"¿Cómo se sabe si una se ha enamorado?". La pregunta es de la propia Bacall en su biografía. Probablemente Bogart no se hizo esa pregunta, porque la respuesta para él hubiera sido muy fácil. Enamorarse de Slim es un don, y como tal lo tomaría el bueno de Boggie.
La actriz sigue contando, tal vez de forma ingenua, que se sentaban en el coche haciendo manitas y mirándose a los ojos. Despues se alejaban por Laurel Canyon Boulevard hasta Sunset y Horn Avenue, donde vivía el actor. Allí se despedían. Todo en plan muy romántico y casto.
Es posible que dada la diferencia de edad, Bettie tenía 19 y Boggie 44, el actor no quisiera comprometerse demasiado al principio. Era lógico. Todo se reducía a paseos en coche, de vuelta a casa, bromas en el plató...juegos casi de adolescentes. "Qué ganas tenía de darle a Bogie muchas de las cosas que no había disfrutado, todo el amor que yo había acumulado para un padre invisible, para un hombre".
Cuando se estaba terminando el rodaje de "To Have And To Have Not" estalló la crisis entre Bogart y su esposa Mayo, ambos tuvieron una discusión y el actor se marchó de la casa. Telefoneó a Bettie. Esta no esperaba otra cosa y sin atender a las razones de su madre, se arriesgó por el gran amor de su vida. Sin embargo aún no había llegado el verdadero momento de la unión entre ambos. A uno le cuesta realmente creer, que en un ambiente tan frívolo y decadente como Hollywood se dieran sentimientos tan nobles. En una de las cartas que Bogart le envió a Bettie decía: "Slim, cariño, apareciste y caíste en mis brazos y en mi corazón. El único amor verdadero que tengo es el tuyo, pero ahora me da miedo que no comprendas la situación, te pongas impaciente y te pierda. Aunque eso sucediera, no dejaría de quererte, porque eres mi último amor y te querré durante el resto de mi vida y estaré cerca, listo para ayudarte si alguna vez lo necesitas." Esas frases se parecen mucho a alguna de las escenas de la película que ambos rodaban y que traspasaba los límites de la ficción
DE COMO MEZCLAR DOS LICORES Y LLEGAR A UN COCTEL EXPLOSIVO
La escena del interrogatorio del Capitán Renard a sus tres "invitados" es tensa y oscura. El sudor del siniestro personaje empaña la pantalla. Su verborrea arrastrada y amenazadora se dirige primero hacia Frenchie, a quien pregunta si conocía a las personas que fueron perseguidas y tiroteadas. El francés contesta de forma vaga, tratando de ser indiferente.
Como una fiera desde su oscuro cubil, el capitán Renard le advierte
- Se le comunica que la próxima vez que entren tipos sospechosos en su local, sea tan amable de notificarlo. De esa forma evitará baños de sangre en su puerta.
- Dirijo un local público- contesta Frechie- cómo voy a saber quién es sospechoso o no.
- Creo que lo sabrá. Buenas noches- la inmensa mole del Capitán Renard se funde en las sombras.
Harry ni se acerca a la mesa desde donde domina el siniestro agente de la Gestapo. Un subordinado es el que pregunta.
- ¿Qué relación tenía con el muerto?
- Alquiló un barco para pescar- aclara Harry
- Quiere decir que lo había alquilado- aclara el esbirro intentando acorralar a Harry
El Capitán Renard le informa, con aparente amabilidad que el tal Johnson tenía billete de avión para dejar la isla y que en su cartera, curiosamente, no hay dinero sino algunos cheques de viaje. Harry contesta con indiferencia y seguro de sí mismo. El muerto tenía 60 dólares y que los cogió porque aquel le debía 825 dólares. El jefe de la Gestapo le pide todo el dinero, incluso el que es propiedad de Harry. Ante el interrogante de Harry, el Capitán Renard le dice que no tiene prueba de que efectivamente el dinero sea de Harry y concluye.
- Este dinero se le requisa, por orden de un país, que como el suyo, está en paz con todo el mundo.
