Cabalgad lejos, donde los vientos arrancan plegarias de los que temen,
Donde las guadañas siegan esperanzas de cielos azules
Y la sangre escarlata riega los campos sembrados de odios...."
Estos versos atribuidos a un poeta de Baltimore del siglo XIX llamado Anthony Walston los cita "Bibi" en sus cuadernos al dorso de una reproducción del cuadro de Johann Heinrich Füsly.
En este relato nuestro protagonista nos cuenta un hecho que dió un vuelco a su vida. Naturalmente he tenido que resumir docenas de páginas en apenas el espacio presumiblemente idóneo para una entrada de un blog, pero creo que he mantenido lo verdaderamente importante de este suceso, a partir del cual la vida de Bibiano da un giro de ciento ochenta grados. He preferido contar estos sucesos capitales en perjuicio de otras historias que ya tendrán cabida en futuras entradas de esta serie. También ha pesado el reclamo de algunos amigos que dudaban que yo pudiera llegar a contar la "tragedia de Bibi". Pues bien, esta es la historia.
"La época más dolorosa de mi vida tuvo un trágico clímax el año 1936. Nada, a partir de aquel año, fue según los patrones que habían regido nuestra estancia en Hollywood...los hados son caprichosos y mi vida estuvo en juego, con los dados marcados, por aquellas fechas.
Creo haber comentado en alguna nota suelta de estos cuadernos que mi madre había consentido en formarme para seguir una carrera cinematográfica. Todo el mundo coincidía en señalarme un talento especial para la interpretación y para la canción. Bien era verdad que mi voz comenzaba a hacerse más grave, pero tenía una textura y un tono, que sin temor a parecer inmodesto, sonaba realmente admirable. Por otra parte tenía una facilidad envidiable para los idiomas , ya hablaba perfectamente en inglés y comenzaba a adentrarme con fuerza en el idioma alemán.
Pero, todo eso no fue demasiado importante en aquel año de 1936.
Tengo que abrir estas cuartillas refiriéndome a mi madre. Su carrera operística había dando un gran salto cualitativo en EEUU. Los empresarios de los grandes teatros de la nación le hacían ofertas suculentas y la gran sociedad de Nueva York, Philadelphia, Boston o San Francisco la invitaba a sus fiestas más sonadas.
Su éxito más clamoroso se había producido un año antes en Philadelphia con el extreno exclusivo de la obra de Richard Strauss "Der Rossenkavalier". El autor alemán se había puesto de moda e incluso se pensaba ya en traer, de una vez por todas a los escenarios americanos, la famosa y "escandalosa" "Salomé". Pero mi madre opinaba que el público americano no digeriría muy bien esa ópera. Llevaba razón. El estreno de esta obra, al que tuve ocasión de asistir muchos años después, fue uno de los escándalos más sonados.
Fue en Mayo de 1936 cuando se inauguró All-Pullman Super Chief de Santa Fe, una línea de tren que unía Chicago con Los Angeles a una gran velocidad. Al acto acudió la flor y nata de Hollywood. Obviamente mi madre fue una de las invitadas de honor junto con su gran amiga Eleanor Powell.
Si alguien lee estos papeles se asombrará de lo fácilmente que tomó cuerpo aquel violento remolino arrasando aquel mundo dorado y aparentemente sólido y lo transformó en un triste montón de escombros.
Mi madre frisaba por entonces los últimos treinta y se encontraba en todo el explendor de su belleza, sus formas eran suaves y plenamente femeninas. Todo hombre que se aprestara a servirla obtenía cierta voluptuosidad en estar a su completa disposición bien fuera para servirle una copa, bien para ofrecerle un asiento o simplemente saludarla. Estas "extremas" atenciones le divertían enormemente. Encontraba deliciosa esa torpeza sensual de sus furtivos admiradores americanos.
