Tuesday, September 28, 2010

GRAHAM GREENE EL ESPIA


Probablemente yo estaría escribiendo algún otro post, sobre otro nombre ilustre del cine de no ser por dos razones. La primera me atañe a mí, porque hace tan solo dos días volví a ver esta maravillosa película y tengo sobre mi mesa la novela del mismo título. La otra es una razón histórica, "The Third Man" estaría hoy totalmente olvidada, o al menos no tendría el valor artístico que tiene de no ser por la cabezonería de Carol Reed, que estuvo a punto de quedar fuera del proyecto, porque cual mosca cojonera no hacía más que cotradecir a Selznick de todas sus ideas. Las ideas de éste eran harto peregrinas. Quería otra clase de música más amable, quería rodar en decorados y , lo más de lo más , quería para Harry Lime a Noel Coward....¿qué os parece si Reed se hubiese doblegado a los caprichos de Selznick?

No voy a ser pretencioso haciendo comentarios sobre esta fenomenal peli. Amigos mucho más duchos que yo en la materia ya lo han hecho más que bien, yo no podría añadir nada mejor.

Por el contrario, voy a reproducir el interesante prólogo que Graham Greene escribió para la novela "El Tercer Hombre".

"El tercer hombre" no fue escrito para ser leído sino para ser visto. Como muchas historias de amor, comenzó en una mesa a la hora de la comida y prosiguió, junto con muchos dolores de cabeza en diversos lugares: Viena, Ravello, Londres, Venecia, Santa Mónica.
La mayoría de los novelistas, supongo, llevan en la cabeza o en sus agendas las primeras ideas de cuentos que nunca se escriben. A veces se les da vueeltas durante muchos años y se piensa con pena que habrían sido buenos alguna vez, en una época ahora muerta. De esta suerte, escribí hace añós en la solapa de un sobre este primer párrafo: "Había transcurrido ya una semana desde que hiciera mi visita al cementerio para despedir los restos de Harry. Fue, pues, con incredulidad como lo ví pasar, sin que diera señales de reconocerm e, entre la muchedumbre de desconodos del Strand". Ni yo no mi héroe continuamos la persecución de Harry, de manera que cuando sir Alexander Korda me pidió que escribiera-después de "El ídolo caído"- un film para Carol Reed, no tenía nada que ofrecerle aparte de este párrafo. Aunque Korda deseaba un film sobre la ocupación de Viena por las cuatro potencias, se mostró dispuesto a permitirme que siguiera las huellas de Harry Lime.
A mí, personalmente, me resulta imposible el argumento de un film sin haber escrito primero un cuento. En una película hay algo más que un argumento: trazado de caracteres, estado de ánimo, ambiente; y me parece que todo este es imposible de captar por vez primera en la opaca taquígrafía de un guión. Es posible reproducir un efecto cualquier, pero no creo que se pueda escribir de primera intención de publicarlo, tenía que comenzar por ser un cuento antes de esas transformaciones aparentemente interminables a que iba a estar sujeto. Sobre estas transformaciones Carol Reed y yo trabajamos en estrecha colaboración , recorriendo muchos metros de alfombra por día, para ensayar las distintas escenas. Nadie más intervino en nuestras discusiones; un argumento nunca vale más que cuando nace del intercambio de ideas entre dos personas. Para el novelista, desde luego, su novela es lo mejor que puede hacer con el tema elegido; por eso tiende a oponerse a muchos de los cambios requeridos para transformarla en un film o en una obra de teatro; pero "El tercer hombre" nunca pretendió ser otra cosa que una película. El lector notará muchas diferencias entre el cuento y el film y no debe imaginar que el autor tuvo que aceptarlas en contra de su propia voluntad; en muchos casos esas transformaciones fueron sugeridas por el propio autor. El film, en realidad, es mejor que el cuento porque es, en este caso, el cuento en su forma definitiva.