Le toca declarar a Slim. Ella se levanta y llega hasta la mesa tras la cual se sienta el siniestro Renard. El sicario, en pié junto a ella, lee en el pasaporte: "Marie Browning, ciudadana americana de 22 años". La luz de la escena proviene de una lámpara, que cuelga del techo. Las caras de los personajes emergen de las sombras con los rasgos perfectamente definidos..
Slim declara que ha llegado aquella tarde y que viene de Trinidad, Puerto de España.
- ¿Venía, acaso, de su país?- le pregunta Renard con doble intención.
Ella le contesta que vino de Brazil.
- ¿Porqué recaló aquí?- presiona el siniestro personaje.
- A comprarme un sombrero- dice Slim sin inmutarse lo más mínimo.
El sicario la abofetea con el pasaporte. Ella aguanta estoicamente sin que salga el más leve quejido de su boca.
Harry, con los músculos tensos interviene diciendole a Slim que no diga nada más y enfrentándose al sicario le provoca para que le pegue a él si se atreve. El y Slim salen de la Jefatura de Policía seguidos de la malévola mirada del Capitán Renard.
Ya más relajados caminan por la calle sumida en tinieblas. El la invita a tomar una copa en un bar cercano, pero cuando llegan a la barra Harry se acuerda de que no tiene un centavo.
- Ha sido un día muy largo y tengo ganas de un trago- dice ella sonriendo seductoramente al tiempo que se levanta de la banqueta.
- ¿Lo has elegido ya?- contesta Harry socarrón, sabiendo lo que ella va a hacer.
- No te importa. ¿Verdad?- pregunta ella con un mohín
- Si me canso de esperar, volveré al hotel.
Slim acepta el trato, y despidiendo electricidad con su elástico caminar cruza la sala. Un tipo acaba de encender un fósforo. Ella le coge el brazo , ante la sorpresa de él, y enciende el cigarrillo que sostiene en su boca (En esta película es posible que se enciendan varias docenas de cigarrillos a lo largo del metraje), al tiempo que dice con descaro "¿Puedo?"
Harry observa la escena, pero cuando ve que Slim está bailando con el tipo se levanta y regresa al hotel.
Más tarde Slim llama a la puerta de la habitación de Harry. Le sonríe con picardía mientras sostiene una botella en sus manos. El la invita a entrar pero no disimula su enojo.
- Estás enfadado ¿verdad?- le pregunta ella apoyada en la puerta.
- ¿Por qué habría de estarlo?- le contesta él con fingida indiferencia.
- No me he portado bien ¿verdad?
- Lo hiciste bien. Tienes la botella ¿no?.
Ella insiste en creerlo enfadado y remarca con picardía.
- Al fin y al cabo tú me diste permiso para hacerlo.
- ¿Que yo te dije?- dice él asombrado.
Al final el sentimiento de culpabilidad de ella aflora, en el fondo no quiere que Harry la considere una furcia. Se siente sombría, tan sombría como la habitación en que se encuentran. Harry sirve un vaso de la bebida.
- ¿Cuánto tiempo llevas fuera de casa?- le pregunta él
Ella le mira desde el sillón donde se ha sentado. La escena se desarrolla en primeros y medios planos. Las maravillosas tomas del rostro de la Bacall justifican el calificativo de "The Look" con el que fueron saludados.
- Ya ha llegado la hora, ¿verdad?- le contrapregunta ella.
- La hora de qué
- De contar la historia de mi vida, ¿por dónde empiezo?
- Ya tengo una idea- dice él con gesto grave.
- ¿Quién te la ha contado?
- Tu, por cómo encajaste la bofetada. Ni siquiera pestañeaste. Hace falta mucha práctica para eso. Sí- concluye él- se mucho de tí, Flaca.
- La próxima vez que alguien me golpee ya haré algo al respecto.
Se levanta muy enfadada sin aceptar la copa que le ofrecía Harry y sale dando un portazo. Harry titubea unos segundos, pero inmediatamente reacciona y se dirige al cuarto de ella.
