Wednesday, May 25, 2011

"OYE, LA FULANA NO LLEVA ROPA INTERIOR, ¿ES POR INTERES REALISTA DE LA PELICULA O POR QUÉ?









AQUELLAS COMPLICADAS MUJERES

Esa frase con la que comienzo mi entrada de hoy la pronunció Clark Gable al inicio de su carrera cuando rodaba la película "A Free Soul" y la cita Mick LaSalle en su libro "Complicated Woman". Dos de las actrices varias veces citadas en dicho texto son Norma Shearer a la izquierda y Lorettta Young bajo estas líneas.

Este libro, como digo, titulado "Complicated Women", dudo que se haya traducido, pero su lectura es de alto voltaje. Va sobre la mujer en la pantalla en la "Era pre-Code". Os paso la "Introducción" para que os animeis y si algún amigo me lo pide estoy dispuesto a prestarlo, siempre y cuando, of course, se comprometa a pagar los gastos de envío y la promesa de no ratearlo.

"La mejor etapa para las mujeres de la pantalla, no fueron los cuarenta, como se tiende a pensar. Este estupendo periodo no tiene nada que ver con las hombreras cosidas a trajes sastre ajustados, ni con los sofisticados peinados de esas damas, que taladrando con sus ojos de espesas cejas a sus muchachos, encendían un doble cigarrillo al mismo tiempo para ofrecérselo a su pareja. Esa etapa de la que hablamos no tiene nada que ver con ésta en la que esas mujeres tan aparentemente libres y fuertes pedían perdón con todas sus fuerzas en los últimos diez minutos a sus correspondientes machos, sometiéndose gustosamente al matrimonio o a lo que fuera.

Naturalmente muchos de estos film de los cuarenta son absolutamente geniales y gustan a la mayoría pero no representan ni de lejos, salvo excepciones, lo mejor de las mujeres en el cine.

La mejor etapa femenina fue la era pre Code. Los cinco años que distan desde el punto en el que las películas hablaron, alrededor de 1929 hasta julio de 1934, fecha en la que el terror y las medidas draconianas de las "Producciones Code" llegaron a ser ley en Hollywoodland.
Antes de el Código las mujeres escogían a sus amantes, tenían niños sin prejuicio alguno fuera del matrimonio, se quitaban de encima a maridos que no cumplían en uno o en otro sentido, gozaban de su sexualidad sin tapujo alguno, escalaban puestos sociales sin sentirse en inferioridad de condiciones a los hombres y en general actuaban en forma similar a como volvieron a hacerlo en fechas posteriores a 1968.

Precisamente por ser tan deshinibidas es por lo que se puso en funcionamiento el Código. Sí, no cabe duda de que el Codigo fue una medida preventiva para que el resto de las mujeres no creyeran que todo el monte era orégano y que en la mayoría de los terrenos, era el hombre quien pichaba y cortaba. La mujer no tenía por qué ser tan viva la virgen. Había que volver a colocar al genio en la botella y volver a mandar a la mujer a la cocina y a cuidar a los niños habidos en el matrimonio, como mandaba la ley.

Sin embargo podemos darle otro giro a este fenómeno involutivo que tiene mucho que ver con el advenimiento del director, que cobra una dimensión similar, o en ocasiones superior, a la estrella.
Sabemos que en las producciones precedentes a los cuarenta quienes realmente mandaban en los estudios eran los productores y las estrellas. El director sólo obedecía òrdenes de uno u otro, por mucho arte que le diera al asunto.
En los veinte y en los treinta el cine era un negocio reverenciado por la masa popular. Las personas y los rostros era objetos para maravillar y encandilar. Por primera vez en la historia las personas tenían el privilegio de sentarse en la oscuridad y contemplar las caras de otros seres humanos, por cierto muy hermosas, de treinta pies de altura y que hacían vibrar de emoción. La masa popular se volvió adicta de este negocio. Nadie exigía nada salvo disfrutar de las caras y la personalidad de aquellos seres que aparecían en la pantalla.