Naturalmente, como buena española, todo el volcán de sus sentimientos los volcaba sobre mi padre. Ambos formaban una pareja envidiable. Mi padre, aunque nacido en Andalucía, tenía ascendencia escocesa. Su bisabuelo fue un baronet escocés, capitán de un regimiento de highlander y de él había heredado una prestancia militar aunque vistiese de esmoking. Era alto y huesudo. Su tipo desplegaba una audaz y despótica hombría que era envidiada por muchos. Ambos formaban un tanden perfecto en todos los sentidos.
Yo dije en alguna ocasión que mi madre era una mujer de ideas políticas conservadoras y de convicción monárquica. Cuando se proclamó la Segunda República Española y tanto el Teatro del Liceu como el Teatro Real de Madrid fueron nacionalizados y se suspendieron las representaciones de ópera, mi madre sufrió un gran disgusto. No podía comprender que un pueblo, como el español, tan rico en musicalidad, daba el portazo a estos dos grandes teatros europeos. Pero a partir de Febrero de 1936 la inquietud de mis padres por sus familiares y propiedades se hicieron francemente preocupantes. El Gobierno del Frente Popular estaba amenazando sus intereses en Andalucía.
Ante esta tesitura, mi padre decidió volver a España y permanecer allí unos meses para resolver cuantos problemas habían surgido. El verano era la época ideal. Mi madre había despedido la temporada y él podía desatender sin problemas su trabajo de representación, pero contrató para posibles imprevistos a un joven americano llamado Luke Stainnes, que le había sido recomentado por el eficiente directivo de la MGM Britain, J.L. Balcon.
Mi padre partió el 1 de Junio para N.Y. donde tenía previsto embarcar en el RMS Queen Mary de la Cunard Line. El viaje era largo y complicado. Mi madre nunca sospechó lo terriblemente larga que iba a ser la ausencia de su marido.
He conservado una carta de mi padre fechada el día 15 de Julio en la que informaba a mi madre de los terribles sucesos que estaban ocurriendo en España, que desembocarían 3 días más tarde en una sangrienta guerra. No volvimos a recibir ningún otro correo de mi padre. Este murió en los primeros días de la sublevación militar. Cuando Queipo de Llano se hizo amo de Sevilla, una bala perdida de los rebeldes acabó con su vida.
Todo se torció desde entonces. En los meses siguientes mi madre quedó sumida en una oscura depresión. Sufría momentos de delirio, casi de locura. Ocurría por las noches. Se levantaba y deambulaba por la casa en estado catatónico. Se mesaba el cabello y con ojos enfebrecidos cantaba en falsete arias meláncolicas.
Mr. Stainnes se portó de forma muy honrada. Llevó con extremado escrúpulo todos los asuntos financieros de mi madre. Pero no solamente cuidó la parte técnica sino que se ocupó también de la salud mental de mi madre y que todas aquellas preocupaciones no me rozaran en lo posible. Naturalmente yo me daba perfecta cuenta de la situación, pero reaccioné con una madurez impropia de mi edad. Luke Stainnes agradeció mi colaboración. Fue mi primer gran amigo y puedo decir que gracias a él puedo al día de hoy escribir estas notas.
En medio de sobresaltos y tristezas pasaron seis meses. Como he dicho, gracias a Stainnes, yo había seguido con "normalidad" mis estudios y preparación, pero las fiestas y reuniones se acabaron. Nuestra casa era desoladora, llena de tristezas y silencios, pero nuestro amigo y protector no dejó que yo prescindiera de mis amigos y de mis diversiones.
Fue una noche de Enero, inusualmente fría en Santa Mónica. Irene Dunne invitó, por mediación de Stainnes, a mi madre a la fiesta de presentación del reparto de la película "Awful Truth"(La pícara puritana). Ella consintió y por primera vez en mucho tiempo la ví reconocida y hermosa como siempre. Cuando apareció en la fiesta del brazo de Stainnes y envuelta en un maravilloso mantón de Manila todos los asistentes le dedicaron un largo y cariñoso aplauso. Yo que marchaba un poco rezagado sentí un gozo interno porque por fin brillaba la sonrisa en el rostro de mi madre.