Ella, en un precioso plano enmarcada en la ventana de rejillas y envuelta en las sombras.
- Estás enfadada ¿verdad?- dice él al trasponer la puerta, que estaba abierta.
Slim no contesta.
- Te he hecho una pregunta y no has contestado....
- Mira, estoy cansada y quiero dormir un poco.
- No es mala idea ¿por qué estás tan furiosa?
- Lo estoy desde que te he conocido
El diálogo entre ambos, deja entrever el sentimiento mutuo que no pueden llegar a expresar porque, tanto él como ella saben dónde están las barreras.
- La mayoría lo está - contesta él.
- Una mirada y ya has deciddo lo que quieres pensar de mí.
Y continua con voz triste y melancólica
- No me conoces, Steve. No funcionará. Traje esa botella para que te avergonzaras. En vez de eso soy yo la que se averguenza. Nunca me he sentido así antes...quería...pensé que tal vez. ¡Vamos sal de aquí antes de que siga haciendo el ridículo.
El , mientras ella habla ha cogido un frasco de perfume y lo huele.
- ¿Te recuerda a alguien?- pregunta ella levantando la vista.
- Esto es nuevo para mí . Me gusta. - E inmediatamente pregunta- ¿Volverías si pudieras?
- Andando...si no fuera por el agua
Un increible y bellísimo plano enmarca los dos rostros aproximándose para darse un beso. El acaricia con delicadeza la barbilla de Slim. Se separa de ella diciendo
- Deja de preocuparte, pequeña. Volverás.
El sale y ella se queda sentada oliendo el perfume.
La actriz sigue contando, tal vez de forma ingenua, que se sentaban en el coche haciendo manitas y mirándose a los ojos. Despues se alejaban por Laurel Canyon Boulevard hasta Sunset y Horn Avenue, donde vivía el actor. Allí se despedían. Todo en plan muy romántico y casto.
Es posible que dada la diferencia de edad, Bettie tenía 19 y Boggie 44, el actor no quisiera comprometerse demasiado al principio. Era lógico. Todo se reducía a paseos en coche, de vuelta a casa, bromas en el plató...juegos casi de adolescentes. "Qué ganas tenía de darle a Bogie muchas de las cosas que no había disfrutado, todo el amor que yo había acumulado para un padre invisible, para un hombre".
Cuando se estaba terminando el rodaje de "To Have And To Have Not" estalló la crisis entre Bogart y su esposa Mayo, ambos tuvieron una discusión y el actor se marchó de la casa. Telefoneó a Bettie. Esta no esperaba otra cosa y sin atender a las razones de su madre, se arriesgó por el gran amor de su vida. Sin embargo aún no había llegado el verdadero momento de la unión entre ambos. A uno le cuesta realmente creer, que en un ambiente tan frívolo y decadente como Hollywood se dieran sentimientos tan nobles. En una de las cartas que Bogart le envió a Bettie decía: "Slim, cariño, apareciste y caíste en mis brazos y en mi corazón. El único amor verdadero que tengo es el tuyo, pero ahora me da miedo que no comprendas la situación, te pongas impaciente y te pierda. Aunque eso sucediera, no dejaría de quererte, porque eres mi último amor y te querré durante el resto de mi vida y estaré cerca, listo para ayudarte si alguna vez lo necesitas." Esas frases se parecen mucho a alguna de las escenas de la película que ambos rodaban y que traspasaba los límites de la ficción
DE COMO MEZCLAR DOS LICORES Y LLEGAR A UN COCTEL EXPLOSIVO
La escena del interrogatorio del Capitán Renard a sus tres "invitados" es tensa y oscura. El sudor del siniestro personaje empaña la pantalla. Su verborrea arrastrada y amenazadora se dirige primero hacia Frenchie, a quien pregunta si conocía a las personas que fueron perseguidas y tiroteadas. El francés contesta de forma vaga, tratando de ser indiferente.
Como una fiera desde su oscuro cubil, el capitán Renard le advierte
- Se le comunica que la próxima vez que entren tipos sospechosos en su local, sea tan amable de notificarlo. De esa forma evitará baños de sangre en su puerta.