Antes de 1910 nadie había visto nunca un primer plano. Esto era algo impensable, porque en la vida real no puedes apreciar esa cercanía de un rostro. Aquello era un nuevo privilegio que propició un delirio amoroso del público hacia el actor o la actriz que mostraba su preciosa cara en la pantalla.

La imagen - dar pública idea de una personalidad- lo era todo. Los estudios presentaban esas imagenes de varias formas, dependía de la capacidad y la inteligencia. Unas veces de forma torpe, otras de forma ágil y en ocasiones envueltas en una gran sofisticación y glamour...Pero, ocasionalmente, los estudios eran arrastrados por la fuerte personalidad de un intérprete...entonces se creaba algo realmente poderoso y socialmente importante.

Greta Garbo y Norma Shearer fueron dos estrellas de primer orden que emergieron durante esa era límbica de mitad de los veinte. Sus películas siguen cobrando valor en sucesivos visionados. Cuando trazamos la evolución de estas actrices, de un film a otro, vemos algo más que interpretaciones. Encontramos una suerte de historia trabajada bajo la "historia" propiamente dicha.
Estas actrices no solo utilizaban el encanto de sus caras o de sus cuerpos, revelaban en sus interpretaciones el viaje existencial de las mujeres en la década transicional de los veinte. Verlas en pantalla era ver la cultura femenina decantándose a una sensibilida moderna y ver a la propia mujer encontrándose a ella misma.

Cuando la Garbo y la Shearer comenzaron sus carreras reflejaban dos tipos de mujer en la pantalla. La imagen de la actriz estaba confinada a un estrecho rol proveniente del siglo XIX. Una mujer con encanto sexual era malvada si ejercía y gozaba de ese poder. Y naturalmente era una encantadora mujer si permanecía virtuosa, o como el caso de Clara Bow, que se enfundaba una camisita muy corta y se ponía a bailar todas las noches. Estas eran las únicas opciones: vampiresa o ingenua. Todas se movían en torno a esta variación sobre el tema.
Naturalmente, Garbo, por su natural alo de misterio, se la encasilló en el papel de vampiresa, un rol que ella odiaba, y Shearer, que irradiaba integridad se la encasilló en el papel de ingenua inocente, cosa que le frustraba terriblemente. Por tanto ellas se rebelaron y con ciertas concesiones fueron convenciendo a los responsables ejecutivos de los estudios para que fundieran estos estereotipos y se pusieran al día. Ellas comenzaron una nueva vía para las mujeres reales sin dejar de lado sus cualidades interpretativas.

Durante mucho tiempo la mujer en la pantalla, incluso hasta los sesenta, fue ciudadano de segunda clase en muchas ocasiones, pero en los veinte y hasta mitad de los treinta la mujer era dueña de las pantallas. Las mayores estrellas eran mujeres, incluso elegían a los actores que querían a su lado. Fueron contados los rostros masculinos, que durante ese periodo aparecieron en los magazines especializados.

En 1932 el Motion Picture Magazine titulaba en primera plana: NORMA SHEARER HA MATADO A NUESTRAS ABUELAS", y continuaba " Ella ha asesinado su forma de vida. Ha matado a la en otros tiempos "buena mujer". Ella ha quemado el mito de los hombres que nunca se casarían con "esa clase de mujer". Ella ha abolido, por fin, "esa clase de mujer".

Norma Shearer pasó de ser una chica agradable a una clase de mujer sofisticada y moderna. Fue la primera actriz americana que puso de moda ser una mujer soltera e independiente y que hacía gala de ello en la pantalla.
La Garbo fue en otra dirección. Ella que había sido una vampiresa se convirtió en una mujer cuya capacidad para amar y sacrificarse por ello minimizó cualquier otra emoción humana. La vampiresa había sido un simple estereotipo basado en la misoginia y la paranoia machista. Garbo la cambió y echó todo el voltaje a una visión romántica mucho más profunda y fuerte, algo que nunca antes se había visto en la pantalla.

