
Justo en esta tesitura entra un nuevo personaje en la trayectoria fílmica del director: el escritor Bud Schulberg. Este hombre era hijo del legendario B.P. Schulberg, quien había formado parte de la mayoría de los proyectos de los pioneros de Hollywood. Schulberg Jr. había mamado igualmente las raices del espectáculo visual en su niñez, y al igual que Kazan había pertenecido al PC Americano. En 1937 había publicado una historia corta para la revista "Liberty" titulada "What makes Sammy Run?". El escritor decidió hacer de aquel relato una novela larga, pero el Partido criticó su actitud individualista y le aconsejó que reconsiderara el proyecto. Naturalmente Schulberg mandó al Partido y a todos los dirigentes a paseo y se dedicó a escribir, que era lo que le gustaba.

Por su parte Kazan, tras rodar en Baviera "Fugitivos del terror rojo" regresó a Nueva York dispuesto a dar el do de pecho. "Iba a demostrarle a mis viejos "camaradas" , a esos que me habían atacado con tanta saña, que había una izquierda anticomunista, y que nosotros, y no ellos, éramos los verdaderos progresistas. Había regresado dispuesto a dar batalla".
La cuestión era que Kazan y Schulberg habían tenido conversaciones previas. Este último había adquirido los derechos de una serie titulada "Crime in the Waterfront" de Malcon Johnson, que había sido ganadora del premio Pulitzer. Budd había escrito sobre esa serie un guión, que Kazan había leído con entusiasmo.
Escritor y director se desplazaron al otro lado del río para visitar los muelles.Budd se había comprometido tanto con la historia que había estado viviendo en Hoboken, haciéndose amigo de los cargadores del puerto y emborrachándose con ellos en sus propios baretos. Había podido enterarse de las luchas internas del corrupto sindicato de estibadores, incluso había arriesgado su propia vida. Kazan no tuvo la menor duda de que aquel material era pura dinamita fílmica y tuvo la completa certeza de que haría aquella película por encima de todo.

La primera medida que tomó Kazan fue pasar página con el pasado. Soltó amarras con Darryl, con la Fox y con su controvertida imagen política. El y Bud Schulberg convencieron a Sam Spiegel para producir "La ley del silencio". El productor supo dar en el clavo.
Creo que la mayoría, por no decir todos, los que me leeis sabeis de sobra la historia que cuenta "On the Waterfront".
Los muelles de Nueva York están infectados de miedos y violencias. Terry Malloy (Marlon Brando) es obligado por los mafiosos a traicionar a su amigo Joey Doyle, quien es arrojado al vacío desde una azotea.
Terry no esperaba ese desenlace, pensaba que Joey fuera sacudido, pero no asesinado. Todo el mundo en los muelles sabe quien perpetra estas acciones pero nadie habla porque están agarrotados por el miedo.

El cura de la parroquia, el padre Barry (Karl Malden) consuela a Eddie (Eva Marie Saints) la hermana de Joey, pero ésta le recrimina que siendo sacerdote no denuncie los crímenes que se hacen con la mayor impunidad y que no se involucre en los problemas portuarios.
El jefe de la mafia en los muelles es Johnny Friendly (Lee J.Cobb) y Charlie (Rod Steiger), el hermano de Terry , que es el brazo derecho del jefe.

Naturalmente Terry se gana el beneplácito de Johnny y media para que el muchacho consiga un trabajo cómodo. Pero la policía sabe que Terry ha sido testigo del crimen de Joey y es llamado a declarar. Naturalmente el chico se niega.
La recriminaciones de Eddie al padre Barry no han caído en saco roto. El sacerdote toma contacto con un grupo de hombre que están hartos de los sucios tejemanejes de Johnny. Todos ellos se reunen en la parroquia, donde Terry es enviado en calidad de espía. El enfrentamiento es inevitable y se arma la bronca.

Terry ayuda a Eddie a salir de la iglesia por una escalera de incendios y le invita a un paseo. Ella desconoce el vínculo del chico con Johnny y le habla de sus estudios en un colegio de monjas y de su deseo de ser maestra.

Cuando la chica vuelve a su casa su padre Pop, le dice quién es en realidad Terry, pero aun así ella se siente atraída por él. Ambos se citan en un bar donde ella le pide a Terry que le ayude a esclarecer la muerte de su hermano. Terry, que se siente responsable apenas puede ocultar sus remordimientos, pero por otra parte sabe lo mucho que él y su hermano le deben a Johnny.
Naturalmente el hampón ve flaquear la voluntad del muchacho y como castigo por las supuestas infidelidades le quita el puesto que tenía en el almacén y lo pone a descargar en las bodegas.
Para impedir que uno de los estibadores hable con la Comisión los sicarios de Johnny preparan un supuesto accidente contra Duncan. El obrero muere y el padre Berry aprovecha para lanzar una filípica contra los que manipulan y siembran la violencia en los muelles.
Terry, cada vez más enamorado de Eddie le confiesa su participación en el crimen de su hermano. Ella no puede creer lo que el chico le dice y huye desesperada. Finalmente los sentimientos se imponen entre ambos jóvenes y tras diversos sucesos violentos Terry Malloy declara en juicio abierto contra los asesinos de Joey Doyle, que actuaron bajo las órdenes de l jefe Johnny.
Esta confesión es una sentencia para Terry que recibe una gran paliza por su delación. Al final el silencio cobarde se quiebra y Johnny ya no podrá imponer su ley. Un Terry ensangrentado y tambaleante se dirije hacia el almacén seguido de todos los trabajadores.

