Seguramente muchos, tanto en los papeles como en este medio donde escribo, se están ocupando , o ya lo han hecho, de hacer un estudio o una reseña de esta joya, dura y brillante, (NO ES PAIS PARA VIEJOS) dirigida por esa pareja de brothers llamados Joel y Ethan Coen.
Todavía noqueado por las imágnes de este film abro este breve comentario, como paréntesis de actualidad, aparcando lo que hasta ahora venía haciendo.
Antes que la versión fílmica NO ES PAIS PARA VIEJOS es una novela escrita por Cormac McCarthy. Aquellos que la hayan leído coincidirán conmigo en que el texto es una prosa cortante y afilada, cuyos conceptos entran en tu intelecto como un papel de lija.
Cuando los hermanos Cohen decidieron llevarla al cine se encontraron con el guión prácticamente hecho. La fidelidad al texto es casi del cien por cien. Naturalmente el hecho de que la pareja siga punto por punto la acción de la novela no quiere decir que hayan realizado una ilustración de la misma. En este caso, afortunadamente , no se entra en el juego de novela mejor que film o al contrario. Son dos obras magníficas cada una en su género y punto.
La acción de la novela, y obviamente del film, transcurre en las tierras fronterizas de EE UU y México, las mismas en las que Welles situaba a los personajes de su negrísima SED DE MAL.
Las palabras, que como un monótono preludio musical, pronuncia el Sheriff Bell, mientras la imagen nos muestra la llanura yerma y desierta son una evocación de los tiempos pasados , en los cuales se detenía al culpable de un crimen y se le castigaba con la silla eléctrica.
Estos recuerdos se solapan con la violencia, la sangre y el caos, medios, en los que a partir de ahora, van a viajar dos personajes, que tal vez no son tan diferentes como a primera vista pudiera parecer: el veterano de Vietnam, Moss y el asesino frío y mortal Chigurh. Estos dos seres, cuyos enfrentamientos adquieren proporciones de leyenda (Titanes en mitad de un paisaje afilado e inmenso) no tienen, en verdad claro, qué son ni qué persiguen.
A estos dos ángulos cortantes y agudos se une otro ángulo, en este caso romo personificado en el Sheriff Bell. Es el viejo que evoca violencias pasadas. Ahora, este viejo no tiene lugar ni opción en este escenario sangriento, que le ahoga y le supera. Su imagen, reflejada en el televisor apagado, sentado en el mismo lugar donde antes ha estado Chigurh, es la metáfora de su impotencia ante un reflejo que no puede materializar su propia violencia, ya obsoleta.
En el pasado había un motivo, un hecho y una solución. Ahora los motivos se diluyen, los hechos se desbordan y las soluciones se escapan.
¿Es solo el dinero el causante de todo este caos?...Es muy ilustrativa la escena en la que dos chicos adolescentes, de aspecto limpio y sencillo, son testigos de un accidente en el cual Chigurh resulta herido con el brazo desquiciado. Este le dice a uno de los chicos que cuánto dinero le pide por la camisa que viste, para hacerse con ella un cabestrillo en el brazo. El chico, con inocencia y humanidad le contesta que no le pague nada ya que puede darle la camisa por pura generosidad y porque está herido. No obstante Chigurn le da un billete manchado de sangre. Cuando el asesino se marcha renqueando, los chicos comienzan a discutir acaloradamente por el dinero.
Está más que justificada toda alabanza a la labor interpretativa de Barden. Hace de Chigurh una composición difícil de superar. Auguro imitadores a cientos(estemos preparados). En cuanto a Josh Brolin lo veo como el heredero más justo del inolvidable Lee Marvin. Un tío duro, que sabe serlo de verdad. Tommy Lee Jones está magnífico, como siempre.
Para terminar, creo firmemente que nos encontramos en un momento especialmente brillante del cine americano, a pesar de los megaestrenos de los Centros Comerciales. Se nota el tufillo del talento ¿No ha sido en los momentos políticos más difíciles de EEUU cuando más emergen los valores intelectuales?....Pues así.