En la década cercana a los cuarenta, cuando Shearer y Garbo se retiraron, sus destinos críticos fueron diferentes. Garbo quedó etiquetada como una de las más grandes actrices de la pantalla y fue objeto de estudios críticos, libros y documentales. Al contrario, Shearer fue por largo tiempo ignorada, olvidada y malentendida. En justicia, Shearer hubiera debido ser un icono feminista. Desafortunadamente, ella cometió dos errores imperdonables que la señalaron para la posteridad: "Romeo y Julieta" y "The Women".
Nadie podia creerse a una Shearer de 33 años en la heroina shakesperiana de 14. Era un absoluto disparate. "The Woman" era una película estupenda del maestro Cukor, y el trabajo de la actriz más que loable, pero su papel es el de una "noble esposa", justo el rol contrario a lo que venía persiguiendo.
Este binomio actoral daba la impresión de que la Shearer era algo graciosillo y vanal con la sonrisa de una Pollyanna.

Posiblemente ni la Garbo ni la Shearer fueron totalmente las responsables del cambio de imagen que dieron pero su propia personalidad propició este salto cualitativo. La película "Reina Cristina" en la que Garbo interpreta a una mujer bisexual representa la libertad expresiva sobre unos sentimientos humanos, tremenda para la época, más avanzada que un estudio podía llevar a la pantalla. Shearer en "Free Soul" llegó al límite. El camisón casi transparente que viste en una escena provocó una serie de comentarios en la revista Photoplay en la que se le criticaba que ella era, junto con Harlow, la mujer "menos vestida" de la pantalla.

En estos años que decimos hubo una verdadera erupción de talentos femeninos que no ocultaban su condición de mujeres liberadas.: Tallulah Bankhead, Constance Bennett, Joan Blondell, Ruth Chatterton, Mae Clarke, Claudette Colbert, Joan Crawford, Bette Davis, Marlene Dietrich, Ann Dvorak, Glenda Farrell, Kay Francis, Ann Harding, Jean Harlow, Katherine Hepburn, Miriam Hopkins, Carole Lombard, Myrna Loy, Dorothy MacKaill, Ginger Rogers, Barbara Stanwyck, Margaret Sullavan, Mae West y Loretta Young...todas ellas pudieron gozar aquel prodigioso periodo antes de que irrumpiera la era Code.

Muchas de ellas hicieron grandes y buenas películas y todas ellas interpretaron mujeres reconocidas hoy como "modernas", pero otras fueron engullidas por aquella vorágine moralista e hipócrita y hoy nadie se acuerda de ellas. Este libro trata de hacerles justicia."

Como digo al principio esta entrada es una traducción, que he tratado fuera lo más honesta posible con el autor pero dándole mi propio estilo. Para más información os diré que se hizo un documental sobre el libro titulado, of course, "Complicated Woman". Su visión fue la que me abrió la curiosidad sobre el libro.





25 comments:

Josep said...

Pues muchas gracias por la traducción, Antonio: muy interesantes esos datos acerca de esas féminas que deslumbraron las plateas hace tantos años.

En muchísimas ocasiones resulta demasiado injusto el tratamiento que la industria del cine da a las actrices, incluso en estas fechas.

Un abrazo.

abril en paris said...

Es bien cierto que en ésto de las costumbres y los estereotipos todo es "circular" o mejor dicho "pendular". Interesantisimo texto que nos has hecho el favor de traducir, lo que viene a confirmar que es cuestión de esperar a ver qué "toca" ahora y qué nos espera después.:-)
Hay mucha gente que le encanta provocar pero hay más que disfrutan "recortando" libertades.

Una entrada muy "educativa" Antonio.

Un abrazo.:-D

Unknown said...

lo que se aprende por estas paginas !!! :)
Antonio, pasate por aqui que te va a gustar:
http://jaenenlamemoria.blogspot.com/

un abrazote !!!

V said...

