Thursday, September 4, 2008

CUANDO PECKINPAH DISPARABA TERNURA

Muchos habreis podido leer el último post de LA LINTERNA MAGICA, firmado por uno de los críticos más incisivos, cachondos y legales de la blogosfera: Marcbranches. En dicho post, nuestro hombre se refería a una obra magnífica del director Sam Peckinpah "Perros de Paja". En mi comentario a ésta, yo citaba "La Balada de Cable Hogue", en mi opinión, como una de las mejores obras del maestro y también una de las menos conocida de su filmografía. El propio Marcbranches confesaba que no la había visto.
Cuando en 1968 se estrenó "Grupo Salvaje" los espectadores de medio mundo y parte del otro se estremecieron con aquel poema violento. Nada igual se había visto en las pantallas. Sus imágenes de sangre coincidían en el tiempo con el airado vendaval de un mundo, que despertaba de sus sueños rosados.
Pero llegó la década de los setenta y Peckinpah cambió de resorte . Abrió la ventana de la música, la ternura y el drama intimista. Resultado: el batacazo y el rechazo frontal.

"La Balada de Cable Hogue" se enmarca en el período en que el cine americano daba un giro copernicano. Un año antes se había estrenado "Easy Rider". Francis Coppola gestaba su saga mafiosa y emergían los jóvenes Scorsese, Altman, Penn, Ashby y Rafelson; todos ellos con unas ganas tremendas de comerse al antiguo Hollywood, que se desquebrajaba como el decorado de las Puertas de Babilonia de Griffith.

La película se abre con Cable Hogue (magnífico Jason Robards) abandonado en mitad del desierto por sus dos socios Taggart (L.Q:Jones) y Bowen (Strother Martin) . Hogue está abocado a una muerte segura porque en el sitio donde lo han dejado sus socios es lo más seco y desolado del desierto de Arizona. La secuencia de los títulos de crédito nos muestran, en multipaneles, las peripecias extremas de Cable Hogue luchando por la supervivencia.
Quiere la casualidad que el condenado a morir encuentre un pozo donde fluye el agua a raudales. Así pues, el lugar que podría haber sido su tumba, se convierte en el lugar donde comenzará una nueva vida. El desierto, lugar de desolación, se torna por paradoja en el único lugar donde Cable quiere vivir. Y allí planta su negocio. Pronto le sale un socio, el Reverendo Joshua Duncan Sloane(David Warner), un extravagante clérigo, ministro de su propia revelación.
Cuando C.Hogue vuelve a la ciudad para comprar los terrenos que lindan con el pozo de agua decide pasar una noche de parranda en el Saloon. Allí conoce a la prostituta Hildy (Stella Stevens), que se convertirá en el amor de su vida.
Hay unas divertidas secuencias musicales con canciones de Richard Gillis que interpretan cada uno de los protagonistas: "Tomorrow is the Song I Sing"-Cable Hogue, "Butterfly Morning"- Hildy y "Wait for Me, Sunrise"- Reverendo Joshua. La banda sonora está firmada por el maestro Jerry Goldsmith.
El desarrollo y final de ésta magnífica película requiere un visionado urgente para todo aquel que no la haya gozado en la pantalla.
Peckinpah filma los paisajes sin teleobjetivos que aplanen la imagen. El desierto es aquí tan protagonista como el propio Cable Hogue, porque esa llanura seca y desapacible es su propia tierra, su hogar e incluso su amante. Es ilustrativa a este respecto la escena en la que a Cable le regalan una bandera de los Estados Unidos. El se emociona, aparentemente, como un gesto de agradecimiento, pero en el fondo, él sabe que no pertenece a esa nación. En aquel rincón del desierto nadie ni nada tiene que ver con la bandera de las barras y estrellas. Peckinpah filma la escena en un plano medio, solo resaltando el cielo y el desierto, unicos a los que Cable Hogue está verdaderamente agradecido.

Durante muchos años esta película ha estado relegada a la categoría de obra menor, porque en su día rompía con los moldes que se esperaban de su director. Afortunadamente la mayoría de los críticos la han rescatado de su injusto puesto de segundona.
Quien espere ver una comedia se equivoca de medio a medio; si espera ver un western se quedará a verlas venir; por supuesto, y a pesar de la tremenda importancia de la música, estamos lejos de clasificarla en el género de los musicales. ¿Qué es pues "La Balada de Cable Hogue?. ....Sencillamente una de esas raras obras en las que la sencillez y perfecto ensamblaje de todos sus elementos forman lo que solemos llamar una pequeña obra maestra.

4 comments:

Josep said...

Querido Antonio, te odio.

Sin razón, desde luego, porque cuando ví tu comentario en La Linterna pensé en largar unas parrafadas acerca de esta estupenda película en la que Jason Robards se luce sobremanera.

Tú lo has hecho mejor que yo y lo puedo asegurar pues ya empezaba a maquinar la estructura pero me falta material: a pesar de haberla visto en el cine y luego en la tele, hace mucho tiempo que no estoy en ese magnífico desierto que tan bien glosas.

Así que me doy por contento de no tenerla a disposición, pues mi relato hubiera palidecido ante el tuyo.

Coincido, como ves, en el aprecio de esa película; y puedo asegurarte que, cuando la vi por primera vez, nos gustó mucho a toda la peña de amigos que por aquel entonces íbamos al cine dominical casi como única distracción. O sea, que de maldita, poco: que no la quisieran o pudieran entender los críticos, es harina de otro costal.

Un abrazo.

Anonymous said...

Ya ves, yo no tenía mucha esperanza de que alguien coincidiera conmigo en el aprecio extraordinario que profeso a "La Balada de Cable Hogue".
Me parece estupendo que de vez en cuando, y de la forma más inesperada, vibre la fibra cinéfila de alguien que comparte tus propios gustos en ese terreno.
Hay tantísimas películas arrinconadas que suspiran por ver la luz....por esta razón me parece positivo emplear un poco del tiempo que te sobra en este agujerito de la red. Alguien se va a enganchar a lo que tú comentas y vivirá una pequeña experiencia visual. ¡quién sabe!
Un abrazote.

marcbranches said...

Estás a la que salta, ¿eh, joven? Mi post es de antes de ayer... Me alegro de despertar involuntariamente las añejas cinefilias de esos buenos cinéfilos de la bloguería. Aunque sea a costa de mi ignorancia. A ver si en el próximo pase televisivo puedo apuntarme al carro.

En cuanto a los epítetos dedicados... ¿Incisivo? Le tengo más aprecio a mis premolares, pero es cuestión de gustos. ¿Cachondo? En opinión de mis compañeras de trabajo, más que cachondo, priápico. ¿Legal? No sólo etngo todos los papeles en regla, sino que etngo hasta tarjeta de cliente del Condis. Ahí queda eso. Saludos. Y gracias por el peloteo...

Anonymous said...

Joder, lo de priápico tiene tela. Usea, que me quedé corto en el peloteo. En serio, es una gozada empezar la jornada con alguno de vuestros comentarios. Te da ciertos ánimos seguir en la brecha y comprobar, que algunas de las aportaciones que uno hace, pueden remover la ilusión de algun lector y se decida a ver alguna de estas obras medio olvidadas.
Un abrazote.