajada.
- Querida te puedo asegurar que mi próximo trabajo para la Warner y el gran Busby va a cambiar la vida de muchas personas de esta ciudad.
Elga se separó bruscamente del llamado Harry y con gesto enfadado le dijo
- Se trata de una película, ¿verdad?....y la Keeler está por medio ¿cierto también?
Sin dejar de sonreir Salvatore o Harry asintió. Elga dejó, o casi tiró la copa encima de una pequeña mesita y separándose del grupo entró con decisión en el salón central.
Mickey y yo asomamos nuestras cabezas con suma curiosidad porque intuiamos el principio de una tempestad emocional.
El trío sorprendido siguió con la vista los andares guerreros de Elga que se aproximaba al grupo donde se encontraba Ruby Keeler.
- Ruby, querida- dijo Elga con una sonrisa cosida- acabo de enterarme de la noticia. ¡Es sublime, querida!....¡Y tú no me habías dicho nada Busby¡....Claro que tú te callas tantas cosas...incluso ni se lo cuentas a tu querida Merna (Merna era la esposa del coreografo por aquel entonces)
El grupo estaba violento. Berkeley mostraba tensas sus facciones y probablemente hubiera saltado al cuello de Elga si hubiera estado solo con ella. El resto no sabía qué decir porque Elga mirando de reojo a Ruby soltó su insinuación más venenosa.
- ¿Cuándo te lo dijo a tí Ruby?.....
Nunca pensó Elga Ames, que las burbujas de champagne y sus celos desaforados pudieran gastarle aquella mala pasada.
Jack Warner que se encontraba muy cerca y habia prestado atención a la escena hizo una seña a dos fornidos gorilas que inmediatamente se acercaron a la chica y cogiéndola de ambos brazos casi la arrastraron a la salida. Ella intentó protestar, pero cuando cruzó su mirada con la del imponente magnate se dió cuenta del disparate que había cometido y se dejó hacer resignadamente.
La vida continuó como siempre en Hollywood. Mis padres volvieron a salir de gira y yo asistía a una prestigiosa academia de música donde me preparaba para hacer mi presentación cinematográfica en la película "Dearest Daddy" que dirigiría un director novel llamado Norman Taurog.
En los estudios Warner ya había comenzado el rodaje de la película "La Calle 42". Todos los que participaban en aquel rodaje estaban más que satisfechos. Aquella película sería el bombazo de la temporada....pero ocurrió algo inesperado en mitad del rodaje. Yo, por mi edad, no fui testigo directo de los acontecimientos, pero años más tarde la novelista Fannie Hurt, con la que compartí amistad en mis años neoyorkinos me contó toda la historia. Ella la vivió muy de cerca ya que por aquel entonces terminaba su famosa novela "Imitation of Life", que sería llevada a la gran pantalla. Dejo a ella la continuación del relato.
"Alguien había asesinado a Elga Ames. Su cuerpo desmadejado y roto, vestido con un ajustado y rico vestido de lentejuelas, yacía en mitad del plató donde se filmaba "La Calle 42". Su larga cabellera parda redondeaba como un halo su cabeza. Mantenía sus ojos inquietantemente abiertos. Un hilo escarlata había brotado de su pecho, atravesado con un afilado punzón. El detective, contratado urgentemente por Jack Warner miraba pacientemente la escena del crimen.
- Sr. Moran éste suceso no puede trascender a la prensa. El estudio solo puede mantenerlo oculto 24 horas, en ese plazo tenemos que presentar el caso resuelto a la policia, porque si ésto se nos escapa de las manos tendremos un gran problema. Ni el Sr. Berkeley ni Miss Keeler se van a salvar del desastre.
Quien así hablaba era Warren Homer, primer responsable de los estudios y mano derecha de Jack Warner.
- Sr. Homer jamás impongo un plazo a mis actuaciones, simplemente resuelvo los casos- El tipo aparentaba unos cuarenta años. Era alto y huesudo, de complexión fuerte y cabeza poderosa. Tenía la tez muy morena, de color aceituna, que revelaba su ascendencia hispana. Se cubría con un sombrero de ala ancha, vestía con cierta elegancia y no dejaba de fumar cigarrillo tras cigarrillo.
- Sabemos de su experiencia sr. Morán, pero debe usted hacerse cargo de nuestro problema...en cuanto a sus honorarios no dude en presentar cualquier cifra.
