Wednesday, June 3, 2009

UN TURBIO Y ATORMENTADO FIN DE SEMANA

Los dramas sociales no suelen tener cabida en el cine americano actual. Tal vez algún independiente se atreve a entrar en el tema, pero sabemos, por desgracia, que este tipo de películas no suelen pasarse por ninguno de nuestros cines-de-centro-comercial. Sin embargo allá por los años cuarenta había señores que sí se atrevían a desarrollar estos temas y las mayors se atrevían a producirlos. Tal es el caso de la película con la que vuelvo a vuestra compañía: "The Lost Weekend", titulada en España "Días sin huella", dirigida por el gran Billy Wilder.

El austro-húgaro Wilder, que ya se había consolidado como director hollywoodense con solo tres películas: "El mayor y la menor", "Cinco tumbas al Cairo" y "Perdición", se dirigía desde Los Angeles a Nueva York. Para entretener la larga distancia se proveyó de un libro titulado "The Lost Weekend" escrito por Charles R. Jackson, un best-seller notable al que Philip Wylie, crítico literario del New York Times había elogiado sobremanera. También el escritor Sinclair Lewis la había calificado como " Definitivamente la mejor historia sobre un alcohólico que jamás haya leído".
Wilder se enganchó totalmente de la novela y antes de terminarla de leer ya tenía en mente el esquema de lo que sería su futura película.
Sin perder un solo minuto, nada más llegar a la estación de destino llamó por teléfono a Brackett, guionista con el que había trabajado en dos de sus películas como director. Al autríaco no se le pasó por la cabeza que en L.A. era casi de madrugada y Brackett estaría dormido. Pero a Wilder no le importó, sabía que su amigo y colaborador tenía el mismo problema que se describía en la novela. Elizabeth Fletcher Brackett, su esposa, era una alcohólica sin remedio.

El alcoholismo era una tara más que frecuente en el mundillo de Hollywood, de los cuarenta posiblemente por la secuela de la famosa "ley seca" y parece ser que Charles Brackett había sido testigo de algunos casos aparte del de su esposa.
Hay una leyenda, no confirmada, según la cual Wilder sabía que su amigo Brackett aceptaría escribir el guión de "The Lost Weekend", no solamente por el duro tema del alcoholismo, que le afectaba indirectamente; también por la homosexualidad oculta del protagonista de la novela, que le afectaba directamente.

Al margen de esta oscura cuestión no cabe duda de que Wilder arriesgaba mucho en el empeño de llevar a cabo una película, cuyo protagonista es un borracho convencido. Don Birman, el protagonista de la historia es el antihéroe por excelencia, un hombre que se revuelca en su vicio desperdiciando su talento y su vida.

A finales de mayo de 1944 Wilder y Brackett comienzan a escribir "Días sin huella" y el director inicia los prologómenos de la producción. Este, consciente de la poca garra cinematográfica del tema, y del peligro de tocar la faceta oculta de Birman, decide publicitar la futura producción con el anzuelo de una gran actriz en la cabecera del reparto: Katherine Hepburn. Esta se entusiasmó con el proyecto, pero desgraciadamente estaba comprometida en "Without Love" para la MGM , con Spencer Tracy de coprotagonista.

La oficina Hays puso sus pilas a funcionar, conocedora del tema, y exigió leer punto por punto todos los fragmentos que los autores enviaban al departamento. Obviamente Birman aparcó toda su homosexualidad en la novela y se limitó al alcoholismo en la película. Aun así la barrera no estaba del todo franca y la industria cinematográfica se resentía nerviosa. ¿Puede ser rentable una película en la que el protagonista se pasa todo un fin de semana bebiendo?

A pesar de todo el proyecto siguió adelante. Wilder se pensaba el actor que interpretaría a Birman. Quería un actor anodino para que resultara más real, pero el jefe de la Paramount le aconsejó lo contrario y le dijo: "No, utiliza a un protagonista famoso, porque así el público se identificará con él. Querrá que se reforme". El director se lo pensó porque no estaba muy convencido de las razones del Jefe de la productora. Lo que sí fué seguro por fin fué el papel protagonista femenino. Una vez descartada la Hepburn y Jean Arthur, que rechazó el papel, Jane Wyman se adjudicó el papel de Helen StJames. Según Ed Sicov, en su biografía del maestro, Jack Warner se alegró de ceder a Wyman, que estaba bajo contrato de la Warner, para hacer "esa película borracha".

Para el protagonista masculino se barajó el nombre de José Ferrer, pero a pesar de la enorme popularidad del actor en los escenarios de Broadway, en los medios cinematográficos carecía de garra. Wilder se decantó finalmente por Ray Milland.

Las dificultades para escribir el guión se fueron acumulando. Señales luminosas rojas se encendían cada dos por tres, y a todo esto los diálogos no eran precisamente para una comedia intrascendente al uso. El rodaje comenzó en Septiembre y para entonces Brackett y Wilder no habían completado el guión, hecho que tenía en ascuas a los ejecutivos de los estudios. Tampoco era motivo de tranquilidad el que Wilder se empeñara en rodar los exteriores en el propio Nueva York, sobre todo en las secuencias del amanecer, cuando la luz natural sólo podía aprovecharse una hora, y en ocasiones ni siquiera ese tiempo.