La fiesta fue un éxito Cary Grant se interesó vivamente por la ópera y Leo McCarey avanzó la idea de realizar un musical espectacular basado en la ópera "Carmen". Naturalmente la protagonista podría ser mi madre, si aceptaba la oferta. Todos fueron muy amables y cariñosos con nosotros.
A pesar de lo avanzado de la hora, nuestra doncella de confianza nos estaba esperando, cuando volvíamos de la fiesta. Stainnes, absolutamente feliz se despidió hasta el día siguiente. Quería discutir con mi madre todos los asuntos que estaban pendientes. Ella le dijo que sí y con un beso cariñoso le dió las buenas noches. No sé cómo pero intuí algo. No quise hacer caso de mi corazonada y me fui tranquilamente a la cama. La doncella, una vez hubo atendido a su señora se marchó a un bungalow contiguo, donde dormía el personal de servicio.
Me despertaron unos aullidos espantosos. Eran cantos operísticos distorsionados en mitad de resplandores rojiblancos. Un tremendo olor a elementos ardiendo sacudió mi sentido del olfato. Me levanté a toda prisa. El pasillo estaba lleno de humo denso y negro y al final, desde el salón de mi madre surgían llamaradas intensas. REcuerdo que despavorido y pidiendo auxilio me precipité hacia el cuarto de mi madre. Unas manos desesperadas me detuvieron. Los gritos desafinados seguieron sonando cuando sentí que mis piernas flaqueaban y que alguien me cogía en volandas.
Permanecí varios días convaleciente. Había perdido a mi madre y había perdido mi voz. Era incapaz de hablar, salvo en susurros. Fueron días en los que la vida me pasó una factura elevada. Aparte del golpe mortal a mis sentimientos filiales, mi situación social y financiera se tambaleaba. ¿Quién era yo?....un "spaniard" sin patria definida. No podía volver al volcán sangriento de la España en guerra, pero ¿ de qué forma legal podría permanecer en América?....la solución vino de la mano de Luke Stainnes. Se declaró mi tutor y protector y hoy bendigo a los mismos hados que un día me volvieron la espalda y que a partir de entonces mostraron su cara más amable.
Naturalmente mi "posible carrera cinematográfica" se truncó, pero no me pesa de que así sucediera. Gracias a la buena administración de la herencia paterna, Stainnes financió mis estudios en Harvard y posteriormente mi despegue periodístico en Nueva York.
Luke Stainnes murió a una edad relativamente temprana a consecuencia de un cáncer en la sangre. Nunca se casó, pienso que siempre estuvo enamorado de mi madre. Por mi parte siempre le respeté y amé como si hubiese sido mi verdadero padre. Siempre llevaré su recuerdo mientras viva.
***********************************************************************************
A partir de este relato me tomaré la libertad de publicar las andanzas de Bibiano sin sujetarme a un patrón cronológico. Volveré, obviamente a la niñez de Bibiano en Hollywood, pero también me trasladaré al Nueva York de su madurez o a su juventud en Harvard. Les aseguro, que en mayor o menor interés, las andanzas de este personaje suelen ser jugosas y sobretodo muy cinematográficas, pues de eso se trata.
En este relato nuestro protagonista nos cuenta un hecho que dió un vuelco a su vida. Naturalmente he tenido que resumir docenas de páginas en apenas el espacio presumiblemente idóneo para una entrada de un blog, pero creo que he mantenido lo verdaderamente importante de este suceso, a partir del cual la vida de Bibiano da un giro de ciento ochenta grados. He preferido contar estos sucesos capitales en perjuicio de otras historias que ya tendrán cabida en futuras entradas de esta serie. También ha pesado el reclamo de algunos amigos que dudaban que yo pudiera llegar a contar la "tragedia de Bibi". Pues bien, esta es la historia.
"La época más dolorosa de mi vida tuvo un trágico clímax el año 1936. Nada, a partir de aquel año, fue según los patrones que habían regido nuestra estancia en Hollywood...los hados son caprichosos y mi vida estuvo en juego, con los dados marcados, por aquellas fechas.