- Valgo lo que valgo Sr. Homer. Ahorremos esos detalles y dígame quién descubrió el cadáver.
- Uhmm. Precisamente Miss Keeler. Es muy madrugadora. Hacia las seis de la mañana habló con el portero pidiéndole que le abriese la puerta. Quería ensayar sola unos pasos de baile. El portero la acompañó para encender las luces. Mientras éste se dirigía a la cabina oyó los gritos de espanto de la actriz e inmeditamente fue a ver qué pasaba."
El detective Morán preguntó a Mr. Homer qué relación tenía la chica con el estudio y cuál era su agente. Elga Ames estaba contratada por el estudio como chica de conjunto y actriz ocasional para personajes de una frase. Su agente era un tal Tom Dartmouth, un tipo estrafalario que pocas veces estaba lúcido, porque se pegaba más de lo debido a la petaca. Sólo representaba a "género de tercera clase", y cuando telefoneaba a un estudio siempre le clavaban las excusas más peregrinas. Sin embargo en los gloriosos "silent years" había contado con una agenda con lo más granado de los intérpretes como Olga Pêtrova o Bessie Love.
Mr. Morán lo encontró en un sórdido despacho donde lo que más abundaba era el polvo y la suciedad.
- Bien Mr. Dartmouth ¿cuándo vió a Miss Ames por última vez?
Después de empinar su petaca y limpiarse con el dorso de la manga el agente artístico contestó con voz rasposa y vacilante.
- Uhmmm, déjeme pensar. Sí, casi estoy seguro de que fue anoche en las cercanías del Hotel Christie en Hollywood Boulevard. En realidad fue un encuentro casual Miss Ames entraba al hotel del brazo de un tipo alto y rubio.
- ¿Reconoció a ese tipo?
- Claro, que lo reconocí. Es un matón que tiene como patrón a Stroheim, aunque éste a pesar de que le ha dado trabajo en su última película "Walking Dawn Broadway" ya no puede hacer mucho por él. Mariposea de estudio en estudio con su buena planta y estoy seguro que hará buena carrera. Sin embargo me extrañó mucho que fuera con Miss Ames, el tipo quiere volar alto y la pobre y difunta Miss Ames era un juguete sin valor.
- Conoce su nombre y dónde vive.
- Déjeme ver. Uhmm!....sí en 202 de Ivar Avenue y se llama, aunque dudo que sea su verdadero nombre, Tom Quest.
Hugo Morán dirigió su destartalado Ford colina arriba hacia Ivar Avenue. El día avanzaba implacable. Su reloj suizo marcaba las 11.30 pasadas. Se fijó en un Packard rojo que bajaba a una velocidad más que razonable, Apenas tuvo tiempo de ver a la mujer que conducía, pero apostó 10 contra uno que se trataba de Ruby Keeler. Pero ahora lo importante era hablar con Tom Quest.
Fue el propio Quest quien abrió la puerta. Vestía solamente un albornoz. Efectivamente se trataba de un tipo de los que no pasan desapercibidos para las mujeres. Colgaba de su cara una encantadora sonrisa que mostraba una hilera de dientes blancos y perfectos. Sus ojos eran azul acero y una cabellera rubia repeinada coronaban una cabeza de perfecto anglosajón. Era alto y muy atlético.
- ¿Mr. Quest?
- Si, .....¿Desea?
- Soy el detective Hugo Moran y quisiera hacerle un par de preguntas, si usted no tiene inconveniente.
Si el tipo tuvo algún inconveniente desdeluego no lo demostró, antes bien, se volvió absolutamente servicial e invitó al detective a entrar en el apartamento.
La pieza central de la vivienda estaba decorada con toques modernos y elegantes. No parecía que fuese el hogar de un aspirante a actor, bien al contrario parecía casi la pequeña miniatura del palacete de un actor consagrado. Tal vez sus ingresos procedían de servicios privados, pero eso no era de la incumbencia del detective.
- ¿Conoce usted a Elga Ames?
- Sí, por cierto. Es una mujer hermosísima.
- ¿Cuándo la vió usted por última vez, Mr. Quest?