- Dirijo un local público- contesta Frechie- cómo voy a saber quién es sospechoso o no.
- Creo que lo sabrá. Buenas noches- la inmensa mole del Capitán Renard se funde en las sombras.
Harry ni se acerca a la mesa desde donde domina el siniestro agente de la Gestapo. Un subordinado es el que pregunta.
- ¿Qué relación tenía con el muerto?
- Alquiló un barco para pescar- aclara Harry
- Quiere decir que lo había alquilado- aclara el esbirro intentando acorralar a Harry
El Capitán Renard le informa, con aparente amabilidad que el tal Johnson tenía billete de avión para dejar la isla y que en su cartera, curiosamente, no hay dinero sino algunos cheques de viaje. Harry contesta con indiferencia y seguro de sí mismo. El muerto tenía 60 dólares y que los cogió porque aquel le debía 825 dólares. El jefe de la Gestapo le pide todo el dinero, incluso el que es propiedad de Harry. Ante el interrogante de Harry, el Capitán Renard le dice que no tiene prueba de que efectivamente el dinero sea de Harry y concluye.
- Este dinero se le requisa, por orden de un país, que como el suyo, está en paz con todo el mundo.
Le toca declarar a Slim. Ella se levanta y llega hasta la mesa tras la cual se sienta el siniestro Renard. El sicario, en pié junto a ella, lee en el pasaporte: "Marie Browning, ciudadana americana de 22 años". La luz de la escena proviene de una lámpara, que cuelga del techo. Las caras de los personajes emergen de las sombras con los rasgos perfectamente definidos..
Slim declara que ha llegado aquella tarde y que viene de Trinidad, Puerto de España.
- ¿Venía, acaso, de su país?- le pregunta Renard con doble intención.
Ella le contesta que vino de Brazil.
- ¿Porqué recaló aquí?- presiona el siniestro personaje.
- A comprarme un sombrero- dice Slim sin inmutarse lo más mínimo.
El sicario la abofetea con el pasaporte. Ella aguanta estoicamente sin que salga el más leve quejido de su boca.
Harry, con los músculos tensos interviene diciendole a Slim que no diga nada más y enfrentándose al sicario le provoca para que le pegue a él si se atreve. El y Slim salen de la Jefatura de Policía seguidos de la malévola mirada del Capitán Renard.
Ya más relajados caminan por la calle sumida en tinieblas. El la invita a tomar una copa en un bar cercano, pero cuando llegan a la barra Harry se acuerda de que no tiene un centavo.
- Ha sido un día muy largo y tengo ganas de un trago- dice ella sonriendo seductoramente al tiempo que se levanta de la banqueta.
- ¿Lo has elegido ya?- contesta Harry socarrón, sabiendo lo que ella va a hacer.
- No te importa. ¿Verdad?- pregunta ella con un mohín
- Si me canso de esperar, volveré al hotel.
Slim acepta el trato, y despidiendo electricidad con su elástico caminar cruza la sala. Un tipo acaba de encender un fósforo. Ella le coge el brazo , ante la sorpresa de él, y enciende el cigarrillo que sostiene en su boca (En esta película es posible que se enciendan varias docenas de cigarrillos a lo largo del metraje), al tiempo que dice con descaro "¿Puedo?"
Harry observa la escena, pero cuando ve que Slim está bailando con el tipo se levanta y regresa al hotel.
Más tarde Slim llama a la puerta de la habitación de Harry. Le sonríe con picardía mientras sostiene una botella en sus manos. El la invita a entrar pero no disimula su enojo.
- Estás enfadado ¿verdad?- le pregunta ella apoyada en la puerta.
- ¿Por qué habría de estarlo?- le contesta él con fingida indiferencia.
- No me he portado bien ¿verdad?
- Lo hiciste bien. Tienes la botella ¿no?.
Ella insiste en creerlo enfadado y remarca con picardía.
- Al fin y al cabo tú me diste permiso para hacerlo.