A nadie se le escapa que "On the Waterfront" fue una respuesta retadora a "Hook", guión firmado por Arthur Miller, que en principio era el proyecto que director y autor teatral iban a llevar a cabo. La jugada le salió redonda a Kazan y limpiamente, porque al día de hoy esta película sigue marcando uno de los baremos artísticos más altos del director. Podemos decir que se despachó a gusto a pesar de que sus relaciones con el productor Sam Spiegel no fueron demasiado fáciles.
Spiegel le comunicó que el papel principal iba a ser para Frank Sinatra. A Kazan le pareció de perlas. El italoamericano encajaba perfectamente en el papel. Frank había crecido en el Hoboken y hablaba la jerga de la zona a la perfección.
Pero cuando prácticamente todo estaba decidido Sam abordó al director y le preguntó a bocajarro qué le parecería si el papel se lo adjudicaba a Marlon Brando. Kazan se opuso ya que todo estaba hablado y pràcticamente ultimado. El productor, como si no le hubiese escuchado siguió hablando. Le dijo que Marlon le había comentado que no quería trabajar en ninguna película suya por la delación ante el Comité. Kazan se enfadó y le dijo a Spiegel que de ninguna manera Brando se iba a quedar con el papel de Terry.
Naturalmente Spiegel no hizo caso del comentario de Kazan. El astuto productor sabía lo que hacía. Si Frank encabezaba cartel ganaría el doble menos que si lo encabezaba Brando. Este era una estrella y Sinatra aun no tenía suficiente caché.
Hoy ni nos podemos preguntar cómo hubiera sido Frank Sinatra en el papel de Terry Malloy, pero el oscar que Brando consiguió parece demostrar que Spiegel no anduvo descaminado en reconciliar al director con el actor, o al menos para esa película, porque Brando y Kazan no volvieron a colaborar en otra película.

"Nuestro primer día de trabajo se desarrolló en unos tejados desde donde la cámara podía abarcar la ladera que descendía hasta la ciudad de Hoboken y el río Hudson y, en la otra orilla, Nueva York. Había niebla, y aunque se veían los contornos de la ciudad en el horizonte, era una visión gris, fría y vaga. Estaba muy decepcionado. Pero lo que aquella mañana parecía ser una desgracia terminó siendo una suerte; a lo largo de toda la película se ve el famoso contorno de Nueva York gris y vagamente perfilado- justo al revés de la imagen que nos dan las postales. Así se creaba la atmósfera adecuada para la película."
El rodaje fue difícil. Los exteriores eran reales y todos se quejaban del frío intenso. Ese rigor ambiental surtía un efecto más que real en las caras de los intérpretes dándoles el aspecto de las gentes del lugar. Brando era el más rácano. El director cuenta que en una ocasión tuvo que sacarlo prácticamente a rastras del Grand Hotel (Grande sólo de nombre. Hoy no existe dicho hotel) donde se alojaban los técnicos y artistas del film.
Cuando se terminó la película hubo dos proyecciones privadas muy significativas. En la primera de ellas se proyectó el montaje provisional para que Leonard Bernstein, el futuro autor de "West Side Story", pudiera hacerse una idea para componer la banda sonora. A dicha proyección asistía igualmente Marlon Brando, quien se sentó junto a Kazan. Cuando la palabra fin apareció en pantalla, Marlon Brando se levantó. No miró a la cara ni le dirigió palabra alguna a Kazan. No volvieron a trabajar juntos. No dispongo de documento alguno en el que Marlon diga algo al respecto de este desencuentro final entre estrella y director.
La siguiente proyección fue un mero trámite. Había que mostrar el producto a Harry Cohn, de la Columbia, que sería la encargada de distribuir la película. El ejecutivo preguntó al principio de la proyección cuánto había costado. Kazan le contestó que novecientos mil dólares. Harry asintió y todos se acomodaron en los sillones de la sala. Junto a Cohn había una linda muchacha. A mediados del metraje se oyeron unos ronquidos eran los de Cohn que por lo visto horas antes había andado de juerga con la chica y algunas starlettes. Cuando acabó la proyección Cohn dije que OK y la chica que se sentaba a su lado dijo que le había fascinado, sobre todo el protagonista.

"On the Waterfront" se estrenó en el Astor Theatre (en la foto superior, años antes) una mañana de Abril de 1954. Horas antes de la proyección se formó una inmensa cola de gente. Fueron los primeros indicios de un éxito cantado que alcanzaría sus cotas más alta la noche de los oscar en la que consiguió ocho oscars, incluída mejor película, y mejor director.
Kazan confiesa que en aquella ocasión supo saborear con gusto una venganza, y lo dice sin tapujo alguno : "Revolviendo viejos periódicos he encontrado una página con nuestras fotografias en el momento de recibir los honores por la película. Mi expresión es distinta de la de todos los demás. No es halagüeña. No me hace enorgullecerme. Pero debe comprenderse que esa noche estaba saboreando y disfrutando mi venganza. "La ley del silencio" era mi propia historia; con mi trabajo en esa película le estaba diciendo al mundo cuál era mi postura , y a los que me criticaban, que se fueran al infierno. Por lo que se refería a Art Miller, la película también era un mensaje para él tanto como para John Wharton. Con el tiempo llegaría a perdonarles- pero no ese año"