- Anoche tomamos juntos unas copas en el hotel Christie, pero Elga, para sorpresa mía se marchó más pronto de lo que yo hubiera deseado. Estábamos francamente felices tomando un cocktail cuando un mozo se acercó a nosotros y le dijo a Elga que un automóvil le estaba esperando a la puerta del hotel. Ella se excusó conmigo. Me pareció que estaba un tanto excitada pero no me dió más explicaciones.
- ¿Y eso a qué hora ocurrió?
- No recuerdo muy bien pero debían de ser las once de la noche. Calculo esa hora porque vine llegando a casa hacia media noche. Estaba cansado y quería leer un guión que me había mandado mi agente.
- Ya....- Morán hizo una pausa y preguntó a bocajarro- Acabo de ver a la Miss Keeler saliendo de su casa cuando yo casi llegaba
Tom Quest se puso rojo y abrió los ojos con sorpresa.
- Sí, veo que llevo razón- continuó Morán- ¿qué le ha dicho Miss Keeler sobre Elga Adler, socio?
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Llegado a este punto de la narración no tengo más remedio que interrumpirla porque el resto de las cuartillas no guardan el orden que debieran. Espero poder continuar en los próximos días con éste extraño caso.
Joe había hecho una película de gran éxito "Broadway to Hollywood", donde mi amigo comenzó a mostrar de lo que era capaz. Mickey había pasado de ser una crisàlida a una maravillosa mariposa. Su simpatía engreída e infantil penetró como un torbellino en el mundo del cine. Esa desenvoltura vivaz, ese genio pequeño y revoltoso engolosinó a la propia MGM y obviamente llegó a la cumbre. Pero eso fue despues de aquel año de 1933.
En febrero de 1932 Joe y yo nos conocimos en una fiesta que organizó mi madre para celebrar el èxito que ésta había obtenido en una producción de "La Bohéme" en la ópera de Chicago, donde había interpretado el papel de Mimi. Al acontecimiento social acudió el todo Hollywood. Los muchachos deambulabamos por los salones a nuestro aire y aunque los trajes de etiqueta nos molestaban un tanto, la curiosidad de ver a tanta celebridad nos hacía olvidar cualquier inconveniencia.
Joe y yo estábamos sentados en lo alto de unas escaleras degustando unos riquísimos sorbetes de mango. Allí sorprendimos una curiosa conversación entre dos mujeres enfundadas en vestidos espectaculares. No las conocíamos, pero más tarde supimos que eran dos actrices-bailarinas llamadas Bernice Dubin y Elga Ames.
- Dime que esa que veo ahí dentro no es Ruby Keeler- dijo venenosamente Bernice.
- Sí cielo, esa zorrita que está hablando con Busby es la mismísima Keeler.
Ambas mujeres sostenían una copa y a través de ella miraban a la nombrada con ojos asesinos y envidiosos.
No habían pasado unos minutos solas cuando de inmediato se acercaron a ellas unos caballeros sonrientes y un poco traqueteantes, tal vez por la bebida. Pronto el cuarteto estalló en risas y fiestas.
- Salvatore, Oh perdona! Harry, ¡qué delicia tu última canción "Sweet and Low"!...- Elga se colgó del brazo del hombre al mismo tiempo que colgaba sus ojos pestañeantes en un soterrado deseo de utilizar la fama del tipo en su más desaforado provecho.
El llamado Salvatore o Harry desmontó la ilusión de la ninfa con una gran carcajada.
- Querida te puedo asegurar que mi próximo trabajo para la Warner y el gran Busby va a cambiar la vida de muchas personas de esta ciudad.
Elga se separó bruscamente del llamado Harry y con gesto enfadado le dijo
- Se trata de una película, ¿verdad?....y la Keeler está por medio ¿cierto también?
Sin dejar de sonreir Salvatore o Harry asintió. Elga dejó, o casi tiró la copa encima de una pequeña mesita y separándose del grupo entró con decisión en el salón central.
Mickey y yo asomamos nuestras cabezas con suma curiosidad porque intuiamos el principio de una tempestad emocional.
El trío sorprendido siguió con la vista los andares guerreros de Elga que se aproximaba al grupo donde se encontraba Ruby Keeler.