Creo haber comentado en alguna nota suelta de estos cuadernos que mi madre había consentido en formarme para seguir una carrera cinematográfica. Todo el mundo coincidía en señalarme un talento especial para la interpretación y para la canción. Bien era verdad que mi voz comenzaba a hacerse más grave, pero tenía una textura y un tono, que sin temor a parecer inmodesto, sonaba realmente admirable. Por otra parte tenía una facilidad envidiable para los idiomas , ya hablaba perfectamente en inglés y comenzaba a adentrarme con fuerza en el idioma alemán.
Pero, todo eso no fue demasiado importante en aquel año de 1936.
Tengo que abrir estas cuartillas refiriéndome a mi madre. Su carrera operística había dando un gran salto cualitativo en EEUU. Los empresarios de los grandes teatros de la nación le hacían ofertas suculentas y la gran sociedad de Nueva York, Philadelphia, Boston o San Francisco la invitaba a sus fiestas más sonadas.
Su éxito más clamoroso se había producido un año antes en Philadelphia con el extreno exclusivo de la obra de Richard Strauss "Der Rossenkavalier". El autor alemán se había puesto de moda e incluso se pensaba ya en traer, de una vez por todas a los escenarios americanos, la famosa y "escandalosa" "Salomé". Pero mi madre opinaba que el público americano no digeriría muy bien esa ópera. Llevaba razón. El estreno de esta obra, al que tuve ocasión de asistir muchos años después, fue uno de los escándalos más sonados.
Fue en Mayo de 1936 cuando se inauguró All-Pullman Super Chief de Santa Fe, una línea de tren que unía Chicago con Los Angeles a una gran velocidad. Al acto acudió la flor y nata de Hollywood. Obviamente mi madre fue una de las invitadas de honor junto con su gran amiga Eleanor Powell.
Si alguien lee estos papeles se asombrará de lo fácilmente que tomó cuerpo aquel violento remolino arrasando aquel mundo dorado y aparentemente sólido y lo transformó en un triste montón de escombros.
Mi madre frisaba por entonces los últimos treinta y se encontraba en todo el explendor de su belleza, sus formas eran suaves y plenamente femeninas. Todo hombre que se aprestara a servirla obtenía cierta voluptuosidad en estar a su completa disposición bien fuera para servirle una copa, bien para ofrecerle un asiento o simplemente saludarla. Estas "extremas" atenciones le divertían enormemente. Encontraba deliciosa esa torpeza sensual de sus furtivos admiradores americanos.
Naturalmente, como buena española, todo el volcán de sus sentimientos los volcaba sobre mi padre. Ambos formaban una pareja envidiable. Mi padre, aunque nacido en Andalucía, tenía ascendencia escocesa. Su bisabuelo fue un baronet escocés, capitán de un regimiento de highlander y de él había heredado una prestancia militar aunque vistiese de esmoking. Era alto y huesudo. Su tipo desplegaba una audaz y despótica hombría que era envidiada por muchos. Ambos formaban un tanden perfecto en todos los sentidos.
Yo dije en alguna ocasión que mi madre era una mujer de ideas políticas conservadoras y de convicción monárquica. Cuando se proclamó la Segunda República Española y tanto el Teatro del Liceu como el Teatro Real de Madrid fueron nacionalizados y se suspendieron las representaciones de ópera, mi madre sufrió un gran disgusto. No podía comprender que un pueblo, como el español, tan rico en musicalidad, daba el portazo a estos dos grandes teatros europeos. Pero a partir de Febrero de 1936 la inquietud de mis padres por sus familiares y propiedades se hicieron francemente preocupantes. El Gobierno del Frente Popular estaba amenazando sus intereses en Andalucía.