Enhorabuena por traer a debate uno de los capítulos más jugosos e interesantes del Hollywood clásico: Norma Shearer. Sin conocer las conclusiones del libro, que no he leido, entiendo que es cierto que estamos ante una auténtica estrella con mayúsculas, que brilló a parte de con Cukor, con otros dos directores que le dieron mucha cancha: Robert Z Leonard, con quien rodó "la divorciada" "seamos alegres" o "sucedió bailando" y Sydney Franklin con quien hizo "vidas íntimas" o "la llama eterna". Es cierto todo lo que comentas sobre su papel de mujer absolutamente liberada y deshinibida, lo que potenció en joyas como "besos al pasar". Ahora bien, su deriva hacia otro tipo de cine más cauto y más familiar creo que tiene mucho que ver con su matrimonio con el productor Irving Thalberg, y su consiguiente contrato con la Metro, donde Louis B. Meyer imponía, como bien sabes, mano de hierro para los temas de contenido sexual. Y su declive coincidió curiosamente con la muerte de Thalberg. Este monstruo de la interpretación, una joya irrepetible a recuperar, se vió en la injustísima tesitura de ser una más de las muchas candidatas al papel de Scarlata en "gone with the wind".Sin comentarios. Excelente entrada.Un saludo

David said...

Uuummm... no sé, no sé...
¿Acaso los guionistas antes del código desaparecieron y antes de que este llegara estaban a favor de este tipo de mujeres?
Me da que no. Que los guionistas eran los mismos... y que lo que hizo el Código Hays fue "suavizar" un tipo de historias que no tenían nada que ver con la liberalización de la mujer o el cáracter de las intérpretes y sí con otro tipo de cosas (el sexo vende, ¿sabes?). Mae West es después del Código, ¿no? Y leí una entrevista en la que contaba cómo lo sorteaba (la censura... y además ella se escribía las líneas de diálogo. No he visto pelis de ella, pero vamos, creo que ya me entiendes) Esto es un poco una forma de venderte la idea que hay detrás de lo de Complicated Woman en lugar de decir: voy a hablar de estas actrices olvidadas de este período. Lo que me parece complicado de Loretta Young es adoptar a una hija que es tuya, y mantenerle en secreto la hostia de años que el Rey (de la pantalla, no del rock) es su padre (a pesar de las orejas). Esa historia siempre me ha parecido una pasada. Madre soltera no. Madre adoptiva pero madre real al mismo tiempo. De locos. Buen post. Por cierto, halo.
Un saludito

Javier Simpson said...

No por cualquier cosa le llamaban a esa época los locos años 20!! ;-P Después de esa travesía por el desierto para la mujer vino el hipismo y el mayo de 68, con un conflicto como el de la guerra del Vietnam y ese mensaje pacifista y de libertad que la mujer en muchas facetas de la vida supo aprovechar muy bien; la mujer se volvió a liberar en el mundo del cine.
Me gusta el tipo de mujer que representaba Greta Garbo, fuerte y liberal, como todas las que pones en la lista (eran muchas). Me quedo también con Catherine Hepburn, por supuesto, y la relación que mantuvo con Spencer Tracy.

Loretta Young, de rostro dulce y mirada melancólica era preciosa. Clark Gable no tenía mal gusto, no. Muy buena la foto que pones de ella.

Comentar por último que es muy interesante la reflexión sobre lo que significó el primer plano en el cine… muchas veces “enamoramientos masivos”. Conocer tan bien y detalladamente un rostro era como desnudarlo y apreciar todas sus perfecciones… o imperfecciones (pero aquí hablamos de encandilamientos, no de rechazos :-D
Muy buen post, ANRO. Un saludo.

Marcos Callau said...

Antonio, ha sido maravilloso leer esta entrada, me ha encantado. Las actrices de los años veinte y treinta son ciertamente inolvidables y resulta muy curioso ese periodo de involución sufrido en los cuarenta y posteriormente, en los encorsetados cincuenta. Creo que, en según qyue aspectos, la actriz era más libre en los años veinte que hoy en día. No descarto pedirte ese ejemplar... Un abrazote.

abril en paris said...

Se me olvidó comentarte que los carteles son preciosos..una delicadeza de dibujo !! :-)

Otro abrazote ;-D

FATHER_CAPRIO said...

A mi lo del Codigo Hays me recuerda a aquellas hispanas Historias de la Frivolidad, "todas somos puritanas hermanas" cambiando la hoja de parra por la tijera sobre el celuloide. Menos mal que, por lo que creo, no se les ocurrió hacer una pira funeraria con todo el material inflamable de esos años y prenderle el fuego purificador. Por ello hoy podemos disfrutar de momentos e imágenes que tardarían años en volver a repetirse pero que ya nunca tendrán ese encanto y esa seducción que destilaban, cada una a su manera, Greta Garbo, Norma Shearer, Kay Francis o Mae West.