- Ruby, querida- dijo Elga con una sonrisa cosida- acabo de enterarme de la noticia. ¡Es sublime, querida!....¡Y tú no me habías dicho nada Busby¡....Claro que tú te callas tantas cosas...incluso ni se lo cuentas a tu querida Merna (Merna era la esposa del coreografo por aquel entonces)
El grupo estaba violento. Berkeley mostraba tensas sus facciones y probablemente hubiera saltado al cuello de Elga si hubiera estado solo con ella. El resto no sabía qué decir porque Elga mirando de reojo a Ruby soltó su insinuación más venenosa.
- ¿Cuándo te lo dijo a tí Ruby?.....
Nunca pensó Elga Ames, que las burbujas de champagne y sus celos desaforados pudieran gastarle aquella mala pasada.
Jack Warner que se encontraba muy cerca y habia prestado atención a la escena hizo una seña a dos fornidos gorilas que inmediatamente se acercaron a la chica y cogiéndola de ambos brazos casi la arrastraron a la salida. Ella intentó protestar, pero cuando cruzó su mirada con la del imponente magnate se dió cuenta del disparate que había cometido y se dejó hacer resignadamente.
La vida continuó como siempre en Hollywood. Mis padres volvieron a salir de gira y yo asistía a una prestigiosa academia de música donde me preparaba para hacer mi presentación cinematográfica en la película "Dearest Daddy" que dirigiría un director novel llamado Norman Taurog.
En los estudios Warner ya había comenzado el rodaje de la película "La Calle 42". Todos los que participaban en aquel rodaje estaban más que satisfechos. Aquella película sería el bombazo de la temporada....pero ocurrió algo inesperado en mitad del rodaje. Yo, por mi edad, no fui testigo directo de los acontecimientos, pero años más tarde la novelista Fannie Hurt, con la que compartí amistad en mis años neoyorkinos me contó toda la historia. Ella la vivió muy de cerca ya que por aquel entonces terminaba su famosa novela "Imitation of Life", que sería llevada a la gran pantalla. Dejo a ella la continuación del relato.
"Alguien había asesinado a Elga Ames. Su cuerpo desmadejado y roto, vestido con un ajustado y rico vestido de lentejuelas, yacía en mitad del plató donde se filmaba "La Calle 42". Su larga cabellera parda redondeaba como un halo su cabeza. Mantenía sus ojos inquietantemente abiertos. Un hilo escarlata había brotado de su pecho, atravesado con un afilado punzón. El detective, contratado urgentemente por Jack Warner miraba pacientemente la escena del crimen.
- Sr. Moran éste suceso no puede trascender a la prensa. El estudio solo puede mantenerlo oculto 24 horas, en ese plazo tenemos que presentar el caso resuelto a la policia, porque si ésto se nos escapa de las manos tendremos un gran problema. Ni el Sr. Berkeley ni Miss Keeler se van a salvar del desastre.
Quien así hablaba era Warren Homer, primer responsable de los estudios y mano derecha de Jack Warner.
- Sr. Homer jamás impongo un plazo a mis actuaciones, simplemente resuelvo los casos- El tipo aparentaba unos cuarenta años. Era alto y huesudo, de complexión fuerte y cabeza poderosa. Tenía la tez muy morena, de color aceituna, que revelaba su ascendencia hispana. Se cubría con un sombrero de ala ancha, vestía con cierta elegancia y no dejaba de fumar cigarrillo tras cigarrillo.
- Sabemos de su experiencia sr. Morán, pero debe usted hacerse cargo de nuestro problema...en cuanto a sus honorarios no dude en presentar cualquier cifra.
- Valgo lo que valgo Sr. Homer. Ahorremos esos detalles y dígame quién descubrió el cadáver.
- Uhmm. Precisamente Miss Keeler. Es muy madrugadora. Hacia las seis de la mañana habló con el portero pidiéndole que le abriese la puerta. Quería ensayar sola unos pasos de baile. El portero la acompañó para encender las luces. Mientras éste se dirigía a la cabina oyó los gritos de espanto de la actriz e inmeditamente fue a ver qué pasaba."
El detective Morán preguntó a Mr. Homer qué relación tenía la chica con el estudio y cuál era su agente. Elga Ames estaba contratada por el estudio como chica de conjunto y actriz ocasional para personajes de una frase. Su agente era un tal Tom Dartmouth, un tipo estrafalario que pocas veces estaba lúcido, porque se pegaba más de lo debido a la petaca. Sólo representaba a "género de tercera clase", y cuando telefoneaba a un estudio siempre le clavaban las excusas más peregrinas. Sin embargo en los gloriosos "silent years" había contado con una agenda con lo más granado de los intérpretes como Olga Pêtrova o Bessie Love.