Ante esta tesitura, mi padre decidió volver a España y permanecer allí unos meses para resolver cuantos problemas habían surgido. El verano era la época ideal. Mi madre había despedido la temporada y él podía desatender sin problemas su trabajo de representación, pero contrató para posibles imprevistos a un joven americano llamado Luke Stainnes, que le había sido recomentado por el eficiente directivo de la MGM Britain, J.L. Balcon.
Mi padre partió el 1 de Junio para N.Y. donde tenía previsto embarcar en el RMS Queen Mary de la Cunard Line. El viaje era largo y complicado. Mi madre nunca sospechó lo terriblemente larga que iba a ser la ausencia de su marido.
He conservado una carta de mi padre fechada el día 15 de Julio en la que informaba a mi madre de los terribles sucesos que estaban ocurriendo en España, que desembocarían 3 días más tarde en una sangrienta guerra. No volvimos a recibir ningún otro correo de mi padre. Este murió en los primeros días de la sublevación militar. Cuando Queipo de Llano se hizo amo de Sevilla, una bala perdida de los rebeldes acabó con su vida.
Todo se torció desde entonces. En los meses siguientes mi madre quedó sumida en una oscura depresión. Sufría momentos de delirio, casi de locura. Ocurría por las noches. Se levantaba y deambulaba por la casa en estado catatónico. Se mesaba el cabello y con ojos enfebrecidos cantaba en falsete arias meláncolicas.
Mr. Stainnes se portó de forma muy honrada. Llevó con extremado escrúpulo todos los asuntos financieros de mi madre. Pero no solamente cuidó la parte técnica sino que se ocupó también de la salud mental de mi madre y que todas aquellas preocupaciones no me rozaran en lo posible. Naturalmente yo me daba perfecta cuenta de la situación, pero reaccioné con una madurez impropia de mi edad. Luke Stainnes agradeció mi colaboración. Fue mi primer gran amigo y puedo decir que gracias a él puedo al día de hoy escribir estas notas.
En medio de sobresaltos y tristezas pasaron seis meses. Como he dicho, gracias a Stainnes, yo había seguido con "normalidad" mis estudios y preparación, pero las fiestas y reuniones se acabaron. Nuestra casa era desoladora, llena de tristezas y silencios, pero nuestro amigo y protector no dejó que yo prescindiera de mis amigos y de mis diversiones.
Fue una noche de Enero, inusualmente fría en Santa Mónica. Irene Dunne invitó, por mediación de Stainnes, a mi madre a la fiesta de presentación del reparto de la película "Awful Truth"(La pícara puritana). Ella consintió y por primera vez en mucho tiempo la ví reconocida y hermosa como siempre. Cuando apareció en la fiesta del brazo de Stainnes y envuelta en un maravilloso mantón de Manila todos los asistentes le dedicaron un largo y cariñoso aplauso. Yo que marchaba un poco rezagado sentí un gozo interno porque por fin brillaba la sonrisa en el rostro de mi madre.
La fiesta fue un éxito Cary Grant se interesó vivamente por la ópera y Leo McCarey avanzó la idea de realizar un musical espectacular basado en la ópera "Carmen". Naturalmente la protagonista podría ser mi madre, si aceptaba la oferta. Todos fueron muy amables y cariñosos con nosotros.
A pesar de lo avanzado de la hora, nuestra doncella de confianza nos estaba esperando, cuando volvíamos de la fiesta. Stainnes, absolutamente feliz se despidió hasta el día siguiente. Quería discutir con mi madre todos los asuntos que estaban pendientes. Ella le dijo que sí y con un beso cariñoso le dió las buenas noches. No sé cómo pero intuí algo. No quise hacer caso de mi corazonada y me fui tranquilamente a la cama. La doncella, una vez hubo atendido a su señora se marchó a un bungalow contiguo, donde dormía el personal de servicio.
Me despertaron unos aullidos espantosos. Eran cantos operísticos distorsionados en mitad de resplandores rojiblancos. Un tremendo olor a elementos ardiendo sacudió mi sentido del olfato. Me levanté a toda prisa. El pasillo estaba lleno de humo denso y negro y al final, desde el salón de mi madre surgían llamaradas intensas. REcuerdo que despavorido y pidiendo auxilio me precipité hacia el cuarto de mi madre. Unas manos desesperadas me detuvieron. Los gritos desafinados seguieron sonando cuando sentí que mis piernas flaqueaban y que alguien me cogía en volandas.