Algunos de los cambios introducidos obedecen a razones obvias y superficiales. La elección de un actor inglés, en lugar de un norteamericano implicó varios cambios. Por ejemplo, Joseph Cotten se opuso justificadamente al nombre de Rollo. El nombre tenía que ser un nombre absurdo, pero se me ocurrió el de Holley cuando recordé esa figura cómica, el poeta norteamericano Thomas Holley Chivers (ver perfil Wikipedia inglesa). Tampoco era posible que se pudiera confundir a un norteamericano con el gran escritor Dexter, cuyas características literarias denotaban ciertos ecos del suave genio de E.M. Forster. La confusión de identidades habría sido imposible, aun cuando Carol Reed no hubiese objetado, con razón, la rebuscada situación y las contontables explicaciones que no hacían sino aumentar la duración de un film ya demasiado extenso. Otro punto de menor importancia: por deferencia a la opinión norteamericana se reemplazó a un rumano por Cooler, puesto que el contrato con Orson Welles nos había proporcionado un villano- (Incidentalmente , las populares lineas sobre los relojes de cucú fueron escritas por mister Welles mismo)

Una de las discrepancias más importantes entre Carol Reed y yo surgió a causa del final, y los hechos han dado a Reed la razón. Yo sontenía la opinión de que un enfrentamiento de esta clase no debe llevar un final desgraciado. Reed, por su parte, pensaba que mi final- indeterminado como era- repercutiría, en el auditorio que acaba de ver morir a Harry, como algo desagradablemente cínico. Admito que yo estaba convencido a medias; temía que quedaran muy pocas personas en sus butacas durante la lenta caminata de la muchacha entra las tumbas y que saldrían de la sala de espectáculos con la impresión de que el final era tan alargado como el mío y más convencional. No había dado yo la debida importancia a la maestría de la dirección de Reed y en esa etapa, desde luego, ninguno de nosotros podría haber anticipado su brillante descubrimiento de mister Karas, el ejecutante de cítara.

El episodio del secuestro de An a por los rusos (un incidente perfectamente posible en Viena) fue eliminado en una etapa bastante posterior. No estaba ligado satisfactoriamente a la historia y amenazaba con transformar el film en una película de propaganda. No teníamos ninguna intención de pulsar las emociones políticas del auditorio. Solo queríamos divertirlo, asustarlo un poco, hacerlo reir.
La realidad era sólo un telón de fondo para un cuento de hadas. Sin embargo, la historia del comercio de penicilina está basado en un hecho real tanto más sombrío cuanto que muchos de los agentes fueron más inocentes que Joseph Harbin. Hace unos días en Londres un cirujano fue con dos amigos a ver la película. Se sorprendió al verlos sombríos y deprimidos por una película que él había gozado tanto. Le dijeron entonces que al finalizar la guerra, cuando estaban en las Reales Fueras Aéreas, habían vendido penicilina en Viena. Nunca se habían detenido a meditar sobre las posibles consecuencias de semejante acción."

Esto es todo, amigos. Espero que este sabroso escrito de Greene os haga apetecer ver de nuevo esta maravillosa peli o leer su "cuento" como él llama a ésta novela.

19 comments:

Marcos Callau said...

Pues sí que me apetece verla, sí. Orson Welles está genial pero eso ya se convirtió pronto en costumbre. Me fascina el personaje de Joseph Cotten, este actor que siempre parecía de alguna manera atormentado. La veré pronto. un abrazo.

Josep said...

Estupendo, Antonio: esas reflexiones de Greene me parecen extraordinarias y seguro que cuando revise por enésima la película me vendrán a la memoria, gracias a tí.

Me interesa remarcar esa frase en la que Greene asegura que tanto él como Reed buscaban únicamente entretener al público, encadilarlo y tener su atención: muchas veces es nuestra visión la que otorga a una película matices que suelen estar más cerca de nuestra mente que de nuestra retina.

Gracias por estos hallazgos que compartes con todos nosotros.

Un abrazo.

MucipA said...

Yo nunca soy partidaria de que se hagan películas a partir de libros si no es para aportar algo mejor pero, en este caso, está justificado y el cuento es mejorado a través de la pantalla.
Un abrazote

Pilar Mandl said...

La vi de nuevo no hace mucho aunque podría verla otra vez, no conocía el prólogo ni muchos de los comentarios. Es curioso como cambian las cosas cuando las circunstancias son favorables. Muchas gracias por estas aportaciones... leí mucho de Greene, no recuerdo el cuento pero seguro que la película lo supera aunque sea por las aportaciones externas...

FATHER_CAPRIO said...