Mr. Morán lo encontró en un sórdido despacho donde lo que más abundaba era el polvo y la suciedad.
- Bien Mr. Dartmouth ¿cuándo vió a Miss Ames por última vez?
Después de empinar su petaca y limpiarse con el dorso de la manga el agente artístico contestó con voz rasposa y vacilante.
- Uhmmm, déjeme pensar. Sí, casi estoy seguro de que fue anoche en las cercanías del Hotel Christie en Hollywood Boulevard. En realidad fue un encuentro casual Miss Ames entraba al hotel del brazo de un tipo alto y rubio.
- ¿Reconoció a ese tipo?
- Claro, que lo reconocí. Es un matón que tiene como patrón a Stroheim, aunque éste a pesar de que le ha dado trabajo en su última película "Walking Dawn Broadway" ya no puede hacer mucho por él. Mariposea de estudio en estudio con su buena planta y estoy seguro que hará buena carrera. Sin embargo me extrañó mucho que fuera con Miss Ames, el tipo quiere volar alto y la pobre y difunta Miss Ames era un juguete sin valor.
- Conoce su nombre y dónde vive.
- Déjeme ver. Uhmm!....sí en 202 de Ivar Avenue y se llama, aunque dudo que sea su verdadero nombre, Tom Quest.
Hugo Morán dirigió su destartalado Ford colina arriba hacia Ivar Avenue. El día avanzaba implacable. Su reloj suizo marcaba las 11.30 pasadas. Se fijó en un Packard rojo que bajaba a una velocidad más que razonable, Apenas tuvo tiempo de ver a la mujer que conducía, pero apostó 10 contra uno que se trataba de Ruby Keeler. Pero ahora lo importante era hablar con Tom Quest.
Fue el propio Quest quien abrió la puerta. Vestía solamente un albornoz. Efectivamente se trataba de un tipo de los que no pasan desapercibidos para las mujeres. Colgaba de su cara una encantadora sonrisa que mostraba una hilera de dientes blancos y perfectos. Sus ojos eran azul acero y una cabellera rubia repeinada coronaban una cabeza de perfecto anglosajón. Era alto y muy atlético.
- ¿Mr. Quest?
- Si, .....¿Desea?
- Soy el detective Hugo Moran y quisiera hacerle un par de preguntas, si usted no tiene inconveniente.
Si el tipo tuvo algún inconveniente desdeluego no lo demostró, antes bien, se volvió absolutamente servicial e invitó al detective a entrar en el apartamento.
La pieza central de la vivienda estaba decorada con toques modernos y elegantes. No parecía que fuese el hogar de un aspirante a actor, bien al contrario parecía casi la pequeña miniatura del palacete de un actor consagrado. Tal vez sus ingresos procedían de servicios privados, pero eso no era de la incumbencia del detective.
- ¿Conoce usted a Elga Ames?
- Sí, por cierto. Es una mujer hermosísima.
- ¿Cuándo la vió usted por última vez, Mr. Quest?
- Anoche tomamos juntos unas copas en el hotel Christie, pero Elga, para sorpresa mía se marchó más pronto de lo que yo hubiera deseado. Estábamos francamente felices tomando un cocktail cuando un mozo se acercó a nosotros y le dijo a Elga que un automóvil le estaba esperando a la puerta del hotel. Ella se excusó conmigo. Me pareció que estaba un tanto excitada pero no me dió más explicaciones.
- ¿Y eso a qué hora ocurrió?
- No recuerdo muy bien pero debían de ser las once de la noche. Calculo esa hora porque vine llegando a casa hacia media noche. Estaba cansado y quería leer un guión que me había mandado mi agente.
- Ya....- Morán hizo una pausa y preguntó a bocajarro- Acabo de ver a la Miss Keeler saliendo de su casa cuando yo casi llegaba
Tom Quest se puso rojo y abrió los ojos con sorpresa.
- Sí, veo que llevo razón- continuó Morán- ¿qué le ha dicho Miss Keeler sobre Elga Adler, socio?
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Llegado a este punto de la narración no tengo más remedio que interrumpirla porque el resto de las cuartillas no guardan el orden que debieran. Espero poder continuar en los próximos días con éste extraño caso.