Hoy día, somos legión los que nos dedicamos a la arqueología cinematogáfica para tratar de encontrar el arca perdida de ese lustro mágico. No es solo cuestión de morbo. Hay muchos valores allí...

Abrazos

ANRO said...

La traducción me ha servido de ejercicio y parece ser que no le desagradó a mi profe.
Me dejé muchas fotos estupendas, pero no había espacio para tanto.
Es que vivimos en una sociedad muy, pero que muy machista
Un fuerte abrazote.

ANRO said...

Espero, querida Abril, que el péndulo se quede donde está y que nos dejemos de tanto machismo idiota.
Para mi preocupación hay sectores que aun no asumen que hombres y mujeres estamos hechos de la misma pasta.
Recortar libertades es un deporte muy en boga amparándose en lo políticamente correcto...se está formando una sociedad demasiado "ligth" y eso me da mucho miedo porque los que manejan los hilos se aprovechan de la modorra.
En fin, me alegro de que esta entrada haya sido "educativa", como dices.
Un fuerte abrazote.

ANRO said...

Ale, ale, paisano Vicente, pero te agradezco lo que dices porque me anima muchísimo a seguir escribiendo cosillas interesantes.
Ahora mismo paso por esa página que me dices.
Un abrazote.

ANRO said...

Sí, amigo V, la decadencia de la Shearer tiene mucho que ver con su matrimonio con Thalberg. Tras la muerte de éste en 1936 solo hizo un par o tres películas y se dedicó a los negocios.
Su época más prolífica coincide con ese período que describe el libro "Complicated Woman" e igualmente el documental del mismo título.
En esas películas la Shearer está espectacular, tanto como se dejó decir en la frase que cito Clark Gable cuando rodaron juntos "A Free Soul".
Un abrazote.

ANRO said...

Estoy de acuerdo contigo David, pero seguramente se dieron una serie de circunstancias, no tanto en lo concerniente a la cuestión del sexo, sino al carácter femenino real, que propiciaron esa "modernidad" adelantada de la condición femenina.
Naturalmente en plena era Code se filmaron guiones excelentes y caracteres de mujer extraordinarios, pero eso es otra cuestiòn.
Probablemente el autor del libro también quiere rendir homenaje a las actrices de este período que no tuvieron suerte de bordear con fortuna los nuevos tiempos que se avecinaban.
De hecho el libro termina en un apéndice en el que relaciona a la mayoría de las actrices de aquella época y cómo la mayoría de ellas quedaron en el cuneta, o casi.

Y dice al final " Las actrices de la era pre-Code representaron particularmente un aspecto vital de el macimiento de los tiempos modernos, y es imposible, visionando sus películas, dejar de admirarlas. Ver aquello y compararlo con lo presente nos muestra lo que se perdió, y no pudo renacer hasta bien pasada la década de los sesenta. Estas mujeres fueron unas adelantadas a las que se puso brida y freno. Paren el tiempo, vuelvan a verlas y gocen lo mejor que ellas dieron a la condición femenina"
Un abrazote.

ANRO said...

Me hace gracia esa referencia, amigo Javi, sobre los locos años 20 y ésto me recuerda la película de Allen "Medianoche en Paris".
Pero a pesar de la fina ironía del maestro neoyorkino, es muy cierto que en aquellos años se hizo un avance muy grande tanto en los terrenos artísticos como en las conductas humanas.
El puritanismo decimonónico se estaba llevando una somanta de palos y la gente, y en especial las mujeres se desengancharon de su condición de mansas esposas y madres.
Esto es lo que quiere mostrar el autor de este interesante libro, centrándose en el Hollywood de aquella época y repasando la trayectoria de esa pléyade de actrices lideradas por la Shearer y la Garbo.
Me imagino el impacto que debiera tener el primer plano en la sensibilidad de los espectadores de aquella época.
Un abrazote.

ANRO said...