- ¿Que yo te dije?- dice él asombrado.
Al final el sentimiento de culpabilidad de ella aflora, en el fondo no quiere que Harry la considere una furcia. Se siente sombría, tan sombría como la habitación en que se encuentran. Harry sirve un vaso de la bebida.
- ¿Cuánto tiempo llevas fuera de casa?- le pregunta él
Ella le mira desde el sillón donde se ha sentado. La escena se desarrolla en primeros y medios planos. Las maravillosas tomas del rostro de la Bacall justifican el calificativo de "The Look" con el que fueron saludados.
- Ya ha llegado la hora, ¿verdad?- le contrapregunta ella.
- La hora de qué
- De contar la historia de mi vida, ¿por dónde empiezo?
- Ya tengo una idea- dice él con gesto grave.
- ¿Quién te la ha contado?
- Tu, por cómo encajaste la bofetada. Ni siquiera pestañeaste. Hace falta mucha práctica para eso. Sí- concluye él- se mucho de tí, Flaca.
- La próxima vez que alguien me golpee ya haré algo al respecto.
Se levanta muy enfadada sin aceptar la copa que le ofrecía Harry y sale dando un portazo. Harry titubea unos segundos, pero inmediatamente reacciona y se dirige al cuarto de ella.
Ella, en un precioso plano enmarcada en la ventana de rejillas y envuelta en las sombras.
- Estás enfadada ¿verdad?- dice él al trasponer la puerta, que estaba abierta.
Slim no contesta.
- Te he hecho una pregunta y no has contestado....
- Mira, estoy cansada y quiero dormir un poco.
- No es mala idea ¿por qué estás tan furiosa?
- Lo estoy desde que te he conocido
El diálogo entre ambos, deja entrever el sentimiento mutuo que no pueden llegar a expresar porque, tanto él como ella saben dónde están las barreras.
- La mayoría lo está - contesta él.
- Una mirada y ya has deciddo lo que quieres pensar de mí.
Y continua con voz triste y melancólica
- No me conoces, Steve. No funcionará. Traje esa botella para que te avergonzaras. En vez de eso soy yo la que se averguenza. Nunca me he sentido así antes...quería...pensé que tal vez. ¡Vamos sal de aquí antes de que siga haciendo el ridículo.
El , mientras ella habla ha cogido un frasco de perfume y lo huele.
- ¿Te recuerda a alguien?- pregunta ella levantando la vista.
- Esto es nuevo para mí . Me gusta. - E inmediatamente pregunta- ¿Volverías si pudieras?
- Andando...si no fuera por el agua
Un increible y bellísimo plano enmarca los dos rostros aproximándose para darse un beso. El acaricia con delicadeza la barbilla de Slim. Se separa de ella diciendo
- Deja de preocuparte, pequeña. Volverás.
El sale y ella se queda sentada oliendo el perfume.
2 comments:
Lo que resulta imposible de veras es NO enamorarse de la Flaca, Antonio; con esa mirada capaz de fundir los plomos a cualquiera y esa voz, esa voz... bufff... declamando esas frases.... buuufffff....
Y pensar que por culpa de ventidós tíos peludos en calzón corto vamos a tener que esperar más de lo debido en seguir estos interesantísimos comentarios... Espero que el sábado haya otra entrega... ¿si? :-)
Un abrazo.
De verdad que a primera mañana me has hecho reir ¡Mira si eso es difícil¡El domingo, mi hijo que me visitaba, me dijo exactamente lo mismo que tú. Me miraba entre zumbón y boludo mientras yo sufría y me revolvía a cada ocasión de peligro. Al final todo el mundo me ignoró y pasó de que me diera el infarto a la hora de los penalties. De vez en cuando se dignaban mirarme y decían: ¡pobre!.
No se si puedo prometer, como decía aquel político, pero haré todo lo que esté en mi mano para colocar a la Flaca debajo de los focos.
Preparate, porque si esta mujer funde los plomos aquí imagínate en "The Big Sleep", que viene a continuación.
Un abrazote.
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