Permanecí varios días convaleciente. Había perdido a mi madre y había perdido mi voz. Era incapaz de hablar, salvo en susurros. Fueron días en los que la vida me pasó una factura elevada. Aparte del golpe mortal a mis sentimientos filiales, mi situación social y financiera se tambaleaba. ¿Quién era yo?....un "spaniard" sin patria definida. No podía volver al volcán sangriento de la España en guerra, pero ¿ de qué forma legal podría permanecer en América?....la solución vino de la mano de Luke Stainnes. Se declaró mi tutor y protector y hoy bendigo a los mismos hados que un día me volvieron la espalda y que a partir de entonces mostraron su cara más amable.
Naturalmente mi "posible carrera cinematográfica" se truncó, pero no me pesa de que así sucediera. Gracias a la buena administración de la herencia paterna, Stainnes financió mis estudios en Harvard y posteriormente mi despegue periodístico en Nueva York.
Luke Stainnes murió a una edad relativamente temprana a consecuencia de un cáncer en la sangre. Nunca se casó, pienso que siempre estuvo enamorado de mi madre. Por mi parte siempre le respeté y amé como si hubiese sido mi verdadero padre. Siempre llevaré su recuerdo mientras viva.
***********************************************************************************
A partir de este relato me tomaré la libertad de publicar las andanzas de Bibiano sin sujetarme a un patrón cronológico. Volveré, obviamente a la niñez de Bibiano en Hollywood, pero también me trasladaré al Nueva York de su madurez o a su juventud en Harvard. Les aseguro, que en mayor o menor interés, las andanzas de este personaje suelen ser jugosas y sobretodo muy cinematográficas, pues de eso se trata.
20 comments:
Con éste prólogo maravilloso lleno de trágicos acontecimientos nos vuelves a dejar ' in albis '..¡ Ay Antonio cuánto sabes.! Enciendes la mecha y a esperar que arda..! ja ja...Estamos de nuevo impacientes por conocer las nuevas aventuras de Bibiano ' in the city '..
¡ Un novelón !
Un abrazo:-)
Me gusta mucho lo que dices. lo que dicen y lo que dijeron, pero gustándome como me gusta leerte en este caso me pìerdo. ¡Y no quiero!
No me sorprendería encontrarte en los escaparates del Paseig de Gracia (en mi habitual visita navideña a mi patria chica): Premi Planeta 2011: "Bibi Superstar". Iré reservando un ejemplar, espero dedicado...
Saludos
P.D. A tu lado algun libro poético de Jack...
¡Vaya colección que nos hemos juntado!
Jo! No sé si decir que ha merecido la pena la espera, porque mira que ha sido larga...pero no me queda otra que decirlo.
La tragedia se veía venir cuando el padre se marcha a España.. Y lo de la madre, después de la sonrisas tras "La pícara puritana" (que por cierto he visto este año)... también se veía venir. Pero pensaba en un suicidio. Y lo de las llamas, la madre cantando mientras muere y Bibi al fondo del pasillo me ha dejado helado. Estremecedor y una verdadera tragedia.
Un saludito.
Cinematográfico lo es todo en estas andanzas que amablemente nos dejas, Antonio. He sentido el temor que ese chaval pudiera haber sentido al ver las llamas salir de la habitación de su madre. Tremendo.
¡Snifff!!
¡Me ha gustado mucho!
Espero impaciente la segunda parte...
¡Gracias!
Desde luego lo que le has hecho pasar al pobre Bibi. La muerte de la madre es realmente trágica y teatral.
Menos mal que has dejado al chaval con alguien que se hace cargo de él...
Un abrazo.
No tengo más remedio que dejar la puerta abierta, querida Abril, le tengo mucho cariño a este personaje "cuasi real" (aunque se mezclen leyendas).