Amigo Marcos, es cierto que los cincuenta fueron los más involutivos en lo que a la mujer se refiere. No hay más que ver las comedias rosas de Dorys DAy,
En cuanto a lo del libro, no hay problema alguno. Te paso mi mail y encantado de enviarte el volumen.
Un abrazote.

ANRO said...

¿Verdad que sí Abril? y eso que me quedaron algunas fotos absolutamente espectaculares.
Pinchate Doctor Macro y encontrarás un verdadero tesoro.
Un abrazote.

ANRO said...

Algo así debió de ser aquello, amigo Father.
Hogueras hubo, amigo, pero solo en contados casos, afortunadamente. Otra cosa es que se dejó envejecer un material absolutamente interesante por desidia. El autor de un libro sobre J.Mankiewicz reflesionaba sobre el inmenso material perdido de "Cleopatra" que tal vez nunca se pueda recuperar...y se podrían dar ejemplos en cantidad.
Mi primera intención, cuando inicié este blog, era centrarme en ese período de la historia del cine.Despues ha ido derivando la cosa.
Naturalmente que hay mucho, yo diría muchísimo valor en ese ejercicio de arqueología cinematográfica.
Un abrazote.

Fernando R. Genovés said...

Buena iniciativa, amigo Anro, traducir este fragmento de un libro que no conocía. Y no sería mala idea que contactaras con una editorial a fin de publicarlo con traducción tuya en español. En España, se pagan muy mal las traducciones, pero el lector aficionado al cine de nuestro país, ganaría.

¡Quién no ha oído hablar de la Garbo! Pero, Norma Shearer es hoy una actriz muy poco conocida, quien, sin embargo, fue una estrella en su día. El paso al sonoro no lo superó muy bien. Además de las películas que citas de ella, a mi me enamoró en "El príncipe estudiante", filme silente, que adoro en su totalidad, dirigido por Ernst Lubistch y con Ramón Novarro de coprotagonista. Y también está encantadora (y muy convincente) interpretando a Maria Antonieta en la magnífica película, del mismo título, dirigida por Van Dyke y con Tyrone Power de partenaire en la pantalla.

Salucines

Sandra Mantas said...

Pues algo de justicia sí que has hecho. Qué lástima que después la moral americana se volviera tan retrógrada, porque quizás ni hoy en día se ha llegado a aquella especie de libertad sin demasiado interés por parte del entorno que se desprende de estas dos actrices. Quizás hoy hay libertad, sí, pero los medios de comunicación se encargan de juzgarla. Libres pero juzgadas. Un abrazo, ANRO.

ANRO said...

No amigo Fernando, no me considero para nada un buen traductor, me daría un miedo terrible enfrentarme a un texto largo. Cositas pequeñas y caseras es todo lo que hago y siempre que tengan algún interés.
La Shearer quedó totalmente eclipsada debido, según el autor del libro, a esos dos tropiezos que eligió interpretar.
Viendo esas fotos suyas y algunas de sus interpretaciones anteriores no nos cabe ninguna duda de su espectacular ascenso en los últimos veinte.
Probablemente su matrimonio con Thalberg tambien frenó su carrera.
Un abrazote.

ANRO said...

Ay, amigo David, qué daño hace a veces la moral hipócrita de los que están arriba. El que más y el que menos lo hemos vivido en nuestras propias carnes.
Probablemente, y eso lo leí en algún blog amigo, estamos entrando en un período solapadamente involutivo...esperemos que no sea demasiado grave el vendaval moralista.
Un abrazote.

Pilar Mandl said...

¡Qué entrada más completa! y además prestas el libro... eso sí es generosidad :-) pero se nota que eres buena persona.

Muchas gracias por compartir tanta información.

Un besazo

ANRO said...

Gracias Pilar, y yo sé que trato con buena gente.
Estoy seguro que si algun amigo me lo pidiera, lo devolvería...y si no pues qué le íbamos a hacer la pérdida serían 28 euritos.
Un abrazote.

Mick LaSalle said...

Hey Anro -- I would be delighted to have you translate my book for a Spanish audience. Anything I can do to help bring that about, let me know. You can contact me at the San Francisco Chronicle: mlasalle@sfchronicle.com.