Monday, October 6, 2008

¡QUE GRANDE ERA MI TIA!



Casi nadie conoce a la tía, pero al sobrino le vino de perlas el apellido. George Clooney ha llegado a todos los rincones de este pequeño mundo. Su buen hacer, su carisma y su planta, para envidia de muchos, nos ha divertido y nos ha apasionado en la pantalla grande. Muy pronto tendremos ocasión de comprabarlo nuevamente en el inminente estreno de la película de los Cohen. Pero el mérito de su nombre le pertenece por derecho propio a la tía que le quiso y le abrió el camino de la fama: Rosemary Clooney.

Los años triunfales de la cantante Rosemary Clooney fueron los dorados cincuenta. Aquellos años en technicolor, los años en los que América soñaba, y escondía sus pesadillas.
Rosemary, con tan solo diez y ocho años grabó su primer disco para la Columbia, como solista de la Big Band de Tony Pastor. Eran tiempos en los que las bandas recorrían el pais actuando en salas de fiestas de las principales ciudades de EEUU. Rosemary tenía gracia, pero sobre todo una voz prodigiosa y muy pronto pudo desligarse de la banda de Tony Pastor y triunfar en solitario. Esto lo consiguió con una canción bastante extraña escrita por Ross Bagdasarian con letra de William Saroyan titulada "Come On-a My House". Sorpresivamente la canción se aupó a los primeros puestos y Rosemary Clooney comenzó a codearse con cantantes como Peggy Lee, Ella Fitzgerald , Dinah Washington y Doris Day.

Corrían los primeros cincuenta. Las televisiones del pais comenzaban a pulsar las apetencias del público americano. Aparecer en la pequeña pantalla era el mejor vehículo para cualquier cantante. Las frecuentes apariciones de "Rosie", como era popularmente conocida la cantante, le valieron el pasaporte para una pelicula que ha quedado para la historia del cine como un dulce pastel: "White Christmas". A pesar de lo trasnochado de su argumento y la irritante dulzura de sus fotogramas, las canciones de "White Christmas" siguen sonando aun en el siglo XXI, pero especialmente "Love, You Didn't Do Right by Me".

La carrera de Rosie en el cine no fue particularmente un suceso digno de mención. Lo suyo era la voz y eso sí lo hizo bien: "Front This Moment On", "Blue Skies", "Tenderly"...etc. Siguen acariciando lo oídos de muchos, a pesar de los años que nos separan de su momento.

La vida de Rosie sufrió un revés trágico en el año 1968. Ella se encontraba a pocos pasos, en el Hotel Ambassador de Los Angeles, donde su gran amigo Robert Kennedy fue vilmente asesinado. Aquella tragedia la marcó durante mucho tiempo. Su estrella se apagó casi del todo. Estuvo sometida a tratamiento y posteriormente cayó en la drogadicción.

En 1976, su viejo y gran amigo Bing Crosby la convenció para que le acompañase a su gira de los Cincuenta Años. Esta gira fue la última de Crosby, pero supuso el renacimiento de la cantante. La vida pudo volver a su garganta y sus canciones, llenas de nostalgia y sentimiento volvieron a traernos su voz en nuevos formatos.
En 1997 formalizó, por medio del matrimonio, su unión con el amor de toda su vida, Dante DiPaolo a quien había conocido en 1953 cuando trabajaron juntos en la película "Here Come the Girls". Antes había estado casada, dos veces, con el actor José Ferrer, con el que tuvo cinco hijos: Miguel, María, Gabriel, Monsita y Rafael.

Rosemary grabó 25 albumes para "Concord Jazz" y mantuvo una actividad artística muy activa hasta que cayó enferma de cáncer. No pudo superar esta nueva zancadilla del destino. Su muerte ocurrió en Junio de 2002.

2 comments:

Josep said...

Reconozco que no tengo un disco de la Clooney, aunque sí sé de su existencia hace tiempo. Colgué una canción suya del libreto de My Fair Lady en mi sitio.
Pero desconocía toda esa historia y avatares que tú, como por arte de magia ¡hop! has ofrecido tan amable como siempre.

Un abrazo.

Anonymous said...

Es lógico que a Rosie no se la conozca mucho en España, ten en cuenta que su gran época fue en los años cincuenta y dentro de los límites de la "cultura musical americana". Mostrar un poquito de lo que fueron estas figuras me parece positivo, al margen de que guste o no guste. En definitiva, querámoslo o no somos hijos del siglo XX y todo lo que conforma ese siglo es parte de nosotros mismos.
Un abrazote.