Confieso que la lectura de los cuadernos que se desarrollan en N.Y. me han parecido más que interesantes, sobre todo por la amistad de Bibiano con la novelista Fannie Hurt.
En fin seguiremos hablando de todo esto y por supuesto de cine.
Un abrazote.
Amigo Jack, espero que a partir de ahora no te pierdas. Es un gustazo contar con tu paso por esta casa de amigos.
Un abrazote.
Anda ya, Father, no seas exagerado. A tí y a todos los amigos lo único que me gusta dedicaros es el buen humor y la buena amistad bloguera. Veo que Bibiano está calando y eso es bueno porque según voy leyendo sus cuadernos más interesantes me parecen.
Cuidate mucho y sigue pasando por tu patria chica...mi año en Barcelona fue inolvidable y cada vez que paso por esa ciudad me vuelvo a enamorar de ella.
Un abrazote.
Nunca es tarde si la dicha es buena, amigo David, y según me dices te ha gustado el relato..entonces fenomenal.
Hay que ver lo que son las cosas de la vida. La pobre mujer viniendo de la presentación de una comedia se mete en una tragedia....Parece ser que Irene Dunne se conmovió mucho con este suceso, según dicen las crónicas.
Un abrazote.
Si, Marcos, este Bibiano fue muy cinematográfico, pero fue una pena que se quedara a medio camino, pero el NY. Times ganó un buen reportero.
Un abrazote.
Querida Pilar, no llores por Bibiano porque tendrá no solamente segunda sino varias partes....el hombre se salió cuando se trasladó a Nueva York y allí fue una presencia constante en el Broadway de los cincuenta.
Te puedo asegurar, porque ya he leido esos cuadernos, que son más que interesantes.
Un abrazote.
Querida Bruja, yo no soy el responsable del sufrimiento del pobre Bibiano. Su madre ya andaba un poco tocada desde que se instauró la Segunda REpública. Se ve que necesitaba más que los triunfos operísticos para ser feliz. Una pena de todas formas.
Un abrazote.
Pues yo creo que hay que darte la enhorabuena, Antonio, porque al fin te has portado como un caballero y has terminado lo que empezaste y, adem,as de forma harto brillante, como era de esperar y suponer.
Ya veo que te curas en salud, malandrín, y a partir de ahora esto va a ser una casa de locos, pero mientras no nos dejes en ascuas más de una semana, te puedo prometer paciencia: ¡una semana, Antonio!¡quedas advertido! ;-)
Un abrazo.
Con estos comienzos tan trágicos, la vida de Bibi no puede ser otra cosa que una estupenda historia para contar de a poquitos.
Maravilloso relato de una vida que se me antoja fascinante.
Gracias mil amigo Josep, por primera vez en mucho tiempo no me das la bronca...y encima me calificas de caballero.....ole ahí.
Lo que surja a partir de ahora no es cosa que yo pueda decidir...depende de Bibiano. Es lógico suponer que tanto Harvard como Nueva York, mejor Broadway pueden dar mucho de sí.
No obstante está "la vida en un trago..." y hasta llegar al sexto decenio va la tela....en fin vamos a seguir con paciencia y todo se verá.
Un abrazote.
Yo creo que Bibiano, amiga Alma, tenía que pasar por esa prueba, era lógico corriendo los tiempos que corrían....yo creo que puede seguir escribiéndose algo interesante...de todas formas la palabra la teneis todos vosotros.
UN abrazote
Amigo Anro, tras tres lecturas desde ayer, te digo, nuevamente, que tus textos deberían estar recogidos en un libro sin duda alguna. Brillante, Anro, brillante y emocionante. Bibiano es todo un superviviente nato.
Un abrazote.
Bueno, bueno, amigo Crowley, me siento tremendamente halagado con lo que dices, pero habría que limar muchísimas cosas para que la cosa funcionase. De todas formas seguiré intentando hacer todo un poquito mejor.
UN abrazote.
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