Todavía noqueado por las imágnes de este film abro este breve comentario, como paréntesis de actualidad, aparcando lo que hasta ahora venía haciendo.
Antes que la versión fílmica NO ES PAIS PARA VIEJOS es una novela escrita por Cormac McCarthy. Aquellos que la hayan leído coincidirán conmigo en que el texto es una prosa cortante y afilada, cuyos conceptos entran en tu intelecto como un papel de lija.
Cuando los hermanos Cohen decidieron llevarla al cine se encontraron con el guión prácticamente hecho. La fidelidad al texto es casi del cien por cien. Naturalmente el hecho de que la pareja siga punto por punto la acción de la novela no quiere decir que hayan realizado una ilustración de la misma. En este caso, afortunadamente , no se entra en el juego de novela mejor que film o al contrario. Son dos obras magníficas cada una en su género y punto.
La acción de la novela, y obviamente del film, transcurre en las tierras fronterizas de EE UU y México, las mismas en las que Welles situaba a los personajes de su negrísima SED DE MAL.
Las palabras, que como un monótono preludio musical, pronuncia el Sheriff Bell, mientras la imagen nos muestra la llanura yerma y desierta son una evocación de los tiempos pasados , en los cuales se detenía al culpable de un crimen y se le castigaba con la silla eléctrica.
Estos recuerdos se solapan con la violencia, la sangre y el caos, medios, en los que a partir de ahora, van a viajar dos personajes, que tal vez no son tan diferentes como a primera vista pudiera parecer: el veterano de Vietnam, Moss y el asesino frío y mortal Chigurh. Estos dos seres, cuyos enfrentamientos adquieren proporciones de leyenda (Titanes en mitad de un paisaje afilado e inmenso) no tienen, en verdad claro, qué son ni qué persiguen.
A estos dos ángulos cortantes y agudos se une otro ángulo, en este caso romo personificado en el Sheriff Bell. Es el viejo que evoca violencias pasadas. Ahora, este viejo no tiene lugar ni opción en este escenario sangriento, que le ahoga y le supera. Su imagen, reflejada en el televisor apagado, sentado en el mismo lugar donde antes ha estado Chigurh, es la metáfora de su impotencia ante un reflejo que no puede materializar su propia violencia, ya obsoleta.
En el pasado había un motivo, un hecho y una solución. Ahora los motivos se diluyen, los hechos se desbordan y las soluciones se escapan.
¿Es solo el dinero el causante de todo este caos?...Es muy ilustrativa la escena en la que dos chicos adolescentes, de aspecto limpio y sencillo, son testigos de un accidente en el cual Chigurh resulta herido con el brazo desquiciado. Este le dice a uno de los chicos que cuánto dinero le pide por la camisa que viste, para hacerse con ella un cabestrillo en el brazo. El chico, con inocencia y humanidad le contesta que no le pague nada ya que puede darle la camisa por pura generosidad y porque está herido. No obstante Chigurn le da un billete manchado de sangre. Cuando el asesino se marcha renqueando, los chicos comienzan a discutir acaloradamente por el dinero.
Está más que justificada toda alabanza a la labor interpretativa de Barden. Hace de Chigurh una composición difícil de superar. Auguro imitadores a cientos(estemos preparados). En cuanto a Josh Brolin lo veo como el heredero más justo del inolvidable Lee Marvin. Un tío duro, que sabe serlo de verdad. Tommy Lee Jones está magnífico, como siempre.
Para terminar, creo firmemente que nos encontramos en un momento especialmente brillante del cine americano, a pesar de los megaestrenos de los Centros Comerciales. Se nota el tufillo del talento ¿No ha sido en los momentos políticos más difíciles de EEUU cuando más emergen los valores intelectuales?....Pues así.
4 comments:
Fantástico blog, felicidades.
Muchas gracias por tu comentario y bienvenido para cualquier diálogo que se te ocurra.
Un abrazote
Ya te hallé, por suerte para mí: muy buena reseña, que no hace más alimentar mis ganas de ver esa película.
Un abrazo.
Joder, Josep el jumper que has dado me ha pillado de sorpresa. You are welcome a este rincón "de jóvenes y viejos".
Un abrazote.
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