Es de esas películas que se deben volver a ver para impedir que el olvido aplaste obras tan magistrales. No le doy mas largas y me pongo a ello.
Por cierto, recomendar a Carol Reed, encarecidamente, en especial Larga es la noche, con James Mason.
Abrazotes

abril en paris said...

Hace tiempo que no tengo el gusto de verla y solo me vienen a la memoria esas imágenes en blanco y negro de Orson Wells huyendo y a Joseph Cotten esperando a la chica ( Alida Valli )en ese cementerio..el largo camino según se aleja con la música inolvidable..dadarán darán dadarán darán....

Muchos deberes para éste curso y no ceso de aprender !!

Un abrazo Antonio :-)

ANRO said...

Yo no sabría escoger, Marcos, entre los tres intérpretes, pero sí es cierto que Joseph Cotten es un autor que tenía un carisma especial y sí, sus personajes siempre tenían algo de atormentados...."La sombra de una duda", por ejemplo.
Un abrazote.

ANRO said...

Sabía, Josep, que ese texto de Greene te iba a gustar. Y sí, es todo un hallazgo. Yo tengo la edición antigua de la novela, pero supongo que en cualquiera de las ediciones modernas incluirán también este prólogo del autor.
La peli no se cansa uno de verla, porque siempre encuentras nuevos matices. Una gozada.-
Un abrazote.

ANRO said...

Es difícil, Mucipa, siempre es difícil adaptar determinados libros al medio visual. A mí me ha ocurrido que ver una peli, de la que previamente he leído la novela, salgo generalmente desilusionado.
Prefiero los guiones originales, pero hay buenas y buenísimas adaptaciones, eso no lo vamos a negar.
Un abrazote.

ANRO said...

Leer a Greene es todo un placer, Pilar. Es el típico escritor inglés de prosa depurada y concisa. Las tramas de sus novelas suenan a reales...no en valde él mismo fue un personaje de novela, ya que ejerció de espía para el REino Unido.
Un abrazote.

ANRO said...

Todos los cinéfilos hemos corrido la misma fortuna, Father, de ver más de una y de dos esta maravillosa peli. Esa peli de Carol Reed es igualmente una gozada y haces bien en recomendarla.
Un abrazote.

ANRO said...

Pues nada, Abril, deja por un par de horas los pinceles, los lápices y las plumillas y renueva tu goce cinematográfico....seguro que despues asistirimes al parto de unos dibujos sensacionales sobre estos intérpretes soberbios.
Un abrazote.

Crowley said...

Uy, la vi hace tanto tiempo que creo que ni la recuerdo. Ay cuánto daño pueden a llegar a hacer las cabezonerías. Menos mal...
La novela no la he leído y no conocía ese estupendo prólogo de Greene.
Siempre estará presente esa "polémica" entre libro y peli.
Un abrazote

David said...

La peli la he visto un par de veces, y este prólogo lo había leído también un par de veces, así que no lo he vuelot a leer aquí, porque lo recordaba. No sé si lo tengo en una edición de Argos Vergara.
La que no he visto pero sí leído (y lo que me pude reir y compartir su mensaje) fue la de Nuestro hombre en la Habana.
Un saludito.
PD: Sobre la famosa línea de Welles y los relojes de cuco, un día tendré que hacer una entrada... Y será para "corregirle" (je,je).
U

ANRO said...

Me alegra que gracias a esta entrada, amigo Crowley, hayas podido conocer este estupendo prólogo de Greene, muy ilustrativo sobre la peli y de paso puedes volver a verla, será un buen ejercicio cinéfilo.
Un abrazote.

ANRO said...

Pues mira qué bien, amigo David, te ahorraste un ratito de lectura.
Eres un abusador, cada vez estás reduciendo más. Hoy solo me dedicas un "saludito" a este paso no sé donde vamos a llegar.
A qué esperas para hacer esa entrada?
Un abrazote.

ethan said...

La he visto varias veces y hemos escrito sobre ella en el blog. Menos mal que Reed se salió con la suya con el final. Ese plano debe ser de los mejores de la historia del cine.
Saludos!

ANRO said...

Bienvenido a estos lares Ethan. Sí, la verdad es que en este caso el cineasta estuvo por encima del novelista, como tenía que ser´.
Un abrazote.-

pepa mas gisbert said...

Lo que hay detrás de una película.....que nos ha fascinado tanto a tantos. Daría para otra novela o película de espías.