Conforme avanzaba el rodaje "Días sin huella" había conseguido atraer la atención de todos los medios y estos la trasladaron a los responsables de la industria alcoholera. Naturalmente (entendamos que por entonces el cine era la más poderosa maquinaria de propaganda) esos señores no veían con buenos ojos lo que se les venía encima y comenzaron a ponerse a la defensiva. Los productores de licor tenían verdadero miedo al fantasma de la Prohibición.


Esta escena, que a los espectadores de hoy podrá parecer anacrónica, tuvo una cuidada elaboración. El ratón era real y los miembros del equipo lo empujaron a través de la grieta al tiempo que le apretaban el rabo haciendo que el animal se retorciese. El murciélogo si era mecánico, pero ambos elementos, montados con maestría lograron reflejar el delirium tremens de Milland.
Para dar verosimilitud a su personaje Milland se pasó media noche en una residencia de alcohólicos. Tras unas horas de aullidos, gemidos, olor a orines y sudor el actor puso pies en polvorosa considerando que ya tenía demasiada experiencia.

El film tuvo su última vuelta de manivela en diciembre del año 44, cuando Europa aún humeaba entre ruinas, pero el fin no era definitivo. En la primavera de 1945 hubo un pase previo en Santa Bárbara. Wilder no podía creer que el público respondiera con risas a un film tan dramático. Pero las risas y los silbidos no eran el único problema de Wilder. Corrió el rumor, sin confirmar, de que el ganster Frank Costello había ofrecido a la Paramount cinco millones de dólares "en nombre de la industria del licor por el negativo de "Dias sin huella", con la intención de destruirlo" (Ed Sicov).

Parecía que los negros nubarrones se cernían sobre "The Lost Weekend" y que definitivamente la película iría a los almacenes del estudio para su olvido absoluto. Pero ocurrió uno de esos milagros que hacen que una película funcione de boca en boca. La Paramount había decidido estrenarla de tapadillo, pero debido al éxito progresivo decidieron estrenarla por todo lo alto en Nueva York. El cinismo de la Paramount se puso de manifiesto en la campaña publicitaria que decía: "La Paramount ha tenido el valor y la osadía de rodar esta extraña, poderosa y aterradora novela".

Las críticas se deshicieron en alabanzas y Wilder no desaprovechó su mala baba haciendo publicidad con un chiste cirrótico que cita Ed Sicov: "Tener o no tener" ha convertido a Lauren Bacall en "La mirada" así que no cabe la menor duda de que "The Lost Weekend" ha convertido a Mr. Milland en "El Hígado".

Siete nominaciones consiguió "The Lost Weekend" aquel año, de las cuales consiguió cuatro: Mejor película (Paramount Pictures-Charles Brackett productor); Mejor director, Billy Wilder; Mejor actor, Ray Milland y Mejor guión- Charles Brackett y Billy Wilder.

Dicho todo lo anterior solo me resta añadir que veais tranquilamente esta memorable película en vuestro sillón preferido.......
Es un soleado día de Octubre de 1938. La cámara se pasea desde la distancia hasta el centro de la ciudad y se detiene en unos pequeños apartamentos en el East 55th Street. Vemos tiestos de geranios en distintas ventanas. Ascendemos hasta los apartamentos de la cuarta planta y entramos en el piso de los hermanos Birnan hasta el dormitorio. A través de la ventana , al igual que a través de millones de otras ventanas, vemos la ciudad pero esta ventana tiene algo especial que no tiene ninguna otra: una cuerda de la que pende una botella de wisky........

4 comments:

Josep Lloret Bosch said...

Fantástica forma de introducir en el lector las ganas de descubrir -o revisar- esa magnífica película.

Desde luego, hay que prevenirse, porque, como apuntas al principio, el espectador novel no está ni mucho menos preparado para unas emociones de tal calibre.

Has incidido en un tema que llevo tiempo meditando, cual es la libertad que tenían los autores de cine hace medio siglo: Me da en la nariz que hoy existe una censura mediática mucho más profunda, limitadora de lo que vemos en estrenos.

Fantástico Ray Milland, en una composición extraordinariamente estremecedora.

Gracias por recordármela, y más gracias por todos esos datos de la pre-producción que desconocía.

Un abrazo.

ANRO said...

Había más censura, pero también más valentía. Los directores comprometidos sabían sortear las inconveniencias de los funcionarios de la Hays. Por otra parte se ponian a funcionar todos los talentos disponibles. No había tanto marketing y sí mucha mayor honradez creativa.
El director era una estrella y ¡vive dios que lucìa!....Hay una hilera de directores de los cuarenta, cincuenta y sesenta que podemos nombrar...hoy bastan los dedos de una mano para nombrarlos.
En fin, querido amigo, como la labor de este blog es recordar, con la mayor humildad, algunas obras y sus creadores seguiremos haciéndolo de la mejor forma posible.
Un abrazote

alicia said...

Sin duda la mejor película que se ha hecho sobre el alcoholismo, junto con Días de vino y rosas. Excelente Ray Milland y varios y pequeños detalles a lo largo de la cinta nos demuestran -una vez más- la grandeza de Billy Wilder

ANRO said...

Cierto Alicia, "Dias de Vino y de Rosas", título que me atreví a trivializar en mi anterior post, fué un drama tremendo con dos actores fuera de serie.
Un abrazote